ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.
La opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de este correo o de
jorgemorelli.blogspot.com
MEDIA COLUMNA
Todos nativos
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
La próxima semana estarán en el Perú todos los peces gordos de la economía global para su reunión anual del Banco Mundial/Fondo Monetario Internacional, las dos hijas nacidas de la cabeza de Keynes en Bretton Woods.
Y, cosa rara, por una vez se encuentran del mismo lado frente a otra dama cerebral, la Reserva Federal (FED), el banco central de EEUU.
Parece que la FED hubiera resuelto hacerles caso. No solo no subió la tasa de interés en setiembre (así se lo pidieron sus hermanas). Ahora parece lista para abandonar el monetarismo, el marco teórico que guiara sus actos durante los últimos 35 años, desde que Margaret Thatcher gobernara Inglaterra y a Ronald Reagan. Eso, al menos, es lo que cree Anatole Kaletsky, en sesudo artículo para Project Syndicate, publicado por El Comercio el pasado domingo.
Dice que a la FED ya no le preocupa la inflación por encima de todas las cosas (como hasta antes del colapso global de 2008), sino que está dispuesta a hacer sitio, en la otra mano, al objetivo del empleo. Esto va contra el dogma primordial.
La FED parece estar regresando –dice Kaletsky- a las opiniones pre monetaristas. “Opiniones pre monetaristas” como esta, por ejemplo: “con una inflación baja no hay una razón convincente para que la política monetaria limite la creación de puestos de trabajo ni el crecimiento del PBI hasta que una inflación excesiva llegue a ser un peligro inminente”, dice kaletsky. Keynes debe estar flotando en cámara lenta de la sola felicidad.
Años atrás, cuando Michel Camdessus era director del FMI mostró unas señales preocupantes de esta misma herejía, y la revista The Economist, baluarte entonces de la ortodoxia económica, le dedicó una portada inolvidable en la que titulaba: “Mr. Camdessus has gone native” (“se ha vuelto nativo”), una expresión usada durante el Imperio Británico para referirse a los ingleses mimetizados en las colonias con las costumbres locales hasta el punto de perder toda compostura.
Todos somos nativos ahora. El BM siempre lo fue un poco, el FMI cayó seducido hace algunos años (de la ortodoxia de The Economist no queda ni la sombra) y, al parecer, la FED comienza a mover las caderas transportada por el ritmo incesante de los tambores al llamado de la danza.
¿Qué sacamos en limpio de esto? Que la FED tratará de hallar una salida de los estímulos monetarios tan lenta como sea humanamente posible. Significa que acaso ni siquiera suba sus tasas de interés en diciembre o lo haga tan lenta e imperceptiblemente que casi parezca una experiencia de sexo tántrico.
Desde luego, este redescubrimiento de Keynes no se debe a que el monetarismo haya probado estar equivocado. Se debe, más bien, al pavor que provoca pensar tan solo cómo van a reaccionar las economías emergentes -China, Rusia, India, Brasil- del planeta si el dólar vuelve a dispararse en la economía global luego de que la FED suba la tasa de interés. Hay quien cree que ese efecto ya ha sido absorbido, que los emergentes van a encajar otro golpe sin remedio. Ingenuos. El impacto de otra devaluación masiva de sus monedas puede detener no solo el crecimiento emergente, va a arrastrar consigo a las economías desarrolladas. Esto es lo que las hijas de Keynes saben y vienen diciendo disimuladamente. Harían bien en decirlo en Lima la próxima semana, con todas sus letras. Tendrían que exagerar incluso, un poco: la economía global se puede parar del todo.
Este de hoy es un problema de manejo político y no solo económico. Keynes entendía estas cosas. Por eso nos hemos vuelto todos nativos. La causa es el miedo. Pero puedes llamarle amor si quieres. Así nació la antropología.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas, editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo como una forma de reconocer el crédito y agradec
No hay comentarios:
Publicar un comentario