domingo, 28 de febrero de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 28 febrero 2021 "Volver a creer en la política"

 

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MEDIA COLUMNA

Volver a creer

en la política

 

Jorge Morelli

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Lescano ha salido del bolsón de los demagogos y se ha radicalizado. Lo que quiere es desplazar a Verónika del extremismo de izquierda radical para ocupar su lugar. Desde su punto de vista, la jugada es un acierto. Verónika ha decidido representar el papel de la monja en campaña, y Lescano puede tener éxito y pasar a la segunda vuelta.  

 

Lo mismo hace López Aliaga en el otro extremo del espectro político. Se radicaliza. Cada día dice algo más desafiante y se aleja del centro moderado. Agrede deliberadamente , hiere incluso con frases duras contra la eutanasia y la tolerancia en cuestiones de género.

 

Es el indicio de que la campaña se está polarizando. No podía ocurrir otra cosa con un sistema de partidos atomizado, como el que tenemos, que ni siquiera es un sistema. La segunda vuelta será una lucha por restaurar el centro político. Pero no la primera, en la que el centro ha desaparecido y parece una vieja pintura que ha perdido el color.

 

Lo que ocurre es que el centro no podrá ya ser restaurado. Se cae a pedazos. El centro necesita ser refundado, no restaurado. Y esto requiere pensar fuera de la caja. Necesita un marco nuevo donde se absuelvan la contradicción entre los extremismos. Hemos fatigado esas contradicciones. Ya no movilizan a nadie.

 

No son las convicciones ideológicas las que mueven los corazones. Son las emociones las que lo hacen. Y en un momento en que el pueblo peruano se halla abandonado a su suerte, desposeído y reducido a la condición de mendigo del siguiente bono del gobierno; cuando la solidaridad con el prójimo ha desaparecido y solo el gesto de empatía es eficaz para atravesar el muro de hielo del desaliento y la desmoralización de que hemos sido objeto, es hora de darse cuenta de que hemos caído en una trampa.

 

Esto no ocurre por casualidad. Obedece a un plan según confesara muchos años atrás un espía tránsfuga de inteligencia. El plan tiene cuatro fases: desmoralización es la primera. Desestabilización, la segunda. La tercera es la captura del poder. La cuarta es la “normalización”, la institucionalización de la mentira oficial.

 

La primera etapa es crucial. Puede tomar veinte años. Se halla completa cuando los habitantes de un país están ya convencidos irremediablemente de que su país es el peor engendro del planeta entero y que todo esfuerzo es inútil.

 

Este es el punto en que nos encontramos en el Perú. Hemos sido desmoralizados, cocinados a fuego lento imperceptiblemente. Esto se expresa en el lugar común de que la política es un asco del que hay que huir. Ya decía Platón, sin embargo, que el castigo para los que no se ocupan de la política es ser gobernados por los que sí lo hacen. No suelen ser los mejores.

 

Por eso la atomización, por eso la polarización del espectro político, por eso prospera el extremismo y se muere el centro político. Refundarlo es posible. Pero solo puede hacerlo quien tenga la herramienta correcta para pasar a la segunda vuelta, que es escuchar al pueblo y consultar siempre su opinión. Porque ese es su derecho.         

 

 

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jueves, 25 de febrero de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 24 febrero 2021. Lescano, propietario de recursos naturales


 

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Lescano, propietario de

los recursos naturales

 

 

Jorge Morelli

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Según cable de agencia, el candidato de Acción Pópular, Yohny Lescano, en conferencia el lunes con la prensa extranjera habría dicho que, de ser elegido presidente de la República el 11 de abril, buscaría “convertir al Estado en propietario final de los recursos en el país andino”.

 

¿Qué es lo que esto significa?

 

Lescano precisa que no emplea el término nacionalización o expropiación de los recursos. Pero argumenta que no es admisible que las empresas extranjeras que extraen los recursos se sientan “dueñas” del recurso final y lo vendan al precio que quieren.

 

Añade que un eventual gobierno suyo el Estado sería “el propietario del recurso final” y que con esa premisa conseguiría mejores precios.

 

Hay ambiguedad deliberada en esa expresión, pero lo que evidentemente esconde es que Lescano quiere que el Estado peruano sea el comercializador final de los recursos naturales. En otras palabras, obligaría a las empresas que extraen los recursos a vender forzosamente al Estado lo extraido.

 

De más está decir que la sola elección de Lescano el 11 de abril derrumbaría la producción de cobre del Perú, que es la boya a la que se aferra luego de naufragar en la pandemia mundial.

 

Esto debido a que la propuesta de Lescano, que obviamente se ha sacado de la manga sin pensarlo ni media vez, supone la violación de contratos firmados por el Estado peruano.

 

Con China, en primer lugar, que es el primer comprador de cobre del Perú.

 

El mismo cobre que, gracias a la demanda china, ha llegado a más de cuatro dólares la onza en el mercado global y se ha convertido en lo que mantiene a flote a la economía peruana.

 

A este triste remedo del obsoleto programa político de la izquierda es a lo que ha quedado reducido el noble legado de Fernando Belaunde Terry.

 

 

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domingo, 21 de febrero de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 21 febrero 2021. "El nuevo mal mayor"

  

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El nuevo “mal mayor”

 

 

Jorge Morelli

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Dos de las tres hermanas publicaron esta semana sus encuestas, como es usual arrojaron resultados similares. Lescano aparece en ambas en segundo lugar.

 

Es notorio que las dos encuestadoras hermanas hayan producido el mismo resultado. Y ciertamente es posible que estén reflejando no un burdo montaje sino la realidad de un giro en la opinión de izquierda en el Sur del Perú, que a estas alturas prefiere votar por Lescano antes que por Veronika.  

 

Hay, no obstante, una encuesta de control, que no es parte de la argolla de las tres hermanas. Las encuestas hermanas han sido sondeos telefónicos, la encuestadora “de control”, en cambio ha encuestado a la mitad de su muestra puerta a puerta. Publicada esta semana, en esta encuesta no aparece Lescano en el segundo lugar.

 

El congresista Lescano, uno de los mejores comunicadores de la clase política tradicional con el agregado del más descarado populismo en sus propuestas, parece el nuevo instrumento elegido para atemorizar al electorado para promover el antiizquierdismo.

 

Este truco para asustar a los electores amedrentándolos con la amenaza del comunismo funcionó bien en el 2016. Logró que el electorado votara por el “mal menor”, que en esa oportunidad fue PPK, para que Verónika no pasara a la segunda vuelta. El lector no habrá olvidado que esto en efecto ocurrió.

 

En el caso de hoy, agitar el antiizquierdismo es la estrategia que conviene a los despojos del poder vizcarrista.

 

Su objetivo siguiente va a ser promover el paso de Keiko Sofía Fujimori a la segunda vuelta. No para llevarla a ella al gobierno, desde luego, sino para agitar, ya en la segunda vuelta contra ella el espantajo del antifujimorismo. De este modo, como en el 2016, terminaría imponiéndose el “mal menor” de turno. Ese es el plan del vizcarrismo.

 


Para poner al “mal menor” en el gobierno, sin embargo, es indispensable que exista un “mal mayor”. Y Veronika, convertida hoy en una especie de monja, ya no asusta a nadie. No basta para despertar el anticomunismo. De allí la necesidad de Lescano como el nuevo “mal mayor”. Ese es el papel que los sobrevivientes del naufragio vizcarrista pretenden atribuirle. El mismo guión del 2016, casi con los mismos actores.  

 

Estamos avisados.    

 

   

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jueves, 18 de febrero de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 17 febrero 2021 "El minuto de Sagasti"



 

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El minuto de Sagasti

 

 

Jorge Morelli

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En conferencia de prensa desde Arequipa, Hernando de Soto ha propuesto lo que llama la Iniciativa Sagasti-De Soto. Consiste en su decisión de poner a disposición del gobierno actual, a partir de este mismo momento, sin condiciones ni ataduras, sus conexiones con jefes de Estado y organismos internacionales para presentar una ofensiva frontal contra la pandemia con un plan coherente.

Lo fundamental de la Iniciativa, sin embargo, es lo que primero interesa al pueblo peruano y es que esta no incluye ninguna forma de cuarentena, ni enclaustramiento, ni cierre de la actividad productiva.

 

Existen varios estudios especializados, uno de ellos de la Universidad de Stanford, que argumentan seriamente la ineficacia o la inutilidad del confinamiento. Es un reflejo, una reaccioón primaria de temor o, peor, un acto político carente de fundamento científico que nos ha colocado a la cola de todos los países en el manejo de la economía de pandemia y no ha impedido, sin embargo, que llegáramos al último lugar al mismo tiempo en el control del contagio.

 

Uno tras otro han caído gobiernos incapaces de hacer frente al desafío. Y hoy mismo el espectáculo grotesco del privilegio en la administración de la vacuna toca el fondo de la miseria moral en el gobierno.

 

Por eso Sagasti no tiene derecho de ignorar el ofrecimiento de De Soto. Debe escuchar el clamor del pueblo peruano duramente golpeado e inútilmente desmoralizado por sus propios gobernantes.

 

Ciertamente no se trata por parte de De Soto de un intento de aprovechar del gobierno para empujar su candidatura. Al contrario, es un baldón acercarse a un  gobierno que no tiene ningún poder. Si De Soto ofrece su colaboración y pone el nombre del Presidente por delante en la Iniciativa, no lo hace por el gobierno, que nada puede darle, lo hace a pesar del gobierno. Lo hace por el Perú.

 

Porque los peruanos necesitan salir a trabajar. No pueden seguir inactivos por más tiempo. Hace ya casi un año que la economía de un país entero está paralizada o frenada por darle gusto a una colección de pusilánimes incapaces de asumir la responsabilidad política de una decisión cuando es necesaria por dura y difícil que sea.   

 

Sagasti tiene la palabra. Todo hombre tiene un minuto decisivo bajo el sol. Más le vale no desoir el ofrecimiento que se le hace y que podría salvar de la vergüenza su paso por el gobierno. Un verdadero líder no tendría la pequeñez de rechazar la mano que le alcanzan para preferir un falso orgullo a lo que el pueblo necesita. Vamos, Sagasti. Este es el minuto en que hay que tener el valor de decidir.

 

 

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lunes, 15 de febrero de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 14 febrero 2021 "Un mercado global para las licecias sociales"


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Un mercado global para 

las licencias sociales

 

 

Jorge Morelli

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¿Cuánto vale la tierra sobre los recursos naturales del planeta? El poseedor informal no lo sabe. Tampoco la empresa que llega con su concesión bajo el brazo a comprar la tierras. Y menos lo sabe el Estado. Los tres fracasan en negociar una solución eficaz.

 

Solo el mercado puede determinar de manera equitativa cuánto vale esa tierra. Pero no el mercado local, donde la tierra no vale nada porque no hay competencia. Sin competencia el precio no puede formarse libremente. La determinación del precio se vuelve entonces una negociación imposible. La operación minera se traba y el recurso se queda bloqueado debajo. En esa condición hay 150 millones de millones de dólares en el planeta, mas que el PBI sumado de EEUU y China.     

 

No hay licencia social porque no puede haberla. Ante la imposibilidad, sin embargo, la astucia de las partes ha dado forma a una estrategia precaria: la venta que nunca termina.

 

Un ejemplo: la empresa ofrece un precio por la tierra y el poseedor –generalmente en algún lugar remoto al que toma horas llegar a pie- acepta sin mayores objeciones. Se firma un papel y eventualmente hay un pago. Luego asoma recién la realidad: la venta es incompleta, inefectiva, no ha transferido realmente la propiedad. El poseedor demanda ahora que la empresa le compre también su ”posición en la comunidad” u otro concepto similar. Sin este segundo papel, la comunidad no reconocerá la venta y la empresa no ocupará la tierra. Nuevamente se ha trabada la operación. Eventualmente, la empresa pagará también por la “posición en la comunidad”. Pero si luego de eso cree ingenuamente que ha accedido a la propiedad, no es así. “Falta pues, Papay, que me construyas una casa en el pueblo. Convenio 169 de la OIT, pues Papay”. Este diálogo no es una ficción. Tuvo lugar realmente y me fue referido por un ingeniero a cargo de comprar las tierras para una empresa minera en una comunidad de Puno. Un gran minero peruano me confesó algún tiempo después, luego de escuchar esta historia, que él había tenido que comprar cinco veces la misma tierra.

 

En suma, la licencia social es un proceso accidentado. Es imprevisible porque las partes no pueden confiar entre sí. Este es el logro de lo que De Soto ha llamado el Consenso de Ginebra, la respuesta política en los últimos 30 años al famoso Consenso de Washington. De allí la generalización indebida de la consulta previa como única alternativa.

 

Lo que De Soto ofrece al Perú para salir de la crisis actual “sin aumentar los impuestos, sin endeudar más a los peruanos y sin expropiar a nadie” -como ha escrito recientemente en su plan de gobierno- es escapar de esa trampa. Destrabar 37 mil millones de dólares de activos –en tierras y otros bienes bloqueados-. Es la cifra que ha calculado.

 

Lo fundamental, sin embargo, es que estos activos no irán a manos del Estado, sino a cuentas individuales de peruanos en calidad de accionistas de la propiedad de las tierras que están sobre los recursos. Ese activo inmenso será inscrito en las bolsas de valores mundiales donde las acciones de la superficie se cotizarán igual que las acciones de los recursos debajo. Se podrá comprar y vender las tierras de la superficie al precio que se forma en el mercado global de las bolsas de Nueva York, de Toronto o de Londres. No ya en el mercado local donde la venta no termina nunca.  

 Estamos hablando entonces nada menos que del nacimiento en el Perú de un mercado global de       licencias sociales que permita destrabar los recursos naturales en todas las economías emergentes del   
planeta. Ese puede ser el aporte del Perú a la solución de la crisis mundial.

 

Así los bienes sin papeles del mundo emergente podrán llegar hasta los mercados financieros de papeles sin bienes que necesitan nuevo valor real. Son las dos caras de la misma moneda. Ese es el futuro.

 

 

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sábado, 13 de febrero de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 10 febrero 2021 "Banalidad del mal"

 

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Banalidad del mal

 

Jorge Morelli

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Tomar en cuenta solo la intención y nunca los resultados de sus actos es el pretexto con que el Congreso justifica moralmente su demagogia. No percibe el daño que causa, o no se hace responsable de él. No tiene consideración alguna por el debate de ideas. Solo repite mecánicamente, una y otra vez hasta la náusea, su frase hecha, su gastado lugar común. La consigna es imponer. Debatir es señal de debilidad. 

 

“Banalidad del mal” es la famosa expresión que Hannah Arendt acuñó para referirse a la actitud del nazi Adolf Eichmann, secuestrado en Buenos Aires en 1961 y procesado en Jerusalén. Eichmann no mostró nunca en el juicio arrepentimiento o culpa por los crímenes cometidos por él personalmente. Cumplía órdenes, era una pieza en una maquinaria burocrática. Jamás se había cuestionado la moralidad de sus actos. Era un imbécil moral inimputable. Fue condenado a muerte. Caro le costaría a Arendt, sin embargo, en la comunidad judía de Nueva York, a la que pertenecía, su famosa frase impecablemente expuesta en sus artículos en la revista The New Yorker para la que cubrió el juicio en Israel.

 

Los crímenes del stalinismo soviético fueron la prolongación del Holocusto. La moral revolucionaria de la banalidad del mal se fue contagiando a los partidos comunistas del Tercer Mundo. Y de allí a las infinitas derivaciones del socialismo “democrático”. Todos ellos pasaron al oportunismo sin escrúpulo alguno. Comencé a sospechar esto hace más de 50 años, cuando un compañero de universidad, un militante de izquierda, “expropió” y vendió la cámara fotográfica que dejé olvidada en su auto. No era un robo, sino una “contribución a la causa”. Esa fue toda su explicación.

 

La banalidad del mal, sesenta años después, es un hecho cotidiano en la anticultura urbana de las grandes ciudades de todos los continentes. El narcotráfico, la guerra perpetua por el control del mercado de la droga y el trafico de personas, el odio étnico y el fundamentalismo ideológico han producido al terrorismo como método. El inmediatismo prevalece. El delito no importa si es en nombre del poder.
El daño no es sino es el precio a pagar por un “fin superior”. El requisito es la deshumanización.

 

Los miembros de este Congreso provisional no pueden ser reelegidos. Su demagogia ciega no obedece a conseguir votos para sí mismos. Su consigna es demoler el modelo económico. Y hacerlo en el tiempo limitado de que dispone. Por eso no hay espacio para el debate. Los argumentos en contra de la demagogia se apilan todos los días en los medios de comunicación. El Congreso sigue impermeable a todo argumento. El gobierno observará la norma, el Congreso insistirá. El gobierno correrá traslado al Tribunal Constitucional. La inversión se paralizará. No importa. Ese era el objetivo.

 

Esa es la banalidad del mal.

 

 

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domingo, 7 de febrero de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 7 febrero 2021. "La falla no está en la Constitución"

 

 

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La falla no está

en la Constitución

Jorge Morelli

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No hace falta cambiar la Constitución porque la falla no está ahí. La falla está en la mala regulacion del mercado por el Estado. Es decir, en la falta de competencia en un mercado libre. Corregir esa falla es cuestión de reglas claras y simples. No es una falla constitucional.

El mercado es la mayor fuente de energía de la economía. Como toda fuente de energía, necesita un arnés para ser útil. Ese arnés es un marco regulatorio para la libre competencia en el mercado.

Las reglas deben ser vigiladas y ajustadas constantemente por un regulador. No necesariamente uno para cada sector de la economia. No necesariamente debe hallarse en el Estado. Eso es solo lo que hemos hecho hasta la fecha y acá puede estar el origen del problema.

Si Adam Smith habló en la Teoría de los Sentimietos Morales de una mano invisible que por si misma asigna eficientemente los recursos, es porque daba por sentado la existencia de una economía libre en la teoría.  En los hechos, describió en La Riqueza de las Naciones la realidad: las economías de su época se hallaban trabadas por el Estado. Llamó a la trampa el "sistema mercantil".

Ocurre cuando el poder político está al servicio del interés privado o público. Hoy le llamamos "mercantilismo" cuando ese interés es economico . Le  "Populismo" cuando es político. “iInormalofad” cuando una formalidad fallida excluye a la inmensa mayoría. Pero todas esas formas son esencialmente una y la misma cosa.

Es la falla en la regulación del mercado lo que hace posible el oligopolio público-privado. Consiste en la complicidad del Estado en una concentración empresarial en áreas principales de la economia: la energía y las finanzas especialmente.

Y es el abuso de la posición de dominio de esos oligoplios lo que causa el creciente malestar del público contra las grandes empresas. Ese el fermento inflamable y el caldo de cultivo de la violencia azuzada por el interés político en las calles de Santiago, de Buenos Aires o de Lima.


Se alimenta de la confusión interesada en hacer creer que la falla es intrínseca al capitalismo como tal, cuando no es sino una falla en el arnés regulatorio.

 

Para corregirla hacen falta cambios pequeños que no requieren echar al trasto la Constitución entera, que ha traido 30 años de crecimiento y la dréstica reducción de la pobreza en el Perú.

 

El cambio de la Constitución es, más bien, la trampa.


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