martes, 14 de mayo de 2019

MEDIA COLUMNA lunes 13 mayo 2019



ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Demolición de los héroes 

Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Los últimos héroes del siglo XIX americano fueron hombres como Vanderbilt en los trenes, Rockefeller en el petróleo, Carnegie en el acero, JP Morgan en la electricidad o Henry Ford en el automóvil. Fueron capitanes de la industria que construyeron Estados Unidos. Hoy, en la era de la posmodernidad y la realidad virtual, nos hemos dedicado a la demolición de los héroes.  No hay sitio para ellos en un mundo lleno de desencanto y suspicacia. 

No obstante, a veces la marea de descreimiento parece ceder derrotada por la resurrección de los héroes, los del pasado, donde es difícil distinguir entre el hombre y el mito. Basta revisar el menú de Netflix, donde todos los pueblos de la Tierra están contando su historia. Allí están renaciendo los emperadores romanos, y también los vikingos y sajones de la alta Edad Media; los gobernantes mongoles de la China de Marco Polo; los Papas y banqueros del Renacimiento y el Terror de Savonarola en la Florencia de los Medici; también los clanes escoceses del siglo XVIII; los fantasmas de Versalles de Luis XIV y el trágico final de esa era en el Terror de la guillotina; los constructores del Imperio Británico alrededor del globo; y los zares de Trotsky, Lenin y los bolcheviques de la revolución rusa. Todos bajo una mirada crítica, pero bondadosa.

No hace falta recurrir a la ficción. La realidad es mil veces más fantástica. Hay en efecto un caso en que la resurrección del héroe ocurre en la realidad de hoy. Viene del mundo musulmán, del Islam, y es la historia del héroe fundador del Imperio Otomano, que llegó a ser el más grande del mundo y duró más de 600 años desde el siglo XIII hasta la Primera Guerra Mundial. Es la saga del gran Ertugrul, origen de la dinastía de los otomanos, enemigos del Imperio Español de Carlos V en el siglo XVI y del Imperio Británico en el XX.

Lo que sucede ahí, sin embargo, es la refundación posmoderna de la identidad de la vieja Turquía, occidentalizada por Ataturk, aliada de la OTAN, y amiga de Rusia desde siempre y hoy. 

Solo que en esta narrativa no hay matices en el héroe, ni en sus múltiples antagonistas (entre quienes destaca el general mongol Noyan y su chaman Uduvilge). Son héroes o villanos full time, aun si hay espacio para migrar entre esos extremos y para la conversión sincera. El carisma de esta producción de televisión ha tenido al pueblo turco fascinado a lo largo de sus más de 200 capítulos.

Es la construcción de la realidad. Algo que Occidente no ha visto en décadas, educado como se halla en el claroscuro de la contradicción moral del héroe para reflejar la “realidad” histórica de una manera descarnada y brutal, lo que ha traido consigo la demolición de los héroes.

La producción turca está tomando el mercado sudamericano. La cuestión es que los héroes parecen indispensables para las sociedades emergentes. En el video en las redes de una manifestación política reciente en Estambul en respaldo del atribulado presidente Erdogan, ante miles de personas con banderas turcas y el presidente y su esposa en primera fila, aparecen en el estrado los héroes de la narrativa televisiva de Ertugrul vestidos de uniforme de batalla. No son los actores, son sus personajes los que están físicamente allí, y el pueblo aplaude agradecido.

Es el mundo de hoy, donde la frontera entre la realidad y la ficción ya no se sabe exactamente dónde se halla y a nadie le importa. Ya sea que se trate de una grosera manipulación o de un recurso legítimo, lamentarse está demás.  El hecho es que en el mundo musulmán los héroes están en plena resurrección. Y quizá en Occidente también.


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lunes, 13 de mayo de 2019

MEDIA COLUMNA domingo 12 mayo 2019



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¿Sabe Vizcarra lo que hace?

Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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En la mesa de juego mundial se sientan las potencias globales a apostar por los recursos naturales del planeta que cada uno necesita para sí en el siglo XXI. En esa mesa hoy, el cobre, el litio y el oro son más importantes que en el pasado. Los autos eléctricos del siglo XXI requieren el doble de cobre, y sus baterías serán de litio. Y los bancos centrales del planeta están comprando oro físico en cantidades crecientes como reserva de valor. Es el refugio ante el eventual colapso de una burbuja global.

El Perú tiene los tres recursos en el Sur –oro, cobre, litio-, ya sea al pie o dentro de los Andes. Los tienen también Chile y Bolivia, y su explotación necesita agua y energía. La pugna por la influencia geopolítica y el control estratégico en toda el área es algo con lo que vamos a tener que vivir. Esta es la premisa.

El presidente Martín Vizcarra dijo el viernes en Puno que estudia cómo abastecer de gas al Sur del Perú trayéndolo de Bolivia por gasoducto. La República lo puso en primera plana: “A Evo ya le planteé traer gas de Bolivia”. Fue hace dos años. Hoy existe un proyecto para abastecer siete regiones del Sur con ese gas. Hay una licitación en marcha y dos postores. Uno es la empresa estatal de gas de Bolivia. Al pronunciarse el Presidente, ¿no influencia en favor de Bolivia la decisión de la buena pro del proyecto Siete Regiones del Sur?

Este no es solo un proyecto comercial, es un proyecto geopolítico. El último plan para exportar el castrismo a América del Sur funcionó a través de la corrupción del empresariado y la clase política de nuestros países por la corrupta izquierda brasileña y su financiamiento de campañas. Ahora que pierde el control del petróleo de Venezuela, ¿vamos a ser tan ciegos de no ver que el objetivo es el control político del Sur del Perú para echar mano de sus recursos estratégicos?

¿Y qué mejor modo que hacer del Sur una región dependiente de energía alimentada por un gas cuyo abastecimiento puede ser interrumpido a voluntad? En el siglo XIX el Perú estuvo a punto de ser desmembrado para federar a Bolivia con el Estado Sur-Peruano. Ejemplos recientes de este tipo de acción geopolítica estratégica existen hoy mismo en el abastecimiento de gas a Europa a través de los ductos que atreviesan Ucrania.

Pero el Presidente Vizcarra cree ingenuamente por lo visto que se trata aquí solo de un contrato comercial de gas barato para el Sur, de la mano de su amigo, el presidente de Bolivia. Está siendo engañado. Naturalmente el gobernador regional de Puno, aliado político y admirador de Evo Morales, aplaude la iniciativa. ¿No ve el Presidente la enorme influencia personal de Evo sobre Aduviri? ¿Cree el Presidente que la izquierda no puede volver al poder en el Brasil (y en la Argentina)? ¿Y la energía del Sur va a depender de un gas que puede cortarse a voluntad desde fuera del Perú? ¿Va a entregar el presidente Vizcarra a Evo Morales y sus aliados políticos la llave de la energía del Sur del Perú y el control estratégico de sus recursos naturales para el siglo XXI?  


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jueves, 9 de mayo de 2019

MEDIA COLUMNA miércoles 8 mayo 2019



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Siento, luego existo

Jorge Morelli
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Nos acecha un sentimentalismo engañoso. En la pantalla solía estar confinado, pero se apoderó hace décadas de la señal abierta del mediodía, luego de la noche y finalmente de la entrevista en el cable y las redes sociales. Hoy la entrevista política es un reality. El disfuerzo es el show, el invitado es un pretexto. El entrevistado es el entrevistador. Sus opiniones son la noticia. Es un actor representando a un periodista. 

Parafraseando a Descartes, “siento, luego existo" parece el lema del siglo XXI. La duda de la conciencia se instaló en el siglo XX, pero el  siglo XXI se ve en la necesidad de dudar ahora sistemáticamente del inconciente. 

La materia prima del seudo periodista-actor encubierto son las emociones. Parecen confiables porque se las expresa con oficio. Dicen algo del actor, pero son falsas noticias que el actor finge creer y el público da por ciertas, viralizándolas hasta sepultar la verdadera información bajo una montaña de ruido. Cualquier pretexto es bueno para el guión cotidiano. El libreto puede ser la engañosa idea de la justicia como un derecho natural, presentada como instrumento legítimo de la lucha contra la corrupción. Pero no es sino la corrupción del oficio periodístico convertido en instrumento de extorsión política. 

Hoy que el engaño comienza a quedar al descubierto se viraliza la desconfianza radical hacia todos salvo el entorno de confianza: el grupo de amigos, la familia. Es una recaída en el estado de naturaleza anterior al contrato social.

Es una nueva emoción: la del desencanto. Y la venganza ante el desencanto es engañar a otro. En la cadena de la viralizacion en las redes, me libro del mal contagiándolo deliberadamente. La noticia falsa es el virus. El desencanto puede desembocar fácilmente en la violencia. Cuando sirve de  fundamento a la acción política se transmuta en Terror. Su expresión concreta y anónima es la violencia mental que implica la violación cotidiana de la presunción de inocencia.   

La trampa se cierra, nos encierra, en una conducta obsesiva que gira en torno a la culpa, que hay que castigar en chivos expiatorios. Se necesita responsabilizar a alguien. Como es inconcebible que el mal sea cosa del azar, el mal termina siendo funcional al castigo de alguien y al beneficio de su adversario.

No hay otra salida de este laberinto que cancelar el pasado con todas sus cuentas pendientes. Y es en la acción donde está el remedio. En la decisión politica misma de hacerlo.

No es el que piensa ni el que siente el que existe, sino el que actúa para cambiar la realidad.


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martes, 7 de mayo de 2019

MEDIA COLUMNA lunes 6 mayo 2019




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Rehenes de Diosdado

Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Según el diario El Español, la semana pasada Trump, Putin y Guaidó tenían arreglado con Maduro el exilio para este, pero el número dos, Diosdado Cabello, se negó de plano. Si es cierto, el hombre fuerte en Venezuela hoy es Cabello. Nicolás Maduro es su rehén.


El diario revela, de fuentes de la negociación del fallido exilio, que Vladimir Putin había aceptado el esquema luego de que Juan Guaidó le ofreciera garantías de que la enorme deuda de Venezuela a Rusia sería reconocida por su gobierno. Se acordó que Maduro se iría a Cuba o a la República Dominicana, posiblemente camino de Moscú. El diario añade que ya había un avión preparado.

Solo que no contaban con Diosdado.

Diosdado no estaba en condiciones de conseguir una salida. Tiene una orden de captura internacional de la DEA, que lo acusa de operar un cartel chavista del narcotráfico aliado de las FARC. Según El Nuevo País, además, es la perfecta cabeza de turco. “Trump lo quiere preso, a Putin no le va nada en su destino” y Juan Guaidó necesita “darle al pueblo alguien que pague su desesperación”. Para Diosdado no había salida.

Ocurre, sin embargo, que Diosdado controla hasta el momento el Ejército de Venezuela o al menos parte de él, aunque sea solo “como representante de los jefes militares ante el régimen más que como su líder”, según El Nuevo Pais. Como no tenía salida, se negó a acatar los términos negociados para Maduro.

Todo esto fue calculadamente hecho público por John Bolton, asesor de la Casa Blanca, para agudizar las contradicciones al interior de lo que queda de la dictadura venezolana. Bolton dijo que "el ministro de Defensa, el presidente del Tribunal Supremo y el jefe de la Guardia Presidencial han sido identificados como quienes estaban negociando con la oposición". Y añadió: "si eres Nicolás Maduro, ¿podrías seguir mirando a la cara a tu ministro de Defensa y confiar en él? No lo creo. Pienso que Maduro está ahora dentro de una botella llena de escorpiones y ya es todo cuestión de tiempo".

Pero en el nuevo escenario Maduro ya no manda. Diosdado es el que manda hoy. E impide la salida de Maduro, que es su rehén.

Hay, por último, otra pieza importante en el rompecabezas armado por el diario español, a quien desde el Perú deberíamos prestar mucha atención. Este es Tareck El Aissami, ex ministro de origen libanés y negociador petrolero venezolano en la OPEP a a quien, según el diario, se considera “el enlace del régimen chavista con Irán y el grupo terrorista chií Hizbulah, que utiliza a Venezuela como base de operaciones en el cono sur americano”. En el confuso escenario de la extorsión a la mayor mina de cobre del Perú en Las Bambas, apareció desde un inicio también un agente vinculado a Irán. Esta puede ser la pieza clave del que será el intento de controlar, ya sin el petróleo venezolano, los recursos naturales estratégicos para el siglo XXI en esta parte del continente: el cobre, el litio, el oro y el agua.


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lunes, 6 de mayo de 2019

MEDIA COLUMNA domingo 5 mayo 2019



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El Plan B

Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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El martes 30 de abril circuló en las redes el video de un feroz episodio entre un coronel cubano y un sargento venezolano que se negaba a cumplir sus órdenes. En un instante, el sargento levanta el fusil y le dispara a la cara al cubano, matándolo en el acto. No está claro si se trata de fake news, bien podría serlo. No importa. Es la primera vez que ocurre algo así en la historia de las relaciones de Cuba con América Latina viralizado en las redes. Es la señal.

Desde 1959, Cuba no ha tenido otra idea que la meta obsesiva de exportar el castrismo a Latinoamérica. Fracasó con Allende en Chile, con Velasco y después con el MRTA en el Perú, con los Tupamaros en Uruguay, con los Montoneros en Argentina, hasta que finalmente logró echar mano con Chávez y Maduro del petróleo de Venezuela, su objetivo estratégico. Y consiguió al mismo tiempo un aliado estratégico en el Foro de Sao Paulo y el gobierno corrupto de la izquierda en el Brasil que tanto daño nos ha hecho.

Hoy todo ese tinglado se está desarmando, pero Cuba no ha renunciado. Tiene un Plan B y  es el Perú. El sur del Perú, específicamente. Desde Bolivia, donde Evo Morales sigue haciendo hoy llamados a respaldar la feroz dictadura de Venezuela, el Plan B cubano consiste en echar mano del abastecimiento de energía al Sur. Lo intenta a través de la licitación en Proinversión del contrato denominado Siete Regiones para abastecer de gas, como su nombre indica, a siete regiones del Sur del Perú comenzando por Puno donde el gobernador regional, Walter Aduviri, es su admirador incondicional y su aliado politico. Pensando en Moquegua acaso, el presidente Martín Vizcarra está a punto de caer en la trampa si el Perú otorga esa licitación a la empresa estatal boliviana del gas, uno de los dos postores.     

Poner en manos de Evo Morales el control de la energía del Sur peruano es un acto temerario, porque Cuba y sus aliados globales no van a dejar ir a Bolivia, y el Plan B cubano apunta a controlar en el futuro la explotación de los recursos naturales bolivianos, del sur peruano y del norte chileno, estratégicos para el siglo XXI: el cobre y el litio para la fabricación de las baterías de los autos eléctricos y de los autos mismos, que requieren el doble de cobre que los actuales. Y el control también del oro físico como reserva de valor en bóveda; e incluso de la coca como recurso que genera liquidez que el oro puede lavar.

Si a Evo se le preguntara quién es la figura histórica que le merece la mayor admiración, probablemente contestaría Andrés de Santa Cruz. Boliviano como él, Santa Cruz concibió la Confederación Perú Boliviana luego del fracaso del plan máximo de la Federación Sudamericana de Bolívar. Cuando la Confederación también se mostró imposible -pero lograda ya la división del Perú entre Estado Nor-Peruano y Estado Sur-peruano-, Santa Cruz abrigó todavía su propio plan mínimo esta vez desde Bolivia: la fusión del Alto Perú como aun se le llamaba entonces a Bolivia con el Estado Sur-peruano. Hoy el plan máximo de Evo Morales y sus patrones cubanos probablemente tiene esto de alguna oscura manera en mente.

Hoy que cae la dictadura cubana en Venezuela, estemos preparados. El manotazo final del castrismo moribundo es en el Sur del Perú. Siempre ha sido el espacio donde se ha decidido la suerte de los grandes cambios en la historia de América del Sur.


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jueves, 2 de mayo de 2019

MEDIA COLUMNA miércoles 1 mayo 2019




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No se derroca al poder
sin consecuencias


Jorge Morelli
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Una encuesta reciente descubre la pólvora. A saber, que un 70 % de los peruanos estaría de acuerdo si el gobierno cerrara el Congreso. No conozco ningún país donde, preguntado, el pueblo no responda de manera similar. Lo mismo sucede cada vez que los sabios ven con alarma que Latinobarómetro pregunta a los sudamericanos si estarían de acuerdo con un gobierno autoritario y un porcentaje alto responde que sí. Se alarman innecesariamente, sin embargo, porque es la pregunta la que no está bien hecha. Los pueblos prefieren la democracia, lo que no quieren es una democracia de baja gobernabilidad, como la nuestra.

Publicada el domingo pasado la “noticia” en primera plana de algunos medios gobiernistas, el rumor instantáneo es que el gobierno prepara a la opinión pública para cerrar el Congreso. Una bravata para responder a otra: la iniciativa igualmente afiebrada de promover la vacancia de la Presidencia de la República.

No ocurrirá ni una ni otra cosa. El conflicto de poderes de nuestra democracia de baja gobernabilidad produjo en este quinquenio ya la vacancia de la Presidencia. Algo que no debió ocurrir. Era inevitable el proceso al mandatario, pero pudo y debió hacerse al final de su gobierno, como ocurrió con todos sus antecesores. Forzar la vacancia, en cambio, fue el punto de partida de una sucesión de eventos funestos que hoy tenemos que lamentar.

Si no fuera por la vacancia “por incapacidad moral permanente” –una figura que no está definida en ninguna parte de nuestra legislación-, tampoco ocurriría hoy la ignominiosa e innecesaria detención preliminar del renunciante ex presidente, hallándose enfermo. Tampoco habría sido anulado el indulto al ex presidente Alberto Fujimori que determinó, a pesar de su precaria salud, su regreso a una prisión injusta que agravia a la mitad de los peruanos (que guarda silencio). Tampoco habría perdido la libertad su hija, víctima del abuso de la prisión preventiva. Y menos aún habría tenido lugar la terrible muerte delex presidente Alan García, que ha sumido al país en un estado de shock al borde la violencia entre sus detractores y sus defensores.

Esta cadena de infortunios nace de esa sola y única decisión política, que abrió la caja de Pandora. Perdimos todos una guerra que, como se sabe, siempre tiene resultados imprevisibles en lugar de ganar entre todos la paz que trae frutos insospechados.

No se derroca al poder sin consecuencias. Creer que, haciéndolo, se puede controlar los eventos que resulten de ello es una ingenuidad temeraria. Nadie controla lo que ocurre luego de derribar a un gobierno. Se da curso a una sucesión en la que solo habrá más de lo mismo. Una tras otro irán rodando las cabezas, seguidas luego en la guillotina virtual por quienes creyeron estar almargen sin tomar partido. Esa es la nagturaleza del Terror. Se vuelve contra quienes lo desatan. Debieron saberlo Trotsky, el verdugo de la revolución bolchevique asesinado por su propio socio; Robespierre, el Incorruptible, que fue a la guillotina de la Revolución a la que envió hasta a su amigo Danton; o Savonarola, el fraile demente de la Florencia de Maquiavelo en la misma hoguera a la que condenó a tantos.

El Terror es un hueco negro que todo lo devora, y es hora de ponerle fin entre nosotros. Comenzando por deponer las amenazas recíprocas, patéticas a estas alturas, de disolver el Congreso o vacar nuevamente la Presidencia. Ya basta de juegos imbéciles con la vida y la libertad de las personas.    


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martes, 30 de abril de 2019

MEDIA COLUMNA lunes 29 abril 2019



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El autoengaño


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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En el diálogo de Las Bambas ya no está el premier, Salvador del Solar, quien ahora está pactando acuerdos con comunidades amazónicas que amenazan con interrumpir el Oleoducto Nor Peruano.

En Las Bambas participan ahora 38 dirigentes de Cotabambas, por el gobierno el ministro de Justicia y el viceministro de Gobernanza de la PCM, por el Poder Judicial el jefe de Control Interno de la Magistratura y un juez superior, y por el Legislativo un congresista de Apurímac de las filas de izquierda de Verónika Mendoza.

El diálogo versa ahora sobre la anulación de las denuncias contra 500 detenidos, puesta como condición por el dirigente de Fuerabamba, Gregorio Rojas, para no retomar el bloqueo. El gobierno se compromete a gestionar ante el Ministerio Público el archivamiento de las denuncias de menos importancia. Control Interno de la Magistratura designaría ahora un equipo de jueces para investigar cada caso en el plazo de dos semanas. El congresista habría ofrecido, por su parte, un proyecto de Ley de Amnistía en el plazo de una semana. No parecen plazos factibles. El acuerdo del pasado 11 de abril firmado por el premier Del Solar incluía, obstante, el compromiso de anular las denuncias incluso contra los acusados de extorsionar a la empresa minera de Las Bambas. Ahora las partes estarían aceptando tácitamente que eso no va a ocurrir. Este es el gran progreso.

En el otro diálogo, mientras tanto, el de las comunidades amazónicas de los ríos Pastaza, Tigre, Corrientes y Marañón, el Premier y el ministro de Energía y Minas asumen el compromiso de crear una “comisión mixta” que monitoree el cumplimiento de compromisos anteriores. Y que elabore también un plan para el “cierre de brechas” (es el newspeak) en la Amazonía.

Es un plan con “ejes” (de nuevo el newspeak) en salud, educación, agua y saneamiento, energía, conectividad y comunicación, seguridad alimentaria y proyectos productivos. En la comisión están, en este caso, representantes de las comunidades, del gobierno regional, de las municipalidades provinciales y distritales, y de los ministerios del Ambiente, Cultura, Salud, Educación, Inclusión Social, Justicia, Vivienda, Transportes y Comunicaciones, Mujer, Produce, Agricultura, Economía,y las empresas Petroperú y Perupetro. O sea, es el mar y todos sus pescados.

El Estado peruano –hay que decirlo en voz alta- sencillamente no es capaz de cumplir todo eso y, en los hechos, el mensaje es que se puede bloquear una carretera o un oleoducto impunemente para obligar al Premier a escuchar. Y eso es todo. Ninguno de los dos diálogos, por lo tanto, parece estar yendo a buen puerto con acuerdos ejecutables y duraderos que aborden el tema de fondo: la garantía de los derechos de propiedad de la tierra.

Es un autoengaño, uno que ambas partes fingen para sus respectivos fines políticos. Según se mire, es una manera de ganar tiempo y de perderlo al mismo tiempo.
 

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