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sábado, 27 de diciembre de 2014

ESTA NOCHE sábado 27 diciembre 2014


ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


La opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de este correo o de jorgemorelli.blogspot.com



MEDIA COLUMNA
Lo que piden es igualdad


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Nadie va a leer la ley. Lo que hay que leer es la marcha. Y lo que la marcha está diciendo a gritos es: igualdad de oportunidades.

En efecto, lo que subleva con razón a los jóvenes es que se les pretenda crear un régimen laboral inferior al de los trabajadores formales, que son un 30 por ciento del total, creando una situación que los discrimina por el hecho de ser jóvenes.

Aun si no lo saben, los muchachos están protestando también contra el régimen laboral del 70 por ciento restante de los trabajadores que se encuentran en  la informalidad y sin ningún derecho, y que es la primera y más brutal de las formas de discriminación. Por cierto, todos tienen derecho a la igualdad de oportunidades. Unos y otros van a tomar conciencia de esto y va a suceder más pronto de lo que se cree.   

Está claro entonces que el régimen laboral, cualquiera que sea, tendrá que ser el mismo para todos. Esto es evidente por sí mismo y no necesita demostración.

Aquí se ha querido contrabandear una política para ayudar a las empresas con el pretexto de una reforma laboral. Una política pública nunca debe tratar de matar dos pájaros de un tiro. Por ayudar a las empresas, la política ha multiplicado el problema laboral creando un nuevo estamento.

Haberlo intentado en plena campaña electoral, además, es algo de una insensatez que solo puede atribuirse a ese par de bisoños que son los ministros de Economía y de Producción, que han embarcado al gobierno en este despropósito.

Hacen bien los políticos de la bancada oficialista, por eso, en recapacitar, como los que ya han expresado públicamente que la ley necesita cambios. Aparentemente, la sensatez se abrió camino hasta una reunión con el presidente, Ollanta Humala, y su esposa, la jefa del partido de gobierno, de la que, sin embargo, todo indica que los parlamentarios han salido confundidos luego de asimilar los cambios que su gobierno estaría barajando. Si son los que la prensa menciona, son de risa.

Según El Comercio uno es que la ley se aplique solo a los jóvenes que no tengan estudios técnicos o universitarios. O sea, ya no vamos a discriminar a los universitarios, solo a los que no lo son. Otro sería ampliarle los beneficios –CTS, vacaciones, gratificaciones- al nuevo régimen laboral juvenil. O sea, ya no se sabe para qué se crea el régimen siquiera, como no sea para disimular otro fracaso político monumental y que el Presidente salve la cara en medio de una retirada con fuga de estampida.

La igualdad tendrá que esperar, pues, hasta que un gobierno nuevo, con legitimidad de las urnas, tome el toro de la reforma laboral por las astas -junto con la reforma tributaria que es la otra cara de la misma moneda- y resolver de una vez para siempre la informalidad, que es la discriminación primera.    

Mientras tanto, la renuncia de los ministros de Economía y Producción, que han puesto al gobernante en esta penosa situación, sería lo que corresponde. Pero no va a pasar. Ya nadie quiere el puesto.



REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas, editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.



LIBERTAD ECONOMICA, GLOBALIZACION, REFORMAS, INVERSION



El Comercio
El presidente, Ollanta Humala, volvió a referirse a la ley laboral juvenil y manifestó que la norma es para los jóvenes más vulnerables que no cuentan con tiempo para participar en marchas de protesta. "Esta ley es para proteger a los más pobres… Para la gente que está olvidada", subrayó.
"El problema es que cuando un joven no tiene calificación o acceso a una educación, tienen dificultades para entrar al mercado laboral", agregó. Sostuvo que hay más de medio millón de jóvenes en esa situación.
Pese a la reiterada defensa de Ollanta Humala de la ley laboral juvenil, anoche se realizó una reunión en Palacio de Gobierno en la cual el oficialismo habría evaluado modificarla.



El Comercio
Los integrantes de la bancada de Gana Perú se reunieron ayer hasta la medianoche en Palacio de Gobierno con el presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, en su calidad de presidenta del Partido Nacionalista, a evaluar el cuestionado régimen laboral juvenil.
Importantes figuras del humalismo habían expresado públicamente sus discrepancias, la necesidad de oír a los jóvenes y realizar modificaciones a la ley. En esa línea se encontraban la vicepresidenta de la República, Marisol Espinoza, y los congresistas Daniel Abugattás y Sergio Tejada, entre otros.
Una de las posibilidades que se barajaba era precisar en el reglamento de la ley que esta solo se aplica a los jóvenes entre 18 y 24 años que no tuvieran estudios técnicos y/o universitarios. “Eso está prácticamente decidido”, comentó la fuente.
El otro aspecto que iba a ser parte del debate en el oficialismo es si debía convocarse a una legislatura extraordinaria para incluir las modificaciones.
Otra idea es ampliar los beneficios que podrían recibir los jóvenes que sean contratados bajo este régimen: CTS o gratificaciones.
Para convocar un pleno extraordinario durante el receso de la legislatura existen dos opciones: que el presidente de la República lo solicite o que el pedido cuente con la firma de 78 congresistas.
“El debate va a ser muy intenso en la bancada”, comentó ayer otra fuente antes de la reunión que se inició al promediar las 6 de la tarde, en uno de los ambientes de Palacio.






GOBERNABILIDAD, DEMAGOGIA, AUTORITARISMO, DEMOCRACIA



El Comercio
Hasta el momento no se ha designado al reemplazante del general EP Leonel Cabrera Pino  en la presidencia del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Cabrera Pino podía quedarse como jefe del Comando Conjunto por lo menos un año más. Sin embargo, el presidente Ollanta Humala le habría retirado la confianza porque no habría cumplido con sus metas trazadas.
Fuentes dignas de crédito, indicaron a El Comercio que el militar no habría puesto el “acelerador” en la pacificación del Vraem y tampoco consiguió erradicar el cultivo de hojas de coca según la meta señalada por el presidente.

Se pensaba que el nuevo jefe de las Fuerzas Armadas podía ser el almirante Carlos Tejada Mera, actual comandante general de la Marina de Guerra, pero este ha solicitado su pase al retiro.

sábado, 15 de noviembre de 2014

ESTA NOCHE sábado 15 noviembre 2014



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MEDIA COLUMNA
Olvida el PBI


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Tímido como es, el ministro de Economía, Alonso Segura, soltó una bomba en el CADE. No está muy claro si advierte la exacta magnitud de lo que dijo.

Sorpresiva y distraídamente, anunció lo que el Perú pide a gritos desde hace décadas: una reforma laboral y tributaria que logre detener el avance de la informalidad (que ya pasa del 70%). Es el verdadero horizonte del crecimiento de la economía, aunque no sea para hoy. Lo que dijo el Ministro en su discurso exactamente es que lanzará en los próximos días una nueva ronda de medidas para impulsar la economía. "No puedo adelantar mucho porque aún las estamos discutiendo –precisó (dando cuenta de que al parecer hay resistencia)-, pero son medidas vinculadas a cuestiones laborales y tributarias". Esas fueron sus palabras exactas. Pocas, pero suficientes.

Acto seguido, sin embargo, el bisoño ministro recayó en los ruidos correctos. Agregó, como si tuviera que disculparse, que el Gobierno apostó este año por una política "claramente expansiva" con un impulso equivalente al 0,7% del PBI. En setiembre, precisó, el PBI habría crecido 2.7%, “el doble de los meses anteriores”. Excusas innecesarias.

Olvídate del PBI, es lo que necesitaría escuchar. No importa ya si este año el crecimiento es de 2.7% o menos. El año está perdido de cualquier modo, y el próximo no será mucho mejor. ¿Para qué obsesionarse con el crecimiento de este mes? Piensa en los próximos cinco años. Sienta las bases del crecimiento de mañana. No importa si no ocurre en este gobierno. No importa si no sucede durante esta gestión. Piensa en grande, piensa en el Perú. Haz caso omiso de quienes te dicen que el gobierno depende de ti para hacerse de una bancada que le cuide las espaldas durante el próximo gobierno. Qué importa eso. No mates dos pájaros de un tiro, eso nunca funciona. No tienes que alojar en la mejor decisión de mediano plazo lo que le convenga al gobierno en el corto plazo. No tienes que asumir responsabilidad por las marchas, contramarchas, indecisiones y ambigüedades del humalismo que causaron la desaceleración de nuestra economía, que crecía a todo vapor.  

Los cuatro paquetes anunciados hasta hoy ya no harán la diferencia ahora. Son medidas de una sola vez o modificaciones técnicas, para segmentos del mercado, que nadie entiende y que no convocarán la clase de cruzada ciudadana que hace falta. Por otra parte, permitir la devaluación del sol es muy peligroso porque carece aún de fundamentos tanto dentro como en la economía global, y el BCR resistirá la medida con razón. Bajar los aranceles es correcto en teoría, pero hacerlo en este momento es discutible. Eso siempre beneficia a algunos y perjudica a otros. Se hace cuando las vacas están gordas. No en medio de la crisis para salir de ella. Ahora la grita de los perjudicados será mucho mayor que el tibio apoyo de los potenciales beneficiarios.

Las dos reformas clave –la laboral y la tributaria-, en cambio, sí alinearán a todas las fuerzas del país en la misma dirección.  

Hay un grave déficit de decisión política y de liderazgo carismático en este gobierno ya agotado, un pato rengo al que le queda todavía año y medio y ya no sabe qué hacer para poder irse.

Carpe diem. Este es el momento. Pasa a la acción, toma el liderazgo. De carisma no te hablo, porque no es tu fuerte. Actúa, y habla lo menos posible. Lanza las reformas laboral y tributaria, avanza en eso todo lo que puedas sin mirar atrás. Olvida el PBI. Lo importante es incorporar a dos terceras partes del país a la legalidad y a la tributación. Si te detienen, denuncia que no te dejan hacer lo que el Perú necesita. Y entonces verás caer los muros.



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sábado, 20 de septiembre de 2014

ESTA NOCHE sábado 20 setiembre 2014



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El ayni en que todos
ganan y nadie pierde


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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El 70 por ciento de los empresarios y trabajadores peruanos es informal. En su actividad productiva no paga otro impuesto que el de las ventas. Pero no tiene acceso al capital formal ni al amparo de la ley.

Para contratar a un trabajador de manera formal una empresa paga, por mandato de la legislación laboral, alrededor de 60 centavos adicionales por cada sol que paga en salarios. Nadie contrata formalmente si puede evitarlo. Para hacer posible la transición masiva a la formalidad de los empresarios y trabajadores informales peruanos, hay que llevar a cabo una reforma laboral. La venimos postergando desde hace tres décadas. Modificar la legislación laboral es la única manera de abaratar radicalmente los costos de las empresas aumentando al mismo tiempo el ingreso de los trabajadores.

Formalizarse, sin embargo, va a costarle a las empresas más que permanecer en la informalidad. Para lograr que lo hagan hay que asegurarles que tendrán un beneficio de ello. Las empresas –hay que entenderlo con claridad- solo se formalizará si con ello pueden reducir sus costos. De otro modo, no habrá desinformalización. Para esto hay que reducir y simplificar radicalmente los impuestos, tanto el de las ventas como el de la renta (se ha hablado muchas veces de una tasa de 15 por ciento para ambos, pero podría ser otra).  

De manera que la reforma tributaria es la otra cara de la reforma laboral. Ambas son indispensables para desinformalizar masivamente la economía peruana.

Es al mismo tiempo un canje, un acto de reciprocidad mutuamente beneficioso –un ayni- entre trabajadores y empresas. El trabajador obtiene el amparo de la ley, salarios y beneficios reales. Y la empresa obtiene una reducción de sus costos y un acceso más barato al crédito formal ahora. Si el canje no está minuciosamente diseñado para producir cada uno de esos resultados, fracasará el intento de desinformalizar la economía.

Inicialmente, el Estado es el perjudicado. Ve reducirse los ingresos fiscales por la reducción de impuestos. Para no afectar el equilibrio fiscal, debe reducir transitoriamente el gasto en la misma proporción (o financiar la brecha). Solo transitoriamente, sin embargo, porque la incorporación progresiva a la formalidad de las empresas permitirá recuperar el ingreso y con el tiempo incluso incrementar la presión tributaria más allá de donde se encuentra hoy (los economistas le llaman a esto el efecto Tanzi). El propósito actual, en cambio, de llevar la presión tributaria a más de 16 por ciento con un 70 por ciento de las empresas en la informalidad es o bien irrealizable o nocivo para la economía.

De manera que el ayni tiene un tercer participante, el Estado, que es al mismo tiempo quien debe tomar la decisión política de llevar a cabo las reformas laboral y tributaria que hacen falta. Debe concluir, además, una tercera reforma: desregular para destrabar la inversión privada y pública. La decisión supone riesgos políticos. Pero, curiosamente, un momento como este podría ser adecuado. Al gobierno actual le quedan algo menos de dos años, tiempo suficiente para las reformas. Si el gobierno se resolviera llevarlas a cabo, probablemente la oposición no objetaría ni obstaculizaría que el gobierno adelante las reformas que de todos modos tendrá que tomar cualquiera de los partidos de oposición que llegue al poder. Si con respaldo de la oposición, el gobierno tuviese éxito, podrá reivindicar legítimamente que tuvo el valor de tomar la decisión política correcta en el momento oportuno.

El ayni es el acto de reciprocidad por el que unos mismos recursos mejor repartidos producen el milagro en que todos ganan y nadie pierde.     



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