domingo, 29 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 29 noviembre 2020 "La izquierda en el gobierno sin poder"


 

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MEDIA COLUMNA

La izquierda está en

el gobierno sin poder

 

Jorge Morelli

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La  izquierda ha llegado al gobierno, pero no al poder. Carece de legitimidad de origen. No está en el gobierno por el voto del pueblo. La marcha que la colocó en el gobierno no la legitima.  

 

Los jóvenes marcharon contra Merino, no a favor de Vizcarra y menos por Sagasti. Este es producto del azar. Marcharon sin hallar las palabras con qué expresar lo que sienten. No saben cómo decir lo que quieren. El suyo es un grito en silencio. Significa: ¡quíén manda acá! ¡Quién tiene legitimidad!

 

La respuesta es nadie.
Se ha derrumbado el poder como tal. No el de este o aquel gobierno o su oposición, sino el poder como tal. Esa es la obra política de este quinquenio.

 

Por eso la izquierda descubre hoy que se puede llegar al gobierno y no tener ningún poder. No logra ni reordenar la Policía sin provocar una reacción violenta. Cree que el poder nace de la fuerza, cuando es a la inversa.    

 

Esto no es realmente una novedad. En los 200 años de historia de la República la mayoria de los gobiernos considerados democráticos han estado en el gobierno pero no en el poder. Los golpes de Estado siempre han sido una reacción contra eso.

 

La nuestra es una democracia de baja gobernabilidad, incapaz de resolver los problemas de la gente e incapaz de repararse a sí misma, de entender siquiera la falla en su sistema de gobierno, que es la matriz.

 

Esto lleva al grito silencioso de la marcha: no saber dónde exactamente está la falla. Se encuentra en unos pocos artículos del capítulo político de la Constitución que regulan las relaciones entre los poderes del Estado.

 

Pero es fácil manipular para hacer creer que hay que tirar la Constitución entera, refundar el país y comenzar de nuevo con un papel en blanco sobre una mesa vacía. Lo que buscan en realidad es derogar el capítulo económico de la Constitución, que se resume en esta luminosa y formidable sentencia: “la iniciativa privada es libre”.

 

Comenzar de nuevo es un pretexto imposible. Derribar la casa para reiniciarla desde un origen prístino con un debate parlamentario estéril sobre cómo deben ser los cimientos e un imposible. Es tirar al niño con el agua del baño. Es servir a la agenda oculta para la captura del poder con una confusión descerebrada que le permita acabar con la democracia, como en Venezuela, como en Cuba hace 60 años. Como puede ocurrir ahora en Argentina, en Bolivia, en Ecuador, en Colombia, en Brasil mañana. Ese es el error craso de los chilenos. Lo pagarán cuando la inversión se detenga en su páis que fue el modelo para todos de cómo salir del subdesarrollo. Chile ha sido llevado a recaer en la enfermedad. Estamos solos en esto. Pero lo hemos estado en el pasado, y salimos vencedores. 

 

Pero decir con Sagasti que su gobierno sienta las bases para que el próximo haga una constitución nueva no es sino una frase hueca destinada al fracaso, incluso en acallar el grito de la calle. No expresa lo que el pueblo peruano quiere porque no entiende dónde está la falla en la matriz de la que el grito nace.     

            

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viernes, 27 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 24 noviembre 2020 "Salvo el poder, todo es ilusión"


 

 

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Salvo el poder,

todo es ilusión

 

Jorge Morelli

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No hemos olvidado la confesión sincera de Abimael Guzmán sobre la motivación que lo llevó al terrorismo para la captura del poder.

Socavó por décadas los cimientos de la sociedad peruana infiltrando el magisterio y la magistratura. Sin justicia y sin educación, era previsible el odio del pueblo contra los políticos, contra los poderes, contra el Estado.     

 

Años más tarde, las motivaciones del neo estatismo caviar y sus tontos útiles es hoy la misma: la captura del poder. Solo que por otros medios. La violencia ya no es física, es mental. No asesina a personas, suprime la verdad para una generación equivocada. Su genocidio virtual sustituye la realidad por una narrativa que lleva a la captura del poder. Sus declaraciones de intención, sus programas de ayuda social no son sino tiendas de oxígeno incapaces de reemplazar una atmósfera económica que respirar, su necio empecinamiento en el cambio constitucional no es sino encubrimiento. Lo que tenemos ante los ojos es la fría ejecución de una agenda para la captura del poder.

 

La torpeza increíble del Congreso de vacar la Presidencia por segunda vez en este quinquenio, sin embargo, no estaba en sus planes. Ante el hecho, perdieron los papeles y mostraron todas sus cartas ocultas. Se volvieron locos de miedo.

 

Salieron a las calles a agitar con la cobertura de sus medios adictos. Nada pasó el primer día. Al segundo, perdida ya toda compostura, fueron por una víctima para el sacrificio al ídolo del poder, una cabeza de turco, un chivo expiatorio. Y lo hallaron. Su víctima propiciatoria fue el presidente improvisado por la infinita ceguera del Congreso. Lo derribaron. Y habrían incendiado el Congreso si la Polícía no los hubiera detenido en la batalla campal de Abancay en que fallecieron esos dos muchachos cuya muerte hoy no pocos lamentan hipócritamente.

 

No obstante, la izquierda ha caído en su propia trampa. No estaba en absoluto en su agenda que su llegada por primera vez al poder fuera provisional, solo por ocho meses. Es una migaja. Querían el poder.

 

Y menos pensaron tener que llevar adelante un proceso electoral lleno de trampas. Las circunstancias los han obligado a asumir la responsabilidad política de las elecciones. Y sus medios serviles no podrán manosearlas ni ayudar a sus candidatos sin ponerse en evidencia. Con una vigilancia de 24 horas siete días por semana, y un mandatario provisional que no ensuciará sus pergaminos, no habrá forma de disimular no ya un fraude sino el intento siquiera de una manipulación mediática del voto.


La izquierda comienza a sospechar que se ha metido donde no debía y acabado donde no quería. Acostumbrada a la intriga, carcomida por la corrupción de las migajas del poder en todos los gobiernos que infiltró, ahora tendrá que dar a una batalla abierta en terreno ajeno. 


            

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jueves, 19 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 18 noviembre 2020 "No lo que diga sino lo que haga"

 

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No lo que diga
sino lo que haga

Jorge Morelli

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El Congreso está presidido ahora por un miembro de la bancada del Frente Amplio, que encabeza Marco Arana.

El Frente Amplio empujará ahora su agenda política usando todas las prerrogativas de la Presidencia de la Mesa Directiva, que no son pocas. Incluyen el control de la agenda del Pleno. En efecto, la Presidencia define en qué orden se debaten los temas de la agenda que los portavoces de las bancadas proponen. Y el orden de los factores decide el destino de las cosas.

Las numerosas iniciativas demagógicas de este Congreso -que son aún peores que las del anterior- lejos de disminuir con la Mesa actual probablemente van a aumentar. Y el poder Ejecutivo encabezado ahora por Sagasti es el que va a tener que pararlas.

Como sabemos ya de sobra, el Congreso en el Perú prevalece siempre en el conflicto de poderes porque puede insistir en una  ley observada por el Ejecutivo con solo la mitad de los votos de la única cámara exonerando incluso su decisión de una segunda votación. Esta es un arma letal contra la que el Ejecutivo ndo tiene defensa. 

Ahora bien, ¿va a tener Sagasti la presencia y la voluntad de hierro que hacen falta para sobreponerse y prevalecer sobre la demagogia del Congreso, que va a recrudecer ahora?

¿Cómo podría? Porque sus discursos en defensa de la responsabilidad fiscal no lograron detener al Congreso en ninguna de sus iniciativas demagógicas. Es decir, Sagasti ya ha sido categorizado como intelectual no como político. Y ya sabemos de sobra el desprecio en que la clase política tiene a los intelectuales.

El Congreso va a poner a prueba el carácter de Sagasti a diario. Al principio tantearán un rato y luego, si no responde de manera firme, le perderán el respeto y se le irán encima. Como las reglas del equlibrio de poderes son fallidas, aquí prevalece la fuerza. 

Vizcarra frenó algunas de las iniciativas demagógicas del Congreso recurriendo en casos al Tribunal Constitucional, o toreándolas en otros compitiendo incluso en demagogia con los parlamentarios. Estableció una especie de modus operandi.

Es temprano para conocer las consecuencias fiscales de eso. Pero Sagasti ya nos ha adelantado que el Perú tendrá que endeudarse adicional y masivamente para financiar el Presupuesto 2021. La deuda ya era de 27% del PBI antes de la pandemia y es de 39% por ciento después de ella. ¿Cuánto más puede endeudarse el Perú?

¿Está dispuesto Sagasti a responsabilizarse por el déficit fiscal, a recortar el gasto, a aumentar los impuestos? ¿O va a asumir simplemente la responsabilidad del déficit más grande de la historia y dejarle el ajuste al próximo presidente?

Francamente, yo no prestaré atención a lo que diga al respecto. Esperaré a ver lo que haga, diga lo que diga. 


             

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domingo, 15 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 15 noviembre 2020 "Luz al final del túnel"


 

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Luz al final del túnel



Jorge Morelli

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Ahora sabemos que entrar a un hoyo negro solo puede conducir a otro hoyo negro.


La cadena causal es esta: el conflicto de poderes produjo la primera vacancia de la Presidencia, que  condujo a la disolución del Congreso, que llevó a la segunda vacancia de la Presidencia.

Fuerza Popular fue la causa eficiente. Estuvo en el origen del proceso y cargará con la responsabilidad politica de lo ocurrido en este malhadado quinquenio.

Irónicamente, estaba cantado hace 30 años, cuando el conflicto de poderes llevó a la disolución del Congreso del 5 de abril, para terminar nueve años después en la vacancia de la Presidencia en 2001. El ciclo se ha vuelto más corto.

No se trata de un péndulo de retaliación, de una mera mecánica de la venganza. Es un proceso político al que Samuel Huntington llamo "modelo dialéctico". Solo que el nuestro está trabado. 

Un proceso dialéctico va de la tesis a su antítesis y de allí a una síntesis que supera el conflicto. Pero ¿qué pasa cuando el proceso es fallido y, en vez de una síntesis, recae una y otra vez en el punto de partida? Nuestra democracia de baja gobernabilidad es la tesis que desemboca una y otra vez en su antitesis, el autoritarismo, solo para recaer en la democracia de baja gobernabilidad.

Y luego se instala la discusión bizantina sobre si el golpe de Estado contra la Constitución lo dio el presidente al disolver el Congreso o lo dio el Congreso al vacar la Presidencia.

¡Es la propia Constitución la que contiene la falla! Lo que caracteriza a la democracia de baja gobernabilidad es el conflicto de poderes permanente por causa de un equlibrio de poderes fallido, mal diseñado en la Constitución misma.

Estamos en esto desde la fundación de la República, hace 200 años. El propio Simón Bolívar lo advirtió claramente: si quieres tener una república, el inmenso poder del Congreso que representa al pueblo tiene que ser contrapesado dándole al ejecutivo un poder suficiente para equilibrar el del Congreo.

 

Pero, desoyendo el buen consejo de Bolívar, elegimos ser una república y darle el poder al Congreso: la combinación imposible.

 

Por eso no hay gobernabilidad en el Perú y no la habrá mientras no se rediseñe las relaciones entre los poderes para que haya un equlibrio entre ellos. En el Bicentenario de la República es indispensable resolver esta falla para escapar de la prisión.

 

             

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miércoles, 11 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 11 noviembre 2020. "La prueba ácida de Merino"

 


 

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La prueba ácida

de Manuel Merino

 

Jorge Morelli

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El ex congresista y ahora mandatario Manuel Merino, en calidad de presidente del Congreso no se limitó a tramitar solamente sino que apoyó entusiastamente varias iniciativas legales de un más que evidente clientelismo populista.

 

La ley que suspendió los pagos de los peajes en las carreteras fue un primer ejemplo clamoroso. Debió servir de advertencia.

 

Luego vino la ofensiva. Los distintos retiros de los fondos de pensiones privados promovidos por el Congreso fueron la segunda avanzada, que llevó al Ejecutivo a responder con otra propuesta algo menos onerosa, pero igualmente populista, con el objeto de neutralizar la iniciativa delirante del Congreso. 

 

El proyecto del Congreso relativo al sistema público de pensiones (ONP), que está quebrado hasta el punto de que el Tesoro debe subsidiarlo todos los años con mil millones de soles, terminaría de matar la sombra de lo que alguna vez fue el sistema público de pensiones.  

 

Y el Congreso sale entonces en la ofensiva más brutal de su guerra declarada contra el fondo privado de los pensionistas del Perú proponiendo la fusión del sistema público con el privado, y la entrega del sistema una vez fusionado para ser administrado por el Estado.

 

El premio consuelo para tontos es que el Estado “licitaría” esa administración en manos de empresas privadas. Esto ya es un agravio a la buena fe de los peruanos, como si estos no supieran de sobra lo que deben esperar de una licitación del Estado.

 

El gobierno adelantó que llevaría este caso hasta el Tribunal Constitucional de ser necesario. ¿Lo hará Merino si fuera necesario?

 

La colisión de la política contra la economía en el Perú ha sido tan brutal que se ha desplomado el martes el valor de los bonos del Estado peruano en poder de extranjeros. Venden los bonos porque no apuestan ya por el país.

 

La Bolsa se ha derrumbado el martes también: las acciones financieras han perdido en pocas horas el 13% de su valor, porque los accionistas ven venir la amenaza de otra iniciativa populista del Congreso, la que suspenda el pago de los intereses al sistema financiero.

 

Esta es, pues, la prueba ácida para Manuel Merino, ocupante de la Presidencia de la República dos veces vacada en este malhadado quinquenio.

 


¿Va a detener Merino la ofensiva del Congreso contra el Perú? Ver para creer. No es lo que diga al respecto lo que interesa, sino lo que haga, diga lo que diga.

 

             

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domingo, 8 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 8 noviembre 2020 "Hedor y dientes"


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Hedor y dientes

 

Jorge Morelli

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Si la producción mediática de las elecciones americanas comenzó glamorosamente el martes y todo era sonrisas frescas, para la madrugada del viernes todos hedian y se mostraban los dientes.

 

Donald Trump hizo tres acusaciones muy serias. La  primera: que las administraciones demócratas en los estados en controversia impidieron a los observadores republicanos cumplir su función. Si es cierto, no es difícil de probar con videos. La segunda, que al menos en un estado la administración electoral amplió arbitrariamente el plazo para admitir votos más allá de la fecha de la elección, como mandaba la ley electoral estadual. Si es correcto, esto también es fácil de probar.

La tercera acusación es la más grave. Y es que ha habido fraude en el voto por correo. Esta acusación tampoco es difícil de probar. Si se ha contabilizado votos por correo de personas inexistentes, tendría que haberse modificado fraudulentamente el padrón electoral también. Bastaría mostrar que un número significativo de personas que se hallan en el padrón y votaron en la elección no existen en realidad. 

Trump debe mostrar esas pruebas si existen, pero no estaba obligado a probar las acusaciones en la fecha en que las hacía. Estaba haciendo una acusación muy grave y aun debe tener un plazo para sustentarlas. Es necesario investigar las pruebas que presente.

Por eso es parcializada políticamente y moralmente deshonesta la actitud de los medios –CNN, la primera cadena global en particular- que acusaron apresuradamente a Trump de hacer acusaciones sin pruebas en lugar de pedir que se investigue las acusaciones que para determinar si existen pruebas. Porque en eso consiste el debido proceso. Y la democracia es debido proceso.

 

Y es parcializada políticamente y moralmente deshonesta con mayor razón la decisión de otros medios de comunicación que sacaron del aire de plano a Trump argumentando que mentía. El juicio moral pertenece a la esfera de la conciencia. Cómo puede un medio arrogarse el derecho de determinar qué es verdad y qué no lo es. Decía Voltaire: “estoy en desacuerdo con tu opinión, pero daría la vida por defender tu derecho a expresarla”. Eso es tolerancia. Eso es periodismo.

 

La polarización de las elecciones de EEUU ha llegado por primera vez a niveles sudamericanos a los que nosotros estamos acostumbrados, pero no el pueblo norteamericano. Ningún medio de comunicación en Sudamérica –salvo los del chavismo venezolano-, sin embargo, se habrían atrevido a sacar del aire a nadie y menos a un presidente con el argumento de que miente. Por necesidad hemos aprendido a ser tolerantes.

La polarización va a teñir en adelante todo el gobierno de Biden. Me temo que de ella no hay regreso.

 

 

 

             

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miércoles, 4 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 4 noviembre 2020 "En el Sur se jueha el destino"


  

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En el Sur del Perú se juega

el destino de Sudamérica

 


Jorge Morelli

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La tercera globalización, la de Estados Unidos -las dos primeras fueron la del Imperio español en el XVI y la del Británico en el XIX-, acaba de perder dos batallas épicas en Sudamérica: la de Bolivia, donde Evo vuelve al poder, y la de Chile, donde la violencia y la pugna feroz por la nueva constitución van a espantar la inversión de esa tierra que por décadas fue su emblema.

 

En efecto, el eje del Foro de Sao Paulo comprende ahora a Santiago, Buenos Aires y La Paz además de a Caracas, La Habana y México.

 

Y los comicios de ayer en Estados Unidos tampoco son ajenos a esta nueva normalidad. Las elecciones norteamericanas se han sudamericanizado, como nunca antes. La caviarada demócrata apuesta ahora a Joe Biden para llegar al poder por la puerta trasera. Y los americanos lo sabens: videos en las redes muestran las calles de Washington y sus grandes tiendas tapiadas con maderas, vacías de toda mercancía en previsión de violencia y saqueos en las elecciones. Las mismas escenas que en Santiago, en La Paz, en Quito, en Bogotá antes de la pandemia.

 

Los comicios de Estados Unidos ayer y las cuatro elecciones sudamericanas restantes -las de Ecuador en febrero del 2021 y las del Perú en abril; las de Colombia en mayo de 2022 y las de Brasil en octubre del mismo año- decidirán el destino del hemisferio en la segunda década del siglo XXI. Bolsonaro es favorito en el Brasil del 2022. Pero esas cierran el circuito. Antes, el resultado de las elecciones en el el Ecuador, en el Perú y en Colombia es impredecible. Depende en parte de lo que ocurra fuera, especialmente en Caracas y La Habana. Y un segundo gobierno de Donald Trump probablemente determinaría el fin del castrismo en ambos países.

 

Y depende también del efecto contagio regional. En nuestro caso, ¿cuál va ser el impacto del retorno al poder de Evo Morales en Bolivia sobre el electorado del Sur del Perú, que probablemente decidirá el resultado de las elecciones en el Perú?

 

Dos díscolos gobernadores regionales, los de Arequipa y Puno, están públicamente vinculados a Evo, y sus intereses políticos se materializaron en el proyecto Siete Regiones, que pondría el control de la energía del Sur del Perú –con gas boliviano- en manos de Evo. Es decir, le abriría al Foro de Sao Paulo el acceso a los recursos naturales del Sur del Perú –el cobre, el litio, el agua- que decidirán las guerras globales comerciales, monetarias y de las telecomuncaciones del siglo XXI.

 

En el Bicentenario de la República el destino de Sudamérica volverá a decidirse en el Sur del Perú.

 

Es un lugar común en la clase política peruana la idea de que quien tiene presencia importante en el Sur y controlaría sus votos es nada menos que Antauro Humala. Si esta fuera una realidad política, independientemente de lo que fuera deseable tal vez importe conocer lo siguiente. Pregunté en una ocasión a Jorge Paredes Terry, en larga conversación, cuál es exactamente la naturaleza de la relación de Antauro con los dos gobernadores regionales antes referidos. Su respuesta fue que ninguna. Ante mi escepticismo, agregó que ambos personajes son incondicionales de Evo, mientras Antauro, en cambio, con toda su intemperancia, es un militar peruano y un nacionalista y jamás se prestaría al “bolivianazo” de Evo y el Foro de Sao Paulo y sus cómplices de Caracas y La Habana.

 

Tal vez esta sea una respuesta para quienes se preguntan quién es Paredes Terry, pero no le hacen las preguntas correctas.

   

             

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