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MEDIA COLUMNA
Mes de brujas
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Dos acontecimientos esta semana
provocan un giro de 180 grados en el escenario político peruano.
La victoria de Evo Morales en
Bolivia y el recrudecimiento de la violencia en Chile –hay dos iglesias
incendiadas y más de 500 detenidos- van a poner en aprietos a la izquierda
local. A primera vista parece lo
contrario, pero no es así. El electorado peruano no es de izquierda hoy en su
mayoría. Es una reciente clase media amenazada de recaer en la pobreza por la
crisis de la pandemia. Lo que explicablemente quiere es proteger su patrimonio en
peligro, renegociar su deuda con el banco, ver luz al final del túnel. Lo que no
quiere es caos urbano como en Santiago o
un nueva recaída en la demagogia de izquierda como en Bolivia.
En suma, las candidaturas de
extrema izquierda en las próximas elecciones de abril –las de Arana y Verónika,
que además van separadas- no se van a beneficiar en nada de una recaída
latinoamericana en el grotesco escenario anterior a la pandemia. Sus cómplices
del eje La Habana, Caracas, Foro de Sao Paulo, La Paz, Buenos Aires son este
fin de mes unos monstruos de mes de brujas.
El segundo acontecimiento fantasmal
es la reaparición del zombie de la vacancia de la Presidencia por “incapacidad
moral permanente”. He sido y soy enemigo de esa barbarie que debe ser derogada
porque es el símbolo del desequilbrio de poderes que amenaza a nuestra
democracia. Incluso en el caso de Vizcarra que, como PPK, tenía que ser
procesado, de ser el caso, ni un día antes del final de su gobierno. Veremos si
esta vez el Congreso tiene los dos tercios de los votos que necesita. La moción,
no obstante, será admitida y el Congreso volverá a debatir la manoseada herramienta
una vez más hasta la náusea.
Examinemos brevemente entonces
el escenario político del día siguiente de la segunda vacancia de este
malhadado quinquenio.
Primero, las candidaturas
afines al oficialismo se quedarán sin piso. El gobierno ha promovido de manera activa
lo que en otro tiempo fue una estrategia astuta y hoy ya es práctica adocenada:
poner varios caballos en el partidor para que cada uno aporte su cuota al
Congreso. Los candidatos afines podrían no ser menos de cuatro: Julio Guzmán,
Urresti, Salaverry, Cateriano. Tal vez sean cinco si Forsyth, el joven ex
alcalde de La Victoria, sigue aun bajo el encanto de ese embrujo del que, sin
embargo, ya toma distancia. De darse la vacancia, sin embargo, todos ellos tendrán
que correr por su cuenta y bailar con su pañuelo, porque el gobierno provisional
entrante de Acción Popular ciertamente no les prestará apoyo ninguno.
Tampoco podrá prestárselo siquiera
a su propio pupilo en la carrera. El otro Paniagua del segundo gobierno “de
transición” de Acción Popular se enfrenta hoy a una candidatura dividida
internamente porque el vampiro del populismo ha clavado los colmillos en el
cuello de la vieja dama de Paseo Colón. Marcado al milímetro, vigilado por
video 24/7, el gobierno provisional de Merino no tendrá margen de acción para
favorecer a nadie en la carrera. Ya tendrá bastante trabajo con conseguir
siquiera un gabinete.
Los candidatos restantes,
finalmente –demasiados para enumerarlos aquí-, resultarán involuntariamente
beneficiados por la zancadilla que la vacancia desde el interior y la izquierda
desde el exterior ponen a media docena de sus adversarios, que rodarán en
tropel por la pista de carrera.
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