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MEDIA
COLUMNA
Ha
fallado la
captura
del poder
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
El comunicado de las Fuerzas Armadas en
respuesta al primer ministro es una pieza medular en el proceso político de
muchos años en el país.
El comunicado prueba que las Fuerzas Armadas no forman parte y no secundarán ningún plan para la captura del poder comunista en el Perú.
La receta para someter a un país fue elaborada
hace mucho por la KGB soviética, siguiendo los principios del revolucionario
italiano Antonio Gramsci. La URSS intentó aplicarla incluso en Estados Unidos,
y parece evidente que durante décadas ha logrado influenciar el pensamiento mayoritario
de la academia -las universidades- y de los poderes del Estado norteamericano.
La primera fase del proceso de la captura del
poder se llama desmoralización. Puede durar 20 años. Para tomar el poder es indispensable que la población
haya llegado a la convicción de que la corrupción y la podredumbre del país y de la clase política especialmente no tiene remedio y es necesario que se vayan
todos.
En cuanto a nosotros, su éxito es evidente. Veinte años
atrás los peruanos estaban legítimamente orgullosos de su páis, de la victoria
sobre el terror senderista y emerretista, de la reconstrucción de la economía
luego de vencer a la inflación. Pero el retroceso de quienes han gobernado el Perú
en los últimos 20 años ha sido sistemático en todos los órdenes, Los peruanos
lo saben.
Este ha sido el producto del plan ejecutado por
el eje La Habana-Caracas y sus aliados locales, Evo Morales y Vladimir Cerron para tomar el poder no solo en el Perú sino en toda América Latima. Especialmente en el Perú, sin embargo,
porque posee la mayor reserva de recursos naturales para la economía del siglo
XXI.
Esto es lo que está en disputa, no ya un
asunto ideológico. La ideología comunista no es sino el factor que permite reclutar
en calidad de sicarios a los gobiernos de Cuba y Venezuela para la lucha por el
espejismo comunista, en el que el patrón dejó de creer hace mucho.
La
segunda fase de la captura del poder se llama desestabilización. Toma cuatro o cinco años. En nuestro caso comenzó con la primera vacancia de la
Presidencia, en 2018, que nos ha llevado al hoyo negro en que nos hallamos hoy
sin salida. Este es el escenario en el que la descomposición del
poder se acelera, donde ocurre la disolución de facto del Congreso, una segunda
vacancia, el colapso de un gobierno por acto de la calle, otro gobierno de dudosa transición, gabinetes que caen uno tras otro, elecciones sin legitimidad, un gobierno
incompetente a continuación y, finalmente, dos intentonas fallidas de la
oposición de vacar nuevamente la Presidencia, como si esta fuera la solución. Esto es desestabilización planeada, provocada usando a la oposición
como tonto útil.
Hoy el cerronismo y la caviarada se encuentran al fin en la misma orilla para la captura del poder. La caviarada de manera ingenua para poner legalmente a la vicepresidenta en Palacio de Gobierno. El cerronismo para generar el caos que permita la captura de facto del poder. Han enviado mensajes al país en el sentido de que podrían unirse a la oposición para vacar la Presidencia, ya sea legalmente o al margen de la ley, la Constitución, la democracia y el Estado de Derecho. Están seguros de que la oposición morderá el anzuelo, porque durante un año ha tratado sin éxito de vacar la Presidencia actual y hoy continúa mecánica y neciamente en ese propósito, incluso al costo de ser el furgón de cola de un golpe.
El plan de la oposición es inviable. Pasa por
provocar otra vacancia para poner en Palacio al presidente del Congreso sin tener idea siquiera de quién será elegido para encabezar el Legislativo el
próximo 26 de julio, en dos semanas. La oposición no es consciente de que el
vacío de poder que otra vacancia traería consigo es exactamente lo que espera el eje La Habana-Caracas para tomar el poder.
Hemos llegado, finalmente, al borde de la captura del poder. Solo que algo falla. Hay una pieza fundamental que no está en su sitio. La captura del poder requiere del control absoluto de las Fuerzas Armadas. Durante un año se ha especulado sobre el avance del enemigo en ese objetivo. El consejo de Fidel a Hugo Chávez fue dirigir todo el servicio de inteligencia a vigilar no a los políticos, sino a las Fuerzas Armadas para premiar a los incondicionales y encarcelar o asesinar a los que resistieran.
Pero el comunicado del Comando Conjunto
prueba que las Fuerzas Armadas del Perú no servirán a la captura del poder en el pais. Ha fallado
la pieza clave del plan del enemigo.
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