jueves, 17 de diciembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 16 diciembre 2020 "La megaencuesta y la desinformación"

 

 

Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.

 

 

MEDIA COLUMNA

La megaencuesta y el  poder 

de la desinformación

 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

La revelación que ha hecho Hernando de Soto en entrevista con Beto Ortiz acerca de la existencia de una megaencuesta periódica de opinión pública hecha por el Estado cuyo contenido es mantenido en estricto secreto, es el punto de inflexión de un problema de vieja data.

 

Se trata nada menos que de la confiabilidad de las encuestas privadas de opinión pública que, desde hace muchas elecciones, han ido creciendo en sofisticación y manejo hasta el punto de no solo informar sino de influir decisivamente sobre los renultados.

 

Porque la desinformación es el poder.

 

El método es sencillo: mientras crece un candidato que provoca miedo en el electorado, se mantiene en segundo lugar al favorito de la cátedra, que iniciará su arremetida recién en la recta final. El lenguaje hípico es deliberado. Las campañas electorales se han vuetlo tan confiables como los hipódromos. Tal vez menos.

 

No solo acá. Hay que conceder eso. El caso Trump versus Biden y las acusaciones contra Cambridge Analytica en las elecciones del Brexit y en la propia campaña norteamericana de cuatro años atrás han sido campanazos que no han sido escuchados.

 

En lo que a nosotros concierne, la revelación de De Soto contiene una salida y una solución relativamente eficiente a esta vieja trampa. Es la afirmación valiente y oportuna, de fuentes bien informadas, acerca de que la existencia efectiva de este  punto de referencia, un telón de fondo de información masiva, que permite contrastar a lo largo y ancho de la campaña electoral los resultados de las diferentes encuestas privadas que suelen discrepar abismalmente entre sí sin que sea posible hasta hoy discriminar quién se acerca más a la realidad porque no se sabe de los resultados de la megaencuesta realizada de manera permanente y periodica por el Estado y que permitiría a cada uno formarse un criterio independiente respecto de lo que realmente está pasando en la opinión pública.

 

No es que se trate de una infomación confiable tampoco. Ciertamemte podría ser manipulada también por el gobierno de turno. Pero la vigilancia de la prensa y de las encuestadoras privadas permitirá tener un referente común.

 

Esta información solo la tiene hoy el Presidente de la República, sin embargo. Y es su deber y nuestro derecho que sea dada a conocer.

 

Se trata acá  de un  asunto de interés público que no puede ceder al interés privado de las encuestadoras, que bien pueden libremente vender su información a quien crean conveniente. Para eso son empresas privadas. Pero esa es una información que necesita poder ser validada por cualquier ciudadano comparándola con los resultados que arroja la megaencuesta, aunque sea inexacta, bajo vigilancia.   

 

Es una función regulatoria y de fiscalización que involucra desde el Indecopi hasta el Defensor del Pueblo, indispensable para dejar atrás para siempre toda sombra de duda sobre manipulación política de la opinión pública, un flagelo contra el que venimos perdiendo la guerra desde hace demasiado tiempo.   

 

            

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domingo, 13 de diciembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 13 diciembre 2020 "Déjame trabajar!"

 

Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.

 

 

MEDIA COLUMNA

"¡Déjame trabajar, deja

de estorbar y de robarme!”


 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.co 

@jorgemorelli1

 

 

Es acuciante la pregunta sobre qué es exactamente lo que estamos viviendo.

 

Tácita y casi unánimemente, damos por hecho que se trata de una especie de mala copia de la revolución bolchevique de hace un siglo en Rusia –Sagasti es el Kerensky-. Y vemos al Congreso vacar la Presidencia como cortaba cabezas la Revolución Francesa.

 

Sin duda es peligroso disfrazar las marchas de revolución bolchevique de carnaval. Crear esa confusión es un acto deliberado para tomar el poder en medio del caos. La treta del cambio constitucional es el vehículo. Aprovecha la demanda encubierta de autoritarismo ante el estrepitoso fracaso, una vez más, de nuestra democracia de baja gobernabilidad. Ese es precisamente el plan del enemigo. Ese es el trabajo de los azuzadores pagados e infiltrados para crear el falso escenario de una situación de derechos humanos. Es una copia con sordina de las tácticas del Pensamiento Gonzalo en 1983 en Uchuraccay, ante la entrada del Ejército a Ayacucho.

 

Pienso que el tipo-ideal -como diría Max Weber- de la revolución bolchevique no es el que caracteriza correctamente lo que pasa en Sudamérica. Las marchas no son un remedo del Octubre Rojo. 

Los peruanos aun no hallan las palabras para expresarlo, pero su reclamo se dirige contra el Estado para gritarle “¡déjame trabajar, deja de estorbar y de robarme!”. Por eso le grita a la clase política: “no me representas”. No pones orden, ¿quién manda acá?, es lo que quiere decir. Ese no es un grito contra un poder absoluto. Al contrario, es un grito contra una clase política débil, incapaz de gobernar.

 

Este es el proceso de un parto. Aquí está naciendo algo nuevo. ¿Pero qué?

 

Pienso que, a pesar de los disfuerzos anarquistas, este es el comienzo de una auténtica revolución burguesa.

 

Y en esto se parece a la Primavera Arabe. 

 

Confundirse al respecto es fácil, y no es una novedad. Apenas meses después del 14 de julio de 1789, un joven parisino escribió al filósofo inglés Edmund Burke preguntándole por lo que suponía eran grandes similitudes entre la Revolución Francesa y la Revolución Gloriosa, la inglesa de 1688, un siglo antes, que sentó las bases de la monarquía parlamentaria en Inglaterra y con ella los cimientos de una burguesía que produciría  la Revolución Industrial. Burke contestó en su Carta a un Joven de París de noviembre de 1790, hace 230 años -antes de que existiera una república en el Perú- que la diferencia se hallaba en la esencia misma. Mientras Francia en su Revolución había destruido las instituciones políticas para comenzar desde cero, en Inglaterra la Revolución Gloriosa había construido una institución política nueva y evitado la trampa de comenzar de nuevo. Para ilustrar el punto con humor, añadió que se debe desconfiar de los franceses porque, lejos de cultivar un jardín según su disposición natural, allanan la tierra y, como en Versalles, hacen geometrías sobre ella. 

 

            

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jueves, 10 de diciembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 9 diciembre 2020. "El síndrome del cerco"


 

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El síndrome del cerco

 

 

Jorge Morelli

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Más que los hechos de los últimos días es peligroso el desánimo del sector A/B de la clase limeña, que se siente atrapada sin salida.

 

El olfato le dice que está en marcha el viejo plan para la caída de Lima: cortar las carreteras al Centro, al Norte y al Sur, crear desabastecimiento en la ciudad, generar un alza brutal de precios, sacar a la gente más vulnerable con cacerolas a la calle, derrumbar el triste remedo de gobierno que aun queda en pie, imposibilitar las elecciones y capturar el poder para quedarse, con la excusa del viejo Comité de Salvación Pública de la gRevolución y la ayuda de sus tontos útiles, hoy en el gobierno.  

 

Ese era el plan de Sendero 30 años atrás. Solo que entonces el enemigo tenía un ejército listo para tomar la ciudad bajando desde la Sierra no por el Rímac sino por los ríos Chillón y Lurín hasta ocupar el nudo que ata los tres accesos a Lima al pie del cerro El Pino y tomar, ante todo, los grandes mercados de alimentos de La Victoria para controlar el abastecimiento. EXPRESO incluso publicó ese plan.  

 

Hoy esa fuerza militar armada del enemigo no existe. Es lo primero que tienen que saber los jóvenes de hoy, que no conocen los hechos de 30 años atrás.

 

El peligro hoy día es el pánico de la élite. Se siente cercada. Comienza a fantasear con dejar el país mientras pueda y tonterías similares, porque no sabe lo que es realmente el peligro. Nunca lo ha visto cara a cara. Su experiencia se limita a décadas de prosperidad económica que la victoria sobre el enemigo hizo posibles.     

    

Ahora bien, nada más peligroso que una clase dominante que pierde la calma. Pero su problema es solo el síndrome del cerco.

 

Para escapar del síndrome hay que tomar perspectiva. La sensación de encierro que produce a los sectores A/B el bloqueo de las carreteras hacia Lima es en gran medida una alucinación producto de su desconocimiento de la posibilidad de destrabar las minas y permitir la inversión de 60 mil millones de dólares en espera con una propuesta equitativa para los comuneros y los mineros informales.

 

El síndrome del cerco es también producto de la falta de visión de lo que será el Perú de mañana, cuyo corazón no estará ya tampoco solo en las minas altoandinas sino en el centro de comunicaciones físicas del país, que en el futuro no estará ya en el cuello de botella de La Oroya, sino en los grandes ríos, en Pucallpa, en Tarapoto y Yurimaguas, donde se cruzarán las vías que vendrán de Sao Paulo y Manaos hacia el megapuerto de Chancay, la salida de America del Sur hacia China.

 

Esa es la luz al final del túnel, esa es la Tierra Prometida al otro lado del desierto. Por dura que sea la travesía, llegaremos. No hay tener miedo sino del miedo. Nada nos impide derrotar el síndrome del cerco. 

 

            

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lunes, 7 de diciembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 6 diciembre 2020 "Abre los ojos"


  

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Abre los ojos

 

Jorge Morelli

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@jorgemorelli1

 

 

Hemos visto al Congreso vacar la Presidencia dos veces en este quinquenio. Y aprobar luego la devolución a los pensionistas de 16 mil millones de soles que no existen. Y derogar al día siguiente la ley que hizo posible el éxito mundial del Perú en la agroexportacion.

La izquierda está en el gobierno sin ningún poder. El poder lo tiene el Congreso. 

Paralizado por el miedo, el gobierno ya no atina a nada, no puede controlar los espacios clave del territorio nacional. Las carreteras principales están bloqueadas. No está claro si la Polícía le obedece.

Y al Congreso lo domina la demagogia. No el pueblo, sino la turba. El Congreso no sabe lo que hace. Sigue al pie de la letra la agenda de la calle, a la que teme, que es dictada por percepciones inducidas, ajenas a la realidad, cuyo objetivo es causar el caos y la confusión, las condiciones objetivas para la toma del poder.

 

Este libreto es más viejo que la Revolución Francesa. Desde la Revolución Francesa se llama el Terror. Entonces duro diez años hasta devorarse a sí mismo. Aquí vamos llegando al final del primer quinquenio.

Todo gira en torno a la idea-fuerza de la igualdad, que fue y sigue siendo el paradigma del Estado desde hace 200 años. En la versión de las republicas europeas, condujo al marxismo y a la violencia, según Marx la “partera de la historia”. En la versión norteamericana condujo al “sueño americano”. Ambos han venido a terminar juntos.

 

El ataque es hoy contra las dos columnas que sostienen la economía del Perú: la minería y la nueva agroindustria exportadora. Eso es lo que para la olla del país, Y el enemigo lo sabe. Quiere tomar el control de los recursos naturales –el cobre, el litio, las tierras raras, el oro, el agua-, todos los cuales tiene el Perú. Por eso la batalla final, como hace 200 años, será en nuestro país y especialmente en el Sur.  

 

Tengamos la seguridad de que el Terror no duará y prevalecerá el equilibrio entre la igualdad de oportunidades, la libertad de la economía y la gobernabilidad democratica, los tres componentes del Estado del futuro.

 

Pero no sin que la noche se haga aún mas oscura. Estemos preparados. El enemigo no pasará.

 

            

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jueves, 3 de diciembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 2 diciembre 2020. "El trapo rojo"


 

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El trapo rojo

 

 

Jorge Morelli

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La Constitución del 93 es la matriz del modelo económico que ha hecho posible 30 años de crecimiento del Perú, que ha creado por primera vez una clase media y reducido la pobreza como nunca antes en 200 años de República.

 

Pero la mayoría de los peruanos no lo sabe. No tiene como saberlo. En su experiencia, cada día que se levanta a trabajar ve las fallas por todas partes. Y estas son brutalmente reales.

 

Se debe a que el modelo dejó de avanzar hace 20 años por malas decisiones, y el crecimiento siguió adelante solo por inercia.

 

Hemos elegido creer que la causa es la corrupción, pero esa no es sino otra consecuencia. Queremos pensar que los políticos tienen la culpa, pero la corrupción de la política no es sino otro resultado.

 

La causa es que el modelo se detuvo. Las consecuencias son visibles por todos lados. La justicia y la seguridad no existen, la informalidad ha avanzado hasta las tres cuartas partes de la economía, la salud y la educación públicas están colapsadas.

 

No hay igualdad de oportunidades, ni libertad económica, ni gobernabilidad democrática.

 

Por eso prospera el plan de La Habana y de Caracas –caimanes del mismo pozo, como dijo Chávez alguna vez- de culpar a la Constitución que hizo posible el crecimiento del Perú, exigir su cambio y lanzar al país al mismo hoyo negro de Cuba, de Venezuela, de Argentina y de Bolivia, donde Chile va camino de caer ahora, donde es posible paralizar la economía, capturar el poder y hacerse de los recursos clave para la economía del siglo XXI, que están todos en el Perú y en Chile: el cobre, el litio, las tierras raras, el oro, el agua y el alimento.   

 

Por eso se halla bloqueada la inversión de miles de millones de dólares en minería y agroexportación, que hoy no por casualidad son objeto de ataque directo en Ica, en Cotabambas, en Espinar, en el Valle del Tambo. Porque esa es la clave del futuro y el enemigo lo sabe. 

 

Pero el diagnóstico no está aún completo. Hay una falla que ha debilitado el modelo económico, que lo ha minado hasta el punto de impedirle repararse a sí mismo.

 

Esta falla es la tara del mercantilismo y el oligopolio privado. Décadas tomó deshacernos del monopolio estatal solo para caer luego en el abuso de la posición de dominio del oligopolio privado -o, más bien, público-privado- en la energía, en las finanzas, en la salud, en las comunicaciones, directamente subsidiados por el Estado incluso en varios de esos casos.

 

La tara, sin embargo, no está en la Constitución, ni proviene del modelo económico. Proviene de la falla de la regulación por el Estado de todas esas actividades económicas. Han fallado los organismos reguladores. No han querido o no han podido, da lo mismo, hacer su trabajo e impedir el abuso público-privado de la posición de dominio en el mercado.

 

Eso es lo que ha ocurrido en Chile y en el Perú. De allí el malestar. Pero para corregir esto es una torpeza más encerrarse a debatir sobre otra constitución.

 

Las guerras se pierden por luchar con el enemigo equivocado. Ya sabemos ahora quién es el enemigo. Lo que reclama es un engaño, un trapo rojo, una muleta para que el toro embista. 

 

 

            

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domingo, 29 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 29 noviembre 2020 "La izquierda en el gobierno sin poder"


 

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La izquierda está en

el gobierno sin poder

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1




La  izquierda ha llegado al gobierno, pero no al poder. Carece de legitimidad de origen. No está en el gobierno por el voto del pueblo. La marcha que la colocó en el gobierno no la legitima.  

 

Los jóvenes marcharon contra Merino, no a favor de Vizcarra y menos por Sagasti. Este es producto del azar. Marcharon sin hallar las palabras con qué expresar lo que sienten. No saben cómo decir lo que quieren. El suyo es un grito en silencio. Significa: ¡quíén manda acá! ¡Quién tiene legitimidad!

 

La respuesta es nadie.
Se ha derrumbado el poder como tal. No el de este o aquel gobierno o su oposición, sino el poder como tal. Esa es la obra política de este quinquenio.

 

Por eso la izquierda descubre hoy que se puede llegar al gobierno y no tener ningún poder. No logra ni reordenar la Policía sin provocar una reacción violenta. Cree que el poder nace de la fuerza, cuando es a la inversa.    

 

Esto no es realmente una novedad. En los 200 años de historia de la República la mayoria de los gobiernos considerados democráticos han estado en el gobierno pero no en el poder. Los golpes de Estado siempre han sido una reacción contra eso.

 

La nuestra es una democracia de baja gobernabilidad, incapaz de resolver los problemas de la gente e incapaz de repararse a sí misma, de entender siquiera la falla en su sistema de gobierno, que es la matriz.

 

Esto lleva al grito silencioso de la marcha: no saber dónde exactamente está la falla. Se encuentra en unos pocos artículos del capítulo político de la Constitución que regulan las relaciones entre los poderes del Estado.

 

Pero es fácil manipular para hacer creer que hay que tirar la Constitución entera, refundar el país y comenzar de nuevo con un papel en blanco sobre una mesa vacía. Lo que buscan en realidad es derogar el capítulo económico de la Constitución, que se resume en esta luminosa y formidable sentencia: “la iniciativa privada es libre”.

 

Comenzar de nuevo es un pretexto imposible. Derribar la casa para reiniciarla desde un origen prístino con un debate parlamentario estéril sobre cómo deben ser los cimientos e un imposible. Es tirar al niño con el agua del baño. Es servir a la agenda oculta para la captura del poder con una confusión descerebrada que le permita acabar con la democracia, como en Venezuela, como en Cuba hace 60 años. Como puede ocurrir ahora en Argentina, en Bolivia, en Ecuador, en Colombia, en Brasil mañana. Ese es el error craso de los chilenos. Lo pagarán cuando la inversión se detenga en su páis que fue el modelo para todos de cómo salir del subdesarrollo. Chile ha sido llevado a recaer en la enfermedad. Estamos solos en esto. Pero lo hemos estado en el pasado, y salimos vencedores. 

 

Pero decir con Sagasti que su gobierno sienta las bases para que el próximo haga una constitución nueva no es sino una frase hueca destinada al fracaso, incluso en acallar el grito de la calle. No expresa lo que el pueblo peruano quiere porque no entiende dónde está la falla en la matriz de la que el grito nace.     

            

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