MEDIA
COLUMNA
La tapa de la
botella
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
“El problema del siglo XXI son los papeles sin bienes
en los mercados
desarrollados y los
bienes sin papeles en los países en desarrollo”.
Hernando de Soto
La sentencia de Hernando de Soto que sirve de epígrafe a la propuesta que ocupa estas páginas de EXPRESO resume a la perfección cómo matar dos pájaros globales de un solo tiro.
Desde el colapso de la mega burbuja global de 2008, el
mundo no ha hallado una salida al doble bloqueo que mantiene a las economías
desarrolladas atascadas en un rendimiento mediocre y a las economías emergentes
hundidas en la trampa del crecimiento medio.
La sentencia de De Soto lleva implícita la solución.
Esta es que los bienes de las economías emergentes deben ser dotados de papeles
reconocidos y esos papeles colocados en los mercados de valores globales del
mundo desarrollado.
De este modo, las economías emergentes podrán acceder a
los mercados de la economía virtual de las finanzas y estos volverán a estar
respaldados por bienes de la economía real de todo el planeta. Son dos caras de la misma moneda.
El proceso comienza entonces por dotar de papeles a los
bienes de las economías emergentes. Y esta es exactamente la propuesta de De
Soto en estas páginas.
Solo que esta vez este hombre reconocido hoy en todo el
mundo -de quien Bill Clinton dijera una vez que es el “economista vivo más
importante del mundo”, Vladimir Putin que sus “logros en el mundo han sido
extraordinarios” y Mikhail Gorbachev que su principio revolucionario es que “la
exclusión en países en desarrollo no se debe al capital y la propiedad sino a
la falta de ellos”; quien fuera designado economista jefe del Blockchain
Institute de China y presidiera además el primer Foro de la Ruta de la Seda; a
quien la revista Prospect de Foreign Policy ha colocado en el puesto 13 de su
encuesta global de intelectuales junto a Noam Chomsky y Umberto Eco, Paul
Krugman, Jurgen Habermas y Amartya Sen-, ha diseñado en esta ocasión precisa y
exactamente el modo de hacerlo.
La metodología está descrita en detalle en estas
páginas. Consiste en reconocer los derechos de quienes tienen el dominio de la
tierra de todo el mundo, debajo de la cual hay 150 billones de dólares bloqueados,
800 mil millones de ellos en el Perú.
De Soto grafica esta situación ante los mineros
informales peruanos de manera divertida con una botella de gaseosa: si las
empresas tienen un derecho adquirido al contenido de la botella –la concesión
del subsuelo-, la tapa de la botella –la superficie- está de hecho en manos de
quienes la conducen. Y que, realistamente, los recursos van a quedarse donde
están mientras no haya un modo justo en que ambas partes se beneficien
equitativamente.
En estas páginas De Soto le propone al Perú ser el
piloto de esta solución para el mundo.
PARA DESTRABAR 150 BILLONES DE DOLARES BAJO
EL SUELO DEL PLANETA
Propuesta de Hernando de Soto al Perú y al
mundo
En el Perú, la solución es capitalizar
al pequeño minero legalizando su legítimo derecho de propiedad sobre la
superficie para conectarlo con la globalización.
El 17 de junio pasado, en Arequipa se reunieron
representantes de 50 mil pequeños mineros en un congreso internacional de la
pequeña minería artesanal, organizado y convocado por la Federación de Mineros
Artesanales de Arequipa (FEMAR) a la que asistieron mineros de Puno y otros
lugares del Perú en los cuales 500 mil mineros informales invierten su trabajo
y su dinero en tierras sin ningún papel que respalde legalmente su legítimo
valor.
El orador principal de la reunión fue Hernando
de Soto. El tema fue la relación crucial entre los conductores legítimos de la
superficie y los dueños legales de los recursos del subsuelo.
Es característico de los países en
desarrollo, dijo, que los pobres han heredado la mayor parte de la superficie
de la tierra mientras las empresas extractivas han adquirido de los gobiernos
los derechos sobre los minerales. Para acceder a los recursos del subsuelo que legalmente
tienen, sin embargo, las empresas necesitan usar la superficie, que controlan sus
poseedores legítimos.
Esto solía ser conseguirse comprando servidumbres de
paso o incluso respaldándose en la fuerza pública. Hoy, en cambio, los que conducen
tierras de la superficie -a cuyas organizaciones De Soto llama “Autoridades que
gobiernan Registros Locales Desconectados de la Globalización (ARLD)”- se
hallan empoderadas y están bloqueando la extracción de reservas minerales y
petroleras probadas por más de 150 billones de dólares (150 trillion dollars).
Esto equivale a cinco veces el PBI combinado de China y Estados Unidos.
Este evento es la disrupción del sistema tradicional de
formación del capital de los recursos naturales del tercer mundo. Lo que está
bajo ataque es la red internacional construida en los últimos cien años de 3,300
tratados que 180 países han suscrito e incorporado a sus leyes. Ha sido yan
fuerte que ni siquiera miles de militares y policías desplegados en campamentos
mineros, petroleros y gasoductos de todo el mundo pueden evitar el bloqueo de las
actividades extractivas.
La propuesta de De Soto no es entregar el subsuelo a los
que conducen legítimamente la superficie, sino “securitizar” sus derechos para
que su activo pueda generar capital en las bolsas y mercados financieros
globales y puedan ellos entonces relacionarse con y protegerse del mundo global
de una manera rentable y sin violencia.
La securitización puede consolidar legal y
efectivamente el legítimo derecho de propiedad de quienes se hallan en la
superficie, y desbloquear así los 150 billones de dólares de reservas bajo la
tierra en todo el planeta.
La propuesta de De Soto desarrolla una
metodología disruptiva que usa la securitización en los mercados globales para
superar los defectos de los derechos de propiedad en los países emergentes,
como el Perú, que impiden a los pobres utilizar su tierra para formar capital.
En suma, convierte al “misterio del capital” –el título de su famoso libro” en
una efectiva herramienta de trabajo.
En concreto, a los legítimos títulos de la superficie
les faltan 8 paquetes de información y acreditaciones a los cuales tienen
derecho por ley. Es un pasaporte, por así decir, al que le faltan 8 visas
necesarias para llegar a los puertos donde se puede formar capital. Propiedad y
securitización no son temas separados, sino partes de una misma cadena de valor
a la que le faltan 8 eslabones que se subsanan con 8 certificados emitidos por
entidades del sistema internacional con las que se concreta una alianza para
conectar la tierra de la superficie y los recursos del subsuelo a los mercados
de capital.
Estos 8 certificados son vehículos
documentales sucesivos de una cadena que comienza con la ubicación e
identificación de los títulos superficiales donde se originan los derechos, y
llega hasta las declaraciones requeridas por las leyes de los mercados
financieros globales donde los derechos de propiedad se formatean para generar
confianza y formar capital.
La desconexión entre la propiedad y la
securitización, entonces, se debe al problema legal que surge de que los
atributos y acreditaciones están perdidos en un enjambre de cientos de miles de
leyes dispersas en documentos inconexos en cada uno de los países en
desarrollo.
Es poco lo que los consultores tradicionales y los
cientos de compañías cuyos servicios y equipos son usados para capturar y
organizar información sobre la propiedad -típicamente empresas de ingeniería,
gerencia de proyectos, tecnologías de información, vendedores de equipos y
servicios de mantenimiento, incluso algunos especializados en mapas y catastro
y modernización de sistemas de registro- pueden hacer para remediar el
problema. Lo más que pueden es mejorar los sistemas de almacenamiento de
imágenes y registros de activos, pero no son capaces de afrontar el reto de
incorporar masiva y sistemáticamente la propiedad no registrada al mercado
formal.
De Soto está convencido –y así lo explicó a
los cientos de mineros informales presentes en Arequipa- de que en el momento
en que quienes legítimamente manejan la superficie sean conscientes de que
pueden negociar de igual a igual con las empresas extractivas, y los certificados
entren en acción con sus incentivos, los 800 mil millones de dólares de proyectos
bloqueados en el Perú serán desbloqueados, las empresas extractivas recuperarán
el subsuelo, los consumidores intermedios que requieren insumos minerales
podrán obtenerlos, los gobiernos obtendrán nuevos ingresos de tributos y
regalías, los mineros informales tendrán por fin direcciones e identidad legal,
y los que dañan el medio ambiente podrán ser física y legalmente identificados.