miércoles, 6 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 6 mayo 2020




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MEDIA COLUMNA
Que sigan el Ejército y
la Policía en las calles

Jorge Morelli
@jorgemorelli1

La vigilancia militar y policial debe continuar en las calles de manera indefinida o incluso permanente en adelante. Es la oportunidad de poner bajo control la seguridad ciudadana y aplastar la delincuencia.

Durante la cuarentena, la delincuencia en las calles se ha reducido en un 80 por ciento, lo que la experiencia cotidiana confirma. Pero podemos estar seguros de que, si la vigilancia policial y militar no continúa al término de la cuarentena luego del 10 de mayo, en una semana estará de regreso en los mismos niveles en que se hallaba antes de la pandemia.

Ahora o nunca, entonces. Este es el momento en que es posible dar un golpe decisivo. No faltarán, seguramente, los que salgan a reclamar por los derechos humanos de los choros, o los pequeños intereses que denuncien un plan maligno del gobierno para instaurar la dictadura. No hagamos caso de los tontos.

Por primera vez en la historia el costo no es un problema hoy. El déficit fiscal nadie nos lo va reclamar y tampoco el endeudamiento. Todos los países del mundo están igual o peor. Estados Unidos tendrá un déficit fiscal de 15 por ciento del PBI este año, y el Perú llegará a uno de seis por ciento. El Perú está recibiendo la bendición de las calificadoras de riesgo y se apresta a colocar otros cuatro mil millones de dólares en bonos en el mercado global. Y los mercados los van a comprar. Tampoco faltarán llorones. Pero Italia tendrá una deuda de 117  por ciento del PBI y nosotros llegaremos a 34 por ciento.

Ojo, sin embargo, a lo siguiente que hay que tener perfectamente claro. No se trata necesariamente de prolongar el toque de queda, sino de mantener los retenes nocturnos desde y hasta cierta hora. Si esto requiere o no de un estado de emergencia es harina de otro costal, que puede además regularse según sea necesario.

¿Supone esto retribuir con un bono especial a los miembros del Ejército y la Policía que deban hacer la guardia? Claro que sí. Su esfuerzo enorme debe ser generosamente retribuído, lo que será seguramente aplaudido por todos, como lo ha sido su presencia a lo largo de 50 días de aislamiento.

El seguimiento estadístico diario de la delincuencia en todas las grandes ciudades del Perú permitirá aprender a regular la presencia vigilante progresivamente, hasta que los índices del delito en las ciudades del país sean puestos bajo control y devueltos a niveles manejables con los medios de la tecnología actual.

No perdamos la oportunidad. Estoy seguro de que la opinión pública no dejará caer la iniciativa si los medios de comunicación la recogen y la hacen suya. Es un clamor de la ciudadanía. Escuchémosla.
  


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lunes, 4 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 3 mayo 2020


MEDIA COLUMNA
Bullying del Congreso


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


Los grandes fondos de pensiones globales –que manejan más de 2.5 millones de millones de dólares- están comprando bonos, no vendiéndolos.


No obstante, el Congreso obliga a vender en diez días el 25% de los activos del fondo de los pensionistas del Perú.

 

Mientras otros fondos compran bonos, el fondo de los pensionistas del Perú vende los suyos. Hecha de la noche a la mañana, como ha ordenado el Congreso, la venta no puede hacerse sin pérdida para todos los pensionistas, sea que retiren o no su dinero del fondo.


Los que venden bonos son los Estados. Los fondos de pensiones de la economía global compran bonos porque buscan hoy en los Estados un refugio para el valor que es de propiedad de sus pensionistas. La demanda de bonos hoy se halla en su mayor nivel en siete años. Salen como pan caliente.

Los fondos de pensiones compran incluso bonos del Estado peruano y por eso el gobierno ha podido colocar exitosamente tres mil millones de dólares en bonos en el mercado global. Y acaba de anunciar que colocará cuatro mil millones más.

Es para financiar el gasto necesario para salir de esta pesadilla. Evidentemente, eso disparará la deuda y el déficit fiscal. Pero España tendrá este año un déficit fiscal de 10%, Italia uno de 12% y Estados Unidos uno de 15%. El nuestro llegará a 6%. La deuda española es de 115% del PBI, mientras la nuestra pasará la barrera prohibida del 30% para llegar a 34%. El déficit y la deuda es el único modo de salir de esto. Es la nueva ”normalidad”. Rojo es el nuevo azul en todas partes.

No hay que tenerle miedo. No habrá inflación porque la economía está parada. Pero es un escenario que hay que manejar con mucho cuidado. Y este es el escenario que el Congreso ha elegido para interferir en el proceso de la economía con una decisión demagógica, disputándole el timón de la nave a quien la dirige para sabotear la decisión política que –mejor o peor- tiene que ser forzosamente una sola en medio de la tormenta.

La actitud del Congreso demuestra que no es nada nuevo, sino más de lo mismo. No ha olvidado nada y no ha aprendido nada, como la aristocracia restaurada de Francia. Y a esto se prestan todas las bancadas. Vergonzosamente, también la de Fuerza Popular, heredera del gobierno que creó el fondo privado de los pensionistas del Perú.  


Este no es un conflicto más entre poderes propio de tiempos normales. Estos no son tiempos normales. El Congreso ha atravesado la delgada línea roja esta vez. Lo que esta haciendo el Legislativo es usurpar la conducción de la economía, despojar al Ejecutivo de una atribución constitucional. Y amedrentado, este no reacciona aun ante el bullying parlamentario.

domingo, 3 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 29 abril 2020




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Fin del club
de los cuatro


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


Los bancos han hecho méritos. Están cobrando poco en la competencia entre ellos mismos por la colocación de los créditos de Reactiva Peru. No concertaron ofertas entre sí. Virtudes de la competencia.

El oligopolio bancario dio su última batalla tratando de cobrar tasas de interés de 8 o 10 por ciento para colocar los fondos de la reactivación y terminó otorgando tasas de menos de uno por ciento gracias a la libre competencia en las subastas del BCR.

De cualquier modo, demasiado poco, demasiado tarde. El Perú ha autorizado ya el ingreso al “sistema financiero” –si así puede llamarse al club de los cuatro-, de uno de los bancos más grandes del mundo, el Bank of China.

El nuevo mejor amigo chino está listo para competir apoyando los negocios peruanos en China y los negocios chinos en el Perú, operando libremente en cualquier actividad bancaria. Para eso ha sido expresamente autorizado. ¿Qué es el Bank of China? En 2019 fue calificado por el Financial Stability Board por noveno año consecutivo como uno de los bancos globales sistémicamente importantes. Ocupa, según The Banker, el cuarto puesto entre los mil bancos del mundo. Las calificadores de riesgo S&P, Moodys y Fitch le mantienen una calificación de A en plena crisis.

Como se ve, los bancos locales son unos pitufos a su lado. En buena hora. Por fin esa presencia inyectará verdadera competencia libre en un mercado que por décadas ha sido un coto de caza reservado al club de los cuatro (aunque en apariencia haya quince bancos compitiendo en el mercado local). 

Con la llegada del Bank of China, el oligopolio local de los bancos tiene los días contados. Tal vez esto tenga alguna relación con la decisión personal del presidente del directorio del mayor de los bancos peruanos de regresar a ponerse al frente del timón de su nave insignia, dejando el olimpo del holding del gupo empresarial en otras manos. El almirante regresa a ser capitán de buque. Tal vez todavía tenga el olfato para encontrar su ballena blanca. Le hará bien, luego de la nefasta experiencia de las donaciones políticas. Estas no se repetirán nunca más en ese banco al menos.    

Acá no habrá vuelta atrás. Las tasas de interés van a bajar. La emergencia y las subastas de fondos del BCR han puesto en evidencia hasta dónde pueden los bancos bajar las tasas cuando se juegan la imagen ante la opinión pública y a la larga su supervivencia misma.


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domingo, 26 de abril de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 26 abril 2020



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MEDIA COLUMNA
Hablemos claro

Jorge Morelli
@jorgemorelli1


El déficit fiscal llegará a 9.5 o 10 por ciento del PBI en 2020, estima un banco privado. Y su financiamiento llevará la deuda pública a un 34 por ciento del PBI.   

Ibamos a volver el 2021 al uno por ciento de déficit que ordena la regla fiscal, y la deuda -que hasta hace poco era de 26 por ciento del PBI- no iba a pasar de 30. Nada de esto sirve ya. Estamos ante una nueva “normalidad”. El déficit fiscal de Italia, por ejemplo, será de 12 por ciento este año, y el de Estados Unidos de 15 por ciento. Ni el FMI, ni ninguna clasificadora de riesgo va a reclamar nada ante semejante escenario.

No obstante, ya hemos estirado la pita hasta donde no da más. En marzo, el gasto aumentó 12 por ciento y el ingreso cayó -19. Y habrá que gastar todavía más para aplanar la curva del contagio y evitar la quiebra de las empresas y la pérdida del empleo de sus trabajadores.

Consecuentemente, el gobierno piensa ahora en un nuevo impuesto que, tomado de un proyecto del Frepap, se aplicaría a los ingresos -no está claro si de más de un millón de soles anuales o  de diez mil soles mensuales- con una tasa creciente. La decisión, sin embargo, es del Congreso. Tendrá que delegarle facultades al gobierno, que ya anunció que las pedirá. Muchos creen que el nuevo Congreso aprobará el impuesto para “millonarios” por la misma razón que aprobó la ley que permitiría el retiro del 25 por ciento del fondo de los pensionistas del Perú: porque el populismo es su divisa y su capacidad para la demagogia se encuentra intacta.

Hay, no obstante, otra solución. Depende de los bancos y sus AFP -que manejan el fondo de los pensionistas del Perú- y de la decisión política del Estado peruano.

El fondo de pensiones –el privado y el público- fueron creados para invertir en el largo plazo. En recursos que se hallan debajo del suelo -mineros y energéticos- o sobre el suelo –bosques e infraestructura de agua-. No en papeles en las bolsas globales que no tienen bienes detrás, o en constructoras dudosas, como el penoso caso de todos conocido.

Pero han salido a la luz pública 400 mil pequeños mineros agrupados en federaciones en Arequipa, Puno, Ayacucho, Madre De Dios, Ica, La Libertad, Ancash, Cajamarca y Huánuco, de quienes dependen más de un millón de empleos directos e indirectos. El valor de su producción alcanza los 3 mil millones de dólares al año. Han tomado la decisión de capitalizar sus operaciones.

En reciente manifiesto señalan: “provenimos de las clases populares del Perú y casi todos somos o estamos asociados a los que habitan la superficie de los grandes yacimientos mineros”. “Hemos estudiado el plan propuesto por el doctor Hernando de Soto y estamos convencidos de que la ley y convenios y tratados internacionales amparan nuestros derechos y títulos”. Lo que falta es retirar las trabas que impiden capitalizar, señalan. Eso no depende solo del Estado peruano, sino de los bancos y sus AFP, para que se pueda invertir el fondo de pensiones en el largo plazo en el Perú. Si las superficies son activos sin papeles que puedan transarse en Nueva York, hay que dárselos. De eso se trata. Los bancos saben cómo hacerlo.

Todo el secreto de la propuesta de De Soto consiste en consolidar la propiedad de la superficie sobre los recursos naturales, hoy bajo control de quienes no tienen los papeles que hacen falta para tener propiedad verdadera. La propuesta ha sido endosada públicamente por Antauro Humala, cuyo partido se halla hoy en el Congreso. Y ha sido expuesta hace muy poco por el propio De Soto nada menos que en el aula magna de la Universidad de Huamanga a invitación de los profesores huamanguinos y los comuneros de la región. Incluso Ezequiel Atacusi se pronunció una vez a favor de estas ideas.

Esa propuesta es el modo en que miles de comuneros, mineros y agricultores del Perú que tienen las superficies pueden crear capital en base al derecho de propiedad. Es, al mismo tiempo, el modo de incluir a millones de comuneros en el fondo de los pensionistas del Perú y así romper el cerco que hoy limita su crecimiento.

“Estamos sentados sobre reservas mineras probadas que tienen un valor 18 veces mayor que el Presupuesto del Estado peruano”, dice el manifiesto. “Nosotros los mineros somos parte importante de la solución”, aseguran. Tienen toda la razón. El PBI del Perú es de unos 250 mil millones de dólares. El Presupuesto del 2020, de unos 50 mil millones de dólares. El déficit fiscal del 2020, de 10 por ciento del PBI, llegaría a unos 25 mil millones de dólares.

Pero el valor de los recursos naturales bloqueados bajo la tierra solo en el Perú es de un millón de millones de dólares, cuatro veces el tamaño del PBI. ¿Estamos claros?


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sábado, 25 de abril de 2020

MEDIA COLUMNA viernes 24 abril 2020



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Mentiras blancas

Jorge Morelli
@jorgemorelli1


Hoy la pandemia universal ha suspendido el tiempo.

Unos alertan que todo en adelante será mucho peor, porque al fin hemos desembocado en la era del Big Brother global. 

Y otros creen de buena fe que el mundo no volverá a ser el mismo. Que será mejor. Son mentiras blancas.

Ambos se equivocan. Concluida la  pandemia, nuestra vida política volverá a ser exactamente la misma. No hemos trincado el timón de la nave y la marea nos lleva donde quiere. Somos actores de una obra que no entendemos.

Nuestra vida politica no será mejor, porque por complacencia o desidia imaginamos que la democracia de baja gobernabilidad que hemos tenido por 20 años es “normal”. No es así. Basta tomar nota de la actitud del nuevo Congreso.

Queremos a toda costa creer que la democracia irá mejorando con el tiempo. No mejorará en absoluto hasta que rediseñemos el equilibrio de poderes. 

Lo de hoy es un paréntesis que obliga a tomar decisiones (y lo permite). Pero no hay aún conciencia del problema. Pronto volveremos a la democracia de baja gobernabilidad y a la parálisis politica.

Así las cosas, las casandras que hablan de un futuro políticamente aciago para el Perú son profetas tardíos. Ese futuro esta aquí desde hace mucho. Es la democracia de baja gobernabilidad.

Desde la trágica republica de Roma -que produjo el asesinato de César solo para incubar el Imperio de Augusto-, el destino inexorable de las sociedades incapaces de comprender la falla en su arquitectura politica y rediseñarla es verse condenadas a repetir siempre el mismo guión sin saber por qué.

Conocer el proceso de la historia es el modo de escapar de ese destino. Porque la democracia de baja gobermabilidad desemboca siempre, inexorablemente, en  la trampa circular de la demagogia y el autoritarismo. Pero es necesario entender ese proceso político con claridad para poder enmendarlo y llevar la nave a buen puerto.

Pocos emprenden este viaje dejando atrás a unos ocupados en roer amargas raices eternamente y a otros perdidos en sueños estériles. Estamos solos. Pero recitamos la Plegaria de la Soledad: "yo no pido, Señor, sino que exista un puerto en alguna parte".


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miércoles, 22 de abril de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 22 abril 2020





MEDIA COLUMNA
Mefistófeles o la 
verdad a medias 


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


El lunes 20 de abril del año del coronavirus es un día que pasará a la historia de la economía. El barril  de petróleo Texas ha perdido el 300% de su valor en el mercado y su precio es negativo por primera vez desde que se llevan estadísticas. El barrilestá en la absurda cifra de US$ -35 dolares. O sea, a uno le pagan para que se lo lleve.

Hay una causa mediata y otra inmediata. La primera es que la oferta es mucho mayor que la demanda. La inmediata es que no hay donde almacenar la sobreproducción.

Pasa inadvertido, en cambio, que el precio del oro se mantiene estable en el firmamento.

John Keynes le hizo prometer a Harry Truman en 1944 que EEUU respetaría el vínculo del dólar al oro, a razón de 35 dólares la libra. Richard Nixon rompió esa promesa vigente desde Bretton Woods en 1944.

Ese mismo día la libra de oro pasó a costar el doble: 70 dólares. Y Arabia Saudita pasó a recibir dólares que valían la mitad que antes por la misma cantidad de petróleo. En 1973, subió el precio cuatro veces.

Estos socios mal avenidos firmaron, sin embargo, ese mismo año un acuerdo histórico. En adelante, todas las operaciones de compraventa de crudo se realizarían solo en dólares. Indirectamente, era una forma de devolverle al dólar un respaldo de valor, en petróleo. En adelante, se llamarían “petrodólares”.

El lunes 20 de abril del año del coronavirus, sin embargo, el petróleo Texas tenía un precio negativo en el mercado. No es ya ningún respaldo para el dólar porque no es ya un refugio para el valor. El refugio del valor sigue siendo el oro. Solo que la onza de oro de 35 dólares de 1971 vale hoy 1,700 dolares.

Esto es lo mismo que decir que es el dólar el que vale 50 veces menos que hace 50 años. ¿Cuál es hoy el respaldo del valor del dólar? Al final del día, no es otro que la palabra del presidente de EEUU. La misma que Truman comprometió y Nixon no respetó.

¿Cuánto va a pasar entonces antes de que China, que ha venido guardando oro pacientemente en bóvedas estatales y en manos privadas, anuncie que el yuan tiene respaldo en oro?

¿Y qué harán los bancos centrales del mundo cuando tengan que decidir si guardan sus reservas en dólares respaldados por una palabra, o en yuanes respaldados por oro?

Cuando eso ocurra –y ocurrirá-, la solución aun estará a la mano. Es devolverles a los papeles en los mercados financieros el respaldo de los bienes bajo la tierra en todo el mundo, bloqueados actualmente por quienes ocupan la superficie.

Solo hacen falta papeles que se puedan transar en las bolsas globales. Estamos hablando de recursos por 150 billones (150 trillion) de dólares en todo el mundo, suficientes para devolverle al dólar todo el respaldo que necesita.

Pero si las bolsas de Nueva York y Londres no extienden esos papeles a los bienes de las economías emergentes, lo harán las de Hong Kong y Shanghai.  

En el Fausto de Goethe, curiosamente, Mefistófeles sugiere al Rey -que se queja de sus arcas vacías- que emita moneda contra el oro bajo de su reino. Pero es una idea dibólicamente engañosa, porque nadie sabe cuánto es ni dónde está. Es el oro en bóveda el que es refugio de valor. Pero también lo es el que se halla bajo la tierra a condición de que se sepa exactamente dónde está y quién es el titular de la concesión, pero más aun quién es el titular del papel negociable que refleja la posibilidad efectiva de extraerlo.


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sábado, 18 de abril de 2020

MEDIA COLUMNA viernes 17 abril 2020




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El club del dinero


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


La decisión del BCR de poner a los bancos a competir entre sí por los fondos de la emergencia ha puesto el dedo en la llaga.

Ganará cada subasta el banco que ofrezca cobrar la tasa de interés más baja a las empresas para que puedan evitar la quiebra y salvar los empleos de sus trabajadores.

Pero la opinión pública y la prensa van a vigilar estas tasas. No bien el  BCR informó del mecanismo que usará para que prevalezca la libre competencia en la asignación de los recursos, la reacción en las redes fue: ¿y cómo va a evitar el BCR que los bancos concerten entre sí en las subastas?

Este hecho debería poner a los banqueros a meditar. Tal es la desconfianza que han generado en la opinión pública, que la subasta no le resulta al público garantía de que realmente habrá libre competencia y no una repartija. La imagen que se han labrado es la de un club del dinero. Un clon del club de la construcción, símbolo de la estafa mercantilista contra la libre competencia en el mercado.

Lo denunció Adam Smith hace casi 250 años. Le llamó “sistema mercantil”. Consiste en cerrar un mercado solo para los socios del club.

Da lo mismo si el mercado es un país o un continente. Esto es lo que se hizo con las licitaciones de obra pública en Sudamérica. La corrupción en Brasil y en el Perú tomó la forma de un mecanismo con cuatro paradas: el Estado, el club de la construcción, los operadores, los partidos políticos. La ley de hierro: empresa que no entra, quiebra; partido que no entra, pierde.
   
Pero el oligopolio en el Perú no es privativo de la construcción. Hay entre dos y cinco mega empresas en cada uno de los mercados principales: finanzas, energía, comercio, telecomunicaciones. Llamarle “sistema financiero” a un club de cuatro bancos es un eufemismo.

El club de los bancos no es como el de la construcción. Pero cuatro bancos comparten una evidente posición de dominio en el mercado de las finanzas. Y la opinión pública piensa que hay abuso de esa posición de dominio, porque los intereses que cobran por los prestamos no guardan proporción con los que pagan por los depósitos. Y el abuso de posición de dominio está prohibido por la ley.

Si los banqueros no ven lo que la opinión pública ha llegado a pensar de ellos, sobre todo ahora último luego de incidentes que son de todos conocidos, es que están en una pasmosa negación.  

En adelante, este “sistema financiero” de cuatro socios estará vigilado. No solo por organismos reguladores, sino por la opinión pública y la prensa, que han sido puestos en alerta por los propios bancos. Más les vale que en las subastas por los fondos de la emergencia prevalezca el juego limpio de manera transparente.

Porque la libre competencia va a ganar esta partida.  


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