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MEDIA COLUMNA
Es lo que hay
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Martín Vizcarra no es un artista de la política, pero es un esforzado
artesano. Su mensaje de 28, que inaugura el último año de su gobierno, ha
estado destinado a agenciarse una gobernabilidad, aunque sea precaria, para
este año imposible que trae una carga explosiva por desactivar.
De allí el llamado a las fuerzas políticas a un pacto
patriótico -Pacto Perú, le llama- en torno a acuerdos básicos que nadie en su
sano juicio objetaría: un sistema unificado de salud, una educación de mejor
calidad de la educación con acceso virtual, un crecimiento sostenible en
mercado de competencia, eliminar la pobreza extrema, una reforma de la
justicia.
No hay tiempo ni espacio ya en su gobierno, sin embargo, para
ninguna de estas cosas. Ya sería un logro histórico que para el 2021 todos los
peruanos pudieran aceder a una atención de salud por medio del SIS aunque sea
de emergencia.
Pero aquí y ahora, el hecho es que la pandemia y la economía
están aún en su mayor medida fuera de control. Y se ven en Espinar ya los
primeros intentos del radicalismo de agitar el bloqueo que impida la
exportación de minerales. Es el intento de incubar acá la violencia que vimos
en Chile, en Bolivia, en Ecuador y en Colombia antes de la pandemia. El
radicalismo estima que el desplome de 14% de la economía ya inevitable este año
es el caldo de cultivo perfecto para desorganizar el proceso electoral y hacer
un fiasco de las elecciones en la creencia de estar creando las condiciones
para la captura del poder. Es la fantasía usual del radicalismo que vive perpetuamente
en una burbuja política delirante. No habrá tal cosa. Pero el solo intento basta
para causar estragos, porque tiene eco fuera y espanta a las asustadizas aves
del capital.
Adentro, en cambio, el Perú cuenta con el mecanismo
incorporado de la informalidad. Los peruanos están acostumbrados a recursearse.
Es una válvula de escape ante las crisis. No es una solución, pero es un mecanismo
útil de control de daños provisional. Uno con el que, lamentablemente, Chile no
cuenta. Avanzar en la formalización del derecho a la propiedad es, en efecto,
lo que debe hacerse en apoyo de esos millones de peruanos que se valen de la informalidad
para salir adelante hoy.
Es lo que hay. Con título de propiedad y atención de salud ya
los peruanos quedarían bastante agradecidos.
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