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MEDIA COLUMNA
Cuatro pelos no
hacen una cabellera
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Robert McNamara fue secretario de Defensa de John Kennedy y
de Lyndon Johnson entre 1961 y 1968, y luego presidente del Banco Mundial hasta
1981. Una sentencia suya sobre la guerra y la política decía que el problema es
que en ambas siempre se tiene que decidir con menos de la mitad de la
información que hace falta para decidir bien.
Eso es exactamente lo que ocurre en las elecciones en
general, y especialmente en estas. No es inteligencia o criterio lo que falta a
los electores. Es información, data para comenzar. Lo que le alcanzan son
detalles sórdidos para descalificar personas. La información permanece oculta. La
escamotean la mayor parte de las veces con pases de mago de feria.
La opinión pública es mantenida la mayor parte del tiempo en
la oscuridad o en la confusión. No necesariamente de manera deliberada o intencional,
sin embargo. Los propios medios son víctimas también de decisiones tomadas con
menos información de la que haría falta para decidir bien.
El problema se origina en un estado de aceleración desmedida,
una adicción a la adrenalina y la velocidad, un estado de agitación perpetua que
se extravía en los detalles de la coyuntura y pierde de vista la cronología. La
secuencia de los hechos en el tiempo es la que los coloca dentro de un
proceso. Entender el proceso es lo fundamental para que la data sea
información, conocimiento y luego, decisión acertada.
Caso contrario, el diagnóstico errado conduce al remedio
equivocado y al eterno retorno al punto de partida. Indiferentes al bosque,
perdidos en los detalles del árbol, algunes creen destilar sus secretos royendo
las raíces más amargas, despreciando el autoengaño infantil del fruto, la rama
y el tronco. Uno creería que levantan las alfombras para mirarlas por el revés,
ya que la urdimbre y la trama de los nudos revelarían los trucos secretos que maliciosamente
oculta el astuto tejedor.
Así, la falta de perspectiva en el espacio y en el tiempo
lleva a la precipitación de darse por satisfechos con cuatro hechos aislados, creyendo
que de ellos se puede extraer alguna conclusión. Con cuatro pelos la gente se peina
una cabellera.
Decidir en política como en la guerra nunca es fácil, pero
más que una cuestión de inteligencia, es una de criterio ante la confiabilidad
de la información. Hasta la más humilde de las personas tiene el sentido común más
que suficiente para decidir bien. Los peores extravíos son los de quienes con cuatro datos locos creen saber.
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