sábado, 27 de agosto de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 24 agosto 2022 "El autoengaño"

 


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MEDIA COLUMNA 

El autoengaño

 

 

Jorge Morelli

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@jorgemorelli1 

 

 

 

La economía crece muy poco, pero crece. Una vez más, la informalidad salva al Perú de la recesión. Lo saben todos los que están en relación con la producción, pero no lo dicen o lo reconocen solo en privado.

 

Sin embargo, recién llegado al cargo, Burneo agitó el fantasma de la recesión para justificar una reforma tributaria más. Porque, según él, la inversión pública despertará a la inversión privada.

 

Pero no es el Estado -un 20% o 25% de la economía- el que va a salvar al Perú. En lo inmediato es la economía informal la que lo está haciendo, aun si no es una solución permanente.  

 

Todos sabemos que una reforma tributaria que no formalice la economía no es una solución permanente a la medida necesaria. Pero no es posible hacerla en este momento, porque el gobierno estaría obstruyendo el crecimiento natural -que es informal (o semi formal) por ahora- para reemplazarlo por un crecimiento fallido, intermediado por el Estado y lastrado por la corrupion.

 

Este malentendido nace de un mal diagnóstico, que lleva a error en el remedio. La inversión publica no va a despertar a la inversión privada, porque no hay confianza.

 

No la hay porque el gobierno no resuelve su crisis de identidad.

 

Mientras un día un ala ofrece plenas garantías a la inversión privada, al día siguiente la otra ala emite normas que derogan la tercerización laboral e impulsan la sindicalización indiscriminada. La izquierda en el gobierno avanza tozudamente su agenda inoportuna, fuera del tiempo, como si fuera su última oportunidad. No mira la realidad sino su propia imagen, de la que depende su autoestima. Sigue siendo una izquierda adolescente.   

 

No es difícil encontrar evidencias de la brecha con la realidad que cree gobernar. Fitch Ratings indica, por ejemplo, que la creación de empleo hoy es informal, pero la izquierda en el gobierno clausura todo diálogo con el sector privado con normas que traban la contratación formal e informal en el preciso momento en que debería darles curso libre.

 

Esta confusión en el gobierno es puramente mental, pero tiene consecuencias. Mientras lleva al ala izquierda hacia el populismo -más bonos, más asistencialismo-, empuja al ala derecha al mercantilismo -con rebajas del IGV y Reactiva III solo para algunos-. El gobierno hace de los empresarios cómplices de su mercantilismo mientras su asistencialismo silencia y engaña a los pobres, que pasan en masa a la informalidad para salvarse a sí mismos salvando al Perú de la recesión.

 

Repito: la inversión privada no despertará porque no hay confianza. No hay expectativas. El propio Keynes decía que inyectar dinero a una economía en ausencia de expectativas no generará crecimiento, sino inflación.

 

Peor aun, un crecimiento dirigido por la inversión pública amenaza con obstruir la lucha contra la inflación, que es el peor flagelo de los pobres. El MEF y el BCR están en peligro de quedar atrapados en un curso de colisión.

 

Crecer con inversión pública y formalizar a la privada al mismo tiempo es una forma de autoengaño interesado, una manera de pasar la vieja agenda estatista como una fórmula para salir de la crisis de hoy.

 

No se puede crecer y formalizar al mismo tiempo. No en este momento al menos. El malentendido tiene que terminar aquí y ahora.

 

 

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jueves, 11 de agosto de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 10 agosto 2022. "Perdido en la traducción".


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Perdido en la traducción

 

Jorge Morelli

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Según Kurt Burneo -tercer ministro de Economía de Castillo en poco más de un año de gobierno, la economía se está desacelerando y crecerá este año apenas algo más de 2%, porque el Banco Central de Reserva frena el crecimiento al elevar la tasa de interés.

 

El BCR sube la tasa de interés para detener la inflación. No se puede tolerar la inflación. Así es como llegamos al desastre hace 30 años. Por lo visto, sin embargo, detener la inflación no forma parte de las preocupaciones de Burneo. Su prioridad es el crecimiento que, según dijo, debería ser de 5% anual para poder dar empleo a todos los que cada año entran al mercado de trabajo. Es decir, para conseguir algún crecimiento aunque sea engañoso, Burneo está dispuesto a convivir con la fiera de la inflación, que ha escapado de la cueva donde fue encerrada hace 30 años.

  

Burneo dice ser “un convencido de que necesitamos armonizar la política monetaria y la fiscal”. ¿Qué quiere decir con esto? Que propondrá una nueva reforma tributaria -en esto se juega la gestión- para aumentar los ingresos fiscales.

 

De esa manera, piensa, habrá más inversión pública. Porque está convencido, dice, de que la inversión pública es “funcional a la inversión privada”. Ya sabemos que la inversión privada será de cero por ciento este año. La apuesta de Burneo, entonces, será despertar la inversión privada con r shock de inversión pública. “La inversión pública es la cuarta parte de la inversión total, la construcción de infraestructura puede aumentar la inversión privada”, dice.

 

Pero ya sabemos que la inversión pública no logra ejecutar más del 30% del presupuesto de que dispone. Algo no está bien acá. El gobierno se autoegaña con cifras de inversión pública muy superiores a las que puede ejecutar. Y el Congreso es cómplice alegre de este autoengaño.

 

No se le escapa a Burneo que la inversión pública es necesaria, pero no suficiente.

 

“Lo fundamental es restituir la confianza (del sector privado). Eso depende bastante de la claridad de la propuesta”, declaró al juramentar al cargo. Restituir la confianza perdida de los inversionistas no depende solo de él, sin embargo, sino del gobierno entero. Y esta es la dificultad.

 

Burneo dijo que aceptó el cargo porque siente “que hay posibilidad de que las cosas puedan manejarse mejor tomando distancia gradualmente de la parte política”. Es decir, propone volver atrás en el tiempo a un mundo anterior donde la economía y la política iban en “cuerdas separadas”. Desgraciadamente, ahora la economía ha sufrido la embestida brutal de la política.

 

Si, como dice,  la “confianza depende de la claridad de la propuesta”, le alcanzamos esta traducción de su propuesta, para que la confianza no se quede perdida en ella.

 

 

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domingo, 7 de agosto de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 3 agosto 2022. "El gesto Pelosi".


 

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El gesto Pelosi

 

Jorge Morelli

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Al golpe feroz propinado por la pandemia contra la economía global, al que se sumaría luego el de la guerra en Europa, el partido demócrata en el poder en EEUU no ha tenido mejor idea que agregar la presencia de Nancy Pelosi en la isla de Taiwán.

 

Se trata de un gesto de respaldo a la isla que es el primer frente del poder norteamericano en el Asia ante las costas de China. Este frente es equivalente a lo que, desde la crisis de los misiles en 1962, hace 60 años, ha representado Cuba ante las costas de Estados Unidos.

 

Desde luego, hay una gran distancia entre los misiles rusos y la señora Pelosi, que no es una rampa de lanzamiento sino de palabras que se lleva el viento.

 

Esto es precisamente lo que hace al gesto políticamente irrelevante, pero económicamente destructivo para la economía global y la propia economía americana.

 

La sola presencia de Pelosi en Taiwán -aun sin lanzar ningún misil verbal desde su rampa- ha derrumbado sin necesidad alguna nuevamente el precio del cobre en el mercado global, que se recuperaba apenas de la caída brutal desde los casi cinco dólares la libra de marzo pasado a tres y medio dólares la libra, una caída de 30% que ha causado ya en los países emergentes que exportan cobre -como el Perú y Chile- una devaluación alarmante -el dólar en Lima se acerca ya a los cuatro soles-, una caída de 20% de las acciones mineras en la BVL y la amenaza de generar un derrumbe de la recaudación tributaria.

 

Y la respuesta de China ha sido demoledora. Ha cortado de un tajo todas las relaciones institucionales construidas pacientemente entre ambos Estados desde aquella primera e histórica visita en 1972, hace 50 años, de Richard Nixon y Henry Kissinger a Mao Tse Tung en Pekín, que Nixon llamó “la semana que cambió la historia” porque inició el deshielo de 25 años de congelamiento y puso los cimientos de las políticas mutuas durante medio siglo hasta hoy.

 

Esta visita de Pelosi a Taiwán ha sido una provocación políticamente banal y económicamente costosa.      

 

EEUU lucha hoy contra la inflación con alzas muy fuertes de la tasa de interés. Eso ha causado un alza de 13% del precio del dólar en nueva York (el Dollar Index) desde su valor de hace un año. Hoy el dólar detiene su alza por el pánico global que causa un posible conflicto bélico entre EEUU y China, de consecuencias impredecibles.

 

La lucha contra la inflación recién se ha iniciado y avanza sin resultados hasta la fecha. Ni la inflación ha sido “transitoria” -como dijeron Biden y Powell, el presidente de la Fed-, ni hay espacio ya para un “aterrizaje suave” de la economía americana.

 

Pero, a pesar de la debilidad de su economía, la Casa Blanca elige hacer un gesto de desafío a China cuyas consecuencias EEUU tendrá ahora que explicar. Mala idea. 

 

 

 

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