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MEDIA COLUMNA
Un new deal global
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
La economía mundial va a entrar en recesión creciendo cero en una
mitad, la de las economías desarrolladas, y seis por ciento en promedio en su
otra mitad, la de las economías emergentes. El promedio global resultante –tres
por ciento- es una recesión, advierte Ricardo Lago.
Y se reafirma, además, en su pronóstico para el Perú este año: 1.5%.
No está lejos de esto el comunicado publicado ayer en
Shanghai por los ministros de Economía y los bancos centrales del grupo de la
20 mayores economías del mundo (G-20). “Esperamos que las economías avanzadas
continúen su expansión a paso moderado y que el crecimiento en las economías
emergentes permanezca fuerte”. Señala que las políticas monetarias continuarán
apoyando la actividad económica (¿puede significar eso una nueva ronda de
estímulos monetarios?), pero la herramienta monetaria no basta, dice el
comunicado. “Usaremos flexiblemente la política fiscal para fortalecer el
crecimiento”, agrega de manera más bien tímida.
Ante lo que viene, uno está obligado a hacer memoria para volver atrás
a Franklin Roosevelt y el new deal con el que desde 1932 hizo frente a la recesión
global luego de la crisis de 1929. Fue su plan masivo de obra pública lo que
comenzó a sacar a EEUU del pantano. La lección principal de todo eso es que el
punto de partida fue una decisión política, acompañada por un esfuerzo de
inversión masiva desde el Estado.
Cuando Roosevelt -que había tomado tales ideas de los suecos- conoció
a Keynes, comentó que le había parecido un profesor de economía. O sea, todo lo
contrario de un político. En verdad, fue Roosevelt y no Keynes el autor de la
fórmula de la intervención estatal que hoy se atribuye al profesor de Economía.
(Naturalmente, el propio Keynes advirtió que el éxito de tal fórmula tiene
condiciones. En ausencia de expectativas de inversión, inundar una economía de
dinero va a producir inflación en lugar de crecimiento).
Hoy, es forzoso pensar en un new deal de escala planetaria
para sacar a la economía global del pantano de la recesión. No ha faltado en Shanghai
la advertencia en contra de la absorción masiva de los capitales globales por
EEUU para fortalecer solo al dólar y a su propia economía de manera aislada. El
premier chino Li Keqiang pidió diplomáticamente una mayor “coordinación” de políticas,
lo mismo que viene haciendo Christine Lagarde desde el FMI. “Al formular
políticas macroeconómicas, los miembros del G-20 necesitan tener en mente no
solo su propio crecimiento”, dijo el premier chino refiriéndose a que han de tener en cuenta las
consecuencia de sus decisiones en el resto del mundo. Alude con esto al alza de
la tasa de interés por la FED, que ha producido el alza global del dólar, la
devaluación masiva de las demás monedas y la caída de las bolsas alrededor del
globo.
Coordinación de políticas, suena bien. Pero, ¿qué
posibilidades tienen los buenos deseos de estos caballeros, banqueros centrales
y burócratas de economías emergentes ante el todopoderoso dólar y las
decisiones de política monetaria del banco central de EEUU?
¿Qué haría Donald Trump, por
ejemplo, si fuera el próximo presidente de EEUU? The Economist anota al
respecto que Trump no es un “admirador secreto de Paul Krugman, un economista
liberal, ni planea un gran estímulo keynesiano”. Tal vez no por el Estado.
Pero, cuando propone reactivar recortando impuestos a las empresas (de 35% a
15%), propone también que el costo del recorte sea parcialmente compensado con
impuestos a las ganancias globales de las empresas americanas en cualquier
parte del mundo, y ya sea que éstas se repatríen o no. Esa es una nueva mentalidad
en materia de reforma estructural.
Estamos
hablando acá de un new deal de escala global, de un esfuerzo por construir la
infraestructura que va a necesitar la economía del siglo XXI a escala
planetaria, en transporte físico –en carreteras, vías férreas, puertos y
aeropuertos- y en comunicaciones digitales para la educación de miles de
millones de personas. Es decir, un ciclo keynesiano de expansión de escala
global para ser invertido no ya por los Estados principalmente, sino por las
empresas privadas globalmente y no solo en la economía virtual de papeles sin
respaldo en los mercados financieros sino en la economía real de bienes que aun
no tienen papeles en el resto del mundo.
En nuestro
caso, por citar solo un ejemplo, en la construcción del tren transoceánico dese
el Atlántico al Pacífico para conectar a través del Perú a la economía de
Brasil con China. De esa escala de cosas se trata. Para eso, la corrupción ha sido el principal impedimento.
Argollas locales de Estados y empresas han monopolizado para sí,
parasitariamente, la construcción de infraestructura por décadas. Pobre
selección de proyectos y peor ejecución de los mismos han sido las consecuencias.
El derrumbe de esas argollas en Sudamérica, en Brasil (o en la FIFA) es síntoma
de una nueva era en que las empresas -chinas, norteamericanas o europeas- deben
competir con las locales en condiciones de igualdad transparente para las licitaciones
de obra pública o público-privada. Las empresas no importa de dónde sean deben
invertir libremente sin trabas en beneficio de una argolla de corrupción local.
Esa es la era que termina.
La lección del colapso de las burbujas globales una tras otra alrededor del
planeta en estos años es que en el siglo XXI la economía mundial saldrá de la
recesión toda junta -de manera coordinada, como pide el primer ministro chino-
o no saldrá. Será un homenaje a la visión de hombres como Roosevelt.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las
siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas,
editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo
como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.
LIBERTAD ECONOMICA,
GLOBALIZACION, REFORMAS, INVERSION
Xinhua
News
SHANGHAI,
Feb. 27. Financial policymakers from the world's 20 major economies on Saturday
pledged to use all policy tools, including monetary, fiscal and structural
ones, to strengthen global recovery amid growing concerns of further downward
risks.
"The
global recovery continues, but it remains uneven and falls short of our
ambition for strong, sustainable and balance growth," noted a communique
issued after the two-day G20 Finance Ministers and Central Bank Governors
Meeting in Shanghai.
The
policymakers cited volatile capital flows, slumping commodity prices, escalated
geopolitical tensions, a potential UK exit from the European Union and
increasing refugees as major vulnerabilities of the global economy.
The
gathering came amid weak economic growth worldwide and increasing financial
volatility that saw frequent and drastic falls in the stock markets across the
world.
Japan's
surprising adoption of negative interest rates, uncertainties over the prospect
of rate hikes in the United States, plunging oil prices and concerns over the
financial strength of leading banks in Europe have combined to add
uncertainties to the global financial landscape.
Despite
the challenges, the group judges that the magnitude of recent market volatility
has not reflected the underlying fundamentals of the global economy.
"We
expect activity to continue to expand at a moderate pace in most advanced
economies, and growth in key emerging market economies remains strong,"
the group said.
To
foster confidence, monetary policies will continue to support economic activity
and ensure price stability, but monetary tools alone cannot lead to balanced
growth, said the communique.
"We
will use fiscal policy flexibly to strengthen growth, job creation and
confidence," it added.
Among
the focus of the meeting is the exchange rate mechanism. For China, the
currency yuan has been heading south since the government revamped the foreign
exchange mechanism last year, and concerns about capital outflows have been on
the rise.
Chinese
central bank governor on Friday repeated that there is no basis for continued
weakness of the yuan and China will not seek to boost exports through
competitive devaluation.
The
group reiterates that excess volatility and disorderly movements in exchange
rates can have adverse implications for economic and financial stability.
"We
reaffirm our previous exchange rate commitments, including that we will refrain
from competitive devaluations and we will not target our exchange rates for
competitive purposes," the communique said, pledging to carefully
calibrate macroeconomic policies to reduce uncertainty, minimize negative
spillovers and promote transparency.
During
the meeting, the economies also promised to fully implement agreed financial
reforms, combat terrorist financing and mobilize green finance.
The
G20 Finance Ministers and Central Bank Governors Meeting came in advance of the
G20 Hangzhou Summit, which is slated for Sept. 4 and 5 with a theme of
"Towards an Innovative, Invigorated, Interconnected and Inclusive World
Economy".
El Comercio, Reuters
La subida de tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED)
en diciembre podría haber generado las recientes caídas en los mercados
accionarios, ya que habría sido interpretada como un compromiso firme de un
alza constante de tipos durante el año, dijo ayer el presidente de la Fed de St
Louis, James Bullard.
Bloomberg
The
almighty dollar
Scott
Lanman
The almighty dollar is
mightier than ever since the global financial crisis. As the U.S. economy
surges and most others slump, investors are flocking to it, enabling the U.S. to borrow lots of money at low
interest rates. American consumers can feast on it, buying imported goodies for
less. U.S. politicians tout it as evidence of the economy’s eternal dynamism.
Other countries are driving their currencies down to make their goods more competitive on the world
market. Not the U.S. It stands out as the one nation that prefers its money
superpower-strong. That’s a mixed blessing.
The high dollar hurts some American multinational companies’ earnings by
reducing the value of sales abroad. It pushes down inflation that’s already
considered too low. For the rest of the world, danger lurks in surging
dollar-denominated debt sold in emerging markets like Brazil and India; the
stronger dollar makes those bonds harder to repay.
The U.S. Dollar Index, which tracks the greenback against six major
currencies, surged 23 percent from the start of 2014 to the end of 2015. The
move toward higher interest rates in the U.S. — while they remain near zero or
even negative in the rest of the world — is making the dollar more attractive,
pushing its value up. Big-name American companies across an array of
industries, including MasterCard, Tiffany and 21st Century Fox, blamed the dollar’s
strength for crimping profits in 2015. By one estimate, U.S. companies have
been getting hit the hardest in at
least four years.
A
stronger dollar means a weaker yen, hurting U.S. automakers by helping Japanese
competitors like Toyota, which make more money on each car sold in dollars. A slumping euro
means good things for companies in Europe that sell in the U.S.
Yet
for emerging-market economies from Brazil to Malaysia, a rout in their
currencies has lured capital away and limited growth.
There’s
also a slowdown in the high-end home
market in
places like Miami. Meanwhile, China roiled global markets with a
surprise devaluation of the yuan in August and a poorly communicated shift toward pegging the currency against a basket of
counterparts instead of mainly the dollar.
The
U.S. economy became the world’s largest in the 1870s, yet the British pound
remained the dominant currency. That changed starting with the creation of the
Federal Reserve in 1913. World War I helped too by forcing other nations to
suspend convertibility of their money to gold. The Bretton Woods agreement made the dollar’s preeminence official in
1945 as U.S. money became the standard used to fix exchange rates. As the
postwar U.S. economy strengthened, so did the dollar.
In
1995, Treasury Secretary Robert Rubin asserted that a
strong dollar is in the U.S. national interest, a mantra repeated by each of
his successors (though not always with conviction). Practicalities diverged from policy in 1985, when the Plaza Accord reached by the U.S. and the other four richest
economies pushed down the dollar’s value for a while to slow Japanese exports.
It didn’t last. The dollar remains the dominant reserve currency, used by
countries to pay international debts. Even the global financial crisis of 2008
strengthened the dollar, as investors sought safety in U.S. government debt.
The
Treasury Department, now under Secretary Jacob J. Lew, is unwavering in its
allegiance to the strong dollar. Elsewhere there are other opinions.
A
Deutsche Bank strategist says intervention might eventually be needed to support
China’s yuan and weaken the dollar.
Federal
Reserve Chair Janet Yellen said in
February that the dollar’s strength has harmed U.S. manufacturing and exports,
though she signaled that it won’t stop the central bank from raising interest
rates.
As the
European Central Bank and Japan continue to buy bonds to stimulate their
flagging economies, investors are likely to pour more money into the U.S. The
resulting rise of the dollar, warned former Treasury Secretary Lawrence Summers in 2015, could slow the economy significantly.
So Americans should hold off on the champagne, even if the strong dollar makes
it a bargain.
Xinhua
News
SHANGHAI,
Feb. 26. Chinese Premier Li Keqiang on Friday called for closer macroeconomic
policy coordination among G20 members against global economic headwinds.
"When
formulating macroeconomic policies, G20 members need to keep in mind not just
their own growth. They also need to look after the spillover effects of their
policies," said Li in a video message to the G20 Finance Ministers and
Central Bank Governors Meeting that opened Friday in Shanghai.
"We
need to increase communication and coordination, and work together to secure
the stability of the international financial market," said the premier.
Xinhua
News
SHANGHAI,
Feb. 26. China's finance minister on Friday suggested that structural reform
was the best way to sustain economic growth in G20 countries.
Structural
reform is crucial to a robust, balanced and sustainable economy, with
governments working on coordinated top-down design, Finance Minister Lou Jiwei
told the ongoing G20 Finance Ministers and Central Bank Governors Meeting
The Economist
Victory this week in the Nevada caucuses, on top of
recent triumphs in New Hampshire and South Carolina, make Donald Trump the
clear favourite to be the Republican nominee in America’s presidential
election. Users of Predictit, a gambling website, collectively rate his chances
at about 70%. Although many people think that Mr Trump cannot triumph in
November, it is worth remembering that Hillary Clinton, the likely Democratic
nominee, is hampered by several nagging scandals that could conceivably deepen.
So investors need to start thinking about what the
economy might look like under a President Trump.
This is far from easy, because the candidate gives a
good impression of making up policy as he goes along. How seriously is one to
take his policy on Chinese trade (declaring the country a currency manipulator
and eliminating its “illegal” export subsidies)? Is the plan for a border wall
contingent on his improbable promise of getting the Mexicans to pay for it?
And it is not clear whether Mr Trump’s policies would
be approved by Congress. A Republican House and Senate would normally follow
the lead of their party’s standard-bearer. But Mr Trump has departed a long way
from party orthodoxy in some respects, such as declaring the Iraq war a
“terrible mistake”.
On taxes, at least, Mr Trump is not so different from
other Republicans, arguing for sweeping cuts. He wants a higher standard
income-tax deduction, along with lower bands of 10%, 20% and 25%. Dividends and
capital gains would be taxed at 20% at most. The alternative minimum, estate
and gift taxes would all be abolished. The corporate-tax rate would be cut from
35% to 15%. The cost of these cuts would be partly offset by limits on certain
deductions, and by taxing companies’ global profits, whether repatriated or
not.
Part of Mr Trump’s “man of the people” appeal is his
apparent divergence from Republicans on some tax breaks for the rich. One
example is his promise to end the tax break on “carried interest”, which allows
private-equity fund managers to cut their bills substantially. But the Tax
Policy Centre (TPC), a think-tank that has analysed Mr Trump’s proposals,
points out that although his plan does indeed reclassify carried interest, it
would still cause the effective tax rate on it to fall from 23.8% to 15%. The
billionaire need not worry about losing the private-equity vote.
How will all this be paid for? Lower taxes could
stimulate economic growth, although the size of the improvement is debatable
and it could be offset by higher debt-servicing costs. The TPC estimates the
tax cuts would reduce revenues by $9.5 trillion over ten years. The Committee
for a Responsible Federal Budget (CRFB), a fiscal watchdog, puts the total cost
at $12 trillion-15 trillion. Debt could rise as high as 140% of GDP by 2026.
Perhaps Mr Trump is a secret admirer of Paul Krugman,
a liberal economist, and plans a big Keynesian stimulus? Not so: he has called
for a balanced budget. That would mean huge spending cuts, but he has not
outlined many. He wants to beef up the armed forces, and to spend more on
veterans and immigration controls. He has also promised to protect Social
Security (the national pension scheme).
Mr Trump says he will save $300 billion from Medicare
(the government health-care scheme for the elderly) by buying drugs more
cheaply. Alas, total Medicare spending on drugs is likely to average $111
billion annually over the next decade. Aggregate American spending on drugs
(public and private) is around $300 billion a year, says the CRFB. Perhaps Mr
Trump thinks he can persuade the pharmaceutical companies to give their product
away: the “art of the deal” in action.
As the chart shows, the more departments that are
protected, the bigger the cuts needed elsewhere. Funding his tax cuts would
require spending reductions of 61-78% in the unprotected areas; balancing the
budget would be impossible, according to the CRFB, as there is not enough
spending left to cut. For those counting on economic growth to eliminate the
deficit, the annual increase in GDP required would be more than 10%.
All politicians promise too much, of course, but Mr
Trump’s plans differ in the sheer scale of their implausibility. If investors
also factor in the candidate’s unpredictability, the wildness of his
foreign-policy rhetoric and a potentially fractious relationship with Congress,
it all adds up to considerable uncertainty, something that markets
traditionally dislike. If Mr Trump does become the Republican nominee, prepare
for a volatile autumn.
El Comercio
Los
activos de los mercados emergentes están tan baratos que constituyen
probablemente “el negocio de la década”, según Research Affiliates, un
subasesor de Pacific Investment Management (Pimco), uno de los administradores
de fondos más grandes del mundo.
Se
suma así a un número creciente de inversores, entre otros, BlackRock, Franklin
Templeton y Goldman Sachs Asset Management, que están volviéndose alcistas en
los mercados
emergentes.
“El
éxodo de los mercados
emergentes es una
oportunidad maravillosa –y muy posiblemente el negocio de la década– para el
inversor a largo plazo”, dijo en un mensaje en el sitio web de Pimco este
miércoles Christopher Brightman, máximo responsable de inversiones en Research
Affiliates. “Confiamos cada vez más en nuestro posicionamiento en acciones y
bonos de mercados
emergentes”.
Brightman
dijo que las acciones de los mercados
emergentes están “excepcionalmente baratas” después de que el
indicador de referencia MSCI declinó 30% en los últimos tres años.
“Mirando
por el espejo retrovisor, el mercado bajista en los mercados
emergentes ha
sido doloroso”, escribió Brightman en el mensaje. “Si miramos por el
parabrisas, en cambio, estas mismas clases de activos ofrecen los retornos
potenciales más altos disponibles”.
El
Comercio, EFE
La agencia de
calificación de riesgo Moody's anunció
que rebajó la nota de la constructora brasileña Odebrecht de "Baa3" a "Ba2", con
perspectiva negativa, lo que supone la pérdida del llamado grado de inversión.
Moody's recordó que Brasil enfrenta un aumento de los tipos
de interés, una elevada tasa de inflación -que cerró 2015 en más del 10 %- y
una fuerte depreciación de la divisa brasileña, lo que afecta a la
constructora Odebrecht.
Odebrecht, una de las principales constructoras del país, se
ha visto salpicada por un gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera
estatal Petrobras, el cual ha llevado a prisión al presidente del grupo,
Marcelo Odebrecht.
La
rebaja de la nota de Odebrecht se
produce un día después de que Moody's retirara
a Brasil el grado de inversión, una decisión que ya había sido tomada por las
agencias Fitch y Standard & Poor's.
Las
tres agencias justificaron su decisión en el oscuro panorama político y
económico que enfrenta Brasil, cuyo PIB retrocedió un 3,71 % en 2015 y se
encogerá alrededor de un 3,40 % este año.
ELECCIONES, PARTIDOS, ENCUESTAS, MEDIOS,
PSICOSOCIALES
El Comercio
La
encuesta de CPI publicada el viernes revela que la candidata presidencial Keiko Fujimori continúa
en el primer lugar con 33.7% y que Julio Guzmán se
consolida en el segundo con 18.3%. Respecto a inicios de febrero, Guzmán ganó 4.2 puntos.
En
el tercer lugar se ubica César Acuña, con 7.3%, con una caída de 5.3% puntos.
Pedro
Pablo Kuczynski se encuentra en el cuarto lugar con 6.8%, 0,9 puntos menos.
Alan
García cuenta con 6.4% de las preferencias, 0.2% puntos más.
Verónika
Mendoza (Frente Amplio) tiene 4.1%, Alfredo Barnechea 3.8% y Alejandro Toledo
1.8%.
Siete
partidos que participan en estas elecciones tendrían representación en el
próximo Congreso,
de acuerdo a la encuesta de CPI publicada hoy.
Fuerza
Popular ganaría 57 curules, tres partidos obtendrían 16 escaños: Alianza
Popular (de Alan García), Alianza para el Progreso (de César Acuña) y Peruanos
por el Kambio (de Pedro Pablo Kuczynski). Todos por el Perú, el partido de
Julio Guzmán, ganaría 15 curules.
Finalmente,
Acción Popular (de Alfredo Barnechea) y el Frente Amplio (de Verónika Mendoza)
tendrían siete representantes cada uno.
Para
tener presencia en el Congreso de
la República es necesario que una organización política pase la
valla electoral de 5%. Ni el Partido Nacionalista (de Daniel Urresti) ni Perú
Posible (de Alejandro Toledo) tendrían representantes.
Acuña es el segundo aspirante a la presidencia con
mayor antivoto con 69.5%. Solo lo supera en este rubro Alan García (Alianza
Popular) con 81.2%. PPK es
el tercer candidato con más antivoto con 56.1%. En el cuarto lugar está Keiko
Fujimori (Fuerza Popular) con 41.1% y en el quinto, Julio Guzmán (Todos por el
Perú) con 38.7%.
El Comercio
Chicha morada
Carlos Meléndez
Julio Guzmán es –sin lugar a dudas– el
‘outsider’ de este verano electoral. Sorprendentemente ha logrado escalar del
0,5% (en diciembre) al 18% en la intención de voto y es quien tiene mayores
chances de hacerle una segunda vuelta competitiva a Keiko Fujimori. El impasse que
tuvo con las autoridades electorales –aparentemente resuelto– le resultó
beneficioso a la larga. Le dio publicidad positiva gratuita en los noticiarios
de cobertura nacional: le permitió lucir como un novel retador al
‘establishment’ político (y electoral), luchando en contra de “dinosaurios”
tradicionales. ‘Small is beautiful’. Sin embargo, sería absurdo pensar que es
un fenómeno de masas apasionadas movilizadas por un neocaudillo
latinoamericano. Guzmán ha construido una candidatura chicha, mucho más precaria
y vulnerable de la que sus seguidores están dispuestos a aceptar.
Guzmán no es producto de nuestros afectos,
sino de nuestros desafectos. Es quien –por el momento– mejor puede aglutinar al
voto antifujimorista. Atrae más ‘keikohaters’ que ‘juliolovers’. Pero los
‘antis’ en el Perú no tienen dueño, ni partido, ni candidato fijo. Son el alma
en pena de la volatilidad electoral. En circunstancias en que el fujimorismo ha
mostrado cohesión y resistencia, el antifujimorismo migra con promiscuidad. Ya
les pasó a Luis Castañeda, Alberto Andrade y Alejandro Toledo en el verano del
2000. Hoy, Verónika Mendoza y Alfredo Barnechea buscan arrebatarle a Guzmán el
monopolio del antifujimorismo, radicalizando sus posiciones en contra del
proyecto naranja. El electorado de Guzmán es prestadito nomás.
Guzmán como ‘outsider’ tampoco mete miedo.
‘Outsiders’ afortunados en el Perú llegaron a bordear el 30% del electorado en
su primera vez: Alberto Fujimori en 1990 y Ollanta Humala en el 2006. Pero en
el primer caso, estábamos en un contexto de crisis generalizada donde la
aversión al riesgo había desaparecido; y en el segundo teníamos al frente a un
radical verde-olivo en el mejor momento del chavismo internacional. Guzmán, por
el contrario, es un ‘outsider’ de laboratorio, con más tino en el mundo virtual
de Facebook que en la realidad de las ideas-fuerza. Así, asentar este vendaval
de apoyo inusitado es complicado cuando no se cuenta con los recursos políticos
para administrar su destino. No cuenta con voceros ni con escuderos cuajados y
su lista parlamentaria es una de las más neófitas que recuerdo de competidores
con expectativas desde 1990.
Guzmán como ‘antiestablishment’ es oportuno.
Su mérito –hasta ahora– ha sido saber capear el temporal de ataques sonsos.
(Aunque el paso de Guzmán por el gobierno ha sido inocuo, ¿acaso no se dan
cuenta de que no hay mejor prueba de ser antifujimorista que haber apoyado al
dúo Humala-Heredia?). No solo es “nuevo” sino que apuntala una crítica al
Estado donde más resonancia causa: la educación superior. Pero no supera la
valla mental del tecnócrata de Metropolitano. Su equipo puede crear el viral de
la próxima semana, pero es incapaz de una maniobra política limpia de torpezas.
Le urge entablar pactos políticos de trascendencia o alianzas fructíferas que
le permitan consolidar su capital hasta ahora ganado. Ello significa que su
éxito dependerá de cuánto los antifujimoristas estén dispuestos a tolerar para
no ver a Keiko Fujimori en Palacio. Guzmán y su entorno, por sí solos, son demasiado
chicha, que hasta podrían perder su color morado por negligencia.
El Comercio
El
tema del sueldo mínimo debe ser analizado técnicamente y sin
populismo, consideró Gonzalo Aguirre, uno
de los fundadores de Todos por el Perú, que postula a Julio Guzmán.
Señaló
que no hay espacio para incrementar el sueldo mínimo.
“Julio
lo ha dicho, nosotros no vamos a ser populistas en el tema del sueldo mínimo ni
vamos a pasar por una subasta de quién da más. Vamos a encontrar el sueldo
mínimo técnico. Me parece a título personal que a la hora de incrementar el
sueldo mínimo se afecta la posibilidad de contratar a más gente, encarece e
impide la contratación formal de mucha gente. Por beneficiar al 30% de
empleados perjudicamos al 70% que no tiene beneficio”, sostuvo.
Igualmente,
consideró que la legislación laboral peruana es “anacrónica, antigua”. “Necesitamos
una legislación laboral flexible que permita que el ser humano tome control de
su propio desarrollo, pueda entrar y salir con flexibilidad de distintas
oportunidades. Y que las tome y tenga mayor libertad con respecto a su vida”,
consideró.
El Comercio
Ilave, Puno.
El candidato presidencial de Todos por el Perú, Julio Guzmán, dijo
que es partidario de que el presidente lidere una mesa de diálogo entre los sindicatos
y los empresarios para consensuar un paquete de modificaciones laborales.
"Este
es un tema complejo y la solución no va a ser que un tecnócrata en un
escritorio nos diga qué es lo que vamos a hacer y que tampoco sea el
Ejecutivo", dijo Guzmán.
Guzmán también descartó que un
eventual gobierno suyo vaya a promover alguna ley similar al Régimen Laboral
Juvenil ('Ley Pulpín'), que reducía vacaciones y eliminaba las gratificaciones
y el pago de CTS para los jóvenes menores de 24 años.
Peru21
Columna de Juan José Garrido
Si la tendencia se mantiene, y
todo hace presumir que al menos en esto así será, el fujimorismo tendrá no
menos de 50 congresistas durante el próximo quinquenio. Esto nos lleva a una
simple observación: de no ganar Keiko Fujimori, quien gane tendrá que trabajar
con el fujimorismo o perderemos los próximos cinco años.
Hay muchas razones por las
cuales, durante este lustro, no se hicieron mayores reformas: la primera es,
probablemente, por la falta de liderazgo del mandatario y su súper primera
ministra (no solo a nivel de organigrama, sino también por la carencia de
ideas); entre las segundas se encontrará la carencia de palanca política. Esto
último se trató de subsanar con la alianza con el toledismo. Pero, ya sabemos,
ni unos ni otros pudieron manejarse por las turbulentas aguas de nuestro
ecosistema político.
Las razones detrás del
desinterés, por parte de la pareja presidencial, de tender puentes con otros
grupos políticos son ya sabidas: el interés de estos de lanzar a la Sra.
Heredia a la fiesta electoral del 2016. Destrozada la piñata, nos dejaron a los
peruanos sin soga ni cabra. La lucha frontal con el aprismo y el fujimorismo
eliminó cualquier posibilidad de hacer reformas (intuyo que Palacio no tuvo
tiempo para revisar este pequeño detalle: estaban tan inmersos en sus
estrategias hacia el 2016 que nada haría cambiar el curso del trasatlántico
nacionalista). Sin puentes con la oposición, se agotaron los pequeños espacios
para reformas.
Quien gane las próximas
elecciones no solo deberá saber qué conjunto de políticas públicas deberá
priorizar, sino también deberá tener las palancas políticas necesarias para
llevarlas adelante.
Esto no quiere decir, antes de
que se achaquen los antis, que el próximo gobierno estará secuestrado por el
fujimorismo. Solo implica que deberá trazar, por el bien de todos los peruanos,
una serie de líneas y acuerdos básicos. Una reforma laboral, por ejemplo, es
impensable sin una amplia mayoría en el Congreso.
De nuevo, entre los principales
candidatos hay más acuerdos que desavenencias. Ojalá entiendan esto antes de
que rompan todas las lunas de su contrincante.
El Comercio
El
candidato presidencial de Solidaridad Nacional, Nano
Guerra García, presentó esta tarde una tacha contra la inscripción
de la plancha de Todos por el Perú, que encabeza Julio
Guzmán.
Indicó
que también ha presentado ante el Jurado Electoral Especial (JEE) Lima Centro 1
un recurso de nulidad contra la inscripción de Julio Guzmán. "Le decimos al jurado que su resolución es
nula", señaló a la prensa.
El Comercio, La República
El
Jurado Electoral Especial de Lima Centro 1 declaró hoy inadmisible la tacha que
el ex juez Malzón Urbina presentó contra la fórmula
presidencial de Todos por el Perú, encabezada por el candidato Julio Guzmán, por
no haber incluido el comprobante de pago de 3,950 soles.
El Comercio
(JULIACA)
Julio Guzmán justificó las
reuniones que Carlo Magno Salcedo, candidato al Congreso, sostuvo con Eduardo Roy Gates, abogado de Nadine
Heredia.
"Si
el señor Carlo Magno Salcedo se ha reunido con el señor Roy Gates, la verdad es
que sí… Salcedo es un técnico, un abogado que trabajaba en la Reniec, y, como
experto, fue convocado a algunas reuniones a dar una opinión", dijo Guzmán.
Panorama" reveló
que Carlo Magno Salcedo visitó en diciembre del 2012, cuando trabajaba en el
Reniec, a Roy Gates en Palacio.
El Comercio
Columna de Jaime de Althaus
Nada está dicho en cuanto a la permanencia de la
candidatura de Julio Guzmán. Si se
presenta una tacha, aunque sea por contradicción con el fallo del JNE y no por
algunos de los impedimentos previstos en la ley de elecciones, y el JEE la
declara improcedente, el tachante puede apelar al JNE y este tendrá que
resolver en última instancia. Y no será fácil que este se desdiga.
(…)
También es cierto, sin embargo, que Guzmán comunica
bien y logra, por sus orígenes provincianos, la identificación de todos
aquellos que ven en él el modelo de una persona que progresó gracias a la
educación.
(…)
Sin embargo, Guzmán no
es un ‘outsider’ antisistema sino modernizador. Un tecnócrata de centro.
(…)
Si Guzmán permaneciera
en carrera y llegara a la presidencia, tendría el problema de una bancada
propia débil. Ya 7 de sus listas parlamentarias han sido declaradas
improcedentes y hay 4 más en vías de serlo. Tendría que gobernar con otras
fuerzas, las antiguas. Un problema.
La República
Guzmán recargado
Mirko Lauer
Todo indica que Julio Guzmán ha logrado
superar sus errores internos y el embate más fuerte de la máquina de demolición
de la derecha. Su camino de seis largas semanas hacia la segunda vuelta ya
podría estar despejado. Su principal preocupación debería ser trazar una
estrategia para ganarle a Keiko Fujimori en junio próximo.
¿Es así de simple? No necesariamente, y
puede haber baches. El proceso electoral ha demostrado que es difícil
mantenerse en el segundo lugar. Por lo pronto Pedro Pablo Kuczynski y César
Acuña ya han pasado por allí, para luego deslizarse por el palo encebado.
Todavía hay tiempo para un nuevo giro sorprendente de la opinión política.
Guzmán todavía va a pasar un par de
semanas en el laberinto de las autoridades electorales, y aun no se sabe qué
efecto puede tener en su imagen ese zarandeo, sumado al que ya ha venido
sufriendo. Si no logra contrarrestar la precariedad que ahora proyecta, puede
tener problemas. Sus enemigos se van a encargar de reforzarla y prolongarla.
Aunque también hay quienes opinan que los
líos con los jurados han significado una bienvenida publicidad gratuita.
Si bien son casos personales totalmente
diferentes, es notoria la velocidad a la que Acuña terminó cosechando los
frutos del descrédito, uno de los cuales ha sido precisamente la imagen de un
candidato con fuertes posibilidades de no llegar a la meta. El desbande en
Alianza para el progreso es una demostración elocuente.
En el caso específico de Guzmán una
imagen de precariedad puede desgastar la imagen de ganador, atributo
indispensable para mantenerse en el segundo puesto. E incluso un segundo puesto
estadísticamente débil, es decir uno que no mantenga el impulso hacia arriba,
puede ser un peligro en sí mismo. Puede haber un nuevo ganador incubándose
entre el público.
Sin embargo Guzmán tiene cosas a su
favor. A pesar de los esfuerzos de sus enemigos por estereotiparlo, sigue
teniendo el tipo de imagen neutra que funciona como una pantalla sobre la que
mucha gente puede proyectar sus propios deseos. Ese es uno de los secretos de
los llamados candidatos nuevos en las elecciones peruanas.
De otra parte, ante sus problemas de
febrero, Guzmán ha demostrado una sangre fría y una capacidad de no excederse
en el comentario que le han servido mucho. Llamado de atención a Nadine Heredia
es un buen ejemplo. No haber pisado los diversos palitos que le pusieron otros
candidatos, o incluso periodistas deslenguados, también lo ha ayudado.
Hay, pues, una nueva situación para
Guzmán, en la que unas son de cal y otras de arena. Es de suponer que la va a
enfrentar con algunas modificaciones en su campaña y algunas nuevas
precisiones, siempre riesgosas pero indispensables, en su discurso político.
ANTICORRUPCION, PERSECUCION,
JUDICIALIZACION POLITICA
El Comercio
La
publicista Mónica Moura, implicada en las investigaciones de corrupción,
confesó a la Policía Federal que la constructora Odebrecht realizó varios pagos ilegales de
campañas políticas en Latinoamérica, entre ellas la del fallecido Hugo Chávez.
Moura
indicó que la campaña del ex presidente venezolano en el 2011 costó US$ 35 millones.
Estos pagos se hicieron mediante la empresa Klienfeld, la misma utilizada para
pagar sobornos a ex directores de Petrobras. El dinero fue pagado en varias
donaciones con el fin de "no contabilizarlo", ya sea en Brasil o
Venezuela.
Moura,
esposa del publicista Joao Santana, quien también se encuentra bajo arresto,
dijo que la empresa realizó pagos relacionados a la campaña del presidente de
Angola, José Eduardo Santos, y a la campaña del presidente de la República
Dominicana, Danilo Medina.
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