lunes, 21 de marzo de 2016

ESTA NOCHE lunes 21 marzo 2016



ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MENU DEL DIA


ü  En La Rinconada, Sandia, Puno, a cinco mil metros de altura, Keiko Fujimori anunció que, luego del fracaso del programa de formalización de los mineros, es necesario derogar los decretos dictados por este gobierno en el 2012 y comenzar nuevamente desde cero

ü  El Jurado Electoral Especial (JEE) Lima Centro 1 dejó al voto el proceso de exclusión contra Keiko Fujimori. “Ni los huevos ni las piedras ni los insultos ni las tachas o pedidos de exclusión van a parar nuestra campaña electoral”, respondió la candidata de Fuerza Popular

ü  "Para cada barrio, tenemos 15 cajas de cerveza, también la cañita pura y también la coquita. Con eso ha venido Pedro Pablo Kuczysnki", dijo el presentador en Sapallanga, Junín

ü  Verónika Mendoza anunció que hasta que acabe la proceso electoral no se someterá a un peritaje grafotécnico que confirme o descarte si escribió en las agendas de Nadine Heredia


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Jorge Morelli
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Cuando el Congreso aprobó  la Ley que regula este desastroso proceso electoral, rápidamente fue evidente que era imposible que algunos de sus artículos entraran en vigencia en este proceso electoral.

Hubo entonces un primer forcejeo para que el Congreso resolviera cuáles entrarían en vigencia y cuáles no. Habría sido el camino formal.

No obstante, más por razones prácticas que jurídicas, fue el Jurado Nacional de Elecciones quien tuvo que asumir la responsabilidad de decidir la espinosa cuestión.

Fue en esas apuradas circunstancias que se resolvió que para este proceso electoral debía regir el artículo relativo a la novedosa prohibición de entregar dádivas a los electores.

Era obvio, en este caso, que la divulgación de una norma de tal envergadura, de tan desmedido impacto y tan reciente vigencia, como sería la prohibición terminante de entregar dádivas -y de sancionar su incumplimiento con la exclusión del candidato del proceso- podía convertirse en una cuestión peligrosamente crucial para el proceso electoral como tal

Sobre todo en un medio en el que el regalo juega un papel fundamental en las relaciones sociales tradicionales de amplios sectores de la población.

Sin embargo, la realidad fue olímpicamente ignorada. El gobierno no dio ninguna publicidad a la norma. Tampoco el poder legislativo. Menos aun las autoridades electorales.

Es un principio jurídico que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. Pero está claro, al mismo tiempo, que la publicidad es un requisito indispensable para el cumplimiento de la ley.

Las consecuencias de estas decisiones fallidas en el proceso electoral tienen, pues, responsables que en su momento serán identificados por la opinión pública.  



REPORTE DE NOTICIAS en Internet
 Las siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas, editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.



AGUA, MINERIA, CONFLICTOS AMBIENTALES, REGIONALIZACION



El Comercio
La candidata presidencial Keiko Fujimori (Fuerza Popular) visitó ayer Puno por tercera vez en la campaña electoral. Pero en esta ocasión no se quedó en Juliaca o fue a Ilave o Desaguadero, como en sus anteriores viajes a la región.

Keiko Fujimori en la provincia de Sandia, en el centro poblado La Rinconada, a más de 5.000 m.s.n.m., donde miles extraen oro informal.

Nada menos en que La Rinconada, a cinco mil metros de altura, donde se hallan los mineros a quienes el gobierno ofreció formalizar, Keiko Fujimori criticó en sus mítines el programa de formalización del humalismo. Según dijo, de los casi 400 mil mineros informales del país, siete se formalizaron mediante este programa.
Recordó además que el plazo que el Ejecutivo dio a los mineros informales e ilegales para formalizarse vence en unas semanas. “Dentro de pocos días se acaba el proceso, y 399 mil 990 personas van a ser consideradas ilegales”, recalcó.
Para Fujimori, el proceso del Ejecutivo ha fracasado y debe replantearse, lo que propone hacer en un eventual gobierno de Fuerza Popular. 
Consideró necesario derogar los decretos del Ejecutivo dictados por el Ejecutivo en el 2012 para combatir la minería ilegal y formalizar a los mineros.
“Vamos a trabajar por una verdadera formalización. Tenemos que empezar de cero y tenemos que hacer esa formalización desde acá, trabajando con la gente, con sus dirigentes, para poder lograr el proceso de formalización”, anunció.






ELECCIONES, PARTIDOS, ENCUESTAS, MEDIOS, PSICOSOCIALES



El Comercio
El Jurado Electoral Especial (JEE) Lima Centro 1 dejó al voto el proceso de exclusión contra la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori. La audiencia del proceso se inició con las exposiciones de Malzon Urbina y el congresista Heriberto Benítez, que presentaron recursos contra la candidata. A ambos les siguió el personero legal de Fuerza Popular, el parlamentario Pedro Spadaro.
En su intervención, Spadaro argumentó que el colectivo "Factor K", que organizó el evento en donde Keiko Fujimori habría dado dinero, no es parte de la estructura orgánica de Fuerza Popular. Añadió que los líderes de "Factor K" no son militantes ni tampoco quien donó el dinero para el evento del sábado 14 de febrero. Remarcó, en línea con ello, que el pedido de exclusión de Keiko Fujimori es político.



El Comercio
Keiko Fujimori, candidata a la Presidencia, aseguró que se presentarán más tachas y pedidos de exclusión contra su candidatura conforme se acerque el 10 de abril, día de las elecciones.
“Ni los huevos ni las piedras ni los insultos ni las tachas o pedidos de exclusión van a parar nuestra campaña electoral”, expresó.



El Comercio
Ayer se difundió un video en el que se escucha decir al animador de la celebración del “Aschu Tatay” en el distrito de Sapallanga, en Huancayo (Junín), en enero de este año, que PPK no llegó con las manos vacías. "Para cada barrio, tenemos 15 cajas de cerveza, también la cañita pura y también la coquita. Con eso ha venido Pedro Pablo Kuczysnki", dijo.
PPK declaró al respecto que  no regaló cajas de cerveza durante un mitin. “Subí al estrado a dar un pequeño discurso y ahí el animador o candidato al Congreso dijo que ellos iban a regalar cerveza y licor. Inmediatamente yo me fui, yo no regalé absolutamente nada", expresó PPK. "Yo no entregué las cajas de cerveza, yo me fui. Me sorprendieron con esto y me fui inmediatamente. Martín Vizcarra (su jefe de campaña e integrante de su plancha] es testigo de eso. Bajamos del estrado, nos despedimos y chau", remarcó.



El Comercio
Un informe del programa "Mira quién habla" de Willax TV recogió la opinión de un perito grafotécnico, quien comparó una de las letras no identificadas en las agendas de Nadine Heredia con un escrito de la candidata del Frente Amplio, Verónika Mendoza.
Verónika Mendoza volvió a negar hoy que su letra esté en las agendas de la primera dama. “Ahora pretenden involucrarnos con los manejos turbios de dinero de la señora Nadine Heredia. No he tenido nada que ver”, enfatizó.
No obstante, añadió que hasta que acabe la campaña electoral no se someterá a un peritaje grafotécnico que confirme o descarte si escribió en una de las agendas. Aseguró que colaborará con el Ministerio Público en caso de que la convocque.
“Con los manejos de dinero de la señora Nadine Heredia y el Partido Nacionalista Peruano nunca tuve nada que ver […] Me vi decepcionada y renuncié”, anotó.



El Comercio
Nadine Heredia cuestionó la denuncia contra Verónika Mendoza, acusada de haber escrito en una de las agendas.
En su cuenta de Twitter, Heredia dedicó varios mensajes al tema de Verónika Mendoza. "[Es] Cortina de humo para no investigar la agresiva campaña de Keiko regalando dádivas por votos como le enseño su padre", escribió.



El Comercio
De acuerdo a GFK, Keiko Fujimori lidera las preferencias con 33,8% y PPK se ubica segundo con 15,9%. Les siguen Barnechea con 11,8% y Barnechea con 7,5%.
La candidata de Fuerza Popular superaría a Pedro Pablo Kuczynski (PPK), líder de Peruanos por el Kambio, si ambos llegaran a la segunda vuelta, de acuerdo a GFK. El sondeo, difundido el domingo en "Sin medias tintas", revela que Fujimori alcanzaría 39,9% en un posible balotaje, mientras que Kuczynski tendría 38,8%.
También superaría en un eventual balotaje a Verónika Mendoza (Frente Amplio) con 44,3% sobre 30,6%.
En caso de enfrentar a Alfredo Barnechea (Acción Popular), ganaría con 44,2% contra 31,6%.
En el simulacro de votación de Ipsos, publicado hoy por El Comercio, PPK superaría a Keiko Fujimori en una posible segunda vuelta con 43% contra 41%.



El Comercio
La más reciente encuesta urbano-rural de El Comercio-Ipsos revela que el antivoto de la candidata presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, experimentó un crecimiento de 6% en menos de un mes. El estudio apunta que el 46% de ciudadanos definitivamente no votaría por la aspirante presidencial fujimorista en los próximos comicios. El pasado 22 de febrero, la encuesta de El Comercio-Ipsos había mostrado que un 40% definitivamente no votaría por Keiko Fujimori.
Un 69% de votantes afirmó que definitivamente no votaría por el candidato presidencial de Alianza Popular, Alan García, en las elecciones del 10 de abril próximo. El antivoto del líder aprista aumentó dos puntos porcentuales respecto a febrero, donde registró 67%.
La candidata presidencial del Frente Amplio, Verónika Mendoza, registra 36% de antivoto, tres puntos más que en febrero .
El 35% de encuestados manifestaron que definitivamente no votarían por PPK, lo que denota ser una reducción de tres puntos respecto al mes anterior.
Por último, el antivoto de Alfredo Barnechea, candidato de Acción Popular, se redujo a 32%, pues en febrero registró 34%.



El Comercio
El candidato presidencial de Peruanos por el Kambio, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), obtendría un 43% de los votos en una eventual segunda vuelta con su contendora de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, quien llegaría a 41%.
Según la encuesta nacional urbano rural de El Comercio-Ipsos, en una segunda vuelta entre PPK y Keiko Fujimori, un 12% votaría en blanco o viciado  y un 4% no precisa aún su alternativa.
En tanto, si Keiko Fujimori se enfrentase al candidato de Acción Popular, Alfredo Barnechea, en una hipotética segunda vuelta, la representante de Fuerza Popular llegaría a 41%, mientras que su contendor, a 40%. Votarían en blanco y viciado un 14% y no saben por quién, un 5%.
Por otro lado, en una segunda vuelta entre la candidata naranja y Verónika Mendoza, Fujimori Higuchi obtendría 42% y su contendora del Frente Amplio, 40%. Un 14% votaría en blanco o viciado y un 4% no detalla su opción.
Si Keiko Fujimori y Alan García se enfrentasen en una segunda vuelta, la candidata de Fuerza Popular llegaría a 47% y el líder aprista, a 19%. Un 29% votaría en blanco o viciado y un 5% no sabe aún su alternativa.
Ficha técnica: Muestra: 1.792 personas. Nivel de representatividad: 82,1% de la población electoral urbana y rural del Perú. Fecha de aplicación: Del 15 al 17 de marzo del 2016. Margen de error: +/-2,3%. Nivel de confianza: 95%.



El Comercio
La candidata presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, dijo que sería "muy intensa" una eventual segunda vuelta contra su contendor de Peruanos por el Kambio, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), debido al empate técnico que protagonizan.
"Habría un empate técnico, lo que hace que sea una segunda vuelta mucho más intensa y permitirá que quienes lleguen a la segunda vuelta, [...] puedan debatir de ideas, propuestas y planes de gobierno", expresó Keiko Fujimori desde Puno.
Keiko Fujimori reiteró su rechazo a actos de violencia en contra de su candidatura presidencial. "Que hay grupos que discrepan de Fuerza Popular, totalmente de acuerdo. Pero lo que no podemos aceptar es que hayan golpes, huevos, piedras y palos", cuestionó.
En línea con ello, la candidata de Fuerza Popular volvió a hacer un llamado para que sus detractores, en vez de criticar su postulación, apoyen cualquier otra. "Son varios los candidatos que están en la campaña, así que espero que puedan usar esa energía a favor de una candidatura y no en contra", refirió.



El Comercio
Fuerza Popular tendría la bancada más numerosa en el próximo Congreso. Según el reciente simulacro nacional realizado por El Comercio-Ipsos, la agrupación de Keiko Fujimori logra el 23,4% de los votos emitidos. Los votos válidos de la agrupación alcanzan 36,1%, acorde al simulacro hecho.
Respeto a preferencias congresales, a Fuerza Popular le sigue Peruanos por el Kambio, con 12,4% votos emitidos. Los votos válidos del partido de PPK llegan a 19,1%.
En tanto, Acción Popular tiene 7,9% de votos emitidos en el simulacro de votación, mientras que Alianza Popular llega al 6,7% de esos mismos votos.
La lista al Congreso del Frente Amplio también cuenta con 6,7% de respaldo, mientras que la de Alianza para el Progreso (APP) obtiene el 3,2% de los votos emitidos.
Se debe tener en cuenta que los partidos que compiten en estas elecciones obtendrán curules en el Parlamento si es que superan la valla electoral de 5% establecida en la vigente ley.



Expreso
Entrevista a Hugo Neira
-¿Qué ha pasado para que en estas elecciones triunfe la antipolítica, es decir el antiaprismo, el antifujimorismo o el anti- PPK, si el que va adelante en las encuestas o el que va a ganar no es de su agrado?
Nada que no sepamos, ¿no? Hay un sector muy grande que no quiere sino un presidente a su agrado. Pero esas exigencias son buenas cuando vas a un restaurante o a un cine. Lo que cuenta no es quien gane, sino que haya elecciones. La democracia es una consulta, en la que forzosamente da lugar a mayorías y minorías. Para soportar su incertidumbre se precisa de fair play (juego limpio). Pero eso nos falta. También en los estadios cuando al equipo de nuestros amores lo están goleando. Está claro que el fútbol y las urnas están hechos para pueblos flemáticos como el inglés. Esa vaina nos cuesta. Con eso respondo a la segunda parte de su pregunta.
La primera es lo de la antipolítica. Mire, esa tendencia tiene una historia. Arranca con Alberto Fujimori, cuando hablaba de la partidocracia. Ahora bien, del 90 a la fecha han pasado 26 añitos. E incluso el libro excelente de Carlos Iván Degregori sobre la antipolítica ha envejecido. Creo que hoy es un mito. Nunca ha habido más candidatos presidenciales y al Congreso, etc. Pero hay una manera de hacer política que consiste en hablar de la antipolítica. Se parece a cuando las primeras vendedoras ambulantes, fuera de los mercados formales, igual vendían en sus mercadillos. Todo el Perú está politizado e inventan sus partidos. Dejemos de mentirnos.
–En esa perspectiva, ¿cómo es eso de que es mejor que esté vacío el sillón de Palacio de Gobierno a que en él se siente la hija del Chino (Keiko Fujimori) y menos aún lo ocupe Alan García, como usted lo señala en una columna?
¿Se refiere a mi artículo en El Montonero?
–Y que también está en su blog.
Vale la pena recordar el título del artículo: “El sillón vacío”. Era una metáfora. No un deseo. Le agradezco esta pregunta, me permite aclarar malentendidos. No estaba diciendo que nadie debe gobernar, sino que ha quedado herida la legitimidad. Por lo demás, eso lo está diciendo todo el mundo, hasta los recién llegados de la OEA. Escribir sobre política limeña es un género costumbrista. Y a mí me encanta, y acaso al lector, recurrir a giros satíricos, es decir a escribir como habla la gente. Con sus malas palabras. Por lo demás, yo no digo jamás “la hija del Chino”, digo la señora Keiko. Con más razón con Alan García, que es mi amigo. Estaba parodiando a lo que piensa y dice mucha gente. Exhibiendo sus prejuicios. No mis sentimientos. Y en esa frase, “que se siente la hija, etc.”, no hablaba yo. Soy sociólogo. O sea, observador. Recojo entonces el aire del tiempo, dicen los franceses, el Zeitgeist se dice en alemán. Se capta, no está en las encuestas. No escribo solo lo que yo pienso, me atrevo a decir lo que otros sienten. Con humor, que buena falta nos hace, crónicas de creencias, prejuicios y leyendas urbanas que en Lima abundan. ¿Ok?
–¿Cuál es la responsabilidad del gobierno y del Congreso de hacer tantas reformas electorales y reglamentarismos torpes que obviamente han generado el desmadre que observamos?
Toda. ¿El gobierno? Vaya, no nos enteramos. Pase lo que pase, la vacancia presidencial cesa el próximo 28 de julio. Y el Congreso. La reforma electoral, del último minuto. La embarraron.
–Hay voces que señalan que en el Perú no solo se vota con el corazón y el cerebro sino con el hígado. Y estos últimos, los hepáticos, que al parecer son mayoría, detestan la política, odian a los partidos. ¿Cualquier reforma que ordene las futuras elecciones no debería tomarlos en cuenta?
Voces no. Lo dice Carlos Meléndez en sus crónicas. Lo digo yo y medio Lima. Sí pues. Ahora bien, mi postura es respetar la opinión del otro, aun si vota sin razonar, eso quiere decir con el hígado. Pero la democracia, mi querido amigo, se funda en el ciudadano racional y responsable. Si él falla, todo el sistema vacila. Tener votantes no significa tener ciudadanos. ¿Y quién tiene la culpa de eso? Los individuos no pasan a la categoría de ciudadanos porque las instituciones no respetan sus derechos. Mientras no se renueve el Poder Judicial, no tenemos ciudadanos sino súbditos, lo han dicho varios: Sinesio López, Eduardo Dargent. Y por mi parte, insisto y firmo.
–Esta confrontación entre el partido de los anti o de los hepáticos, ¿qué es lo que en realidad quiere para el Perú? ¿Deslegitimar las elecciones so pretexto de la exclusión de César Acuña y Julio Guzmán?
Eso está claro, ¿no?, lo de deslegitimar las elecciones. Lo de que quieran algo para el Perú, es usted generoso. Es en lo último que esas corrientes de voto emotivo piensan. ¿En el bien común? ¿En el interés general? Por favor. Esos principios les parecen huevadas. Gracias a ellas, y no repito la palabra lisurienta, han progresado otras naciones. Pero ya sabemos, un peruano no tiene nada que aprender de otro país. ¡Somos lo máximo!
–¿O no estarán ya agotados los partidos históricos, encabezados por el Apra, incluido obviamente Acción Popular, el Partido Popular Cristiano y la izquierda tradicional, que vienen de las repúblicas oligárquica, populista y democrática?
Puede que sí, es una hipótesis. Pero eso deben determinarlo esos casi 23 millones de votantes. No unos cuantos. Lo de las repúblicas, no lo entiendo. Comenzamos desde hace poco a tener vida republicana, ya van cuatro periodos de cambiar de presidente sin agarrarse a tiros. Res publica. La oligarquía era un estrato social. Lo de populista es una manera de hacer política. Lo de democrática puede ser derechas e izquierdas.
-El politólogo Carlos Meléndez sostiene que en esta campaña se observa en el Apra “la fe de los sobrevivientes”, y que el fujimorismo va camino a convertirse en el aprismo del siglo XXI.
Tiene razón. Como ve, el cambio generacional en las ciencias políticas está garantizado. Pero, le haría una serie de reparos. A diferencia del Partido Aprista de los años treinta, no tiene mesianismos, ni fervores debido a las persecuciones, lo que lo hace de otro humor. Y como condición social, es totalmente nuevo y diferente. Clases emergentes, sectores fragmentados, gente de pymes que no tienen solidaridad entre ellos. El aprismo fue un partido de obreros, artesanos, empleados públicos y clases medias profesionales y que, en general, vivían modestamente. Hoy no. Todos nos estamos enriqueciendo. El pueblo aprista era más chiquito.






LIBERTAD ECONOMICA, GLOBALIZACION, REFORMAS, INVERSION



Brookings Institution
¿Qué herramientas le quedan a a la FED? Parte 1: Tasas de interés negativas
Ben Bernanke
La economía de EE.UU. está creciendo y creando puestos de trabajo, una situación que, espero y deseo, vaya a continuar. No podemos descartar la posibilidad, sin embargo, deq ue en algún momento de los próximos años nuestra economía crecerá más lentamente, tal vez de manera significativa. ¿Cómo la Reserva Federal debe responder? ¿Qué hay en la caja de herramientas monetaria? En este y en un artículo posterior voy a discutir algunas de las opciones de política que la Fed podría considerar; en principio, tasas de interés negativas.
Para anticipar, voy a concluir que la Fed no se ha quedado sin munición, y que la política monetaria podría ayudar a amortiguar una posible desaceleración futura.
Dicho esto, hay indicios de que la política monetaria en Estados Unidos y otros países industriales está llegando a sus límites, lo que hace que sea aún más importante que la respuesta colectiva a una desaceleración implica otras políticas -en particular la política fiscal. Una respuesta monetario-fiscal equilibrada sería tanto más eficaz y  reduciría la necesidad de usar herramientas monetarias no convencionales.
Teniendo en cuenta dónde nos encontramos hoy, ¿cómo sería la respuesta de la Fed a una desaceleración económica hipotética?
Es de suponer que la primera respuesta del banco central, después de abandonar el  proyecto de elevar las tasas aún más, sería reducir las tasas de interés a corto plazo, tal vez a cero.
Por desgracia, con la tasa de fondos federales (objetivo de la tasa de corto plazo de la Fed) entre ¼ y ½ por ciento hoy en día, moverla a cero proporciona mucho menos poder de fuego que en el pasado. A modo de comparación, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), órgano normativo monetario de la Fed, redujo la tasa de interés a corto plazo en 6,8 puntos porcentuales en la recesión de 1990-91 y sus consecuencias, en 5,5 puntos porcentuales en la recesión de 2001, y en 5,1 puntos porcentuales al inicio de la gran recesión de 2007-2008.
Con la tasa de fondos federales cerca de cero, el FOMC podría (también)… comunicar a los mercados y al público los planes de política de la Fed.
(…)
…la evidencia sugiere que la orientación hacia delante puede ser muy poderosa, y si la cantidad de apoyo adicional a la política adicional que se necesita no es demasiado grande, el recorte de las tasas de interés más la orientación puede ser todo lo que se necesite.
Pero ¿y si no? La Fed podría reanudar la flexibilización cuantitativa (QE), es decir, las compras de activos…
(…)
Al igual que la orientación hacia delante, el objetivo de la QE es reducir las tasas de interés a largo plazo para fomentar el endeudamiento y el gasto.
(…)
Sin embargo, el FOMC podría ser reacio a recurrir a esto de nuevo. Es difícil de calibrar, y comunicar al respecto es también difícil (como aprendimos en 2013, cuando la Fed habló de poner fin al QE dio lugar a una "rabieta" en los mercados financieros). También es posible que una nueva ronda pudiera ser menos útil que antes.
Por estas razones, antes de emprender un nuevo QE, la Fed podría considerar otras opciones. Tasas de interés negativas es una posibilidad.
Varios bancos centrales, incluido el Banco de Japón y el Banco Central Europeo, han implementado las tasas de interés negativas.
(…)
La idea de los tipos de interés negativos golpea a las personas. Los economistas están menos inclinados a dejarse intimidar por ellas, quizá porque están acostumbrados a tratar con tasas "reales" de interés, que son a menudo negativas. Dado que la tasa de interés real es la tasa nominal de interés menos la inflación, esta es negativa cuando la inflación es superior a la tasa nominal.
(…)
En agosto de 2010, personal de la Reserva Federal preparó una nota para la FOMC sobre evaluar los posibles efectos de reducir la tasa de interés… a cero o menos. Ese memorándum, publicado recientemente por la Reserva Federal, fue tibio sobre las tasas de interés negativas por razones prácticas. Voy a repetir y dirigir algunas observaciones hechas por el personal con, por supuesto, el beneficio de cinco años de retrospectiva.
(…)
(La) De mayor preocupación es la cuestión jurídica básica: ¿La Reserva Federal tiene la autoridad para imponer un tipo de interés negativo en las reservas de los bancos? (No pretendo ninguna experiencia jurídica en esta materia y mis comentarios deben ser tratados en consecuencia.)
(…)
En resumen, como ha señalado la Presidente Yellen, al hablar al Congreso en febrero, aún existen problemas legales por resolver antes de que la Fed pudiera implementar un tipo de interés negativo.
(…)
…el personal de la Fed concluyó en 2010 que la tasa de interés que se paga sobre las reservas bancarias en EE.UU. prácticamente no podía ser llevada a algo inferior a aproximadamente -0.35 por ciento.
(…)
Desde entonces, sin embargo, varios países han aplicado tasas negativas por debajo del límite de -0.35 por ciento sin que se dispare el acaparamiento masivo de moneda. Por ejemplo, la tasa de política de Suiza se encuentra ahora en -0.75 por ciento, la de Suecia en -0.50 por ciento.
(…)
Soy escéptico, sin embargo, de que las tasas de Estados Unidos pudieran ser tan negativas como en Suiza o Suecia, sin causar perturbaciones significativas para el funcionamiento de algunos mercados financieros e instituciones clave.
(…)
Y un enigma general es que los bancos centrales participantes en el mercado necesitan creer que las tasas negativas estarán en su lugar por un largo tiempo para que haya efecto sobre las tasas de importancia económica a largo plazo.
(…)
…los fondos del mercado monetario (FMM) desempeñan un papel más importante en  EE.UU. que en Europa o Japón. Al igual que los bancos, los FMM de EEUU tradicionalmente han prometido a sus inversores la posibilidad de retirar al menos el importe total que han invertido. No hacer esta promesa se conoce como "romper el dinero". (Cuando un fondo hizo eso en 2008, Lehman Brothers comenzó una carrera altamente destructiva).
La nota del personal de la Fed expresó la preocupación de que, frente a cero o tipos de interés negativos a corto plazo, los FMM podrían “romper el dólar”…
(…)
Los FMM son importantes proveedores de financiación a corto plazo para los bancos y las empresas no financieras y, aunque en el largo plazo el dinero que fluye a través de los FMM encontraría algún otro canal, en el corto plazo un apretón en los FMM podría ser perjudicial.
(…)
¿Qué pasa con los bancos? Una preocupación a menudo oída acerca de las tasas negativas en Europa y Japón comienza con la presunción de que los bancos no están dispuestos o son incapaces de pasar a tasas negativas a sus depositantes. En consecuencia, se argumenta, las tasas negativas de las reservas y, posiblemente, otros activos generan una reducción de las ganancias de los bancos, lo que podría ser un problema si impide que los bancos presten normalmente.
(…)
Parece improbable, sin embargo, que las tasas moderadamente negativas a corto plazo tengan grandes efectos sobre la rentabilidad bancaria o de crédito.
Al contrario de la historia sencilla, la financiación de los bancos de Estados Unidos no proviene de los pequeños depositantes, sino de los mercados mayoristas de finanzas, los grandes depositantes institucionales, y los depositantes extranjeros, todos los cuales presumiblemente aceptan una tasa marginalmente negativo si la alternativa estuviera sosteniendo la moneda.
(…)
La ansiedad acerca de las tasas de interés negativas vista recientemente en los medios y en los mercados me parece exagerada. Lógicamente, cuando las tasas de corto plazo se reducen a cero, tasas ligeramente negativas parecen una continuación natural. No existe una clara discontinuidad en los efectos económicos y financieros de, por ejemplo, una tasa de interés del 0,1 por ciento y una tasa de -0.1 por ciento.
Por otra parte, un tipo de interés negativo sobre las reservas bancarias no implica que las tarifas económicamente más relevantes, como las tasas hipotecarias o los tipos de préstamo corporativos, sean negativas; en EEUU, es casi seguro que no lo serían.
Las tasas negativas tienen algunos costos en sus efectos sobre los fondos del mercado monetario, por ejemplo, pero éstos deberían ser manejables.
Por otra parte, los beneficios potenciales de las tasas negativas son limitados, porque las tasas que son demasiado negativas desencadenarían acumulación de moneda. A pesar de la experiencia europea sugiere que las tasas pueden ser más negativas de lo que el personal de la Fed estimó en 2010, no creo que las tasas de EEUU pudieran acercarse a los valores extremos observados en Suiza o Suecia sin llegar a ser contraproducentes.
En general, como instrumento de política monetaria, las tasas de interés negativas parecen tener beneficios modestos y costos manejables.
La probabilidad de que esta herramienta sea utilizada en los EEUU es bastante baja para el futuro previsible. Sin embargo, probablemente sería conveniente que la Reserva Federal llevara a cabo un análisis más detallado de esta opción.
Podemos imaginar una hipotética situación futura en la que la Fed ha recortado la tasa de fondos federales a cero y utilizado hacia adelante la orientación para tratar de  bajar las tasas de interés a largo plazo. Supongamos que se desea una cierta comodidad adicional, pero no lo suficiente como para justificar una nueva ronda de flexibilización cuantitativa, con todas sus dificultades de calibración y de comunicación. En ese escenario, una política de tasas de interés moderadamente negativas podría ser un compromiso razonable entre ninguna acción y el despliegue de la gran arma QE.



Brookings Institution
What tools does the FED have left? Part 1: Negative interest rates
Ben Bernanke
The U.S. economy is currently growing and creating jobs, a situation I hope and expect will continue. We can’t rule out the possibility, though, that at some point in the next few years our economy will slow, perhaps significantly. How would the Federal Reserve respond? What tools remain in the monetary toolbox? In this and a subsequent post I’ll discuss some policy options the Fed might consider, focusing first on negative interest rates. Readers should also be aware of the March 21 conference at the Hutchins Center at Brookings on the tools remaining to monetary and fiscal policymakers should the economy deteriorate.
To anticipate, I’ll conclude in these two posts that the Fed is not out of ammunition, and that monetary policy could help cushion a possible future slowdown. That said, there are signs that monetary policy in the United States and other industrial countries is reaching its limits, which makes it even more important that the collective response to a slowdown involve other policies—particularly fiscal policy. A balanced monetary-fiscal response would both be more effective and also reduce the need to use unconventional monetary tools.
First steps for easing policy
Given where we are today, how would the Fed respond to a hypothetical economic slowdown? Presumably the central bank’s first response, after dropping any plans to raise rates further, would be to cut short-term interest rates, perhaps to zero. Unfortunately, with the fed funds rate (the Fed’s target short-term rate) now between ¼ and ½ percent, and likely to remain relatively low, moving to zero provides much less firepower than in the past. For comparison, the Federal Open Market Committee (FOMC), the Fed’s monetary policy-making body, cut the short-term interest rate by 6.8 percentage points in the 1990-91 recession and its aftermath, by 5.5 percentage points in the 2001 recession, and by 5.1 percentage points at the beginning of the Great Recession in 2007-2008.
With the fed funds rate near zero, the FOMC could next turn to forward guidance, that is, to communicating to markets and the public about the Fed’s policy plans. If the Fed can convince market participants that short-term rates will stay low for some time, it can “talk down” longer-term rates, such as mortgage rates, which are typically more important to consumers, businesses, and investors.[1] (When central bankers get together over a ginger ale, they like to call these efforts “open-mouth operations.”) The evidence suggests that forward guidance can be quite powerful, and if the amount of extra policy support needed is not too great, rate cuts plus guidance might be all that is needed.
But what if not? The Fed could resume quantitative easing (QE), that is, purchases of assets (typically longer-term assets) for the Fed’s portfolio, financed by the creation of reserves in the banking system. Like forward guidance, the goal of QE is to reduce longer-term interest rates to encourage borrowing and spending. It appears to work through at least two channels. First, the Fed’s purchases push up the price and (equivalently) push down the yield of the assets it buys. That effect is transmitted through the system as investors who sold the assets shift into others (such as stocks or corporate bonds). Second, the Fed’s asset purchases can help signal its intention to keep rates low for a long time. [2] For more on QE and its effects, see here.
The Fed employed QE from late 2008 until October 2014, and the policy helped support the U.S. recovery and reduce the risk of price deflation. Other major central banks are using it now. But the FOMC might be reluctant to turn to it again. It’s hard to calibrate, and communicating about it is difficult (as we learned in 2013 when Fed talk about ending QE led to a “taper tantrum” in financial markets). It’s also possible that a new round might be less helpful than before.
For these reasons, before undertaking new QE, the Fed might want to consider other options. Negative interest rates are one possibility.
Negative interest rates: general considerations
Several central banks, including the Bank of Japan and the European Central Bank, have implemented negative interest rates. In practice this means that, instead of receiving interest on the reserves they hold with the central bank, banks are charged a fee on reserves above a threshold. The expectation is that, to avoid the fee, banks will shift to other short-term assets, which drives down the yields on those assets as well, possibly to negative levels. Ultimately, the efforts of banks and other investors to avoid negative returns on the shortest-term assets should lead to declines in a broad range of longer-term interest rates, such as mortgage rates and the yields on corporate bonds. (Generally, though, we’d expect these longer-term rates to remain positive, because of the extra compensation that investors demand for bearing credit risk and for tying up their money for longer periods.) By putting downward pressure on the interest rates most relevant to borrowing and spending decisions, the introduction of negative interest rates should work through the same channels as more standard monetary policies.
The idea of negative interest rates strikes many people as odd. Economists are less put off by it, perhaps because they are used to dealing with “real” (or inflation-adjusted) interest rates, which are often negative. Since the real interest rate is the sticker-price (nominal) interest rate minus inflation, it’s negative whenever inflation exceeds the nominal rate. Figure 1 shows the real fed funds rate from 1954 to the present, with gray bars marking recessions.[3] As you can see, the real fed funds rate has been negative fairly often, including most of the period since 2009. (It reached a low of -3.8 percent in September 2011.) Many of these negative spells occurred during periods of recession; this is no accident, since during recessions the Fed typically lowers interest rates, both real and nominal, in an effort to spur recovery.
For most of the period reflected in Figure 1, the Fed had no need to implement a negative interest rate in order to ease policy: Until 2008, the nominal fed funds rate was always well above zero, so that ordinary interest rate cuts remained feasible when needed. Since late 2008, however, the fed funds rate has been barely above zero much of the time, so that achieving further reductions in the real funds rate would have required taking the nominal rate negative. In principle at least, how much extra pop could this policy have delivered? If during this period the Fed had decided (and been able) to lower the short-term nominal interest rate to, say, -0.5 percent, then it presumably could have achieved a real fed funds rate half a percentage point lower as well. For example, instead of being -3.8 percent in September 2011, the real fed funds rate might have been around -4.3 percent, with commensurate declines in other interest rates. As you can see, the amount of extra stimulus generated by this further reduction in rates would not have been negligible by any means (roughly, it would have corresponded to two extra quarter-point rate cuts in more normal times), but neither would it likely have been a game-changer.
Negative interest rates: practical issues
In August 2010, Federal Reserve staff prepared a memo for the FOMC evaluating the likely effects of cutting the interest rate paid on bank reserves to zero or below. That memo, recently released by the Fed, was lukewarm about negative interest rates for mostly practical reasons. I’ll repeat and address a few points made by the staff, with, of course, the benefit of five years’ hindsight.
Legal and operational constraints
Some of the staff’s concerns were operational (software might need to be modified to handle negative rates, the demand for currency might increase, etc.). These don’t seem that worrisome to me. Of greater concern is the basic legal issue: Does the Fed have the authority to impose a negative interest rate on the reserves banks hold with it? [4] (I don’t pretend to any legal expertise on this matter and my comments should be treated accordingly.)
Outside observers often do not seem to appreciate the legal constraints the Fed faces (regarding the assets it can purchase, for example), which are generally much tighter than those faced by other major central banks. In this instance, the law says that the Fed can pay banks interest on their reserves, but it is not immediately clear whether that authority extends to “paying” negative interest. If it does not, an alternative the Fed might consider is to use its authority to charge banks a fee for accepting their reserves—something it already does for providing other services. A fee on reserves would be essentially equivalent to a negative interest rate. A possible problem with this strategy is that, per the Federal Reserve Act, the Fed’s fees for services must reflect, “over the long run,” the actual costs of providing those services. Presumably the direct cost to the Fed of holding banks’ reserves is low. A separate authorization allows the Fed to charge banks for its costs of supervision and regulation; possibly a fee on reserves could be subsumed under that heading. In short, as pointed out by Chair Yellen while speaking to Congress in February, there remain some legal issues to resolve before the Fed could implement a negative interest rate. For the rest of this post I’ll assume these away.
How negative?
The fundamental economic constraint on how negative interest rates can go is that, beyond a certain point, people will just choose to hold currency, which pays zero interest. (It’s not convenient or safe for most people to hold large amounts of currency, but at a sufficiently negative interest rate, banks or other institutions could profit from holding cash, for a fee, on behalf of customers.) Based on calculations of how much it would cost banks to store large quantities of currency in their vaults, the Fed staff concluded in 2010 that the interest rate paid on bank reserves in the U.S. could not practically be brought lower than about -0.35 percent.[5] Moreover, for various reasons, the 0.35 percentage points would not be fully reflected as declines in other short-term and longer-term rates, they argued. They concluded that the monetary policy benefit of a negative rate would likely be small.
Since then, however, several countries have implemented negative policy rates below the putative limit of -0.35 percent without triggering massive currency hoarding. For example, Switzerland’s policy rate is now at -0.75 percent, Sweden’s at -0.50 percent. Negative rates have even spread to longer-term securities; in Germany, government debt carries a negative rate out to maturities of eight years. The lack of currency hoarding in Europe is intriguing and suggests that the negative rates tool might be more powerful than thought. I am skeptical, though, that U.S. rates could go as negative as in Switzerland or Sweden, at least not without causing significant disruptions to the functioning of some key financial markets and institutions (see below). And a general conundrum is that central banks need market participants to believe negative rates will be in place for a long time for there to be much effect on economically important long-term rates; but if market participants believe that, they’ll have even more incentive to buy vault space and pay the other costs involved in hoarding cash.
Effects on money market funds
There has been much discussion recently about negative rates’ effects on bank profitability, but the 2010 Fed memo was more concerned about money market funds (MMFs), which play a larger role in the U.S. than in Europe or Japan. Like banks, U.S. MMFs have traditionally promised their investors the ability to withdraw at least the full amount that they’ve invested. Not making good on this promise is known as “breaking the buck.” (When a fund did this in 2008 due to losses on its Lehman Brothers commercial paper, it started a highly destructive run on the fund industry.) The Fed staff memo expressed concern that, facing zero or negative short-term interest rates, MMFs could break the buck or shut down as their management fees dried up. [6] MMFs are important providers of short-term funding for both banks and nonfinancial firms; and, although in the long run the cash that flows through MMFs would find some other channel, in the short run a squeeze on MMFs could be disruptive.
Events since the staff memo was written have reduced, but not eliminated, these concerns. MMFs used to be able to maintain the appearance of stability by displaying a constant net asset value of at least $1.00 per share, but Securities and Exchange Commission (SEC) reforms announced in 2014 (set to be fully implemented this October) have changed that. Starting in October, MMFs will have to display floating net asset values with four decimal places, except for government MMFs (funds with 99.5% or more of their holdings in cash or government securities) and prime funds focused on retail depositors (as opposed to institutional investors). With floating net asset values, MMFs will no longer effectively be promising to pay investors back dollar for dollar, that is, “breaking the buck” is no longer an issue.  However, as mentioned, not all funds must adopt the new approach; those that do not could still be potentially rendered unstable by consistently negative returns on the assets they hold.
Effects on banks and their profits
What about banks? A concern often heard about negative rates in Europe and Japan starts with the presumption that banks are unwilling or unable to pass negative rates on to their depositors. Consequently, it is argued, negative rates for reserves and possibly other assets create a profit squeeze for banks, which could be a problem if it prevents banks from lending normally.
Of course, banks have been dealing with a low-interest-rate environment for a while now, and short-term rates going negative would not help. It seems implausible, though, that modestly negative short-term rates would have large incremental effects on bank profitability or lending. Contrary to the simple story, most U.S. bank funding does not come from small depositors, but from wholesale funding markets, large institutional depositors, and foreign depositors, all of whom would presumably accept a marginally negative rate if the alternative were holding currency.[7] On the asset side of banks’ balance sheets, the interest rates on loans and other investments would almost certainly remain in positive territory, so that banks would continue to enjoy positive interest margins. Finally, to the extent that banks in general were not able to pass on the negative rate to their sources of funding, in a competitive credit market the extra cost would be borne at least in part by borrowers and not just banks. (Though if the central bank’s negative interest rate does not pass through fully to the cost of credit, the benefits of the policy are reduced.)
Disruptions to some financial markets
Fed staff also worried, in 2010, about the effects of negative rates on the functioning of some key financial markets. Notably, the federal funds rate, which the FOMC targets, is determined in the market for overnight loans among banks. Because banks today hold very large quantities of reserves (a residue of QE), they have little need to borrow reserves from each other, with the result that activity in the fed funds market has declined dramatically. For a number of reasons, activity in that market would likely fall still further if rates paid on reserves went to zero or to slightly negative levels, raising the possibility that the FOMC would not have a market-determined value of the federal funds rate to use as a policy target. Were that to happen, though, it would not be particularly problematic for the FOMC to switch the rate it targets; it could even set policy in terms of the interest rate it pays (or receives) on reserves.
Conclusion on negative interest rates
The anxiety about negative interest rates seen recently in the media and in markets seems to me to be overdone. Logically, when short-term rates have been cut to zero, modestly negative rates seem a natural continuation; there is no clear discontinuity in the economic and financial effects of, say, a 0.1 percent interest rate and a -0.1 percent rate. Moreover, a negative interest rate on bank reserves does not imply that the most economically relevant rates, like mortgage rates or corporate borrowing rates, would be negative; in the US, they almost certainly would not be. Negative rates have some costs, in their effects on money market funds for example, but these ought to be manageable. On the other hand, the potential benefits of negative rates are limited, because rates that are too negative would trigger hoarding of currency. Although the European experience suggests that rates can be more negative than the Fed staff estimated in 2010, I don’t think U.S. rates could approach the extreme values seen in Switzerland or Sweden without becoming counterproductive.
Overall, as a tool of monetary policy, negative interest rates appear to have both modest benefits and manageable costs; and I assess the probability that this tool will be used in the U.S. as quite low for the foreseeable future. Nevertheless, it would probably be worthwhile for the Fed to conduct further analysis of this option. We can imagine a hypothetical future situation in which the Fed has cut the fed funds rate to zero and used forward guidance to try to talk down longer-term interest rates. Suppose some additional accommodation is desired, but not enough to justify a new round of quantitative easing, with all its difficulties of calibration and communication. In that scenario, a policy of modestly negative interest rates might be a reasonable compromise between no action and rolling out the big QE gun.

[1] Forward guidance comes in a number of varieties. It can be qualitative, with few specifics (as when the FOMC promised to keep short-term rates low “for a considerable period”) or quantitative, giving numerically explicit circumstances that would prompt a policy change. It can be time-dependent (specifying a date, as when the FOMC in August, 2011 promised to keep rates low “at least through mid-2013”) or state-dependent, tying future policy actions directly to conditions in the economy.
[2] In a variant of quantitative easing, the Maturity Extension Program of 2011, the Fed bought longer-term assets but sold shorter-term assets. This policy, known informally as “Operation Twist,” allowed the Fed to put downward pressure on longer-term interest rates without expanding its total assets holdings.
[3] Here we define the real fed funds rate as the effective fed funds rate minus the year-over-year CPI-U. There are many possible definitions, but they all tell the same story.
[5] Another potential constraint arises from the fact that the Fed is not allowed to pay interest to the government-sponsored enterprises, such as Fannie Mae and Freddie Mac, even though the GSEs hold reserves at the Fed. Presumably, if the Fed relies on the interest-on-reserves law to charge interest to banks, the GSEs would be exempt. If so, they would have an incentive to accept money from banks for redeposit at the Fed at zero interest, an arbitrage that would reduce the ability of the Fed to maintain a negative rate.
[6] See here for another Fed memo—this one from December, 2008—estimating the effect of a zero-interest-rate environment on money market funds.
[7] According to the FDIC, half (49.3%) of all U.S. commercial bank deposits are insured, which amounts to just over one-third (37.6%) of total liabilities. Presumably almost all small retail deposits are insured, so that this figure is a ceiling for banks’ reliance on such deposits.



El Comercio
En los últimos trimestres, el ritmo de crecimiento de económico mejoró de manera importante. Así, entre el verano del 2015 y el de este año, el crecimiento del PBI aumentó desde menos de 2% a un ritmo que está alrededor de 4%.
Sin embargo, esta aceleración no ha venido acompañada por mejoras en el mercado laboral. El 2016 empezó con una expansión muy débil del empleo formal (menor a 1%).
De hecho, hace tiempo que no se veía un deterioro tan marcado en el mercado laboral y esto es percibido claramente por las familias. Según una encuesta de Ipsos Perú, por encargo de Apoyo Consultoría, una de cada tres familias de la capital percibe que su situación económica ahora está peor que hace un año. Este es un porcentaje significativamente mayor al observado en los últimos cinco años.
¿Qué explica este inusual divorcio entre crecimiento económico y mercado laboral?
La mejora del PBI es explicada principalmente por impulsos muy puntuales, que no tienen un impacto generalizado. Estos son el impresionante crecimiento de la producción de cobre (a un ritmo anual de 40% desde la segunda mitad del 2015) y la reciente recuperación del gasto público. Ambos motores explican cerca de la mitad del crecimiento económico: sin ellos el PBI no estaría creciendo 4%, sino 2%. Y el impacto directo de esos motores sobre el empleo es limitado.
Por eso, el PBI crece 4% pero la mayoría de empresas y familias aún percibe uno de 2%.
Las empresas industriales, las vinculadas a la construcción y, en menor medida, las de comercio y servicios siguen tratando de adaptarse a un entorno de bajo crecimiento de sus ventas, redefiniendo estrategias para robar mercado a la competencia, buscando reducir costos para defender sus márgenes y posponiendo planes de inversión.
Pero no estamos en recesión y el consumo de las familias sigue creciendo a pesar de que el golpe externo ha sido extraordinario.
Además, luego de varios trimestres de deterioro continuo, ya se observan algunos indicios de mejora en los planes de inversión y de contratación de las empresas más grandes del país. Un sondeo a los ejecutivos de las más de 300 empresas clientes de Apoyo Consultoría realizado en marzo muestra que el porcentaje de firmas que planean aumentar sus inversiones los próximos seis meses ha vuelto a ser mayor que el porcentaje que planea reducciones.
En cuanto a los planes de contratación, también se observa una recuperación, pero aún el número de empresas que planean reducir personal supera ligeramente al de aquellas que planean contratar.



El Comercio
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos emitió algunas recomendaciones respecto al cumplimiento de leyes laborales y la libertad sindical en el sector exportador no tradicional peruano en su informe "Public report of review of U.S. submission 2015-01 (Peru)", divulgado el 18 de marzo.
Así, el documento -bajo el Capítulo Laboral del Acuerdo de Promoción Comercial entre el Perú y Estados Unidos- expresa sus preocupaciones sobre la protección de la libertad sindical, la aplicación de las leyes laborales, y la firma de contratos de empleo de corto plazo de forma reiterada, entre otros.
"El gobierno de Estados Unidos ofrecerá reunirse con el gobierno del Perú tan pronto como sea posible para discutir las preocupaciones identificadas en esta revisión así como las recomendaciones o similares medidas", puntualiza el documento.




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