ESTA TARDE
/ ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que
necesita saber.
MEDIA COLUMNA
Se ha partido la
mayoría parlamentaria
Jorge Morelli
La bancada del oficialismo se ha partido. La mayoría de
sus miembros -22 de ellos para ser exactos- ha firmado una carta dirigida a la Primera
Dama-Presidenta del partido-Premier en la sombra señalando que no acepta la imposición
de una candidata a presidir ahora también el Congreso.
Una de las voces representativas de la nueva
disidencia oficialista declara que "esperemos que la democracia, si existe dentro del Partido
Nacionalista, permita que la decisión la adopte la bancada".
Claramente,
no existe nada que se parezca a una democracia en el partido nacionalista. Lo que
existe es una concentración creciente del poder en la persona de Nadine Heredia,
que quiere añadir ahora la Presidencia del Congreso a los cargos que ya ostenta:
la Presidencia del partido y el Premierato en la sombra. El seudo cargo público
de Primera Dama le quedó chico. Ahora aspira no solo al Ejecutivo, sino al Legislativo.
Pronto la tendremos presentando a alguien de su corte a la presidencia del
poder Judicial.
Lo
que está haciendo –y ni siquiera lo sabe- es reinventar el absolutismo para compensar
por la baja gobernabilidad de nuestra democracia. Precisamente contra eso nació
la democracia, sin embargo.
"No
vamos a permitir que nadie nos lleve como corderos al matadero, y que Nadine
respete", declara una vocera parlamentaria de la rebelión en la granja
oficialista. "Nosotros no determinamos (mediante el) autoritarismo", añade
otra. Mientras tanto, el presidente Humala dice que es su esposa quien debe
responder.
Hay entonces dos
candidaturas a la Presidencia del Congreso. Una es la que la Presidenta del partido
trata de imponer. La otra es la que la mayoría de la bancada gobiernista desea
elegir.
Con altura y sentido
del humor, lo que la oposición podría hacer ante la ridícula situación en que
se ha puesto el partido de gobierno es votar en favor de llevar a la Presidencia
de la Mesa Directiva del Congreso a la candidata que democráticamente prefiere
la gran mayoría de los parlamentarios del oficialismo.
El hecho primordial, sin embargo, es que la mayoría parlamentaria
del oficialismo se ha perdido no importa ya cómo sea la votación ni quien gane
la Presidencia del Congreso. Es irreparable el daño que ha causado la Presidenta
del partido a su gobierno al tratar de imponerle a su bancada una decisión. No
importa si se sale con la suya o si fracasa en su intento, el resultado es el
cisma y la pérdida de la mayoría parlamentaria del oficialismo.
Como he escrito en ocasiones anteriores, haber aceptado
presidir el partido de gobierno en la creencia de que eso le daría licencia
para intervenir en el gobierno ha sido el peor error de la vida política de
Nadine Heredia. Las consecuencias no cesan de aparecer una tras otra. En lugar de
un pito que tocar, lo que obtuvo fue una vela en un entierro.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las siguientes notas periodísticas de
política y economía han sido seleccionadas, editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo
como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía
GOBERNABILIDAD,
DEMAGOGIA, AUTORITARISMO, DEMOCRACIA
El Comercio
La definición de la carta oficialista para presidir la próxima
legislatura parlamentaria ha dividido a Gana Perú. Como informó El Comercio, el último jueves en una
reunión realizada en Palacio de Gobierno se acordó que sería Ana María Solórzano, legisladora por
Arequipa, la candidata al cargo.
Ese mismo día circuló una carta firmada por 22 legisladores de la
bancada de Gana Perú, entre ellos Esther Saavedra, Julia Teves, Daniel Abugattás y Omar Chehade, expresando
su apoyo a la vicepresidenta de la República Marisol Espinoza para este fin.
Que la balanza se haya inclinado a favor de Solórzano ha generado el
rechazo de parlamentarias como Saavedra y Teves, pues consideran que la
presidenta de su partido, Nadine Heredia, debe respetar la propuesta
de un sector de la bancada, es decir, la candidatura de Espinoza.
Saavedra ha dicho que "quien debe decidir es la bancada".
"Como congresistas elegidos por el pueblo, no podemos esperar que nos
pisoteen más y esperemos que la democracia, si existe dentro del Partido
Nacionalista, permita que la decisión la adopte la bancada".
En ese sentido, exigió a la pareja presidencial que sea democráta y sepa
respetar a la bancada y a su candidata. "(Marisol) Espinoza es quien tiene
la mayor confianza, hasta de la oposición".
"(Los 22 congresistas firmantes) estamos firmes y no vamos a
permitir que nadie nos lleve como corderos al matadero y (esperamos) que Nadine
respete (eso)", declaró al diario "Correo".
En la víspera la prensa le consultó sobre este tema al presidente
Humala, pero él dijo que quien debía responder era la presidenta de su partido,
es decir, su esposa.
Por su parte la legisladora Julia Teves consideró que Heredia no tiene
la última palabra en este tema. "Nosotros no determinamos (en función del)
autoritarismo", dijo la vocera alterna de la bancada, quien agregó que
"la decisión no está tomada".
En medio de esta polémica hoy el presidente Humala sale de gira a
Alemania, Brasili y México. No está confirmado si lo acompañará su esposa. Su
retorno está previsto para el 20 de julio. ¿Qué pasará para entonces con este
espinoso tema? Hasta el momento ni Espinoza ni Solórzano se han pronunciado.
El Comercio
El nacionalismo “al
vacío”
Carlos Meléndez
En la mayoría de países latinoamericanos (exceptuando Guatemala)
el paso por el poder permite atraer y consolidar cuadros políticos, afianzar
lealtades, crecer orgánicamente, y proyectar al partido hacia más puestos
elegidos democráticamente, es decir, fortalecer la organización política
oficialista. En el Perú, los partidos de los tres últimos gobiernos (el PNP-Partido Nacionalista Peruano, el APRA
y PP-Perú Posible) demuestran que el argumento
de la “ventaja del gobernante” (“incumbency advantage”) no funciona.
Durante sus respectivos gobiernos, PP y el APRA no lograron victorias importantes a nivel regional. En las elecciones del 2002, PP solo ganó en la región Callao; en el 2006 el APRA se impuso en Piura y en el 2010 en La Libertad. El escenario electoral próximo repica catastrófico para el PNP: no presentó ningún candidato a presidencia regional. ¿Por qué el partido de gobierno rehúsa competir a nivel regional si, precisamente, ello proporcionaría un compromiso real con la necesidad de fortalecer la descentralización política en el país?
Según la encuesta de GfK del pasado mes de abril, el nacionalismo duro (quienes definitivamente votarían por candidatos parlamentarios, regionales y provinciales del PNP) es apenas un 3,5% del electorado total. El nacionalismo light (quienes probablemente votarían por los tres puestos indicados) alcanza el 11,1% en todo el país. Ambos grupos (14,6%) suman una proporción tan pobre que desanima al oficialismo a competir electoralmente a nivel subnacional.
La distribución geográfica del electorado duro nacionalista es mayor en Lima (5,4%) que en el interior. La costa central reúne al segundo grupo más importante de nacionalistas duros (5%) y la sierra sur mantiene adhesión al proyecto de Humala aunque con una intensidad baja (3,7% de nacionalistas duros y 14,8% de nacionalistas light). Pero el problema mayor para el partido fundado por la pareja presidencial está en el elevado porcentaje de sus críticos.
El 56% del antinacionalismo (los que definitivamente nunca votarían por un candidato del PNP) a nivel nacional es significativamente mayor en el oriente (64%), la costa norte (63,7%) y la sierra norte (57,3%). Estas regiones son particularmente adversas al nacionalismo (el nacionalista duro simplemente no existe en la selva ni en el litoral sur; en la costa norte consigue el 1,7%). Esta oposición se intensifica en los niveles socioeconómicos C y E (60 y 57%, respectivamente); un dato desfavorable para quienes obtuvieran el respaldo del sector informal, más prevalente en estos estratos bajos.
El nacionalismo tiende a desgastarse y a perder sus originales zonas de apoyo regional sin que la dirección partidaria (en poder de la primera dama) reaccione ante la adversidad. Ello demuestra desinterés por trascender institucionalmente y por reducir el personalismo de este proyecto. Así, el PNP se muestra altamente dependiente de los destinos de algún miembro de la dupla Humala-Heredia, perdiendo la oportunidad de reproducir nuevas figuras políticas, especialmente en las regiones. Si a ello se añade su indefinición ideológica, lo más probable es que siga el camino de Perú Posible: una organización reacia a explorar sus potencialidades y suspendida “al vacío“ por decisión de su eterno y único candidato presidencial.
Durante sus respectivos gobiernos, PP y el APRA no lograron victorias importantes a nivel regional. En las elecciones del 2002, PP solo ganó en la región Callao; en el 2006 el APRA se impuso en Piura y en el 2010 en La Libertad. El escenario electoral próximo repica catastrófico para el PNP: no presentó ningún candidato a presidencia regional. ¿Por qué el partido de gobierno rehúsa competir a nivel regional si, precisamente, ello proporcionaría un compromiso real con la necesidad de fortalecer la descentralización política en el país?
Según la encuesta de GfK del pasado mes de abril, el nacionalismo duro (quienes definitivamente votarían por candidatos parlamentarios, regionales y provinciales del PNP) es apenas un 3,5% del electorado total. El nacionalismo light (quienes probablemente votarían por los tres puestos indicados) alcanza el 11,1% en todo el país. Ambos grupos (14,6%) suman una proporción tan pobre que desanima al oficialismo a competir electoralmente a nivel subnacional.
La distribución geográfica del electorado duro nacionalista es mayor en Lima (5,4%) que en el interior. La costa central reúne al segundo grupo más importante de nacionalistas duros (5%) y la sierra sur mantiene adhesión al proyecto de Humala aunque con una intensidad baja (3,7% de nacionalistas duros y 14,8% de nacionalistas light). Pero el problema mayor para el partido fundado por la pareja presidencial está en el elevado porcentaje de sus críticos.
El 56% del antinacionalismo (los que definitivamente nunca votarían por un candidato del PNP) a nivel nacional es significativamente mayor en el oriente (64%), la costa norte (63,7%) y la sierra norte (57,3%). Estas regiones son particularmente adversas al nacionalismo (el nacionalista duro simplemente no existe en la selva ni en el litoral sur; en la costa norte consigue el 1,7%). Esta oposición se intensifica en los niveles socioeconómicos C y E (60 y 57%, respectivamente); un dato desfavorable para quienes obtuvieran el respaldo del sector informal, más prevalente en estos estratos bajos.
El nacionalismo tiende a desgastarse y a perder sus originales zonas de apoyo regional sin que la dirección partidaria (en poder de la primera dama) reaccione ante la adversidad. Ello demuestra desinterés por trascender institucionalmente y por reducir el personalismo de este proyecto. Así, el PNP se muestra altamente dependiente de los destinos de algún miembro de la dupla Humala-Heredia, perdiendo la oportunidad de reproducir nuevas figuras políticas, especialmente en las regiones. Si a ello se añade su indefinición ideológica, lo más probable es que siga el camino de Perú Posible: una organización reacia a explorar sus potencialidades y suspendida “al vacío“ por decisión de su eterno y único candidato presidencial.
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