ESTA NOCHE miércoles 22 marzo 2017
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Lo que
toca en suerte
Jorge Morelli
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Este puede no ser el mejor momento para repetirlo, pero es
preferible mirar la realidad a la cara. Terminado el diluvio y pasada la crisis,
Fernando Zavala debería dejar el premierato. Se ha esforzado, pero está
agotado. También Martín Vizcarra debe dejar el gabinete (y su ambicion de ser
premier). Otros deben quedarse para que haya continuidad, pero las cabezas del
gabinete no dan más.
La decisión se ha demorado. Si se tomara hoy, ya sería por
las malas razones: para no pasar por la interpelación de Vizcarra, que habría
arrastrado al gobierno cómo un huaico de lodo. Pero no importa. Lo que importa
es decidir. En lo que viene, el premier y el gabinete tienen que halllarse absolutamente
libres de todo vínculo con las investigaciones de la corrupción. Solo así los
procesos no comprometerán la gobernabilidad. Encapsulándolos, el gabinete podrá
dedicarse a gobernar.
Vizcarra debe aceptar el puesto de Zar de la reconstrucción, aunque le disguste y tenga un destino (que él avizora) y hasta un nombre distintos de los que el Presidente imagina. Pero Vizcarra será un coordinador de las regiones, ningún zar. Las regiones no tolerarán otra cosa.
Vizcarra debe aceptar el puesto de Zar de la reconstrucción, aunque le disguste y tenga un destino (que él avizora) y hasta un nombre distintos de los que el Presidente imagina. Pero Vizcarra será un coordinador de las regiones, ningún zar. Las regiones no tolerarán otra cosa.
El gobierno podría tomar hoy la decisión de rediseñar la descentralización
y dar una nueva política de Estado que restablezca los equilibrios perdidos al
interior del poder Ejecutivo, entre regiones y gobierno nacional. Pero son
palabras mayores y el gobierno está debilitado. El Vicepresidente debe aceptar
porque las regiones son sus aliadas políticas. Tendrá el poder que le permita
el aura de la posibilidad de suceder al mandatario en cualquier eventualidad.
Ese poder, sin embargo, es una hipótesis.
Un nuevo gabinete en estas circunstancias no significa un nuevo comienzo. Solo una transición hacia otro gobierno. Es posible que esa transición se prolongue por todo lo que queda de este quinquenio si la reconstrucción, los procesos judiciales de la corrupción y la salud presidencial lo permiten. Del siguiente premier depende la continuidad.
Un nuevo gabinete en estas circunstancias no significa un nuevo comienzo. Solo una transición hacia otro gobierno. Es posible que esa transición se prolongue por todo lo que queda de este quinquenio si la reconstrucción, los procesos judiciales de la corrupción y la salud presidencial lo permiten. Del siguiente premier depende la continuidad.
Este gobierno –de solo ocho meses- debe procesar la secuela
de la megacorrupción y reconstruir el país luego del desastre del Niño. Ninguna
de esas tragedias es responsabilidad suya, pero es el destino que le ha tocado
en suerte. Y aun tiene la oportunidad de servir al Perú.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las siguientes notas periodísticas de
política y economía han sido seleccionadas, editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo
como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.
GOBERNABILIDAD, DEMAGOGIA, AUTORITARISMO,
DEMOCRACIA
Expreso
Aunque podría ser
necesario para el país, el proyecto de Modernización y Desarrollo de la
Refinería Talara (MDRT) está totalmente sobrevalorado debido a que se está
pagando casi seis veces su precio real y más de dos veces si se toman como
referencia los costos que incluyen todas las inversiones, según afirmó el
ingeniero Carlos Repetto Castro.
El
presidente de Petroperú, Eduardo García Rosell, dijo días atrás que la suma de
las inversiones para este proyecto es de US$ 5,400 millones: US$ 500 millones
en obras preliminares realizadas en Petroperú; US$ 2,730 millones para la
construcción de la Refinería de Talara; US$ 815 millones para las inversiones
complementarias y US$ 800 millones para el pago de intereses de la etapa
preoperativa.
Como
existe una demora de un año en la construcción de la refinería, hay que pagar
un promedio de US$ 600 millones en intereses.
Según
Repetto Castro, el costo de la construcción de la refinería es de US$ 3,500
millones, lo que quiere decir que para refinar 95,000 barriles diarios de
petróleo se gastará esa cantidad, en tanto que el costo de refinación de mil
barriles diarios sería de US$ 36.4 millones.
De
acuerdo a los estudios hechos, el especialista indicó que si se tiene como
referencia la información del precio de mercado y lo que se enseña en las
universidades, el costo total del proyecto sería de US$ 3,000 millones para una
capacidad de refinamiento de 450 mil barriles diarios de crudo, con un costo de
US$ 6.67 millones. Es decir US$ 30 millones menos.
Por
otro lado, si se tiene como indicativo el costo teorético para una refinería
que procesa crudo ligero y pesado, este tendría un valor de US$ 293.25
millones, con una capacidad de refinamiento de 20 mil barriles diarios con un
costo de US$ 14.65 millones.
“Recuerdo claramente cuando en 1989, cuando vivía en Boston y terminaba mis
estudios de Ingeniería Industrial, mi padre, el ingeniero petrolero Carlos
Repetto Grand, me llama muy alegre y me dice con mucha satisfacción que, como
gerente de Petroperú a cargo de producción industrial, su gerencia había
aprobado el proyecto de Modernización de la Refinería Talara (MDRT) ¡por 50
millones de dólares!”, recuerda el hijo, Repetto Castro.
¿Por
qué se ha aceptado hacer algo que todos sabemos está sobrevalorado? ¿Por qué el
gobierno actual no procede a revisar costos y paga el justiprecio internacional
por estos proyectos?, se interroga el especialista.
Según
Repetto Castro, la sobrevaloración de la MDRT se debe a que ni este proyecto ni
el del Gasoducto Sur Peruano (GSP) pasaron los filtros del SNIP y se ejecutaron
simplemente por decisión política.
NARCOTERRORISMO, INTELIGENCIA, FFAA, DDHH,
USO DE LA FUERZA
El Comercio
La
revelación de la jefa de Devida,
Carmen Masías, respecto a que el Perú tiene más hectáreas de coca que lo
registrado hasta el 2016 ha generado reacciones. Para el analista Fernando
Rospigliosi, por ejemplo, el gobierno de Ollanta Humala falsificó
cifras.
Según
dijo Masías a Efe, Perú tiene en realidad 55.000 hectáreas cultivadas de hoja
de coca, cifra superior a las 40.300 hectáreas reportadas en el último informe
de Monitoreo de Cultivos de Coca, publicado en julio de 2016 por la Oficina de
las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito.
"La
jefa de Devida está reconociendo
que Ollanta Humala falsificó
las cifras de coca sembrada en el Perú. La gente que conoce de esto sabía que
ellos [la gestión de Humala] presionaba a la oficina de Naciones
Unidas acá en Perú para que den cifras coincidentes con lo que el gobierno
decía", dijo Rospigliosi a El Comercio.
Según
Rospigliosi, los "supuestos descensos de cifras" se dieron
específicamente durante la gestión de Alberto Otárola como jefe de Devida en la gestión de Ollanta Humala.
"Siempre
anunciaban cifras [de erradicación] que sabíamos eran difíciles de cumplir.
La implicancia práctica ahora es que se tiene que reevalua la
estrategia antidrogas en el Perú", acotó el ex ministro del Interior.
El
antecesor de Carmen Masías durante el gobierno anterior, Alberto Otárola,
ha puesto en duda las cifras de Masías respecto a las hectáreas de hoja de coca
en el país. "Quisiera que le diga al país, a las Naciones Unidas, y
especialmente al Corah de dónde saca esas cifras, cuál es la metodología,
qué base científica evidencia que tenemos 55 mil hectáreas", dijo a
El Comercio.
También
indicó que si las nuevas cifras de Masías son ciertas, existe un incremento en
las hectáreas de coca por una falta de estrategia del gobierno de Pedro
Pablo Kuczynski.
"Si esto [las cifras] fuera cierto, sería muy
grave porque corroboraría que ha incrementado en más de 40% las cifras que
dejamos en el gobierno de Humala.
[...] y no me queda más que expresar mi preocupación a la incompetencia de la
lucha antidrogas en este gobierno", sentenció.
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