domingo, 23 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 23 mayo 2021 "Crítica de la democracia"


 

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MEDIA COLUMNA

Crítica de la democracia

 

Jorge Morelli

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De más de 25 millones de electores hábiles en la primera vuelta, el 30 por ciento sencillamente no fue a votar. Y los votos blancos y viciados sumaron otro 19 por ciento. El 49 por ciento, casi la mitad de los electores peruanos, no pudo, no supo o no quiso elegir.


Qué es lo que esto significa.

 

Los peruanos están furiosos con razón. La clase media llegó a incluir al 46 por ciento de la población e incluye hoy al 34 por ciento. Más de tres y medio millones de peruanos han recaido ya en la pobreza. Quienes alcanzaron con gran esfuerzo a comprar algo a plazos pierden hoy su esfuerzo porque no pueden seguir pagando. La brutal desigualdad de oportunidades y la pobreza han sido expuestas por la pandemia.

 

Por eso la pregunta no es ya si el resultado de la votación expresa solo una crítica a la clase política -como ha sido habitual por 30 años-, sino si esconde una pérdida de credibilidad de la democracia como tal.

 

Esto no debería sorprender a nadie. Hace ya más de una década que lo advierte la mega encuesta Latinobarómetro en toda Sudamérica. Cifras alarmantemente bajas de apoyo a la democracia y sorprendentemente altas a favor de alguna forma de autoritarismo –de izquierda o de derecha- hablan por sí solas año tras año sin que nadie escuche. 


Algún politólogo chino, incluso, argumenta

fluidamente en Ted Talks  que la verdadera democracia no consiste en tener elecciones periódicamente, sino en una meritocracia en el ejercicio de la función pública organizada por el gobierno de partido único. Tal es la parálisis de silencio al respecto que, en Occidente, el debate ni siquiera adquiere estado público.

 

Si la democracia pierde piso en Sudamérica, sin embargo, la defensa de la democracia actual en las elecciones es un discurso político vacío e ineficaz. De nada sirve denunciar que el radicalismo de izquierda esconde un proyecto autoritario y pretende quedarse en el poder si eso es exactamente lo que los electores implícitamente expresan, aunque no se atrevan a decirlo.    

 

Afortunadamente, esa lectura es falsa. Lo que hay, en realidad, es un monstruoso malentendido.

 

El pueblo ha sido llevado al límite de la exasperación por la exclusión que la pandemia mostró por primera vez no ya como un asunto de riqueza o pobreza, sino de vida o muerte. Qué clase de farsa es esta, preguntan los peruanos.

 

Lo que el voto indignado esconde y los pueblos de Sudamérica expresan hoy con el ausentismo o el voto antisistema desde México hasta la Argentina, no es una crítica a la democracia como tal, sino un hartazgo ya insoportable ante la parálisis de la democracia de baja gobernabilidad incapaz de resolver los problemas.

 

Pero la falacia política interesada toma al todo por la parte.

 

Y así lo confiesa estos días la izquierda que aspira al gobierno al no deslindar de la intención de quedarse en el poder.

 

 

 

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jueves, 20 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 19 mayo 2021 "Tontos inútiles"

 

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Tontos inútiles  

 

 

Jorge Morelli

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Un cuento de Rudyard Kipling situado en el siglo II DC al norte de la isla británica, refiere que el emperador romano mandó contruir, de costa a costa, la que hasta hoy se llama Muralla de Adriano para mantener fuera a los pictos, pueblo irreductible al que Roma había renunciado a civilizar.

 

Pocos años después, Adriano necesitó sus legiones y mandó construir más al sur un segundo muro, igualmente de costa a costa, cuya vigilancia no requeriría ya de tantos legionarios estacionados en esta última frontera del Imperio. El gobernador romano mandó llamar entonces a los jefes de las tribus entre ambas murallas, y les pintó una mentira blanca: Roma había decidido devolverles su ansiada libertad para gobernarse como les pareciera. Semanas duraron las fiestas al cabo de las cuales una comisión vino a coordinar con el legatus el proceso gradual de transición del poder. El romano desde luego respondió que no había tal cosa y que, luego de una fecha próxima, todas las legiones estarían detrás de la segunda muralla. Entonces cayeron en cuenta los jefes tribales de que habían quedado atrapados entre el muro romano y las lanzas de los pictos, que los aniquilarían.

 

Seguramente pensaron: esto no es para nada lo que teníamos en mente.

 

Ante las elecciones hoy, la caviarada se ha partido por la mitad. Los intelectuales votarán por Pedro Castillo pensando que no tienen nada que perder. Ciegos, son incapaces de aceptar que lo que pueden perder es su libertad. Y, en cuanto a la caviarada pudiente, educada en una escrupulosa conciencia social, es un desgarramiento tener que votar contra la izquierda a la que idealizaron viendo que los que pueden tomar el poder hoy no son moderados como ellos, sino radicales que no dudarán en eliminar las libertades e incautar sus casas.

 

Moraleja: cuidado con las idealizaciones políticas. Hoy vienen a descubrir los caviares que por décadas han sido tontos útiles de quienes desplegaron sistemáticamente las etapas del plan delante de sus narices: desmoralizar, desestabilizar, capturar el poder. Pensarán ahora: esto no es para nada lo que teníamos en mente.

 

Es que las guerras se pierden por luchar contra el enemigo equivocado.

 

 

 

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lunes, 17 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 16 mayo 2021 "Pensamiento Castillo"

 

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Pensamiento Castillo

 


Jorge Morelli

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Tres equipos, cada uno con su programa, se disputan a Castillo. El análisis de la situación es fácil cuando los hechos están claros.


Primero, Cerrón se cree dueño de Castillo. Su plan es el del comunismo ortodoxo de Trotsky y Lenin: tomar el poder en dias. Para  Cerrón, los cubanos de hoy son unos blandos que firman hojas de ruta.

Los otros dos equipos creen que podrán separar a Castillo de Cerrón.

El segundo equipo es el de la Vero y tiene su programa conocido. Han pasado por el gobierno antes (o al menos por las empresas estatales y los programas sociales. Les gusta pensar que son tecnócratas de izquierda. Es un oxímoron. Son caviares de la Cato, eso es todo.

El tercer equipo tiene su propio programa, llamado Plan 200. Es aprista de origen, motivo por el cual ha habido que cambiarle el nombre por el de Plan Bicentenario. Nadie sabe de qué se trata.

Desde luego, Castillo no va a elegir en este momento a ninguno entre ellos. Cree que lo que lo astuto embarcarlos aunque sean incompatibles y engañarlos a todos. La verdad o la transparencia le valen madre. Lo suyo es la impro. Ya verá lo que hace cuando gane. Si gana.

No voy a especular sobre cuál de estos equipos finalmente se apoderará de Castillo. No vale la pena. Da más o menos lo mismo.


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jueves, 13 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 12 mayo 2021 "El botín"

 

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El botín

 

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Las comunidades ayacuchanas y los profesores de Huamanga quieren la propiedad de los recursos del subsuelo para las comunidades. Algo similar a lo que hace Estados Unidos. Solo que, desde Roma, a ningún Estado del planeta –salvo la rara avis del ensayo de la república diseñada a la escala de Norteamérica- se le ha ocurrido renunciar a la propiedad de los recursos naturales bajo su territorio. El ejemplo de Estados Unidos no ha sido seguido hasta hoy en ninguna parte.

 

Tampoco el Estado peruano va a renunciar a la propiedad de los recursos naturales, desde luego. Todas las tiendas políticas del espectro peruano sin excepción dan por sobreentendido que el Estado es el dueño de los recursos y así lo establece la Constitución –la expresión exacta es que son patrimonio de la Nación-, dogma que no ha merecido hasta la fecha ni siquiera un verdadero debate público.

 

Muy por el contrario, la candidatura de la dupla radical Castillo/Cerrón se propone hoy, como se sabe, “nacionalizar” los recursos naturales. Es decir, más control de los recursos por el Estado, no menos. Nadie sabe a qué se refiere lo de “nacionalizar”, pero al parecer lo que quisieran es retirar a las empresas extranjeras la concesión de los recursos, para que los tome una empresa privada “nacional”. Y obligar también a la empresa privada “nacionalizada” a vender al Estado -al precio que este decida- el recurso extraído para que su exportación por el Estado.

 

Pregunto, entonces: ¿el Estado comunista o socialista va a renunciar al control de los recursos para entregarlos en propiedad a las comunidades andinas y amazónicas? ¿Es broma?
Lo que quieren es controlar el Estado porque éste controla los recursos naturales. Es el botín.

 

Claramente, sin embargo, el monopolio estatal de los recursos naturales no es ni siquiera factible. Por el contrario, es el camino a la corrupción desatada, como en Venezuela. Y tampoco es viable –ni justo ni equitativo para los peruanos o las comunidades que no tienen recursos naturales bajo sus tierras- entregar a las que los tienen la propiedad de recursos que constitucionalmente son de todos los peruanos.

 

La única formula viable entonces, es convertir las tierras de la superficie encima de los recursos -y las que pueden alojar bosques- en bienes con un verdadero valor de mercado. No de mercado local, donde no valen nada, sino de mercado global, donde tendrán un valor inseparable de los recursos que se hallan encima o debajo.

 

Se trata, en suma, de convertir las superficies encima o debajo del recurso en bienes que se pueden comprar por acciones en las bolsas de valores del mundo. Es una solución justa y equitativa para los comuneros y los mineros informales del Perú y para todos los peruanos. Y es el único modo de destrabar la inversión en las minas y los bosques que son la base de la economía del Perú de hoy y de mañana.

 

La solución está en el punto medio, y esa es precisamente la propuesta de Hernando de Soto al Perú y al mundo. Solo así los recursos naturales dejarán de ser el botín del Estado para pasar a las manos de los peruanos.

 

 

 

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lunes, 10 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 9 mayo 2021 "Festival de la inmadurez"


 

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Festival de

la inmadurez

 

 

Jorge Morelli

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Finalmente nuestra democracia de baja gobernabilidad ha hecho crisis. El círculo vicioso que la atrapa desde hace dos siglos prepara nuevamente la recaída en el autoritarismo.

 

Según Aristóteles, todo fenómeno complejo tiene cuatro causas. La crisis de nuestra débil democracia tiene una causa material, que es la enorme desigualdad de oportunidades en la economía y la sociedad peruana. Tiene también una causa eficiente, su terrible agravamiento por el colapso de la economía en la pandemia. Estamos hablando ahora de vida o muerte.

 

Tiene también una causa formal: un equilibrio de poderes fallido que estableció hace 200 años en la República el conflicto de poderes perpetuo originado por la dictadura del Congreso sobre el Ejecutivo.

 

Y, en las últimas décadas, como solución fallida nuevamente, la dictadura del poder Judicial ahora sobre los dos otros dos poderes.

 

Al llegar a su límite este estado de cosas lo que ha ocurrido siempre en el pasado, una vez cansado el pueblo del desorden que percibe como una injusticia insufrible, es la recaída en el autoritarismo. El salto cualitativo a una democracia en serio estuvo y está siempre al alcance de la mano, pero una y otra vez hemos dejado pasar la oportunidad.

 

Desde luego, el autorismo puede ser de extrama izquierda o de extrema derecha. A eso nos ha llevado la polarización que ha prevalecido durante toda la campaña electoral hasta la fecha. Esta se expresa en violencia verbal de parte del radicalismo de izquierda y de derecha.

 

De un lado, los eternos universitarios adolescentes de la Católica -que ahora piensan que ha llegado su oportunidad de tomar el poder-, pero que, viejos ya, solo retoman una revolución imaginaria despintada por los años que los lleva a su propia destrucción a manos de otros más radicales que ellos. Y en el otro extremo los que viven de la fantasía de que se puede seguir administrando el caos o, peor aun, volver a un orden del pasado que dejó de existir en el mundo con la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Española.    

        

La República cumple ahora 200 años. Y lo que enseña a sus hijos es que antes de ella hubo 300 años de oscurantismo virreinal, y antes aun el tiempo mítico del Tahuantinsuyo (que duró solo cien), un falso contrapunto de dignidad y humillación, dos radicalismos reaccionarios que han producido este festival de la inmadurez.

 

 

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jueves, 6 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 5 mayo 2021. "Policía bueno, policía malo"


 

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Policía bueno,

policía malo

 

 

Jorge Morelli

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Las democracias del Grupo de los Siete (G7) discuten desde ayer la forma de hacer frente a China y a Rusia, pero “sin tratar de contener a Beijing o aumentar la tensión con el Kremlin”. Esto es la  cuadratura del círculo, pero la diplomacia suele encontrarla o, en su defecto, fingirla.

 

El G7 está integrado por Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia y  Japón. Sin incluir a China ni a Rusia, mueve hoy todavía alrededor de US$ 40 milllones de millones de dólares anuales en la economía global. El despacho de prensa señala que los dos acontecimientos geopolíticos fundamentales de los últimos 40 años han sido la caída de la Unión Soviética en 1991, que puso fin a la Guerra Fría, y el espectacular ascenso económico y militar de China. Pues bien, China y Rusia fueron precisamente los temas de debate ayer en la mañana y en la tarde, respectivamente. En ese orden, lo que da cierta idea de magnitud.

 

Las palabras hoy suenan fuerte, pero no los actos. Antes de la primera reunión de ayer, el nuevo secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, quien obviamente lidera las discusiones en el G7, dijo primero que Occidente defenderá "el orden basado en reglas internacionales" de los “intentos subversivos” de cualquier país, incluida China. Y luego añadió que “no es nuestro propósito tratar de contener o reprimir a China".

 

Hay que tomar debida nota de esto. Por más progresista que sea el nuevo gobierno demócrata de EEUU, hay que escuchar bien esas palabras. La potencia hegemónica desde la Segunda Guerra Mundial no va a enviar al mundo entero un mensaje ambiguo modificando su política exterior solo porque los republicanos ya no están en la Casa Blanca.

 

Blinken visitará Ucrania esta semana. “Hemos reafirmado nuestro apoyo inquebrantable a la independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania", precisa. Pero “no buscamos una escalada (con Rusia), preferiríamos tener una relación más estable y predecible. Y si Rusia se mueve en esa dirección, nosotros también", añade, suavizando la dureza inicial de sus palabras. Todo dentro de  la misma oración.

 

En el otro extremo está todavía Boris Johnson, aun primer ministro del Reino Unido, quien procurará este año desde la Presidencia del G7 un acuerdo para lo que llama una “acción decisiva” que proteja a las democracias cuando “la influencia económica de China y la actividad maligna rusa amenazan con socavarlas”. Eso dijo el ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, sin intentar siquiera un aterrizaje suave.

 

El problema es entonces entre los propios miembros del G7. A la pregunta de cómo debe actuar Occidente hacia Beijing y Moscú, se responde con otras dos preguntas.  ¿Qué sería esa “relación más estable”, que quiere el secretario de Estado americano? ¿Y cuál sería esa “acción decisiva” de la que habla el ministro de Relaciones Exteriores inglés?

 

Nadie lo sabe. Pero, sin duda, desde el punto de vista de la crisis política generalizada para la democracia en Sudamérica -y la del Perú en particular ante sus propias elecciones-, la respuesta es la del policía bueno y la del malo sin que podamos saber cuál es cuál. 

 

 

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lunes, 3 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 2 mayo 2021 "La guerra por Sudamérrica".

  

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La guerra por

Sudamérica

 

 

Jorge Morelli

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La elección del Perú hoy es mucho más de lo que parece.

 

Es la batalla crucial por los recursos naturales del Sur del Perú, Bolivia y Chile –cobre, litio, tierras raras- para el resto del siglo XXI. Es indispensable para las potencias controlarlos para disputar el liderazgo tecnológico en todos los campos de la economía global.

 

Los competidores en esta guerra son cuatro: China y Estados Unidos en un plano, y Rusia y Europa en otro. China y Rusia compiten entre sí, pero son socios frente a sus rivales occidentales. Y lo mismo ocurre en la otra orilla. Son relaciones ambivalentes.

 

En pequeña escala es lo que sucede también entre Pedro Castillo y Vladimir Cerrón. Se entienden a un nivel cada vez más incómodo y se enfrentan ferozmente en otro. La campaña, sin embargo, ha transado precariamente en un lenguaje mínimo. No hablan de estatizar, sino de “nacionalizar” los recursos naturales.

 

¿Qué es lo que esto significa? Es el “modelo boliviano” de Evo. Recordemos que el puneño Lescano –no es casualidad-, simpatizante de Evo, también habló en su momento de “nacionalizar”. Consiste, primero, en que el Estado, dueño del recurso natural, lo concesiona a una empresa estatal -en el caso boliviano, el gas a la estatal YPFB-, pero como Bolivia no tiene el know how o el capital de riesgo para explotar el litio, lo concesiona entonces a una empresa “nacional” en sociedad con capitales americanos o chinos, o rusos o europeos. “Nacionalizar”, según Lescano, significa también que la empresa “nacional” privada está obligada a vender el recurso una vez extraido a una comercializadora “nacional”. Esto hizo Velasco hace 50 años. Fracasó.      

 

Desde la presidencia de Evo, YPFB tiene un contrato con la empresa estatal rusa Gazprom para construir un gasoducto desde los yacimientos de gas bolivianos hasta el Océano Pacífico. Vizcarra aprobó ese proyecto, porque terminaría en Moquegua. Con esto, la energía de todo el Sur del Perú pasa a depender de los bolivianos e, indirectamente, de los rusos. El proyecto depende hoy del resultado de la elección peruana.    

 

El socio de Evo, entonces, es Moscú. No es Beijing. Y sus aliados de La Habana y Caracas apoyan con reservas la línea “dura” del  comunista ortodoxo Cerrón en  la campaña. Para desmayo de Cerrón, pueden preferir la hoja de ruta de Pedro Castillo. Aquí es donde Moscú compite con Beijing. Hay creciente incomodidad y desazón de las mega empresas chinas en el Perú –en minas, energía y puertos- con el lenguaje ambivalente de la “nacionalización” de los recursos. Los chinos no juegan a la agresión política de La Habana, Caracas y el Foro de Sao Paulo. Su apuesta es de largo plazo y apunta a un liderazgo global en infraestructura con la Ruta de la Seda, en comunicaciones con el 5G de Huawei, y en la economía global con la guerra monetaria del yuan como criptomoneda mundial. China tiene hoy poco o nada que ver con aventurerismos políticos latinoamericanos cortoplacistas.

 

Intriga mediante, La Habana, Caracas y La Paz han sacado a Luis Carranza -el posible ministro de Economía de un gobierno de Fuerza Popular- de la presidencia de la CAF, hoy una organización del tamaño del BID. Es el botín. Mientras tanto, Estados Unidos prepara una nueva política para Sudamérica -a la que llama “Near neighbor” (“Vecino cercano”), que apunta a trasladar a este continente, progresivamente, sus cadenas de producción en Asia para no depender de China. Naturalmente, la cabeza de playa es Colombia por sus dos orillas –Atlántico y Pacífico- y por su cercanía al canal de Panamá. Al parecer, existe ya un oferta de 40 mil millones de dólares para Colombia. El gobierno actual del Perú habria declinado conversar del tema.

 

Esta es la pugna en que se juega nuestro destino. El pueblo peruano no lo sabe y los candidatos no lo dicen. Tal vez tampoco lo saben.      

 

 

 

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