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lunes, 20 de septiembre de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 19 setiembre 2021. "La izquierda ha traído su división al gobierno".


 

Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.

 

 

MEDIA COLUMNA

La izquierda ha traído

su división al gobierno

 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

El conflicto principal en el escenario político hoy ha pasado a ser el que enfrenta a la izquierda caviar con la izquierda radical.

 

En sus cincuenta días en el gobierno, Pedro Castillo ha tratado de hallar alguna clase de equilibrio entre ambas facciones, tanto en el gabinete -dirigido en la práctica cada vez más por los ministros de Economía y de Justicia- como en la bancada oficialista en el Congreso, dirigida por el partido.

 

No lo ha conseguido.

 

Durante meses ha prevalecido la idea de que el gobierno de la izquierda es una unidad indisoluble con un plan siniestro para liquidar la democracia y quedarse en el poder, que presentaba por razones de calculada estrategia política la falsa actuación de una pugna inexistente. Este diagnóstico es incompleto. La explicación es simple: el poder no puede tener dos cabezas.

 

El presidente no ha hallado un balance sostenible entre ambas facciones porque no hay una cabeza buscándolo, sino dos. Y cada una procura imponer el suyo. Es un impase político insuperable salvo con la ruptura y la inestibilidad creciente ya es incompatible con la gobernabilidad.  

 

No es, en verdad, ninguna sorpresa. La izquierda ha llevado al gobierno su inveterada e invencible vocación por la división. Y esto ha desembocado en su incapacidad de articular un programa único entre quienes se contentan con tratar de gobernar una nave que conocen mal y quienes, en el delirio trasnochado, quieren refundar la república como si la historia permitiera comenzar desde cero.  

 

No es la primera vez que esto ocurre. La historia de Salvador Allende en Chile es un referente. El experimento terminó cuando, al no haber inversión, la oferta no pudo responder a la demanda generada por el gobierno poniendo al pueblo cada vez más dinero en el bolsillo. Al final, el país se quedó sin dólares y la devaluación masiva disparó la inflación que empobreció al pueblo. Lo mismo hizo Alan en su primer gobierno.

 

Y es lo que se está incubando de nuevo acá. En la minería, que mantiene a flote la economía peruana, el gobierno pondrá un impuesto a la “sobreganancia” y los mineros lo pagarán sin protestar. Pero lo pagarán sacrificando la reinversión de utilidades. Las minas seguirán con la inercia que traen, pero en dos o tres años la exportación disminuirá y los dólares faltarán. Entonces la devaluación llegará. Los mineros saben que pueden esperar. Cuando el gobierno se haya ido, las minas todavía estarán ahí.

 

El presidente Castillo, en suma, está obligado a elegir. Tendrá que escoger con quién gobernar. O dará de tumbos en lo que sigue hasta caer.

 

   

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