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MEDIA COLUMNA
Diosas y héroes en Paracas
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
El
puerto de Paracas es lo que la región entera necesita para sacar al extranjero
la producción de los valles de Ica, de Chincha y de Cañete, y de Huancavelica y
Ayacucho, y de sus minas. Hoy solo pueden exportar por el Callao, saturado y
lleno de problemas, si el costo no se los impide de plano. Es un cuello de
botella para el Perú del siglo XXI.
Nadie
se opone ya al puerto como tal, sino solo al embarque de concentrados de cobre
y zinc con el argumento de que contienen arsénico y plomo. El hecho ha sido
estudiado en detalle: en el zinc el plomo es un 0.4%
y el arsénico un 0.02%. En el cobre, el arsénico es un 0.05% y el
plomo 0.04%. Son cantidades ínfimas. Habrá un monitoreo permanente de los
concentrados. Es algo que hay que vigilar con la máxima atención. Pero
renunciar a la exportación de lo que producen las minas es pedir lo imposible
si la región ha de tener un futuro.
No
obstante, algunos héroes y diosas de Paracas convocaron el viernes pasado
a un mitin a las dos de la tarde de un día de verano frente a una oficina del
Estado en Miraflores. Cuatros destacados deportistas -dos veleristas olímpicos-,
tres heroínas de la salud y dos diosas de la televisión produjeron un video en
las redes en el que con todo derecho expresan la opinión de que la Reserva está
gravemente amenazada por una catástrofe ecológica. No hay pueblo en el video, ni
un agricultor, ni un minero, ni un artesano. La única persona con raíces económicas
en el lugar es un pescador, cuyo nombre, a diferencia de los demás, no aparece en
el video. Luego del mitin, las autoridades tuvieron el acierto de recibirlos y
durante cuatro horas explicarles la realidad de las cosas.
A fin
de cuentas, la realidad de las cosas es que hay una linea divisoria que
separa a quienes están por el cambio -que permitiría generar recursos para
proteger mejor la Reserva- de quienes se aferran a un Olimpo sin cambios fuera
del tiempo. Lo que subleva es que esta Paracas weekend experience ocurre semanalmente
al lado de las poblaciones de Paracas y de Pisco que no tienen agua potable. La
operación del puerto permitiría a Paracas generar los recursos necesarios para
invertir al mismo tiempo en el agua potable y en proteger la Reserva. Protegerla,
además, mucho mejor que hoy.
También
los dioses olimpicos generan huella de carbono. En los Panamericanos 2019, por
ejemplo, la huella fue de unas 300 mil TM de CO2. Afortunadamente, una
gran empresa peruana de última tecnología en procesamiento de residuos sólidos
donó bonos de carbono en la cantidad necesaria para que los Panamericanos pudieran
neutralizar su emisión y alcanzar una huella cero. Hoy mismo en Paracas, en cambio, hay factores de
contaminación del mar que nadie vigila. Es necesario preguntar, por ejemplo, si
las residencias de playa frente al mar tienen desague. Porque, si no fuera así,
y lo que hay son silos debajo, los residuos se están filtrando al mar. Y resultaría
irónico que diosas y héroes que habitan en ellas no hayan preguntado nunca por lo
que ocurre bajo sus pies a pocos metros del mar de la Reserva de Paracas.
En suma, en Paracas no existe un solo interés publico -la
conservación de la Reserva- enfrentado a un interés privado –el del puerto-.
Son dos intereses públicos de primera magnitud –uno, la Reserva y el otro
la región- que necesitan un balance adecuado. Es falso que ambas prioridades estén
reñidas entre sí. Ese equilibrio es indispensable y es posible.
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