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MEDIA COLUMNA
Imanes de locos
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Hace como cuarenta
años diseñé un plan para llegar al poder. Primero, ser profesor universitario.
Segundo, trabajar en el Estado. Tercero, fundar un instituto de estudios para no
dejarle al enemigo el campo libre en la lucha por el paradigma generacional.
Cuarto, usar el instituto para echar mano de un periódico. Quinto, usar el periódico
para construir un partido. Finalmente, llegar al poder co el partido.
Mi plan
funcionó a medias, aunque para nada en el orden indicado. Como regla general,
eso prueba que los planes valen poco en la vida y que lo que importa es pesar sobre
la realidad como el agua, que se precipita por la grieta que se abre aunque no
obedezca a ningún plan. Carpe diem. Después de todo, como decía Lennon, la vida
es lo que le pasa a uno mientras está ocupado haciendo otros planes.
Además, en el Perú
-donde todo es cambiante- las reglas, las premisas mismas sobre las que descansaba
mi plan se fueron al hoyo. Primero, resulta que llegar al gobierno hoy no
significa llegar al poder. Hubo un tiempo en que los politicos eran líderes. Hoy
basta con un héroe producido mediáticamente. Cualquiera llega al gobierno, pero ya nadie
llega al poder.
Segundo, tampoco
los partidos políticos sirven ya de nada. Nadie cree en ellos. Ninguno de los
jóvenes que conozco tiene el menor interés en aproximarse a alguno y, si me
preguntaran, trataría de disuadirlos. No tiene sentido hacerse de un partido.
Un medio de comunicación es más eficaz si conseguir el gobierno se trata, pero
tampoco sirve para llegar al poder.
Partidos y medios
no son hoy vehículos de ideas. Sirven para acarrear emociones, impresiones de
los sentidos. Siento, luego existo es el paradigm de la era. Y las redes son el
universo de la nueva realidad. La verdad cruda es que partidos y medios no son hoy
sino imanes de locos, alucinados con proyecto. Solo se puede alcanzar una
apariencia de poder fugaz y engañosa. Todos hemos tenido nuestra cuota de fama.
Grande o pequeña, es una ilusión vana. Por ahí no se llega al poder, ni
siquiera al gobierno ya. El demencial Pensamiento Gonzalo decía que, salvo el
poder, todo es ilusión. Hoy el poder mismo es una ilusión.
Queda traducir ideas
en imágenes instantáneamente comunicables. Es el nuevo lenguaje ecuménico. El diseño
emocional es toda una apuesta al azar. En una de esas, quién sabe, como el
burro del cuento que toca la flauta una vez por un instante una imagen, una palabra,
un acto cualquiera se conecta con lo que la gente siente. No es sino la sombra de
una idea en la pared de la caverna pero, nunca se sabe, una chispa puede reinventar
el fuego.
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