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MEDIA COLUMNA
El “bancor” de Keynes
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Esta semana los
medios de comunicación han silenciado, escamoteado o minimizado en todas partes
un hecho que ha sacudido la economia mundial como la caída de un asteroide.
El oro llegó a los 2,086
dólares la onza antes de bajar y volver a subir luego a los 1,970 dólares en
que cerró el jueves. No va a parar. Goldmann Sachs anunciaba en junio que el
oro llegaría a 2,000 dólares en los siguientes doce meses. Ocurrió en dos. Un
experto en la bolsa de Londres pronosticaba el jueves que el oro llegaría a
2,500 dólares pronto. El Bank of America estimaba la semana pasada que no se
detendría hasta los 3 mil dólares.
El alza del oro es
la otra cara de la pérdida de valor del dólar, que vale hoy 50 veces menos que
hace 50 años. Para evitar eso, Keynes propuso en 1944 en Bretton Woods crear
una moneda mundial que no fuera el dólar. La llamó “bancor” (un diminutivo de banco
de oro). Estados Unidos se negó a aceptarla, pero Keynes logró como premio
consuelo fijar el dólar al oro a la tasa de 35 dólares la onza. Harry Truman le
prometió mantener ese vínculo siempre. Atribuyen a Truman la frase “the buck
stops here” (“la moneda para aquí”) referida a que el presidente de Estados
Unidos era el responsable de última instancia de la economía y la política
mundial.
Keynes insistió en
fijar el dólar al oro porque sabía que ese candado era lo único que mantendría
encadenados a los titanes del mito griego, hoy sueltos por el ancho mundo.
En 1971 Richard
Nixon incumplió la palabra de Truman (con el acuerdo de Milton Friedman). Rompió
el vínculo con el oro y dejó flotar al dólar a la oferta y la demanda en el
mercado global. Con ello obtuvo el control ahora absoluto del dinero mundial por
su monopolio de la emisión del dólar, el medio de cambio mundial y la moneda en
que los bancos centrales tienen sus reservas hasta hoy.
Desde entonces una
marea de dinero (y más tarde de papeles sin bienes detrás) ha inundado una y
otra vez la economía global generando burbujas de falso valor económico que
colapsan una tras otra.
Cuando en 1971 el
oro dejó de ser el respaldo del dólar, el petróleo pasó a ser su respaldo. El
dólar reposaría en adelante únicamente sobre una palabra empeñada, una decisión
política: el compromiso del primer productor de petróleo mundial –Arabia
Saudita- de que solo vendería su petróleo en dólares. Arabia Saudita aceptaría
únicamente dólares en los contratos de venta de su petróleo al mundo entero a
cambio de la protección militar de Estados Unidos para sus pozos y sus enormes reservas
de petróleo.
El petróleo, no obstante,
no es ya en el siglo XXI lo que fue en el siglo XX. Otras fuentes de energía lo
reemplazarán. Los autos eléctricos son el símbolo de ese cambio.
Y hoy el oro
desplaza al dólar como refugio del valor ante la incertidumbre global. Hemos
cerrado el círculo y vuelto al punto de partida. En la bóveda celeste de los
economistas Keynes debe estar pensando que tenía razón.
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Milton Friedman fue partidario de romper la camisa de fuerza que inmobilizaba la economía,al romper la paridad oro vs. dólar.
ResponderEliminarEn mi humilde y no versada opinión, creo que fue el artífice de la edad de oro que vivió el planeta.
Me pregunto:
¿Cómo puede desarrollarse una economía que depende de sí se encuentra o no nuevos yacimientos de oro, que permitan imprimir más billetes de dólares?
La emisión de más billetes de dólares depende de los nuevos bienes y servicios que se pongan a disposición de los consumidores y ello gracias a la inventiva, el trabajo arduo y el riesgo de los emprendedores.
Friedman se dio cuenta que el patrón del dolar NO era el oro, sino la motivación de esa clase extraordinaria de personas que se llaman emprendedores.