ESTA NOCHE,
donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.
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En La Rinconada,
Sandia, Puno, a cinco mil metros de altura, Keiko Fujimori anunció que, luego
del fracaso del programa de formalización de los mineros, es necesario
derogar los decretos dictados por este gobierno en el 2012 y comenzar nuevamente
desde cero
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El Jurado Electoral Especial (JEE) Lima Centro 1 dejó
al voto el proceso de exclusión contra Keiko Fujimori. “Ni los huevos ni las
piedras ni los insultos ni las tachas o pedidos de exclusión van a parar
nuestra campaña electoral”, respondió la candidata de Fuerza Popular
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"Para cada barrio, tenemos 15 cajas de cerveza,
también la cañita pura y también la coquita. Con eso ha venido Pedro Pablo
Kuczysnki", dijo el presentador en Sapallanga, Junín
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Verónika Mendoza anunció que hasta que acabe la proceso electoral no se someterá a un peritaje
grafotécnico que confirme o descarte si escribió en las agendas de Nadine Heredia
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Jorge Morelli
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Cuando el Congreso aprobó la Ley que regula este desastroso proceso electoral,
rápidamente fue evidente que era imposible que algunos de sus artículos entraran
en vigencia en este proceso electoral.
Hubo
entonces un primer forcejeo para que el Congreso resolviera cuáles entrarían en
vigencia y cuáles no. Habría sido el camino formal.
No
obstante, más por razones prácticas que jurídicas, fue el Jurado Nacional de
Elecciones quien tuvo que asumir la responsabilidad de decidir la espinosa cuestión.
Fue en
esas apuradas circunstancias que se resolvió que para este proceso electoral debía
regir el artículo relativo a la novedosa prohibición de entregar dádivas a los electores.
Era
obvio, en este caso, que la divulgación de una norma de tal envergadura, de tan
desmedido impacto y tan reciente vigencia, como sería la prohibición terminante
de entregar dádivas -y de sancionar su incumplimiento con la exclusión del candidato
del proceso- podía convertirse en una cuestión peligrosamente crucial para el
proceso electoral como tal
Sobre
todo en un medio en el que el regalo juega un papel fundamental en las relaciones
sociales tradicionales de amplios sectores de la población.
Sin
embargo, la realidad fue olímpicamente ignorada. El gobierno no dio ninguna publicidad
a la norma. Tampoco el poder legislativo. Menos aun las autoridades electorales.
Es un
principio jurídico que el desconocimiento de la ley no exime de su
cumplimiento. Pero está claro, al mismo tiempo, que la publicidad es un
requisito indispensable para el cumplimiento de la ley.
Las
consecuencias de estas decisiones fallidas en el proceso electoral tienen,
pues, responsables que en su momento serán identificados por la opinión pública.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las
siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas,
editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo
como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.
AGUA, MINERIA, CONFLICTOS AMBIENTALES,
REGIONALIZACION
El
Comercio
La
candidata presidencial Keiko
Fujimori (Fuerza
Popular) visitó ayer Puno por tercera vez en la campaña
electoral. Pero en esta ocasión no se quedó en Juliaca o fue a Ilave o
Desaguadero, como en sus anteriores viajes a la región.
Keiko Fujimori en la provincia de Sandia, en el
centro poblado La Rinconada, a más de 5.000 m.s.n.m., donde miles extraen oro informal.
Nada
menos en que La Rinconada, a cinco mil metros de altura, donde se hallan los
mineros a quienes el gobierno ofreció formalizar, Keiko Fujimori criticó en sus mítines el
programa de formalización del humalismo. Según dijo, de los casi 400 mil
mineros informales del país, siete se formalizaron mediante este programa.
Recordó
además que el plazo que el Ejecutivo dio a los mineros informales e ilegales
para formalizarse vence en unas semanas. “Dentro de pocos días se acaba el
proceso, y 399 mil 990 personas van a ser consideradas ilegales”, recalcó.
Para
Fujimori, el proceso del Ejecutivo ha fracasado y debe replantearse, lo que
propone hacer en un eventual gobierno de Fuerza Popular.
Consideró
necesario derogar los decretos del Ejecutivo dictados por el Ejecutivo en el
2012 para combatir la minería ilegal y formalizar a los mineros.
“Vamos
a trabajar por una verdadera formalización. Tenemos que empezar de cero y
tenemos que hacer esa formalización desde acá, trabajando con la gente, con sus
dirigentes, para poder lograr el proceso de formalización”, anunció.
ELECCIONES, PARTIDOS, ENCUESTAS, MEDIOS,
PSICOSOCIALES
El Comercio
El
Jurado Electoral Especial (JEE) Lima Centro 1 dejó al voto el proceso de
exclusión contra la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori.
La audiencia del proceso se inició con las exposiciones de Malzon Urbina y el
congresista Heriberto Benítez, que presentaron recursos contra la candidata. A
ambos les siguió el personero legal de
Fuerza Popular, el parlamentario Pedro Spadaro.
En
su intervención, Spadaro argumentó que el colectivo "Factor K", que
organizó el evento en donde Keiko Fujimori habría dado dinero, no es parte de
la estructura orgánica de Fuerza Popular. Añadió que los líderes de
"Factor K" no son militantes ni tampoco quien donó el dinero para el
evento del sábado 14 de febrero. Remarcó, en línea con ello, que el pedido de
exclusión de Keiko Fujimori es político.
El
Comercio
Keiko
Fujimori, candidata a la Presidencia, aseguró que se presentarán más tachas y
pedidos de exclusión contra su candidatura conforme se acerque el 10 de abril,
día de las elecciones.
“Ni
los huevos ni las piedras ni los insultos ni las tachas o pedidos de exclusión
van a parar nuestra campaña electoral”, expresó.
El Comercio
Ayer
se difundió un
video en
el que se escucha decir al animador de la celebración del “Aschu Tatay” en
el distrito de Sapallanga, en Huancayo (Junín), en enero de este año, que PPK no llegó con las manos vacías. "Para
cada barrio, tenemos 15 cajas de cerveza, también la cañita pura y también la
coquita. Con eso ha venido Pedro Pablo Kuczysnki", dijo.
PPK declaró al respecto que no regaló cajas de cerveza durante un mitin. “Subí
al estrado a dar un pequeño discurso y ahí el animador o candidato al Congreso
dijo que ellos iban a regalar cerveza y licor. Inmediatamente yo me fui, yo no
regalé absolutamente nada", expresó PPK. "Yo no entregué las cajas de
cerveza, yo me fui. Me sorprendieron con esto y me fui inmediatamente. Martín
Vizcarra (su jefe de campaña e integrante de su plancha] es testigo de
eso. Bajamos del estrado, nos despedimos y chau", remarcó.
El Comercio
Un
informe del programa "Mira quién habla" de Willax TV recogió
la opinión de
un perito grafotécnico, quien comparó una de las letras no identificadas
en las agendas de Nadine
Heredia con
un escrito de la candidata del Frente Amplio, Verónika Mendoza.
Verónika Mendoza volvió a negar hoy que su letra esté en las
agendas de la primera dama. “Ahora pretenden involucrarnos con los manejos
turbios de dinero de la señora Nadine
Heredia. No he tenido nada que ver”, enfatizó.
No
obstante, añadió que hasta que acabe la campaña electoral no se someterá a un
peritaje grafotécnico que confirme o descarte si escribió en una de las agendas.
Aseguró que colaborará con el Ministerio Público en caso de que la convocque.
“Con
los manejos de dinero de la señora Nadine
Heredia y el Partido Nacionalista Peruano nunca tuve nada que ver
[…] Me vi decepcionada y renuncié”, anotó.
El Comercio
Nadine Heredia cuestionó la
denuncia contra Verónika
Mendoza, acusada de haber escrito en una de las agendas.
En
su cuenta de Twitter, Heredia dedicó varios mensajes al tema de
Verónika Mendoza. "[Es] Cortina de humo para no investigar la
agresiva campaña de Keiko regalando dádivas por votos como le enseño su
padre", escribió.
El Comercio
De
acuerdo a GFK, Keiko Fujimori lidera las preferencias con 33,8% y PPK se ubica segundo con 15,9%.
Les siguen Barnechea con 11,8% y Barnechea con 7,5%.
La
candidata de Fuerza Popular superaría a Pedro Pablo Kuczynski (PPK), líder de Peruanos por el Kambio, si ambos
llegaran a la segunda vuelta, de acuerdo a GFK. El sondeo, difundido el domingo
en "Sin medias tintas", revela que Fujimori alcanzaría 39,9% en un
posible balotaje, mientras que Kuczynski tendría 38,8%.
También
superaría en un eventual balotaje a Verónika Mendoza (Frente Amplio) con 44,3%
sobre 30,6%.
En
caso de enfrentar a Alfredo Barnechea (Acción Popular), ganaría con 44,2% contra
31,6%.
En el
simulacro de votación de Ipsos, publicado hoy por El Comercio, PPK superaría
a Keiko Fujimori en
una posible segunda vuelta con 43% contra 41%.
El Comercio
La
más reciente encuesta urbano-rural de El Comercio-Ipsos revela que el
antivoto de la candidata presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori,
experimentó un crecimiento de 6% en menos de un mes. El estudio apunta que el
46% de ciudadanos definitivamente no votaría por la aspirante presidencial
fujimorista en los próximos comicios. El pasado 22 de febrero, la encuesta de
El Comercio-Ipsos había mostrado que un 40% definitivamente no votaría por Keiko Fujimori.
Un
69% de votantes afirmó que definitivamente no votaría por el candidato
presidencial de Alianza Popular, Alan García, en las elecciones del 10 de abril
próximo. El antivoto del líder aprista aumentó dos puntos porcentuales respecto
a febrero, donde registró 67%.
La
candidata presidencial del Frente Amplio, Verónika Mendoza, registra 36% de
antivoto, tres puntos más que en febrero .
El
35% de encuestados manifestaron que definitivamente no votarían por PPK,
lo que denota ser una reducción de tres puntos respecto al mes anterior.
Por
último, el antivoto de Alfredo Barnechea, candidato de Acción Popular, se
redujo a 32%, pues en febrero registró 34%.
El Comercio
El
candidato presidencial de Peruanos por el Kambio, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), obtendría un 43% de los votos en una
eventual segunda vuelta con su contendora de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, quien llegaría a 41%.
Según
la encuesta nacional urbano rural de El Comercio-Ipsos, en una segunda vuelta
entre PPK y Keiko Fujimori, un 12% votaría en
blanco o viciado y un 4% no precisa aún su alternativa.
En
tanto, si Keiko Fujimori se
enfrentase al candidato de Acción Popular, Alfredo Barnechea, en una hipotética
segunda vuelta, la representante de Fuerza Popular llegaría a 41%, mientras que
su contendor, a 40%. Votarían en blanco y viciado un 14% y no saben por quién,
un 5%.
Por
otro lado, en una segunda vuelta entre la candidata naranja y Verónika Mendoza,
Fujimori Higuchi obtendría 42% y su contendora del Frente Amplio, 40%. Un 14%
votaría en blanco o viciado y un 4% no detalla su opción.
Si Keiko Fujimori y Alan García se enfrentasen
en una segunda vuelta, la candidata de Fuerza Popular llegaría a 47% y el líder
aprista, a 19%. Un 29% votaría en blanco o viciado y un 5% no sabe aún su
alternativa.
Ficha
técnica: Muestra: 1.792 personas. Nivel de representatividad: 82,1% de la
población electoral urbana y rural del Perú. Fecha de aplicación: Del
15 al 17 de marzo del 2016. Margen de error: +/-2,3%. Nivel de
confianza: 95%.
El Comercio
La
candidata presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, dijo que sería "muy
intensa" una eventual segunda vuelta contra su contendor de Peruanos
por el Kambio, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), debido al empate técnico que
protagonizan.
"Habría
un empate técnico, lo que hace que sea una segunda vuelta mucho más intensa y
permitirá que quienes lleguen a la segunda vuelta, [...] puedan debatir de
ideas, propuestas y planes de gobierno", expresó Keiko Fujimori desde Puno.
Keiko Fujimori reiteró su rechazo a actos de
violencia en contra de su candidatura presidencial. "Que hay grupos que
discrepan de Fuerza Popular, totalmente de acuerdo. Pero lo que no podemos aceptar es que
hayan golpes, huevos, piedras y palos", cuestionó.
En
línea con ello, la candidata de Fuerza Popular volvió a hacer un llamado para
que sus detractores, en vez de criticar su postulación, apoyen cualquier
otra. "Son varios los candidatos que están en la campaña, así que espero
que puedan usar esa energía a favor de una candidatura y no en contra",
refirió.
El Comercio
Fuerza Popular tendría
la bancada más numerosa en el próximo Congreso. Según el reciente
simulacro nacional realizado por El Comercio-Ipsos, la agrupación de Keiko
Fujimori logra el 23,4% de los votos emitidos. Los votos
válidos de la agrupación alcanzan 36,1%, acorde al simulacro hecho.
Respeto
a preferencias congresales, a Fuerza Popular le sigue Peruanos por el Kambio, con
12,4% votos emitidos. Los votos válidos del partido de PPK
llegan a 19,1%.
En
tanto, Acción Popular tiene 7,9% de votos emitidos en el simulacro de votación,
mientras que Alianza Popular llega al 6,7% de esos mismos votos.
La
lista al Congreso del Frente Amplio también cuenta con 6,7% de respaldo,
mientras que la de Alianza para el Progreso (APP) obtiene el 3,2% de los votos
emitidos.
Se
debe tener en cuenta que los partidos que compiten en estas elecciones
obtendrán curules en el Parlamento si es que superan la valla electoral de 5%
establecida en la vigente ley.
Expreso
Entrevista a Hugo Neira
-¿Qué ha pasado para que en estas elecciones
triunfe la antipolítica, es decir el antiaprismo, el antifujimorismo o el anti-
PPK, si el que va adelante en las encuestas o el que va a ganar no es de su
agrado?
Nada
que no sepamos, ¿no? Hay un sector muy grande que no quiere sino un presidente
a su agrado. Pero esas exigencias son buenas cuando vas a un restaurante o a un
cine. Lo que cuenta no es quien gane, sino que haya elecciones. La democracia
es una consulta, en la que forzosamente da lugar a mayorías y minorías. Para
soportar su incertidumbre se precisa de fair play (juego limpio). Pero eso nos
falta. También en los estadios cuando al equipo de nuestros amores lo están
goleando. Está claro que el fútbol y las urnas están hechos para pueblos
flemáticos como el inglés. Esa vaina nos cuesta. Con eso respondo a la segunda
parte de su pregunta.
La
primera es lo de la antipolítica. Mire, esa tendencia tiene una historia.
Arranca con Alberto Fujimori, cuando hablaba de la partidocracia. Ahora bien,
del 90 a la fecha han pasado 26 añitos. E incluso el libro excelente de Carlos
Iván Degregori sobre la antipolítica ha envejecido. Creo que hoy es un mito.
Nunca ha habido más candidatos presidenciales y al Congreso, etc. Pero hay una
manera de hacer política que consiste en hablar de la antipolítica. Se parece a
cuando las primeras vendedoras ambulantes, fuera de los mercados formales,
igual vendían en sus mercadillos. Todo el Perú está politizado e inventan sus
partidos. Dejemos de mentirnos.
–En esa perspectiva, ¿cómo es eso de que es mejor
que esté vacío el sillón de Palacio de Gobierno a que en él se siente la
hija del Chino (Keiko Fujimori) y menos aún lo ocupe Alan García, como usted lo
señala en una columna?
¿Se
refiere a mi artículo en El Montonero?
–Y que también está en su blog.
Vale
la pena recordar el título del artículo: “El sillón vacío”. Era una metáfora.
No un deseo. Le agradezco esta pregunta, me permite aclarar malentendidos. No
estaba diciendo que nadie debe gobernar, sino que ha quedado herida la
legitimidad. Por lo demás, eso lo está diciendo todo el mundo, hasta los recién
llegados de la OEA. Escribir sobre política limeña es un género costumbrista. Y
a mí me encanta, y acaso al lector, recurrir a giros satíricos, es decir a
escribir como habla la gente. Con sus malas palabras. Por lo demás, yo no digo
jamás “la hija del Chino”, digo la señora Keiko. Con más razón con Alan García,
que es mi amigo. Estaba parodiando a lo que piensa y dice mucha gente.
Exhibiendo sus prejuicios. No mis sentimientos. Y en esa frase, “que se siente
la hija, etc.”, no hablaba yo. Soy sociólogo. O sea, observador. Recojo
entonces el aire del tiempo, dicen los franceses, el Zeitgeist se dice en
alemán. Se capta, no está en las encuestas. No escribo solo lo que yo pienso,
me atrevo a decir lo que otros sienten. Con humor, que buena falta nos hace,
crónicas de creencias, prejuicios y leyendas urbanas que en Lima abundan. ¿Ok?
–¿Cuál es la responsabilidad del gobierno y del
Congreso de hacer tantas reformas electorales y reglamentarismos torpes que
obviamente han generado el desmadre que observamos?
Toda.
¿El gobierno? Vaya, no nos enteramos. Pase lo que pase, la vacancia presidencial
cesa el próximo 28 de julio. Y el Congreso. La reforma electoral, del último
minuto. La embarraron.
–Hay voces que señalan que en el Perú no solo se
vota con el corazón y el cerebro sino con el hígado. Y estos últimos, los
hepáticos, que al parecer son mayoría, detestan la política, odian a los
partidos. ¿Cualquier reforma que ordene las futuras elecciones no debería
tomarlos en cuenta?
Voces
no. Lo dice Carlos Meléndez en sus crónicas. Lo digo yo y medio Lima. Sí pues.
Ahora bien, mi postura es respetar la opinión del otro, aun si vota sin
razonar, eso quiere decir con el hígado. Pero la democracia, mi querido amigo,
se funda en el ciudadano racional y responsable. Si él falla, todo el sistema
vacila. Tener votantes no significa tener ciudadanos. ¿Y quién tiene la culpa
de eso? Los individuos no pasan a la categoría de ciudadanos porque las
instituciones no respetan sus derechos. Mientras no se renueve el Poder
Judicial, no tenemos ciudadanos sino súbditos, lo han dicho varios: Sinesio
López, Eduardo Dargent. Y por mi parte, insisto y firmo.
–Esta confrontación entre el partido de los anti o
de los hepáticos, ¿qué es lo que en realidad quiere para el Perú? ¿Deslegitimar
las elecciones so pretexto de la exclusión de César Acuña y Julio Guzmán?
Eso está
claro, ¿no?, lo de deslegitimar las elecciones. Lo de que quieran algo para el
Perú, es usted generoso. Es en lo último que esas corrientes de
voto emotivo piensan. ¿En el bien común? ¿En el interés general? Por
favor. Esos principios les parecen huevadas. Gracias a ellas, y no repito la
palabra lisurienta, han progresado otras naciones. Pero ya sabemos, un peruano
no tiene nada que aprender de otro país. ¡Somos lo máximo!
–¿O no estarán ya agotados los partidos históricos,
encabezados por el Apra, incluido obviamente Acción Popular, el Partido Popular
Cristiano y la izquierda tradicional, que vienen de las repúblicas oligárquica,
populista y democrática?
Puede
que sí, es una hipótesis. Pero eso deben determinarlo esos casi 23 millones de
votantes. No unos cuantos. Lo de las repúblicas, no lo entiendo. Comenzamos
desde hace poco a tener vida republicana, ya van cuatro periodos de cambiar de
presidente sin agarrarse a tiros. Res publica. La oligarquía era un estrato
social. Lo de populista es una manera de hacer política. Lo de democrática puede
ser derechas e izquierdas.
-El politólogo Carlos Meléndez sostiene que en
esta campaña se observa en el Apra “la fe de los sobrevivientes”, y que el
fujimorismo va camino a convertirse en el aprismo del siglo XXI.
Tiene
razón. Como ve, el cambio generacional en las ciencias políticas está
garantizado. Pero, le haría una serie de reparos. A diferencia del Partido
Aprista de los años treinta, no tiene mesianismos, ni fervores debido a las
persecuciones, lo que lo hace de otro humor. Y como condición social, es
totalmente nuevo y diferente. Clases emergentes, sectores fragmentados, gente
de pymes que no tienen solidaridad entre ellos. El aprismo fue un partido de
obreros, artesanos, empleados públicos y clases medias profesionales y que, en
general, vivían modestamente. Hoy no. Todos nos estamos enriqueciendo. El
pueblo aprista era más chiquito.
LIBERTAD ECONOMICA, GLOBALIZACION, REFORMAS, INVERSION
Brookings Institution
¿Qué herramientas le quedan a a la FED? Parte 1: Tasas
de interés negativas
Ben Bernanke
La economía de EE.UU. está creciendo y creando puestos
de trabajo, una situación que, espero y deseo, vaya a continuar. No podemos
descartar la posibilidad, sin embargo, deq ue en algún momento de los próximos
años nuestra economía crecerá más lentamente, tal vez de manera significativa.
¿Cómo la Reserva Federal debe responder? ¿Qué hay en la caja de herramientas
monetaria? En este y en un artículo posterior voy a discutir algunas de las
opciones de política que la Fed podría considerar; en principio, tasas de
interés negativas.
Para anticipar, voy a concluir que la Fed no se ha
quedado sin munición, y que la política monetaria podría ayudar a amortiguar
una posible desaceleración futura.
Dicho esto, hay indicios de que la política monetaria
en Estados Unidos y otros países industriales está llegando a sus límites, lo
que hace que sea aún más importante que la respuesta colectiva a una
desaceleración implica otras políticas -en particular la política fiscal. Una
respuesta monetario-fiscal equilibrada sería tanto más eficaz y reduciría la necesidad de usar herramientas
monetarias no convencionales.
Teniendo en cuenta dónde nos encontramos hoy, ¿cómo
sería la respuesta de la Fed a una desaceleración económica hipotética?
Es de suponer que la primera respuesta del banco
central, después de abandonar el proyecto
de elevar las tasas aún más, sería reducir las tasas de interés a corto plazo,
tal vez a cero.
Por desgracia, con la tasa de fondos federales
(objetivo de la tasa de corto plazo de la Fed) entre ¼ y ½ por ciento hoy en
día, moverla a cero proporciona mucho menos poder de fuego que en el pasado. A
modo de comparación, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), órgano
normativo monetario de la Fed, redujo la tasa de interés a corto plazo en 6,8
puntos porcentuales en la recesión de 1990-91 y sus consecuencias, en 5,5
puntos porcentuales en la recesión de 2001, y en 5,1 puntos porcentuales al
inicio de la gran recesión de 2007-2008.
Con la tasa de fondos federales cerca de cero, el FOMC
podría (también)… comunicar a los mercados y al público los planes de política
de la Fed.
(…)
…la evidencia sugiere que la orientación hacia delante
puede ser muy poderosa, y si la cantidad de apoyo adicional a la política
adicional que se necesita no es demasiado grande, el recorte de las tasas de interés
más la orientación puede ser todo lo que se necesite.
Pero ¿y si no? La Fed podría reanudar la
flexibilización cuantitativa (QE), es decir, las compras de activos…
(…)
Al igual que la orientación hacia delante, el objetivo
de la QE es reducir las tasas de interés a largo plazo para fomentar el
endeudamiento y el gasto.
(…)
Sin embargo, el FOMC podría ser reacio a recurrir a esto
de nuevo. Es difícil de calibrar, y comunicar al respecto es también difícil
(como aprendimos en 2013, cuando la Fed habló de poner fin al QE dio lugar a
una "rabieta" en los mercados financieros). También es posible que
una nueva ronda pudiera ser menos útil que antes.
Por estas razones, antes de emprender un nuevo QE, la
Fed podría considerar otras opciones. Tasas de interés negativas es una
posibilidad.
Varios bancos centrales, incluido el Banco de Japón y
el Banco Central Europeo, han implementado las tasas de interés negativas.
(…)
La idea de los tipos de interés negativos golpea a las
personas. Los economistas están menos inclinados a dejarse intimidar por ellas,
quizá porque están acostumbrados a tratar con tasas "reales" de
interés, que son a menudo negativas. Dado que la tasa de interés real es la tasa
nominal de interés menos la inflación, esta es negativa cuando la inflación es
superior a la tasa nominal.
(…)
En agosto de 2010, personal de la Reserva Federal
preparó una nota para la FOMC sobre evaluar los posibles efectos de reducir la
tasa de interés… a cero o menos. Ese memorándum, publicado recientemente por la
Reserva Federal, fue tibio sobre las tasas de interés negativas por razones
prácticas. Voy a repetir y dirigir algunas observaciones hechas por el personal
con, por supuesto, el beneficio de cinco años de retrospectiva.
(…)
(La) De mayor preocupación es la cuestión jurídica
básica: ¿La Reserva Federal tiene la autoridad para imponer un tipo de interés
negativo en las reservas de los bancos? (No pretendo ninguna experiencia
jurídica en esta materia y mis comentarios deben ser tratados en consecuencia.)
(…)
En resumen, como ha señalado la Presidente Yellen, al
hablar al Congreso en febrero, aún existen problemas legales por resolver antes
de que la Fed pudiera implementar un tipo de interés negativo.
(…)
…el personal de la Fed concluyó en 2010 que la tasa de
interés que se paga sobre las reservas bancarias en EE.UU. prácticamente no
podía ser llevada a algo inferior a aproximadamente -0.35 por ciento.
(…)
Desde entonces, sin embargo, varios países han aplicado
tasas negativas por debajo del límite de -0.35 por ciento sin que se dispare el
acaparamiento masivo de moneda. Por ejemplo, la tasa de política de Suiza se
encuentra ahora en -0.75 por ciento, la de Suecia en -0.50 por ciento.
(…)
Soy escéptico, sin embargo, de que las tasas de Estados
Unidos pudieran ser tan negativas como en Suiza o Suecia, sin causar
perturbaciones significativas para el funcionamiento de algunos mercados
financieros e instituciones clave.
(…)
Y un enigma general es que los bancos centrales participantes
en el mercado necesitan creer que las tasas negativas estarán en su lugar por
un largo tiempo para que haya efecto sobre las tasas de importancia económica a
largo plazo.
(…)
…los fondos del mercado monetario (FMM) desempeñan un
papel más importante en EE.UU. que en
Europa o Japón. Al igual que los bancos, los FMM de EEUU tradicionalmente han
prometido a sus inversores la posibilidad de retirar al menos el importe total
que han invertido. No hacer esta promesa se conoce como "romper el dinero".
(Cuando un fondo hizo eso en 2008, Lehman Brothers comenzó una carrera
altamente destructiva).
La nota del personal de la Fed expresó la preocupación
de que, frente a cero o tipos de interés negativos a corto plazo, los FMM
podrían “romper el dólar”…
(…)
Los FMM son importantes proveedores de financiación a
corto plazo para los bancos y las empresas no financieras y, aunque en el largo
plazo el dinero que fluye a través de los FMM encontraría algún otro canal, en
el corto plazo un apretón en los FMM podría ser perjudicial.
(…)
¿Qué pasa con los bancos? Una preocupación a menudo oída
acerca de las tasas negativas en Europa y Japón comienza con la presunción de
que los bancos no están dispuestos o son incapaces de pasar a tasas negativas a
sus depositantes. En consecuencia, se argumenta, las tasas negativas de las
reservas y, posiblemente, otros activos generan una reducción de las ganancias
de los bancos, lo que podría ser un problema si impide que los bancos presten
normalmente.
(…)
Parece improbable, sin embargo, que las tasas
moderadamente negativas a corto plazo tengan grandes efectos sobre la
rentabilidad bancaria o de crédito.
Al contrario de la historia sencilla, la financiación de
los bancos de Estados Unidos no proviene de los pequeños depositantes, sino de
los mercados mayoristas de finanzas, los grandes depositantes institucionales,
y los depositantes extranjeros, todos los cuales presumiblemente aceptan una tasa
marginalmente negativo si la alternativa estuviera sosteniendo la moneda.
(…)
La ansiedad acerca de las tasas de interés negativas
vista recientemente en los medios y en los mercados me parece exagerada.
Lógicamente, cuando las tasas de corto plazo se reducen a cero, tasas
ligeramente negativas parecen una continuación natural. No existe una clara
discontinuidad en los efectos económicos y financieros de, por ejemplo, una
tasa de interés del 0,1 por ciento y una tasa de -0.1 por ciento.
Por otra parte, un tipo de interés negativo sobre las
reservas bancarias no implica que las tarifas económicamente más relevantes,
como las tasas hipotecarias o los tipos de préstamo corporativos, sean negativas;
en EEUU, es casi seguro que no lo serían.
Las tasas negativas tienen algunos costos en sus
efectos sobre los fondos del mercado monetario, por ejemplo, pero éstos
deberían ser manejables.
Por otra parte, los beneficios potenciales de las tasas
negativas son limitados, porque las tasas que son demasiado negativas
desencadenarían acumulación de moneda. A pesar de la experiencia europea
sugiere que las tasas pueden ser más negativas de lo que el personal de la Fed
estimó en 2010, no creo que las tasas de EEUU pudieran acercarse a los valores
extremos observados en Suiza o Suecia sin llegar a ser contraproducentes.
En general, como instrumento de política monetaria, las
tasas de interés negativas parecen tener beneficios modestos y costos
manejables.
La probabilidad de que esta herramienta sea utilizada
en los EEUU es bastante baja para el futuro previsible. Sin embargo,
probablemente sería conveniente que la Reserva Federal llevara a cabo un
análisis más detallado de esta opción.
Podemos imaginar una hipotética situación futura en la
que la Fed ha recortado la tasa de fondos federales a cero y utilizado hacia
adelante la orientación para tratar de bajar las tasas de interés a largo plazo.
Supongamos que se desea una cierta comodidad adicional, pero no lo suficiente
como para justificar una nueva ronda de flexibilización cuantitativa, con todas
sus dificultades de calibración y de comunicación. En ese escenario, una
política de tasas de interés moderadamente negativas podría ser un compromiso
razonable entre ninguna acción y el despliegue de la gran arma QE.
Brookings
Institution
What tools
does the FED have left? Part 1: Negative interest rates
Ben
Bernanke
The U.S.
economy is currently growing and creating jobs, a situation I hope and expect
will continue. We can’t rule out the possibility, though, that at some point in
the next few years our economy will slow, perhaps significantly. How would the
Federal Reserve respond? What tools remain in the monetary toolbox? In this and
a subsequent post I’ll discuss some policy options the Fed might consider,
focusing first on negative interest rates. Readers should also be aware of the
March 21 conference at the Hutchins Center at Brookings on the tools remaining to monetary and fiscal
policymakers should the economy deteriorate.
To anticipate,
I’ll conclude in these two posts that the Fed is not out of ammunition, and
that monetary policy could help cushion a possible future slowdown. That said,
there are signs that monetary policy in the United States and other industrial
countries is reaching its limits, which makes it even more important that the
collective response to a slowdown involve other policies—particularly fiscal
policy. A balanced monetary-fiscal response would both be more effective and
also reduce the need to use unconventional monetary tools.
First steps for easing policy
Given
where we are today, how would the Fed respond to a hypothetical economic
slowdown? Presumably the central bank’s first response, after dropping any
plans to raise rates further, would be to cut
short-term interest rates, perhaps to zero. Unfortunately, with the
fed funds rate (the Fed’s target short-term rate) now between ¼ and ½ percent,
and likely to remain relatively low, moving to zero provides much less
firepower than in the past. For comparison, the Federal Open Market Committee
(FOMC), the Fed’s monetary policy-making body, cut the short-term interest rate
by 6.8 percentage points in the 1990-91 recession and its aftermath, by 5.5
percentage points in the 2001 recession, and by 5.1 percentage points at the
beginning of the Great Recession in 2007-2008.
With the
fed funds rate near zero, the FOMC could next turn to forward guidance, that is, to
communicating to markets and the public about the Fed’s policy plans. If the
Fed can convince market participants that short-term rates will stay low for
some time, it can “talk down” longer-term rates, such as mortgage rates, which
are typically more important to consumers, businesses, and investors.[1] (When central bankers get together over a ginger ale,
they like to call these efforts “open-mouth operations.”) The evidence suggests
that forward guidance can be quite powerful, and if the amount of extra policy support needed is
not too great, rate cuts plus guidance might be all that is needed.
But what
if not? The Fed could resume quantitative
easing (QE),
that is, purchases of assets (typically longer-term assets) for the Fed’s
portfolio, financed by the creation of reserves in the banking system. Like
forward guidance, the goal of QE is to reduce longer-term interest rates to
encourage borrowing and spending. It appears to work through at least two
channels. First, the Fed’s purchases push up the price and (equivalently) push
down the yield of the assets it buys. That effect is transmitted through the
system as investors who sold the assets shift into others (such as stocks or
corporate bonds). Second, the Fed’s asset purchases can help signal its
intention to keep rates low for a long time. [2] For more on QE and its effects, see here.
The Fed
employed QE from late 2008 until October 2014, and the policy helped support
the U.S. recovery and reduce the risk of price deflation. Other major central
banks are using it now. But the FOMC might be reluctant to turn to it again.
It’s hard to calibrate, and communicating about it is difficult (as we learned
in 2013 when Fed talk about ending QE led to a “taper tantrum” in financial
markets). It’s also possible that a new round might be less helpful than
before.
For these
reasons, before undertaking new QE, the Fed might want to consider other
options. Negative interest rates are one possibility.
Negative interest rates:
general considerations
Several
central banks, including the Bank of Japan and the European Central Bank, have
implemented negative interest rates. In practice this means that, instead of
receiving interest on the reserves they hold with the central bank, banks are
charged a fee on reserves above a threshold. The expectation is that, to avoid
the fee, banks will shift to other short-term assets, which drives down the
yields on those assets as well, possibly to negative levels. Ultimately, the
efforts of banks and other investors to avoid negative returns on the
shortest-term assets should lead to declines in a broad range of longer-term
interest rates, such as mortgage rates and the yields on corporate bonds.
(Generally, though, we’d expect these longer-term rates to remain positive,
because of the extra compensation that investors demand for bearing credit risk
and for tying up their money for longer periods.) By putting downward pressure
on the interest rates most relevant to borrowing and spending decisions, the
introduction of negative interest rates should work through the same channels
as more standard monetary policies.
The idea
of negative interest rates strikes many people as odd. Economists are less put
off by it, perhaps because they are used to dealing with “real” (or
inflation-adjusted) interest rates, which are often negative. Since the real
interest rate is the sticker-price (nominal) interest rate minus inflation,
it’s negative whenever inflation exceeds the nominal rate. Figure 1 shows the
real fed funds rate from 1954 to the present, with gray bars marking
recessions.[3] As
you can see, the real fed funds rate has been negative fairly often, including
most of the period since 2009. (It reached a low of -3.8 percent in September
2011.) Many of these negative spells occurred during periods of recession; this
is no accident, since during recessions the Fed typically lowers interest
rates, both real and nominal, in an effort to spur recovery.
For most
of the period reflected in Figure 1, the Fed had no need to implement a
negative interest rate in order to ease policy: Until 2008, the nominal fed
funds rate was always well above zero, so that ordinary interest rate cuts
remained feasible when needed. Since late 2008, however, the fed funds rate has
been barely above zero much of the time, so that achieving further reductions
in the real funds rate would have required taking the nominal rate negative. In
principle at least, how much extra pop could this policy have delivered? If
during this period the Fed had decided (and been able) to lower the short-term
nominal interest rate to, say, -0.5 percent, then it presumably could have
achieved a real fed funds rate half a percentage point lower as well. For
example, instead of being -3.8 percent in September 2011, the real fed funds
rate might have been around -4.3 percent, with commensurate declines in other
interest rates. As you can see, the amount of extra stimulus generated by this
further reduction in rates would not have been negligible by any means
(roughly, it would have corresponded to two extra quarter-point rate cuts in
more normal times), but neither would it likely have been a game-changer.
Negative interest rates:
practical issues
In August
2010, Federal Reserve staff prepared a memo for the FOMC evaluating the likely
effects of cutting the interest rate paid on bank reserves to zero or below.
That memo, recently released by the Fed, was lukewarm about negative interest rates for mostly practical reasons. I’ll repeat and address
a few points made by the staff, with, of course, the benefit of five years’
hindsight.
Legal and operational
constraints
Some of
the staff’s concerns were operational (software might need to be modified to
handle negative rates, the demand for currency might increase, etc.). These
don’t seem that worrisome to me. Of greater concern is the basic legal issue:
Does the Fed have the authority to impose a negative interest rate on the reserves
banks hold with it? [4] (I
don’t pretend to any legal expertise on this matter and my comments should be
treated accordingly.)
Outside
observers often do not seem to appreciate the legal constraints the Fed faces
(regarding the assets it can purchase, for example), which are generally much
tighter than those faced by other major central banks. In this instance, the
law says that the Fed can pay banks interest on their reserves, but it is not
immediately clear whether that authority extends to “paying” negative interest. If it does not, an
alternative the Fed might consider is to use its authority to charge banks a
fee for accepting their reserves—something it already does for providing other
services. A fee on reserves would be essentially equivalent to a negative
interest rate. A possible problem with this strategy is that, per the Federal
Reserve Act, the Fed’s fees for services must reflect,
“over the long run,” the actual costs of providing those services. Presumably the direct
cost to the Fed of holding banks’ reserves is low. A separate authorization
allows the Fed to charge banks for its costs of supervision and regulation;
possibly a fee on reserves could be subsumed under that heading. In short, as pointed out by Chair Yellen while speaking to
Congress in February, there
remain some legal issues to resolve before the Fed could implement a negative
interest rate. For the rest of this post I’ll assume these away.
How negative?
The
fundamental economic constraint on how negative interest rates can go is that,
beyond a certain point, people will just choose to hold currency, which pays
zero interest. (It’s not convenient or safe for most people to hold large
amounts of currency, but at a sufficiently negative interest rate, banks or other institutions could profit from holding
cash, for a fee, on behalf of customers.) Based on calculations of how much it would cost
banks to store large quantities of currency in their vaults, the Fed staff
concluded in 2010 that the interest rate paid on bank reserves in the U.S.
could not practically be brought lower than about -0.35 percent.[5] Moreover,
for various reasons, the 0.35 percentage points would not be fully reflected as
declines in other short-term and longer-term rates, they argued. They concluded
that the monetary policy benefit of a negative rate would likely be small.
Since
then, however, several countries have implemented negative policy rates below
the putative limit of -0.35 percent without triggering massive currency
hoarding. For example, Switzerland’s policy rate is now at -0.75 percent,
Sweden’s at -0.50 percent. Negative rates have even spread to longer-term
securities; in Germany, government debt carries a negative rate out to
maturities of eight years. The lack of currency hoarding in Europe is
intriguing and suggests that the negative rates tool might be more powerful
than thought. I am skeptical, though, that U.S. rates could go as negative as
in Switzerland or Sweden, at least not without causing significant disruptions
to the functioning of some key financial markets and institutions (see below).
And a general conundrum is that central banks need market participants to
believe negative rates will be in place for a long time for there to be much
effect on economically important long-term rates; but if market participants
believe that, they’ll have even more incentive to buy vault space and pay the
other costs involved in hoarding cash.
Effects on money market funds
There has
been much discussion recently about negative rates’ effects on bank
profitability, but the 2010 Fed memo was more concerned about money market
funds (MMFs), which play a larger role in the U.S. than in Europe or Japan.
Like banks, U.S. MMFs have traditionally promised their investors the ability
to withdraw at least the full amount that they’ve invested. Not making good on
this promise is known as “breaking the buck.” (When a fund did this in 2008 due
to losses on its Lehman Brothers commercial paper, it started a highly destructive run on the fund industry.) The Fed staff memo expressed concern that,
facing zero or negative short-term interest rates, MMFs could break the buck or
shut down as their management fees dried up. [6] MMFs are important providers of short-term funding for
both banks and nonfinancial firms; and, although in the long run the cash that
flows through MMFs would find some other channel, in the short run a squeeze on
MMFs could be disruptive.
Events
since the staff memo was written have reduced, but not eliminated, these
concerns. MMFs used to be able to maintain the appearance of stability by
displaying a constant net asset value of at least $1.00 per share, but Securities and Exchange Commission (SEC) reforms
announced in 2014 (set to be
fully implemented this October) have changed that. Starting in October, MMFs
will have to display floating net asset values with four decimal places, except
for government MMFs (funds with 99.5% or more of their holdings in cash or
government securities) and prime funds focused on retail depositors (as opposed
to institutional investors). With floating net asset values, MMFs will no
longer effectively be promising to pay investors back dollar for dollar, that
is, “breaking the buck” is no longer an issue. However, as mentioned, not
all funds must adopt the new approach; those that do not could still be
potentially rendered unstable by consistently negative returns on the assets
they hold.
Effects on banks and their
profits
What about
banks? A concern often heard about negative rates in Europe and Japan starts
with the presumption that banks are unwilling or unable to pass negative rates
on to their depositors. Consequently, it is argued, negative rates for reserves
and possibly other assets create a profit squeeze for banks, which could be a
problem if it prevents banks from lending normally.
Of course,
banks have been dealing with a low-interest-rate environment for a while now,
and short-term rates going negative would not help. It seems implausible,
though, that modestly negative short-term rates would have large incremental
effects on bank profitability or lending. Contrary to the simple story, most
U.S. bank funding does not come from small depositors, but from wholesale
funding markets, large institutional depositors, and foreign depositors, all of
whom would presumably accept a marginally negative rate if the alternative were
holding currency.[7] On the asset side of banks’ balance sheets, the
interest rates on loans and other investments would almost certainly remain in
positive territory, so that banks would continue to enjoy positive interest
margins. Finally, to the extent that banks in general were not able to pass on
the negative rate to their sources of funding, in a competitive credit market
the extra cost would be borne at least in part by borrowers and not just banks.
(Though if the central bank’s negative interest rate does not pass through fully
to the cost of credit, the benefits of the policy are reduced.)
Disruptions to some financial
markets
Fed staff
also worried, in 2010, about the effects of negative rates on the functioning
of some key financial markets. Notably, the federal funds rate, which the FOMC
targets, is determined in the market for overnight loans among banks. Because
banks today hold very large quantities of reserves (a residue of QE), they have
little need to borrow reserves from each other, with the result that activity
in the fed funds market has declined dramatically. For a number of reasons,
activity in that market would likely fall still further if rates paid on
reserves went to zero or to slightly negative levels, raising the possibility
that the FOMC would not have a market-determined value of the federal funds
rate to use as a policy target. Were that to happen, though, it would not be
particularly problematic for the FOMC to switch the rate it targets; it could
even set policy in terms of the interest rate it pays (or receives) on
reserves.
Conclusion on negative interest
rates
The
anxiety about negative interest rates seen recently in the media and in markets
seems to me to be overdone. Logically, when short-term rates have been cut to
zero, modestly negative rates seem a natural continuation; there is no clear
discontinuity in the economic and financial effects of, say, a 0.1 percent
interest rate and a -0.1 percent rate. Moreover, a negative interest rate on
bank reserves does not imply that the most economically relevant rates, like
mortgage rates or corporate borrowing rates, would be negative; in the US, they
almost certainly would not be. Negative rates have some costs, in their effects
on money market funds for example, but these ought to be manageable. On the other
hand, the potential benefits of negative rates are limited, because rates that
are too negative would trigger hoarding of currency. Although the European
experience suggests that rates can be more negative than the Fed staff
estimated in 2010, I don’t think U.S. rates could approach the extreme values
seen in Switzerland or Sweden without becoming counterproductive.
Overall,
as a tool of monetary policy, negative interest rates appear to have both
modest benefits and manageable costs; and I assess the probability that this
tool will be used in the U.S. as quite low for the foreseeable future.
Nevertheless, it would probably be worthwhile for the Fed to conduct further
analysis of this option. We can imagine a hypothetical future situation in
which the Fed has cut the fed funds rate to zero and used forward guidance to
try to talk down longer-term interest rates. Suppose some additional
accommodation is desired, but not enough to justify a new round of quantitative
easing, with all its difficulties of calibration and communication. In that
scenario, a policy of modestly negative interest rates might be a reasonable
compromise between no action and rolling out the big QE gun.
[1] Forward guidance comes in a number of varieties.
It can be qualitative, with few specifics (as when the FOMC promised to keep
short-term rates low “for a considerable period”) or quantitative, giving
numerically explicit circumstances that would prompt a policy change. It can be
time-dependent (specifying a date, as when the FOMC in August, 2011 promised to
keep rates low “at least through mid-2013”) or state-dependent, tying future policy actions directly to conditions in
the economy.
[2] In a variant of quantitative easing, the Maturity Extension Program of 2011, the Fed bought longer-term assets but sold
shorter-term assets. This policy, known informally as “Operation Twist,”
allowed the Fed to put downward pressure on longer-term interest rates without
expanding its total assets holdings.
[3] Here we define the real fed funds rate as the
effective fed funds rate minus the year-over-year CPI-U. There are many
possible definitions, but they all tell the same story.
[5] Another potential constraint arises from the
fact that the Fed is not allowed to pay interest to the government-sponsored
enterprises, such as Fannie Mae and Freddie Mac, even though the GSEs hold
reserves at the Fed. Presumably, if the Fed relies on the interest-on-reserves
law to charge interest to banks, the GSEs would be exempt. If so, they would
have an incentive to accept money from banks for redeposit at the Fed at zero
interest, an arbitrage that would reduce the ability of the Fed to maintain a
negative rate.
[6] See here for another Fed memo—this one from
December, 2008—estimating the effect of a zero-interest-rate
environment on money market funds.
[7] According to the FDIC, half
(49.3%) of all U.S. commercial bank deposits are insured, which amounts to just over one-third (37.6%) of
total liabilities. Presumably almost all small retail deposits are insured, so
that this figure is a ceiling for banks’ reliance on such deposits.
El Comercio
En
los últimos trimestres, el ritmo de crecimiento de económico mejoró de manera
importante. Así, entre el verano del 2015 y el de este año, el crecimiento del PBI aumentó desde menos de 2% a un
ritmo que está alrededor de 4%.
Sin
embargo, esta aceleración no ha venido acompañada por mejoras en el mercado
laboral. El 2016 empezó con una expansión muy débil del empleo formal (menor a 1%).
De
hecho, hace tiempo que no se veía un deterioro tan marcado en el mercado
laboral y esto es percibido claramente por las familias. Según una encuesta de
Ipsos Perú, por encargo de Apoyo Consultoría, una de cada tres familias de la
capital percibe que su situación económica ahora está peor que hace un año.
Este es un porcentaje significativamente mayor al observado en los últimos
cinco años.
¿Qué
explica este inusual divorcio entre crecimiento económico y mercado laboral?
La
mejora del PBI es
explicada principalmente por impulsos muy puntuales, que no tienen un impacto
generalizado. Estos son el impresionante crecimiento de la producción de cobre
(a un ritmo anual de 40% desde la segunda mitad del 2015) y la reciente
recuperación del gasto público. Ambos motores explican cerca de la mitad del
crecimiento económico: sin ellos el PBI no estaría creciendo 4%, sino 2%. Y
el impacto directo de esos motores sobre el empleo es limitado.
Por
eso, el PBI crece 4% pero la mayoría de
empresas y familias aún percibe uno de 2%.
Las
empresas industriales, las vinculadas a la construcción y, en menor medida, las
de comercio y servicios siguen tratando de adaptarse a un entorno de bajo
crecimiento de sus ventas, redefiniendo estrategias para robar mercado a la
competencia, buscando reducir costos para defender sus márgenes y posponiendo
planes de inversión.
Pero
no estamos en recesión y el consumo de las familias sigue creciendo a pesar de
que el golpe externo ha sido extraordinario.
Además,
luego de varios trimestres de deterioro continuo, ya se observan algunos
indicios de mejora en los planes de inversión y de contratación de las empresas
más grandes del país. Un sondeo a los ejecutivos de las más de 300 empresas
clientes de Apoyo Consultoría realizado en marzo muestra que el porcentaje de
firmas que planean aumentar sus inversiones los próximos seis meses ha vuelto a
ser mayor que el porcentaje que planea reducciones.
En
cuanto a los planes de contratación, también se observa una recuperación, pero
aún el número de empresas que planean reducir personal supera ligeramente al de
aquellas que planean contratar.
El Comercio
El
Departamento de Trabajo de Estados Unidos emitió algunas recomendaciones
respecto al
cumplimiento de leyes laborales y la libertad sindical en el
sector exportador no tradicional peruano en su informe "Public report
of review of U.S. submission 2015-01 (Peru)", divulgado el 18 de marzo.
Así,
el documento -bajo el Capítulo Laboral del Acuerdo de Promoción Comercial entre
el Perú y Estados
Unidos- expresa sus preocupaciones sobre la protección
de la libertad sindical, la aplicación de las leyes laborales, y la firma de contratos de empleo de corto plazo de forma
reiterada, entre otros.
"El
gobierno de Estados Unidos ofrecerá reunirse con el gobierno
del Perú tan pronto como sea posible para discutir las preocupaciones
identificadas en esta revisión así como las recomendaciones o similares
medidas", puntualiza el documento.
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