jueves, 4 de octubre de 2018

ESTA NOCHE miércoles 3 octubre 2018




ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Arbitro entre bárbaros


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Finalmente se removió el obstáculo principal y se abrió paso la bicameralidad. El equilibrio de poderes es ahora posible. Digo posible, no seguro. Porque ninguna institución política está a salvo del faccionalismo. Siempre es una cuestión de probabilidades. Solo se puede reducir el margen de error.

La pieza clave en la arquitectura de la nueva bicameralidad -si se aprueba el dictamen actual- es que el Senado será en adelante última instancia de las observaciones del poder Ejecutivo a las leyes que el Congreso le envía. 

Es decir, aprobada una ley esta es, como siempre, enviada al Ejecutivo. Si este no está de acuerdo con ella , la observa y la devuelve. En adelante, el Senado se pronunciará en última instancia sobre si el Congreso insiste en su ley o se allana a las observaciones del Ejecutivo. 

Esto crea por fin un poder de veto efectivo sobre las leyes, y la Constitución se lo da al Senado.

Hay dos importantes ventajas. Como última instancia, el Senado podrá ahora no solo detener una mala ley antes de que llegue serlo, sino matarla cuando ya casi lo es si el Ejecutivo la observa con buenas razones.

Si la decisión del Senado favorece al Ejecutivo y produce un enfrentamiento con la cámara de Diputados, la sangre no llegará al río. El conflicto no es entre dos poderes. Queda encapsulado dentro del Legislativo, donde debe estar, sin desestabilizar la nave de nuestra democracia de baja gobernabilidad. Caso contrario, si llega a haber conflicto entre poderes, este es entre el Ejecutivo y el Senado, ya no entre el Ejecutivo y el Congreso entero.

La otra ventaja tiene que ver con el socorrido premio consuelo del Ejecutivo. ¿Cuál es este? La delegación de facultades. Las facultades para legislar delegadas por el Congreso son, en efecto, el premio consuelo para el Ejecutivo que carece de mayoría parlamentaria propia. El Congreso rara vez las niega al comienzo. Es el gato jugando con el ratón. Sabe que puede terminar el juego cuando quiera.

Como el Ejecutivo sabe también, sin embargo, que no tendrá otra oportunidad de darse el marco legal que cree necesario para gobernar, al recibir las facultades delegadas se siente autorizado a abusar de ellas y suele arrojar un vómito de decretos legislativos de vigencia inmediata que al Congreso le toma tiempo revisar uno por uno.

No obstante, si la sobreproducción legislativa del Congreso unicameral es masiva y compromete la seguridad jurídica, la vorágine de los decretos legislativos con facultades delegadas que cada gobierno emite es igual o peor. El premio consuelo de la delegación de facultades no es, pues, el camino institucional para enmendar la baja gobernabilidad de nuestra democracia. Es apenas una solución provisional, precaria. Lo han sabido todos los grandes presidentes del Perú.

Con estas limitaciones, entonces, ¿puede decirse que esta reforma política de hoy permitirá al Perú escapar de la mala trampa de la democracia de baja gobernabilidad? No basta para eso. Pero puede ser un salto importante. Ya veremos. En todo caso, es lo que hay.

La instauración del Senado como árbitro entre el Ejecutivo y la Cámara de Diputados puede ser una herramienta útil para evitar el conflicto de poderes y la parálisis del gobierno. Pero nunca dejará de ser una cuestión de probabilidades. Siempre existirá la posibilidad de que la oposición tenga mayoría en ambas cámaras -o que la tenga el gobierno- y que, en cualquiera de los dos casos, la miopía política conduzca a aprobar leyes contra toda advertencia. En tal caso, solo queda recordar que ni las mejores instituciones están hechas a prueba de bárbaros.


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martes, 2 de octubre de 2018

ESTA NOCHE sábado 29 setiembre 2018




ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
La era del falso valor


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Le atribuyen a la guerra comercial la causa de la caída de los precios de las materias primas, como el cobre, que golpea fuertemente al Perú. 

Sin embargo, la causa es más bien la política monetaria de la FED que alza las tasas de interés. La Fed busca un regreso imposible a una "normalidad" que ya no existe. 

Es más, al subir las tasas produce el alza el dólar con lo que obliga a Trump a ponerle más aranceles a China para compensar el alza de dólar. 

Las burbujas globales no han dejado de colapsar una tras otra, generando luego, en respuesta, masivas políticas de estímulo monetario a las que sigue a continuación una  "normalizacion" imposible. No importa qué tan rápido se haga, no puede alcanzar la velocidad que haría falta.

Las burbujas no se detendrán hasta que la moneda global -hoy el dólar- sea nuevamente anclada a un referente firme del valor, como el oro en el pasado. Es hora de resignarse a la evidencia y dejar atrás la decisión de Richard Nixon que en 1971 rompió los acuerdos vigentes desde 1946 en Bretton Woods, donde Keynes ancló el dólar al oro a una tasa fija que trajo 25 años de prosperidad al mundo.

La idea de que el valor económico es algo relativo, en cambio, solo ha traido consigo miseria: un crecimiento descontrolado de la economía virtual de las finanzas muy por encima del tamaño de la economía real. Y con esto llegó, como no podía ser de otro modo, el engaño masivo de la creación de dinero de la nada. Y la miseria de ir de colapso en colapso global desde hace 47 años.

Es posible que no se pueda sobrepasar un cierto equilibrio entre el valor de la economía real y el del mercado financiero -una “proporción áurea”, digamos, como se decía en el Renacimiento.

La flotación libre en el mercado del referente de todo valor económico, en cambio, es una idea diabólica que Goethe denuncia en el Fausto cuando hace a Mefistófeles engañar al rey, cuyas arcas están vacías, asegurádole que bien puede emitir todo el dinero que quiera con el respaldo del valor de todo el oro que yace bajo la tierra. 

Si EEUU no toma la decisión política crucial de volver a atar al dólar a algún referente firme del valor -que bien puede ser todavía el oro-, lo hará China con el yuan. 

Allí comenzará la guerra monetaria y no solo comercial. Y también el desplazamiento progresivo del dólar por el yuan como moneda global, tal como lo hizo el dólar con la libra inglesa hace exactamente cien años.


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miércoles, 26 de septiembre de 2018

ESTA NOCHE miércoles 26 setiembre 2018




ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
El autoengaño del que
el Congreso es cómplice (*)

Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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El compromiso del Gobierno, compartido por el Congreso, es volver a un déficit fiscal de 1% del PBI para el año 2021. Ese es el techo que se estableció inamoviblemente por ley desde los tiempos del gobierno fujimorista.   

Gracias a la acuciosa minuciosidad del ex ministro de Economía Jorge Baca Campodónico (EXPRESO 23-9-2018), sin embargo, sabemos ahora que el déficit fiscal será de 3.0 % del PBI este año y de 3.4 % en el 2019.

O sea, ya es tres veces más grande de lo que debería. La brecha es de 4 mil millones de dólares y sigue creciendo.

Es falso, entonces, que el déficit fiscal esté bajando. Por el contrario, no cesa de crecer. Esto se debe a que el gasto corriente -en remuneraciones- no deja de aumentar. Seis años atrás el gasto corriente representaba el 11.9% del PBI, hoy representa el 14%. En ese pozo sin fondo se hunden cada año 4 mil millones de dólares.  

El Estado peruano está técnicamente quebrado. Financia el gasrto corriente con deuda. Cinco años atrás, en 2013, los recursos provenientes de operaciones de crédito para financiar el Presupuesto representaban un 0.5% del PBI, hoy representan el 2.8% y en 2019 serán el 3.1%.

Y para mostrar una supuesta reducción del déficit, se esconde el gasto financiero -el pago de intereses de la deuda- como si no fuera gasto. Se ha comenzado a disimular la verdad, a maquillar las cifras. No se sincera la realidad.        

El propio viceministro de Economía reconoce que toda la esperanza del gobierno está puesta en el aumento del ingreso fiscal, porque no habrá “contención del gasto”. Son sus palabras. La prioridad del Gobierno es alcanzar un crecimiento de 4% de la economía a como dé lugar, sin reparar en la pérdida del equilibrio fiscal. ¿Cómo cree el Gobierno, pregunto, que se metió la Argentina en la trampa que hoy resulta  inmanejable y obliga al gobierno de Mauricio Macri a cerrar la mitad de los ministerios para bajar el gasto de cualquier manera?   

Y luego el Gobierno y el Congreso -que calla todo esto- fingen creer que se va a poder cerrar el forado aumentando el ingreso fiscal en lugar de reducir el gasto. Cualquier pretexto es bueno con tal de no reducir el gasto. Y muestran su patética desesperación por recaudar más sin tener en cuenta al contribuyente.

Ya es virtualmente imposible que el Gobierno pueda volver a un déficit de 1% para el 2021. El regreso al equilibrio fiscal es, pues, un autoengaño, una ficción de la que el Congreso es cómplice.

(*) Tomada del portal El MONTONERO


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domingo, 23 de septiembre de 2018

ESTA NOCHE sábado 22 setiembre 2018



ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Es lo que hay

Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Los partidos y los políticos son medios, no fines en sí mismos. Son medios para alcanzar los fines que importan. En este sentido, el gobierno de Martín Vizcarra o el partido de Keiko Fujimori o son medios para alcanzar esos fines o no sirven. Fines son la igualdad de oportunidades, la libertad de la economía, la gobernabilidad democrática.

Para corregir la falla en nuestra democracia de baja gobernabilidad, es indispensable la reforma del Congreso. Y la bicameralidad es, hoy y aquí, la herramienta a la mano. No es una solución perfecta. Es una solución provisional, sin embargo, para quitarle al Congreso el poder desmedido que exhibe todos los días ante el Perú el “primer poder del Estado” al que el pueblo detesta.

La solución óptima -fuera del alcance por ahora- no es solo la reforma del Congres. Involucra la reforma judicial, que no ha comenzado aún. La del CNM es un despropósito. A diferencia del Congreso, que debe ser reformado y no cerrado, el CNM no debió ser reformado, debió ser cerrado. Ya es tarde para eso por ahora, pero en el tiempo la nueva Junta Nacional de Justicia demostrará también su carácter superfluo. El equilibrio de poderes (checks and balances le llaman los norteamericanos) demanda que el Ejecutivo y el Legislativo tengan alguna entrada en el nombramiento de los jueces supremos Asi se hace en todo el continente sin excepción. Desde luego esa tampoco es una solución perfecta, pero crear un organismo constitucional autónomo s un invento nacido de la imaginación que rompió el equlibrio de poderes solo para corromperse despúes. No podía ser de otro modo.

La solución es el equilibrio de poderes, que necesita también de la reforma del poder Ejecutivo, cuyo equilibrio interno se ha perdido entre el gobierno nacional, los gobiernos regionales y los gobiernos locales, a causa de una regionalizacion fracasada. Hay que reequilibrar la descentralización. El déficit fiscal se abate como una tormenta sobre nosostros. Y tenemos que tomar la decisión política de reducirlo ahora antes de llegar a la stuación a que ha llegado la Argentina de Macri de cerrar la mitad de los ministerios en una operación de cirugía mayor.

Pero la reforma tiene que empezar por el Congreso. La justicia no puede reformarse a si misma, como queda demostrado una vez más, y el Ejecutivo no puede reformarla desde que le fueron cortados sus lazos con ella. De modo que quien está llamado a liderar la reforma es el Congreso, pero tiene que comenzar por reformarse a sí mismo primero, porque ha perdido credibilidad y debe recuperarla. La reforma para restablecer el equilibrio de poderes y lograr una nueva gobernabilidad democrática empieza por el Congreso. Pero eso significa quitarle el poder desmedido que hoy tiene, con el que prevalece siempre sobre el Ejecutivo y judicializa la política al instrumentar al poder Judicial como árbitro del conflicto de poderes. 

Pero aquí y ahora lo que podemos hacer es comenzar por la bicameralidad para reformar el Congreso en vez de cerrarlo. Para encapsular el debate político dentro del Congreso , donde debe estar, y sacarlo de la arena de la relación del Congreso con el Ejecutivo donde a cada paso genera un conflicto entre los poderes que nos ha condenado a ser una democracia de baja gobernabilidad.

La bicameralidad es solo el primer paso. No es una solución perfecta. Pero aquí y ahora, es lo que hay.


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miércoles, 19 de septiembre de 2018

ESTA NOCHE miércoles 19 setiembre 2018





ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Quitarle el poder al Congreso


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Desde la fundación de la República, el Congreso en el Perú ha tenido el poder. No seguimos el buen ejemplo republicano de Estados Unidos, no quisimos escuchar el consejo de Simón Bolívar, que nos advirtió del peligro de darle el poder al Congreso en una república. Doscientos años después aun nos preguntamos por qué no funciona nuetra democracia de baja gobernabilidad. 

Esta vez, la batalla terminó antes de comenzar. No hizo falta que el gobierno llegara a plantear siquiera la cuestión de confianza. Bastó el fantasma de la disolución del Congreso para inspirar a las palomas que prevalecieron sobre los halcones en el partido de la mayoría parlamentaria.

La novedad al final de la jornada es que el partido, que nunca quiso debatir el tema democráticamente en lo interno, finalmente ha aceptado la reforma del Congreso.

Se ha resignado no a debatir la bicameralidad, sino a aprobarla. Incluso se ha puesto un plazo: antes del 4 de octubre.

La reforma es para quitarle el poder al Congreso. Un poder denmedido, que nunca debió tener. Es hora de corregir la falla en la arquitectura de nuestra democracia que hizo del Estado un enemigo del pueblo.

La bicameralidad, la existencia de dos cámaras, frenará los excesos del Congreso al obligar a votar todos los proyectos de ley dos veces y por representantes diferentes. Encapsulará el debate político dentro del Congreso, que es donde debe estar, y lo sacará de la arena de la relación con el Ejecutivo, donde compromete la gobernabilidad. Permitirá al Perú escapar de la trampa de la democracia de baja gobernabilidad. Sera una garantía de la seguridad jurídica. 

Hay, sin embargo, una precaución esencial: el mecanismo que le da realidad política al Senado. El proyecto de ley nace de los diputados y va a los senadores para su segunda votación. Si este no aprueba el proyecto, lo devuelve para su reconsideración. Diputados debe tener la libertad de insistir en su proyecto original si lo desea, pero solo con dos tercios de los votos de la Cámara. Este mecanismo otorga al Senado poder de veto, efectivo. El Ejecutivo, en cambio, no tiene en el Perú poder de veto, como lo tienen todos los países de América excepto el nuestro. El Ejecutivo solo tiene la facultad de formular observaciones a una ley, que el Congreso vence fácilmente con la insistencia, que solo requiere la mitad de los votos de la única cámara. Es una falla grave en la arquitectura del equilibrio de poderes. Es hora de corregirla.

Ni este ni ningún Congreso renunciará a esa prerrogativa sino en favor de sí mismo. Es el veto del Senado lo que permitirá afincar el debate dentro del Congreso, sin que se convierta ea cada paso en un conflicto de poderes con el Ejecutivo condenándonos a una democracia de baja gobernabilidad.
 
Luego de años de este debate solo en los medios, negado por el partido de la mayoría, hoy más de la mitad de los peruanos está de acuerdo con reformar el Congreso. Es la señal del camino para quitarle el poder.


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domingo, 16 de septiembre de 2018

ESTA NOCHE sábado 15 setiembre 2018



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MEDIA COLUMNA
Economía política de
la batalla global


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Argentina, Brasil, Turquía, Sudáfrica, India, Rusia y otras economías emergentes han sufrido una deavaluacion de mas de 20 por ciento en lo que va del año. Argentina más del 50 por ciento.

Hay en esto un factor externo -el alza global del dólar- y uno interno -el déficit fiscal-. La combinación de ambos es letal.

Argentina ha tomado por fin al toro por las astas. No solo ha hecho frente a la crisis inmediata -con una tasa de interés de 60 por ciento-. Ha ido a matar la raíz del problema: el déficit fiscal. Anuncia la reducción drástica del Estado argentino eliminando 10 de los 19 ministerios y un ahorro de 16 mil millones de dolares. Los demás están aun lejos de aceptar que eso es lo que necesitan.

En cuanto al factor externo, el alza del dólar, la causa eficiente es el alza constante de la tasa de interés de la FED (van dos este año y podría haber dos más). El primero en oponerse es el presidente Trump. El alza de la tasa de interés encarece el dinero, lo que frena el crecimiento logrado por su rebaja de impuestos. Pero lo peor es que el alza de la tasa de interés produce el alza del dólar. Esto abatata las importaciones desde China y anula el efecto de los aranceles americanos a los productos chinos.

También dentro de la FED hay opositores a a la política monetaria. Y en la periferia. La ex presidenta Janet Yellen dice ahora que la política podría ser una de un menor número de alzas, que apueste más lejos en el tiempo. Recomienda tomar distancia y perspectiva. Dejar que el crecimiento siga, no obsesionarse con la inflación en el corto plazo, porque ese no es el mandato constitucional.

Pero la FED seguramente hará caso omiso e insistirá en dos alzas más este año. Y Trump pondrá aún más aranceles a China para neutralizar el alza consiguiente del dólar. 

Este círculo vicioso está llevando a ambas potencias -las dos mayores economías del planeta- a una competencia innecesaria por la hegemonía global.

EEUU forma un círculo de hierro con nuevos y viejos aliados -India, Indonesia, Taiwán, Filipinas, Japón, Corea del Sur-, un cinturón de islas y naciones que rodea a China. Y el gigante asiático responde buscando como aliado estratégico a Rusia, con quien hace gigantescas maniobras militares que no se habían visto nunca y hará en adelante inmensos contratos de energía y otros sin usar dólares.

Y avanza también en su Ruta de la Seda global en África, y en Sudamérica reclutando a Uruguay, Venezuela, Brasil -la pugna en el Perú es por el tren oceánico Paita-Sao Paulo en vez del europeo Ilo-Sao Paulo- y también en Centroamérica y el Caribe -Panamá, El Salvador Honduras, República Dominicana-, de donde EEUU ha retirado a sus embajadores en consulta  acausa de sus nuevas relaciones con China. 

Este es el asombroso mundo del siglo XXI donde, como el mitológico Argos, en todas partes hay cien ojos que todo lo vigilan mientras la batalla por la agenda global ante los ojos de todos nadie la ve ni la escucha.



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miércoles, 12 de septiembre de 2018

ESTA NOCHE miércoles 12 setiembre 2018




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MEDIA COLUMNA
Por qué es la bicameralidad la
reforma política fundamental


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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En el Perú somo unos 23.4 millones de electores. Si quisiéramos que sus 130 representantes -el número actual de congresistas- fueran elegidos en 130 distritos uninominales, cada uno de estos abarcaría unos 180 mil electores en promedio. ¿Es esa la dimensión adecuada para una relación cercana entre los representados y su representante?

Alternativamente, si quisiéramos que el tamaño promedio del distrito electoral uninominal no excediera de 50 mil electores -algo del tamaño de Barranco, aproximadamente- harían falta 468 congresistas para representarlos. ¿Alguien en el Péru está dispuesto a bancar ese número de parlamentarios?

Ya sea que se elija uno de los dos extramos o cualquier combinación entre ambos, el dilema es de fierro: no vamos a acercar mucho al representante a sus representados. Esa es la realidad.

La reforma electoral no va a resolver realmente el problema de la representatividad, entonces. Y lo peor es que ese no es siquiera el problema más grave.

La verdadera reforma política en el Perú es la del sistema de gobierno, donde está la falla realmente grave. El verdadero problema no es el de la representatividad, sino el de la trampa de la baja gobernabilidad, cuya solución no depende de la reforma del sistema electoral, sino de la del sistema de gobierno.

Reformar el sistema de gobierno requiere de la bicameralidad. Se trata de ponerle freno a los excesos del Congreso y restablecer el equilibrio entre el poder Legislativo y el Ejecutivo, completamente desbalanceado en contra del Ejecutivo. La bicameralidad reducirá drásticamente la sobreproducción legislativa actual que cada día pone en peligro la seguridad jurídica.

Centrar el debate en la reforma electoral, en cambio, invisibiliza el verdadero problema. Lo esconde detrás de una discusión sobre entelequias y no resuelve ni siquiera el problema de la representatividad.

La representatividad es importante porque de ella emana la legitimidad de “origen” de un gobierno, en las urnas. Pero el éxito de la gestión de ese gobierno -que es lo que primero le interesa al pueblo-, la legitimidad de “salida” -como diría Dieter Nohlen-, depende de su eficacia en la gestión, y eso depende de la gobernabilidad. 

Por eso la bicameralidad no es un capricho ni una frivolidad. Por el contrario, apunta al centro mismo de la falla en el sistema de gobierno y nos permitirá escapar de la trampa de la democracia de baja gobernabilidad.



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