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MEDIA COLUMNA
Que sigan el Ejército y
la Policía en las calles
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
La vigilancia
militar y policial debe continuar en las calles de manera indefinida o incluso permanente
en adelante. Es la oportunidad de poner bajo control la seguridad ciudadana y
aplastar la delincuencia.
Durante la
cuarentena, la delincuencia en las calles se ha reducido en un 80 por ciento, lo
que la experiencia cotidiana confirma. Pero podemos estar seguros de que, si la
vigilancia policial y militar no continúa al término de la cuarentena luego del
10 de mayo, en una semana estará de regreso en los mismos niveles en que se
hallaba antes de la pandemia.
Ahora o nunca,
entonces. Este es el momento en que es posible dar un golpe decisivo. No
faltarán, seguramente, los que salgan a reclamar por los derechos humanos de
los choros, o los pequeños intereses que denuncien un plan maligno del gobierno
para instaurar la dictadura. No hagamos caso de los tontos.
Por primera
vez en la historia el costo no es un problema hoy. El déficit fiscal nadie nos
lo va reclamar y tampoco el endeudamiento. Todos los países del mundo están
igual o peor. Estados Unidos tendrá un déficit fiscal de 15 por ciento del PBI
este año, y el Perú llegará a uno de seis por ciento. El Perú está recibiendo
la bendición de las calificadoras de riesgo y se apresta a colocar otros cuatro
mil millones de dólares en bonos en el mercado global. Y los mercados los van a
comprar. Tampoco faltarán llorones. Pero Italia tendrá una deuda de 117 por ciento del PBI y nosotros llegaremos a 34
por ciento.
Ojo, sin
embargo, a lo siguiente que hay que tener perfectamente claro. No se trata necesariamente
de prolongar el toque de queda, sino de mantener los retenes nocturnos desde y
hasta cierta hora. Si esto requiere o no de un estado de emergencia es harina
de otro costal, que puede además regularse según sea necesario.
¿Supone esto
retribuir con un bono especial a los miembros del Ejército y la Policía que
deban hacer la guardia? Claro que sí. Su esfuerzo enorme debe ser generosamente
retribuído, lo que será seguramente aplaudido por todos, como lo ha sido su
presencia a lo largo de 50 días de aislamiento.
El seguimiento
estadístico diario de la delincuencia en todas las grandes ciudades del Perú permitirá
aprender a regular la presencia vigilante progresivamente, hasta que los índices
del delito en las ciudades del país sean puestos bajo control y devueltos a niveles
manejables con los medios de la tecnología actual.
No perdamos la
oportunidad. Estoy seguro de que la opinión pública no dejará caer la
iniciativa si los medios de comunicación la recogen y la hacen suya. Es un
clamor de la ciudadanía. Escuchémosla.
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