ESTA NOCHE,
donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.
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ü Ricardo Lago: “…mi pronóstico para el PBI en
2016 es 1.5% o menos”
ü El Comercio, editorial: “Al margen del
respeto profesional que se merecen los miembros del Consejo Fiscal, su futuro
trabajo es un saludo a la bandera”
ü
Hernando de Soto: “Para que la vida y la empresa
prosperen tenemos que crear una distinción clara entre el mundo externo y
disperso y el ambiente interno donde las cosas pueden ser organizadas y
reparadas”
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MEDIA COLUMNA
La economía se derrumba,
pero nadie escucha
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
La economía peruana se desploma, y todos se hacen los
desentendidos. ¿Hasta dónde va a llegar esta irresponsabilidad?
El BCR solo
critica al gobierno cuando las cosas ya se han puesto color hormiga. Esta
semana, señaló dos perlas nuevas: primera, que el precio de la electricidad
está indexado al dólar, cuando los insumos de la electricidad no son importados
y, por lo tanto no hay excusa alguna para que la tarifa esté atada al tipo de
cambio.
Y
la segunda, que el precio del petróleo cae en el mercado mundial, pero no en el
Perú.
El
BCR denuncia ambas irregularidades porque alimentan la inflación y el BCR tiene
el mandato constitucional de mantenerla a raya. Eso ya fue, sin embargo. La
inflación atravesó hacer rato el techo del BCR (3%) y se encuentra ya en 4%.
¿Quién
tiene la culpa? El Estado peruano. Por ejemplo, mientras la recaudación
fiscal se ha desplomado en casi 17%, el Presupuesto 2016 ha aumentado en casi
7% y el déficit fiscal ya es de 2.5% del PBI. Para financiar su gasto, el Estado le roba a los peruanos en el precio de la
electricidad y de la gasolina, cuando ni siquiera tiene un pretexto para ello. Engaña
al pueblo. Y tampoco tiene siquiera una
explicación, que no se atreve a dar. Ha tenido que confesarlo el BCR para que podamos saberlo.
Para
frenar la inflación, el BCR procede a actuar por su cuenta, entonces, y aumenta
la tasa de interés en soles (a 3.75%), pero siempre por debajo de la inflación. Con lo que frena el crecimiento de la economía, que ya solo será de 1.5% en 2016,
según pronostica el economista Ricardo Lago.
Tener
soles -nuestra moneda, de la que estábamos tan orgullosos- ya es perder plata.
Esto, a la espera de que la FED americana suba, a su vez, la tasa de interés
del dólar este jueves, con lo que tener soles será perder más plata aún.
Gastar
más de lo que ingresa es la más segura receta para la quiebra. El famoso consejo
del señor Micauber a David Copperfield en la novela de Dickens era muy simple:
ingreso dos peniques, gasto tres peniques: pobreza. Es lo que estamos haciendo.
Y
es la causa de la inflación, que ya agrava la devaluación que luego retroalimenta
la inflación en una espiral, como ocurrió en el pasado.
Pero,
pese al clamor de los que saben, nadie repara en ello porque estamos
entretenidos haciendo política.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las
siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas,
editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo
como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.
LIBERTAD ECONOMICA,
GLOBALIZACION, REFORMAS, INVERSION
Peru21
Pronósticos y realidades
Ricardo Lago
Entre 2002 y 2011, la economía peruana creció
6.2% por año, la tasa promedio más alta en cualquier período de diez años
consecutivos desde 1930. Le sigue el decenio 1957-1966 (Prado-P.
Godoy-Belaunde) en que la economía creció 6.1% por año. Pueden verificar los
datos en el portal del BCR –desde 1951– y completar el período con
los cálculos de Bruno Seminario en su monumental reconstrucción de las series
del PBI desde 1700.
Para los que gobernaron entre 2002 y 2011, el
dinamismo de la economía fue cosecha exclusiva de sus reformas, pero el hecho
es que tuvieron la fortuna de gobernar durante uno más de media docena de
episodios de bonanza que ha vivido el Perú (guano, salitre, caucho, harina de
pescado y minería). Hay que reconocerles, no obstante, su cauteloso ahorro de
parte del maná que nos trajo el irresistible ascenso de los commodities. Gracias
a ello, el Perú está ahora en mejor posición financiera que otros emergentes.
Reformas, las hubo en educación, energía y los TLC. En el resto de
mediocre a mal.
Entre 2002 y 2011, las exportaciones
aumentaron de 8 mil a 46 mil millones de dólares; es decir, se duplicaron cada
cuatro años. La mejora de precios explica tres cuartas partes, en tanto que el
crecimiento en las cantidades –toneladas de cobre, etc.– solo el cuarto
restante. El 6.2% de crecimiento del PBI es inexplicable si uno quita
el viento a favor de los precios; en cuyo caso la tasa apenas hubiera alcanzado
al 3-4%.
De haberse mantenido la tendencia, hoy las
exportaciones habrían alcanzado los 90 mil millones de dólares. Pero la racha
cambió de signo; la cifra probable para 2015 es 35 mil millones, es decir, 55
mil por debajo de los 90 mil. Estamos, por tanto, ante un shock negativo y
continuado del tamaño del PBI de un trimestre. Lo único que me
sorprende es que el PBI ande todavía por el 2% y no en números rojos.
¿Y qué nos depara el 2016? En el frente
externo asoma una nueva crisis financiera; el eslabón más débil de la cadena es
el mercado de bonos basura, cuyo colapso, ya en marcha, es el anticipo. En el
interno, continuará el incompleto ajuste al descomunal lucro cesante de
divisas; además, habrá que seguir absorbiendo la penuria del desinfle de las
burbujas inmobiliaria y de otros activos, y la mora en los créditos bancarios
que nos dejó esta reedición del cuento de la lechera. Hasta ahora, el BCR ha
contribuido con generosas inyecciones de reservas y créditos, pero la inflación
ya avisa y las reservas son preciosas. Hay otros factores de riesgo –como El
Niño y las elecciones–, por lo que mi pronóstico para el PBI en 2016
es 1.5% o menos.
El Comercio, editorial
El anuncio de lo que será el Consejo Fiscal
significa reconocer un descuido por parte del Ministerio de Economía y Finanzas
(MEF) en el manejo fiscal. Y es que un déficit estructural estimado en 2,5% del
PBI es algo de lo que no se puede alardear.
El resultado económico es la diferencia entre
lo que el gobierno gasta y lo que ingresa en sus cuentas fiscales. Los ingresos
declinan cuando baja la rentabilidad de las empresas. Si ganan menos, pagan
menos impuestos. Según la Sunat, entre enero y noviembre de este año, la
recaudación en el Impuesto a la Renta registró una caída real de -16,8%.
No hay duda de que la cotización de los
metales tuvo un fuerte impacto (pues solo en ese sector la recaudación fue
-63,1% menor). No obstante, era previsible, ante lo cual se debieron tomar
medidas concretas.
Lamentablemente el gobierno no hizo lo que
tenía que hacer. No alentó la inversión, permitió la paralización de varios
megaproyectos mineros y subió el gasto sistemáticamente.
El resultado está a la vista. Este año el
déficit será de 2,5% del PBI y la inflación ya superó el 4%. El Banco Central
de Reserva (BCR) está tomando medidas para recuperar la estabilidad de la
moneda, pero eso a su vez tendrá un impacto sobre el crecimiento de la
economía. Si la economía no crece, tampoco lo hacen los ingresos (aunque, para
este gobierno, sí hayan aumentado los gastos).
En ese sentido, el recientemente designado
Consejo Fiscal parece más un pedido de ayuda que el resultado de una política
económica clara y con liderazgo. Ante una crisis inminente no se pueden
constituir comités de asesoría. Se tiene que tomar acción.
Al margen del respeto profesional que se
merecen los miembros del Consejo Fiscal, su futuro trabajo es un saludo a la
bandera. Según el Decreto Supremo 287-15-EF, deberán emitir opinión sobre “la
razonabilidad de las metodologías y supuestos utilizados en las proyecciones
macroeconómicas” del MEF. Es decir, parece que las que utiliza el ministerio no
son idóneas, por lo que quieren una asesoría externa.
El Consejo Fiscal emitirá también opinión
sobre la modificación y cumplimiento de las reglas fiscales previstas en la
ley. En otras palabras, el ministerio no cuenta con personal que pueda
controlar cómo se hacen los cálculos en materia fiscal.
Pero, entonces, ¿cuál es la tarea del MEF?
Según su Ley Orgánica, ejerce la rectoría de los sectores de Presupuesto
Público y Tesorería, entre otros. También coordina las acciones de control en
sus unidades orgánicas y formula, propone y evalúa las políticas de su sector.
Si estas tareas se cumplieran con eficiencia,
sería innecesario un consejo que las revise, para dar, además, una opinión no
vinculante. El Consejo Fiscal se creó al amparo de la Ley de Fortalecimiento de
la Responsabilidad y Transparencia Fiscal (Ley 30099) del 2013. Dos años
después recién se establecen las disposiciones para su realización.
No solo el gobierno tuvo una lentitud
paquidérmica en su propio enfoque del control de gestión fiscal. Su iniciativa
se realiza a medio año del cambio de mando. Está por verse, entonces, si el
próximo gobierno estará de acuerdo con mantener las modificaciones que hizo la
actual gestión a su medida y semejanza con la Ley 30099.
En realidad, a la luz de los resultados,
tendrá que revisarse toda la actuación gubernamental en materia de cuentas
fiscales. Ante un déficit de 2,5% para este año y uno de por lo menos 2% para
el próximo –según los cálculos del propio MEF–, es una tarea ineludible
replantear con mayor seriedad y eficiencia el control del gasto público y la
disciplina fiscal.
Ningún Consejo Fiscal reemplazará lo que se
necesita: liderazgo e ideas claras sobre qué hacer. Tenemos que revertir la
caída de la producción, reducir el déficit fiscal y controlar la inflación. La
inacción es la peor receta.
El Comercio
CADE: candidatos sin fronteras
Hernando de Soto
En el último CADE la
mayoría de nuestros candidatos presidenciales hizo hincapié en el problema de
la informalidad. Claro, no se puede ser un país del Primer Mundo si no
encontramos la manera de ordenarnos bajo el imperio de la ley formal.
Ahora falta saber qué es lo que cada uno de ellos
entiende por formalidad: el derecho a emprender actividades económicas dentro
de espacios grandes y abiertos, creados y protegidos por el poder político, o
dentro de espacios más bien chicos y cerrados, creados por contratos privados y
protegidos por fronteras fungibles.
En mi experiencia los espacios grandes y sin fronteras
son difíciles de manejar. Todos los sistemas vivos, sean creados por Dios (la
vida) u organizados por el hombre (el progreso económico) surgen dentro de
fronteras internas, es decir, en espacios resguardados con linderos claramente
definidos. Ya sea que hablemos de células, moléculas, órganos, computadoras o
grupos sociales, todos están controlados y delimitados ya sea por una
membrana, epidermis, pared o un derecho de propiedad.
Por el contrario, el espacio abierto donde no hay
fronteras, sea este el entrópico universo o el mercado global, es un espacio
turbulento, difícil de defender contra agresores externos y poco propicio para
la producción organizada. Es el caso de los que viven en los espacios abiertos
e ingobernables del mercado, donde el Estado no les ofrece un lugar envuelto
por una membrana legal que filtre los rayos nocivos del universo y permita
pasar aquellos que nutren y dan luz y calor.
De acuerdo con la segunda ley de termodinámica, todos
los objetos que se mueven en espacios abiertos van a tender inexorablemente
hacia el desorden. Para que la vida y la empresa prosperen tenemos que crear
una distinción clara entre el mundo externo y disperso y el ambiente interno
donde las cosas pueden ser organizadas y reparadas.
Esta es la razón por la cual Charles Darwin, el padre de la evolución
orgánica, sugirió que la vida podría haber empezado en una “pequeña laguna
tibia con distintas variedades de amoníaco y sales fosfóricas, luces, niveles
de temperatura, electricidad, etc.”, donde las moléculas pueden ser
constituidas y perfeccionadas hasta crear complejas formas de vida. Es dentro
de estas pequeñas lagunas que desarrollamos el tejido conector que ayuda a las
células a unirse, coordinar e intercambiar información.
Cuando una célula no puede conectarse, muere –un
proceso que en griego se llama ‘anoikis’, o sea, fallecimiento por no tener su
hogar–.
No se puede empoderar a los millones de peruanos informales
–por ejemplo, los que dependen de la pequeña y mediana minería– si solo
reconocemos su derecho a masificarse, como si fueran ladrillos que solo tienen
significado cuando son cimentados dentro de un muro, como lo cantó Pink Floyd.
No, señor: el capital, la mano de obra y los recursos no se organizan “allá
fuera” donde las cosas flotan sin rumbo, sino “aquí dentro” donde podemos
embalarlas, transferirlas y juntarlas hasta que nos sean útiles y así crear
plusvalía desde la nada. Análogo a cómo los límites pegajosos de las moléculas
les ayudan a adherirse con otras para producir vida cada vez más compleja y
sofisticada, la ley produce contratos que hacen que las empresas se puedan
“pegar” las unas a las otras. Aquí, dentro de las empresas, donde podemos
superar la pobreza compartida y cooperar con peruanos desconocidos, en la
patria grande, donde escalar clases no es mal visto.
No esperemos buenos consejos de los politólogos y
economistas de Occidente. No se acuerdan de la diferencia entre fronteras –ni
las fronteras de la soberanía ni aquellas de la propiedad–. Han olvidado que
las primeras llaman a las emociones y las segundas a los intereses. Un
indicador es que hace menos de un mes el presidente francés, François Hollande, pensando solo en
fronteras externas, declaró la “guerra al terror” al igual que lo hizo el
presidente George W. Bush hace 14 años. Me indigna el
terrorismo, como todos lo saben, pero me temo que dieron en la yema del gusto
al Estado Islámico, pues las guerras de hoy implican cruzar fronteras étnicas,
sociales y sentimentales. Es decir: estimulan el patriotismo de los “invadidos”
y dirigen la atención de los árabes hacia sus diferencias con Occidente en vez
de sus aspiraciones por asemejarse a él.
Mientras tanto, los terroristas árabes parecen entender
algo de fronteras internas, pues andan redistribuyendo propiedad conquistada en
beneficio de las mayorías (aunque lo hagan en forma criminal, injusta, cruel y
antieconómica).
Hay que felicitar a los candidatos que han colocado a
la informalidad como un tema central. Desde su sombra provienen los conflictos
sociales, la violencia, la corrupción y el estancamiento económico del país. No
hay que distraerse: nuestro problema fronterizo no es con los países vecinos.
Esas fronteras soberanas las cerraron Pancho Tudela y otros peruanos
inteligentes que supieron convertir tragedias bulliciosas en glorias
silenciosas.
Ahora toca a los que no se han cansado de hacer
política cerrar las fronteras internas como lo hizo Occidente para llegar a ser
la región más desarrollada y humanizada del mundo. Eso de “Perú país del Primer
Mundo” llegará solito.
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