domingo, 30 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 30 agosto 2020



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MEDIA COLUMNA
Refundar el centro

Jorge Morelli
@jorgemorelli1

Desde una orilla del río, Salvador del Solar hizo hace poco un llamado a la necesidad de un "espacio de conversacion" para comparar agendas, digamos, e incluyó en ese espacio a Julio Guzmán y a George Forsyth, además de a sí mismo, se entiende. Apuntaba con este trío al centro político en la mitad del río.

Pero lo hace desde la orilla del gobierno, que apunta a escoger más adelante a su candidato entre los que conformen ese “espacio”. Por ahora procura limitar la competencia contratando no solo todos los jinetes que puede, sino arreando también a todos los caballos que puede a su corral. 

Sin embargo, “Forzay” –ese es el ingenioso apodo que las pintas le han puesto-, quien hoy lidera las encuestas, no se considera para nada incluido en ese "espacio". Apunta al centro igualmente, pero por su cuenta.

En la otra orilla ocurre lo mismo. Hay multitud de caballos, y un mercado donde son los jinetes los que eligen caballo cuando antes era a la inversa. Aquí el “espacio” lo  buscan los partidos políticos tradicionales –como el Apra, AP o el PPC- y los “nuevos” partidos tradicionales -como APP o FP- incluso, en procura de candidatos no tradicionales con nuevo discurso -Fernando Cillóniz, por ejemplo, plantea una ferviente revolución moral contra la corrupción-.

Todos apuntan al centro político buscándolo en la mitad del río.  

Las alianzas políticas siempre son complicadas y frágiles, sin embargo. Cada tienda tiene sus propios jefes y sus indios y poner a unos jefes y sus indios con otros jefes y los suyos en la misma tienda es una muy mala idea. Se matarán todos inexorablemente. Alberto Fujimori sabía esto muy bien. Por eso ponía tiendas distintas.

Así, pues, todos apuntan al centro, pero ninguno acierta. Lo buscan y no lo hallan, porque aun no existe. Lo que hace falta es refundar el centro.

No en torno solamente al tótem del carisma, sino envolviendo a todos dentro de un nuevo paradigma que amplíe el centro político como tal. De esta manera, las tiendas conservan su propia organización, su programa y su doctrina dentro de un mismo “espacio” en cada orilla.

Hoy en el Perú el centro político incluye y representa a los emprendedores –especialmente a los informales, hoy más del 70% de los peruanos-. Les bastará la conciencia de una identidad política para ganar las próximas elecciones.


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viernes, 28 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA viernes 28 agosto 2020



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Festivales de
humo y arena


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


La deuda del Perú ha crecido por encima del 30% del PBI por primera vez en décadas debido al gasto de la pandemia. Ese porcentaje era antes el límite que no se podía sobrepasar sin poner en peligro el grado de inversión del Perú en el sistema financiero global.

La deuda estaba en 27% del PBI antes de la pandemia y llegará quizá al 37% ahora. La deuda de EEUU llega hoy al 110% de su PBI. Pero EEUU no tendrá problemas para colocar hoy la emisión de nuevos bonos por tres millones de millones de dólares (tres billones o three trillion dollars) adicionales para hacer frente a la pandemia. Es ilimitado por definición el crédito del dólar, el medio de cambio y la reserva de valor global por casi un siglo ya.  

¿De qué depende el crédito, entonces? De la confianza en la garantía o en la palabra de quien tiene credibilidad aunque no tenga garantía. Desterrado y corto de dinero, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, consigue de Raquel y Vidas un préstamo dejando en garantía un cofre de oro que en realidad es arena, con la condición de que no sea abierto. En el Fausto de Goethe, Mefistófeles propone al rey, cuyas arcas estan vacias, la idea diabólica de emitir dinero sin límites con el respaldo del oro que supuestamente se halla bajo el suelo del reino.

Vender arena es fácil cuando hay una oferta masiva de dinero que no tiene verdadero respaldo. Convierte al mercado en uno de vendedores de arena a precio de oro.

Y el exceso de dinero y la escasez de palabra es un combo letal. Es lo que ha generado las mega burbujas globales de las últimas décadas. Su antepasado es la burbuja de los tulipanes holandeses del siglo XVII. La primera de las grandes fue la de las  ciberempresas, llamada “puntocom”, un juego comparada con la que vino luego: la mega burbuja de las hipotecas subprime, que colapsó en 2008, un casino en el que paquetes de deuda sin garantía fueron vendidos masivamente como apuestas a la probabilidad de su cobro. Luego vendría la venta en bolsa de seudo empresas globales a precio de oro cuando eran arena. Así nació la flor del pantano de Wall Street: la apuesta en "corto" a que en el cofre no había oro sino arena.

El colapso y regeneración de burbujas globales se ha vuelto un círculo vicioso. Del colapso se sale generando otra aun más grande. Es lo que ha hecho crecer el mercado financiero global fuera de toda proporción. La deuda mundial llega hoy a 300% del PBI mundial. Es la otra cara de estos festivales de humo y arena.

En el Renacimiento se creía en una "proporción áurea". En realidad existe en la naturaleza, en el crecimiento de las volutas de una caracola marina, por ejemplo. Los números Fibonacci son su expresión matemática. ¿Existe una proporción que no debe ser excedida también entre el tamaño de la economía real y el del mercado de las finanzas? Si la hay, se perdió en la segunda mitad del siglo pasado al abandonar EEUU el vínculo del dólar al oro. Desde entonces vendemos cofres de arena a precio de oro y la ficción se mantiene solo mientras no se abra el cofre.

Escapar del círculo vicioso de las mega burbujas supone devolver al futuro un valor económico real que pueda ser traido al presente como deuda. Hoy la deuda mundial es impagable, pero se puede sanear.

El PBI de EEUU, por ejemplo, era de 21 millones de millones de dólares antes de la pandemia. El de China, de 14 millones de millones de dólares. El PBI mundial, unos 87 millones de millones. A diferencia del rey del Fausto, sin embargo, hoy sabemos que en el planeta hay 150 millones de millones de dólares en recursos naturales bloqueados bajo el suelo por quienes controlan la superficie y no permiten sacarlos sin recibir una tajada equitativa. Como dice Hernando de Soto, son tierras a las que hay que dar un precio de mercado global. Son bienes sin papeles que podrían devolver valor real a los papeles sin bienes del mercado global.

En efecto, solo esos recursos -sin incluir lo que no está bloqueado- valen hoy en el mercado global más de cuatro veces el PBI de EEUU y de China sumados, cerca del doble del PBI mundial y más de la mitad de la deuda mundial.

Para abatir sin dejar colapsar las mega burbujas -que no son sino festivales de humo y arena- hay que devolver valor real a las finanzas mundiales, sustituir la arena por oro antes de que se abra el cofre.


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miércoles, 26 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 26 agosto 2020



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El premio consuelo


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


La decisión del Congreso de devolver sus aportes a los pensionistas de la ONP va a costar entre 13 y 15 mil millones de soles. Es impagable.

De la ONP sale todo lo que entra, paga las pensiones con lo que ingresa. Y tampoco le alcanza, el Tesoro tiene que poner encima. De modo que lo que manda el Congreso lo van a pagar los contribuyentes. Lo financiará el Tesoro con deuda. Endeudarse es traer al presente un valor que existirá en el futuro. Pero el Congreso obliga a los peruanos a gastar hoy lo que no existirá mañana. Lo legítimo es resistir a la demagogia y ponerle cabe al populismo.

El Ejecutivo va a observar la ley, como ha adelantado. Pero el Congreso va a insistir y la ley será promulgada.

Los peruanos aun no asimilan este hecho: solo en el Perú y en ninguna otra parte del mundo el Congreso prevalece siempre sobre el Ejecutivo porque constitucionalmente está facultado a insistir en una ley observada con solo la mitad de los votos de la única cámara. En todas partes se exige dos tercios de cada cámara. 

Esta será una ocasión más en que los peruanos comprobarán por qué la nuestra es una democracia de baja gobernabilidad. El equilibrio de poderes no existe porque nuestra arquitectura constitucional tiene una falla. No ha existido nunca equilibrio de poderes en dos siglos de República.

Desde el Virreinato lo que ha habido es el socorrido recurso informal de que la ley se acata, pero no se cumple. Las cosas no se resuelven, se parchan. El soberano no sabe lo que manda o lo olvida.

El Ejecutivo tiene quince días para observar la ley. El Congreso insistirá, pero tendrá que levantar todas y cada una de las observaciones del Ejecutivo, que serán decenas. Y eso tomará tiempo. Luego, la ONP tendrá plazo para organizar las solicitudes, otros treinta días para pagar la primera mitad del retiro y otros noventa para la segunda mitad. Se irán seis meses en esto. Todo quedará suspendido, sin embargo, porque para entonces el Ejecutivo habrá presentando una demanda ante el Tribunal Constitucional ya que, en efecto, la ley es inconstitucional: el Congreso no tiene iniciativa de gasto.

Mientras tanto habrán tenido lugar las elecciones y este Congreso demagógico habrá dejado de existir. Vendrá otro igualmente demagógico, al que el gobierno entrante pedirá facultades delegadas para legislar sobre la eternamente esperada reforma del sistema previsional. 

Es que el Congreso nunca ha entendido la astuta disposición constitucional –invento de Oscar R. Benavides, que Fernando Belaunde reivindicaba- que permite al Ejecutivo compensar la falta de equilibrio de poderes permanente con una delegación de facultades aunque sea pasajera.

Es el premio consuelo.


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domingo, 23 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 23 agosto 2020



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¿Dónde está el refugio?


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


La economía peruana cayó -16.3% en marzo, -40.49% en abril, -32.75% en mayo y -18.06% en junio. La caída es de -30.2% en el segundo trimestre. Bloomberg asegura que es la peor entre las principales economías latinoamericanas. En la otra mano, el PBI ya habría comenzado a crecer en julio entre 2% y 3%, por la reapertura, y podría rebotar 8.7% en el 2021.

Las esperanzas vienen de fuera. El cobre ha subido más de 40% en los últimos cuatro meses y pasó esta semana la barrera de los tres dólares la libra. El Perú es el segundo productor mundial, luego de Chile. El gran comprador es China, cuya economía es la locomotora que nos va sacar del pantano. El oro también se ha disparado esta semana atravesando dos veces la valla de los dos mil dólares la onza. El alza impresionante del oro en el mundo es un hecho histórico. Refleja que el oro es hoy el verdadero refugio del valor ante el desplome continuado, en cámara lenta, del dólar. Y el Perú es el primer productor de oro de América Latina y el sexto en el mundo.

Contra la corriente, sin embargo, el dólar sube y sube en Lima día a día. Cerró el viernes en 3.59 soles. No habiendo en el Perú acceso fácil y masivo al oro pese a ser productores, los peruanos no tienen otro refugio para el valor que ese dólar del que el mundo duda hoy. Es una expoliación la que los peruanos sufren sin saberlo. Ni sus académicos, ni sus empresarios, ni sus autoridades les dicen lo que está ocurriendo.

Hace falta un nuevo refugio para el valor. Siendo un importante productor, una alternativa obvia en el Perú es la libre comercialización del oro. Frenaría, de paso, la fuga del oro peruano a Bolivia donde se vende libremente y nadie hace preguntas. El propio BCR debería comprar oro a las grandes mineras locales para guardar en refugio seguro las reservas del Perú. 

Esta nueva evidencia no es exclusiva de un país emergente que solía creerse exitoso y ya no sabe dónde está el refugio. En la Fed, el banco central de EEUU, el fantasma del patrón oro está causando pánico por el solo nombre de una mujer nominada al directorio por el presidente Donald Trump. “Las ideas de la señora son tan extremas que serán una distracción innecesaria frente a las tareas”, dicen los asfixiados. Es un pretexto tonto. ¿Por qué el pánico? Porque Judy Shelton argumenta que es hora de volver al patrón oro para devolverle al dólar su papel de reserva del valor. Y duda de la necesidad misma de un banco central.


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jueves, 20 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 18 agosto 2020



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Qué quiere
Soros del Perú


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


Millonario de ideas progresistas, europeísta y antinacionalista, el presunto comprador del mayor grupo editorial peruano parece el epítome de lo que en el habla local se llama un “caviar”. La pregunta es qué quiere Soros del Perú.

Enemigo del Estado moderno –el del siglo XVII nacido de la obra política del cardenal Richelieu, cuyo libro de cabecera (*) era el “Leviatán” de Thomas Hobbes-, uno sospecharía que Soros actúa política y militantemente no solo contra el autoritarismo y la demagogia, sino contra la idea misma del Estado nacional. 

El lector puede echarle la culpa si quiere a Karl Popper, autor de “La Sociedad Abierta y sus enemigos”, a quien Soros adoptó como tutor en el London School of Economics, y de cuyo libro sacó el nombre para su ONG “Open Society”.

Pensará quizá que algunos organismos supranacionales gobernarían el mundo mejor que sociedades cerradas con Estados nacionales. Siempre, claro está, que esas organizaciones supranacionales sean privadas. O casi.

Es posible que sienta afinidad con los grupos étnicos y otras identidades subnacionales –como Cataluña o Quebec- como posibles formas viables de organización política para el futuro de la humanidad. A las cuales, es de suponer, quiere empoderar con la propiedad de los recursos naturales del siglo XXI: cobre, litio, tierras raras y también, por un tiempo más, petróleo y gas y sobre todo oro, la única reserva de valor global si los Estados nacionales dejaran de existir con sus monedas y sus ejércitos.

Pensará  eventualmente que es más fácil para el capitalismo contratar con los aymaras la extracción del litio, o la del gas con la etnia machiguenga, que tratar con la burocracia y la clase política corrupta de un Estado nacional como el nuestro.

No debe preocuparnos. No va a pasar. Es una apuesta demasiado larga para el jugador de bolsa en “corto” que en 1992 desbancó a la libra esterlina. Para su desmayo, existen unos 200 Estados nacionales en el planeta y cinco mil grupos étnicos que lo único que quieren –igual que Cataluña y Quebec- es convertirse en Estados nacionales con su propia moneda y su ejército.

La lucha de Soros –su “misión”- tiene incorporada una prueba ácida que mide su éxito o su fracaso. La juega toda en la Unión Europea. Es una unión incompleta, reconoce Soros, que puede no sobrevivir ante el recio empuje de China, a la que llama “sociedad cerrada”. Tiene serias dudas sobre la capacidad de la Unión Europea de sobrevivir con gobiernos de derecha en Polonia, Hungría o Italia, que podrían eventualmente salir de ella, como el Reino Unido. No hay Unión Europea sin Roma, dice. La gran esperanza blanca para su “sociedad abierta” es Estados Unidos. Lástima que la América de Trump o de Biden sea una sociedad insuficientemente abierta aun y una potencia global cuya metrópoli es un Estado nacional que no va a dejar de serlo.

(*) De Mazarino, en realidad.

  

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domingo, 16 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 16 agosto 2020



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Mensaje al Perú de
miles de sus mineros


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


No estamos destrabando porque no estamos entendiendo hasta hoy el problema que mantiene al Perú maniatado: el forcejeo estéril entre quienes tienen la concesión de los recursos naturales y quienes tienen el control físico de la tierra sobre ellos y no permitirán extraerlos hasta que el mercado global -no la empresa, no el Estado, tampoco ellos mismos- sea quien diga cuánto vale esa tierra.

En la oscuridad, sin embargo, hay luz: un extraordinario comunicado sin precedentes de la Confederación Nacional de Pequeños Empresarios Mineros del Perú, que circula ya en las redes, y es la clarinada de una noticia formidable que le hacen llegar al Perú 400 mil de sus pequeños mineros artesanales, cuya actividad productiva legal es informal en su mayoría.

El comunicado cita el artículo de Hernando de Soto publicado por el Wall Street Journal esta semana y lo hace suyo. Afirma que “ya no somos solamente una de las de las más grandes víctimas de la pandemia –dice-, sino potencialmente la solución a la crisis económica que nos agobia”. Añade que el artículo “coloca al Perú, sus pymes y en particular a la pequeña minería, en el centro de la atención mundial”.

Lo que De Soto plantea lo resume el comunicado de los mineros informales del Perú de este modo: “la gran batalla entre el sistema capitalista chino y el americano va a librarse en los países en desarrollo y particularmente en aquellos, como el Perú, con abundantes recursos naturales”. “Esto quiere decir –continúa- que somos nosotros los que vamos a definir cuál de los dos sistemas tendrá más éxito, pues vamos a favorecer a aquel que nos permita capitalizarnos más y salir cuanto antes de esta crisis y de la pobreza que conlleva”.


Precisan los mineros su mensaje al Perú que las 18 organizaciones firmantes -integrantes todas ellas de la Confederación Nacional de Pequeños Empresarios Mineros del Perú- no solo suscriben la propuesta de De Soto, sino que la iniciaron conjuntamente en Arequipa, en junio de 2019, en la Primera Convención Internacional de Pequeña Minería Artesanal, donde representaban a 400 mil pequeños mineros peruanos y a millón y medio de proveedores de bienes y servicios a su actividad productiva.

“Gracias a la propuesta de Hernando de Soto y sus compañeros -concluye el comunicado- estamos ahora más fuertes y unidos” y listos, adelantan, para ocupar un lugar en el escenario mundial. Esta vez van a ser escuchados.  


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viernes, 14 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA viernes 14 agosto 2020

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El “bancor” de Keynes


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


Esta semana los medios de comunicación han silenciado, escamoteado o minimizado en todas partes un hecho que ha sacudido la economia mundial como la caída de un asteroide.

El oro llegó a los 2,086 dólares la onza antes de bajar y volver a subir luego a los 1,970 dólares en que cerró el jueves. No va a parar. Goldmann Sachs anunciaba en junio que el oro llegaría a 2,000 dólares en los siguientes doce meses. Ocurrió en dos. Un experto en la bolsa de Londres pronosticaba el jueves que el oro llegaría a 2,500 dólares pronto. El Bank of America estimaba la semana pasada que no se detendría hasta los 3 mil dólares. 

El alza del oro es la otra cara de la pérdida de valor del dólar, que vale hoy 50 veces menos que hace 50 años. Para evitar eso, Keynes propuso en 1944 en Bretton Woods crear una moneda mundial que no fuera el dólar. La llamó “bancor” (un diminutivo de banco de oro). Estados Unidos se negó a aceptarla, pero Keynes logró como premio consuelo fijar el dólar al oro a la tasa de 35 dólares la onza. Harry Truman le prometió mantener ese vínculo siempre. Atribuyen a Truman la frase “the buck stops here” (“la moneda para aquí”) referida a que el presidente de Estados Unidos era el responsable de última instancia de la economía y la política mundial.

Keynes insistió en fijar el dólar al oro porque sabía que ese candado era lo único que mantendría encadenados a los titanes del mito griego, hoy sueltos por el ancho mundo.

En 1971 Richard Nixon incumplió la palabra de Truman (con el acuerdo de Milton Friedman). Rompió el vínculo con el oro y dejó flotar al dólar a la oferta y la demanda en el mercado global. Con ello obtuvo el control ahora absoluto del dinero mundial por su monopolio de la emisión del dólar, el medio de cambio mundial y la moneda en que los bancos centrales tienen sus reservas hasta hoy.

Desde entonces una marea de dinero (y más tarde de papeles sin bienes detrás) ha inundado una y otra vez la economía global generando burbujas de falso valor económico que colapsan una tras otra.

Cuando en 1971 el oro dejó de ser el respaldo del dólar, el petróleo pasó a ser su respaldo. El dólar reposaría en adelante únicamente sobre una palabra empeñada, una decisión política: el compromiso del primer productor de petróleo mundial –Arabia Saudita- de que solo vendería su petróleo en dólares. Arabia Saudita aceptaría únicamente dólares en los contratos de venta de su petróleo al mundo entero a cambio de la protección militar de Estados Unidos para sus pozos y sus enormes reservas de petróleo.

El petróleo, no obstante, no es ya en el siglo XXI lo que fue en el siglo XX. Otras fuentes de energía lo reemplazarán. Los autos eléctricos son el símbolo de ese cambio.

Y hoy el oro desplaza al dólar como refugio del valor ante la incertidumbre global. Hemos cerrado el círculo y vuelto al punto de partida. En la bóveda celeste de los economistas Keynes debe estar pensando que tenía razón.



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miércoles, 12 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 12 agosto 2020


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Estruendo mudo

"Silence like a cancer grows".
                 Simon & Garfunkel.

Jorge Morelli
@jorgemorelli1

En la presentación del nuevo gabinete ante el Congreso estaba descontada la aprobación de la confianza. Básicamente, porque a nadie le quedan ganas de seguir moviendo el bote.

El premier Martos dice que su gestión se concentrará en vencer la pandemia. Habrá cumplido con creces si tiene éxito. Es lo urgente ahora. 

Pero seamos crudos: en el discurso hay un retroceso o, más bien, una recaída. Luego de la accidentada negación de confianza al gabinete anterior, el gobierno ya no se atreve ni a hablar siquiera del papel del sector privado en la economía. 

En la atmósfera enrarecida de hoy, la expresión “crecimiento económico nunca más a espaldas del pueblo”, pronunciada por el Premier, significa que la premisa del pensamiento oficial es que el crecimiento incrementa la desigualdad. De allí que otorgue el papel principal a la inversión pública en el reinicio de la economía. El modelo económico que trajo prosperidad nunca vista al Perú con el crecimiento exponencial de la clase media ha sufrido otra derrota a manos de la demagogia estatista. 

La referencia a la “economía circular” es otro indicio de lo mismo. Es la nueva ideología de moda. Es muy poco lo que el Perú puede hacer en realidad contra el cambio climático, porque su economía es pequeña. Mucho puede hacer, en cambio, para combatir sus efectos innovando una tecnología preincaica que permitiría poner diez mil millones de metros cúbicos de agua dentro de los Andes. Pero no, la ideología prevalece sobre el pragmatismo.

Peor aun es el silencio absoluto del discurso sobre el “baguazo" en Requena -donde han muerto tres personas- o el conflicto eternamente sin resolver en Espinar y el Corredor Minero. Como diría Vallejo, es un estruendo mudo. Es una contradicción que parece imposible, pero todos sabemos que ciertos silencios pueden ser clamorosos. Y crecer como un cáncer cuando se calla lo que debería decirse. 

No hay diálogo en las minas, hay claudicación ante la fuerza. No hay negociación, sino capitulación del gobierno ante la demagogia del Congreso.

Es una extraña forma de bipolaridad: megalomanía e indolencia, mojigatería y frivolidad al mismo tiempo. 

Ultimo ejemplo: el discurso habla de reforma de la justicia y de reforma política como si fueran cosas separadas. Lo primero se limita a meritocracia y digitalización. Y lo segundo solo a la reforma electoral. Ni asoma la sospecha de que ambas reformas son una y la misma cosa, que la reforma de la justicia es la reforma política, porque pasa por rediseñar el equilibrio de poderes. Pero la clase política no quiere entenderlo porque perdería poder. Y fracasan entonces en el Perú, una y otra vez, la reforma política y la de la justicia.



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martes, 11 de agosto de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 9 agosto 2020





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Nunca más internas truchas


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


El Pleno del Congreso ha aprobado que los partidos políticos puedan elegir cómo hacer sus elecciones internas. Pueden elegir de dos formas a sus candidatos a la Presidencia de la República y al Congreso.

Una es que cada uno de los militantes inscritos en el padrón del partido vote en las elecciones internas por los candidatos de su preferencia. Claramente, es la manera más democrática de hacerlo.

Para esta opción, la ONPE ha adelantado que está en condiciones de organizar las elecciones internas de los partidos mediante voto electrónico. La suspicacia ante esta alternativa es el pretexto para oponerse.

La otra opción que el Congreso deja abierta es que las elecciones internas se hagan de la manera trucha en que siempre se han hecho. Esto es, donde los militantes no votan directamente por los candidatos, sino por intermediarios a quienes entregan la decisión final. “Delegados” es el nombre reciben tales intermediarios.

Lo que ha ocurrido siempre en los partidos tradicionales (y en aquellos que siendo nuevos sufrieron una temprana metamorfosis) es que los “delegados” han sido designados a dedo por la cúpula del partido para que, a su vez, voten por los candidatos que la cúpula quiere. Es la manera en que se controla la lista y se asegura un puesto a quien contribuye con recursos a la campaña electoral del partido. Esta es la verdad.

Y todos lo saben. Por esa misma razón, salvo excepciones escasas y honrosas, no ha existido nunca democracia interna alguna ni en los partidos políticos tradicionales ni en los que prematuramente se volvieron tales.

Esta vez , sin embargo, el Congreso se ha sacado de la manga una sorpresa.

El Pleno ha aprobado que los partidos pueden optar por emplear delegados, pero ha dispuesto sagazmente que ahora estos delegados deberán ser elegidos, a su vez, en elecciones internas donde vote cada militante.

Atrapados, los partidos han reaccionado del peor modo posible. Algunos pretenden seguir designando delegados a dedo. Se oponen a que sean elegidos por los militantes. Desnudan con ello su peor vocación antidemocrática y en su absoluta necedad ni siquiera lo advierten.

Otros partidos, aun más elementales si cabe, se oponen de plano a que la ONPE participe en sus eleciones internas sean como fueren para garantizar la transparencia de las mismas. Estos casos ya so fracamente patéticos. 

Esta es la realidad. Los partidos –tradicionaes y no tradicionales- se han quitado la careta y mostrado el estado de inmadurez y la atmósfera de prepotencia en que habita la clase política. Ha quedado en evidencia su falta de respeto por el pueblo. He ahí precisamente la razón por la que el pueblo los detesta.

Si hoy prevalece la decisión por una vez bien tomada por el Congreso, aquí termina esta farsa.   


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