viernes, 6 de mayo de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 4 mayo 2022 "Fracasa la exportación de la revolución castrista"

 

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MEDIA COLUMNA

Fracasa la exportación 

de la revolución castrista

 

 

Jorge Morelli

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Hace ya 63 años que el fantasma del castrismo cubano “exporta su revolución” para hacerse del control de los recursos naturales de Sudamérica. Lo ha hecho siempre con falsas banderas ideológicas. Lo logró con el petróleo de Venezuela. Ha vivido de eso desde Hugo Chavez. La última de estas estragemas ha sido la de la asamblea constituyente.   

 

La izquierda en el gobierno peruano pudo y debió resolver el conflicto entre las comunidades y las minas, que se halla en el centro mismo de los problemas del Perú. A la inversa, sin embargo, el conflicto ha dividido al gobierno.

 

El comunismo cerronista se ha enfrentado a la caviarada de izquierda en una sórdida lucha por el control del gabinete. Ambos han fracasado en presidirlo. Cerrón, sin embargo, logró aferrarse a Energía y Minas, la sede principal del poder económico en el Perú, mientras Castillo se ahoga en un mar de dudas en una nave ya sin timón. Cerrón ha resuelto que no importa ya el gobierno sino tomar el poder. Y ha lanzado su última y desesperada ofensiva.

 

El cerronismo ha azuzado desde un principio a las comunidades contra las minas, en Chumbivilcas y en Fuerabamba, el área de influencia de Las Bambas, la mina que produce el 2% del cobre del mundo, cuya concesión es de la empresa china MMG. En Las Bambas el castrismo cubano ha chocado por primera vez directamente con China, cuyo gobierno está cada día más incómodo con los excesos del rancio plan de la violencia revolucionaria. China no fomenta falsas revoluciones para instalar gobiernos amigos. China hace negocios.  

 

El botín tras el cual están los cubanos y sus aliados locales en Bolivia, Chile y el Perú es el cobre de Sudamérica. Solo así podría Cuba sobrevivir las próximas décadas, ya que el petróleo y el gas de que ha vivido hasta hoy ya no tienen futuro en el siglo XXI.

 

La constituyente es la cortina de humo, el tigre de papel, un falso problema. No es la batalla principal, porque todos saben que no pasará nunca por el Congreso, que no cederá jamás su poder a un asambleísmo como el chileno. La constituyente solo puede imponerse por la fuerza, fuera de la democracia, el Estado de derecho y la Constitución.

 

Semejante fuerza solo existe en un golpe de la calle apoyado por el Ejército. Y ese poder no está al alcance del cerronismo. Solo Cerrón cree que ese es el fermento revolucionario para tomar el poder. Solo es un salto al vacío que nadie va a poder controlar. Y el resultado puede ser un caos armado peor que el actual. Asi surgió el Estado Islámico en Iraq. Asi comienzan las guerras civiles.

 

La batalla principal, repito, tiene lugar hoy en el origen de todos los conflictos entre las comunidades y las minas: la propiedad del suelo. La ausencia de una propiedad formal de la tierra es el factor común en Cuajone, en Las Bambas y en Antamina.

 

Si Castillo retoma el valiente giro politico que comenzó al rechazar rotundamente la costituyente, rompe con Cuba sin temor y fracasa la toma del poder, el comunismo castrista no logrará hacerse del cobre y no sobrevivirá en Sudamérica a este quinquenio.

 

La última batalla es hoy en el Perú, como hace 200 años. El comunismo cubano nos ha acechado por más de seis décadas. Pero prevaleceremos y los peruanos podremos por fin negociar nuestros recursos naturales de manera soberana, de igual a igual, con todos los grandes centros de la economía global en el siglo XXI. Luego de la lección de la guerra de Ucrania, ninguno de ellos -ni China, ni Europa, ni Estados Unidos- intentarán ya hacerse de recursos naturales tomando el poder por la fuerza. Preferirán negociar sobre la mesa.  

 

 

 

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miércoles, 27 de abril de 2022

MEDIA COLUMNA domingo 24 abril 2022 "Venta del alma al diablo"


 

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Venta del alma al diablo

 

 

Jorge Morelli

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Castillo renunció públicamente a la constituyente. Lo que hace ahora al recaer en esta torpe idea parece una maniobra para no confrontar abiertamente a su mentor y permitir que sea este el que vaya a estrellarse contra el muro del Congreso. De este modo es el Congreso y no el presidente el que toma la decisión de terminar con el descabellado proyecto.

 

El Congreso no aprobará nunca esa iniciativa. En el instante mismo en que lo hiciera perdería todo el poder. Sería en adelante un pato rengo, una mera sombra a la espera de los “constituyentes” que serán quienes legislen. Incluso por la más egoista de las razones -la de conservar la chamba-, el Congreso está obligado en esta ocasión a hacer lo que debe. El proyecto es un cadáver insepulto, un espantajo.      

 

El acto de Castillo bien puede ser una maniobra astuta, pero pusilánime. Esperar que el Congreso se encargue de enterrar el cadáver es una idea práctica solo en apariencia, porque revela temor. Ceder ante su mentor para no ser responsable de la decisión política es un error. Nunca se elude ni se posterga una decisión política si no es en beneficio del enemigo. 

 

Es un lugar clásico de la literatura, desde Shakespeare hasta Goethe, venderle el alma al diablo para conseguir a cambio el poder o la riqueza. Como el diablo no cumple lo que ofrece, el alma de Fausto no es arrastrada a los infiernos; la deuda de la libra de carne no logra cobrarla el mercader de Venecia. En la narrativa moderna, el diablo es astuto en el engaño y eso legitima la rescisión unilateral del contrato. Es solo ley de los hombres, no de los dioses. Y el diablo se retira sin escándalo cuando ha perdido. No le conviene la publicidad. El viejo truco quedaría en evidencia.   

 

Pero dejemos esto para volver al caso entre manos. ¿Vendió Pedro Castillo su alma al diablo en la campaña electoral? Con la oficiosa falsedad de su mentor, ¿firmó un contrato para entregarle su gobierno al castrismo cubano a cambio de inteligencia y recursos para llegar? Si lo hizo, cayó en el engaño diabólico. Llegó al gobierno, pero no al poder. Hoy parece más bien un títere de su mentor y tiembla como una hoja ante la amenaza de que aparezca el contrato firmado por el que vendió el alma.

 

Si el contrato existe y Castillo se encuentra efectivamente en este predicamento, debería adelantarse a anunciar que incumple el pacto y explicarle al pueblo peruano los motivos de su error de ayer y de su enmienda de hoy. Si, en acto suicida, su mentor cometiera el despropósito de mostrar el diabólico documento, los cubanos negarán su existencia, porque la sucia treta quedaría en evidencia ante la prensa y la comunidad internacional.

 

Los peruanos, además, probablemente respaldarían a Castillo, aunque no le guarden respeto, porque ante una vil extorsión como esa ningún pueblo noble dejaría que el diablo se lleve el alma de un ingenuo que llegó a la presidencia de cualquier manera sin saber lo que hacía.

 

 

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viernes, 22 de abril de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 20 abril 2022 "Pacto de Castillo con Mefistófeles"

 

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Pacto de Castillo

con Mefistófeles

 

 

Jorge Morelli

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Por 20 años los jóvenes han sido llevados a luchar contra el enemigo equivocado. El enemigo inventó una narrativa falsa para reescribir la historia del Perú en las universidades y los colegios. Creo un falso enemigo.

 

Les hizo repetir a los jóvenes que la política es una cloaca. Les hizo sentir verguenza de su patria. Los sumió en la hipocresía primero y en el cinismo después, llevados a creer que solo la ironía amarga tiene sentido en la musica en serie, en el teatro, en la griteria de la calle. Los llevó a la fuga de la droga, al relámpago del instante.

 

Y entre bambalinas, detrás de todo eso, había un plan friamente tramado por el enemigo para capturar el poder. Un plan de 20 años en tres etapas: desmoralización de los peruanos, desestabilizacion, terror.

 

Las guerras se pierden por luchar contra el enemigo equivocado. Pedro Castillo no es el verdadero enemigo. Lo es La Habana, Caracas, Evo Morales y sus socios locales. El enemigo tiene además un brazo legal, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que viola impunemente la soberanía del Perú con la ayuda cómplice de los tontos útiles de la caviarada local. 

 

Castillo necesita sacar al enemigo de su entorno si quiere evitar el desplome de su gobierno. Dio un primer paso al rechazar de manera pública el caballo de Troya de la asamblea constituyente. El segundo paso es romper públicamente con el enemigo de La Habana. Solo eso daría la estabilidad política necesaria a un nuevo gabinete.  

 

Sin embargo, el presidente se ha detenido en su giro y vacila extrañamente. Y en apariencia retrocede. Sabe que necesitaría completar su transición hacia un gobierno viable. Pero la vacilación se debe al temor de que pueda revelarse su pacto original con el enemigo.

 


Castillo se halla en la trampa del Fausto de Goethe luego de firmar su pacto con Mefistófeles. Llegó al gobierno, solo para descubrir que se puede tener el gobierno y no tener el poder. Esa ha sido la jugada diabólica del enemigo, que se ha propuesto  destruir el país para tomar el poder. Lo que está en juego son los minerales, los alimentos y la pesca del Perú, los recursos para sostener al castrochavismo en el siglo XXI, ahora que la era del petróleo llega inexorablemete a su fin.  

 

La soberanía del Perú no está subordinada a la de otro país, y menos aún a la jurisdicción de una organización supranacional que hace política disfrazada de justicia.

 

Completar su trasición supone para Castillo enfrentar el peligro de que el enemigo revele su pacto, pero debería hacerlo sin temor. La Habana no puede extorsionar eficazmente al presidente del Perú, porque se comprometería a sí misma en el mismo acto. Por eso es un riesgo que es posible correr. El presidente deberia saber que los peruanos lo respaldarán en esa causa si la lidera ante el asedio del enemigo en defensa de la soberania de su patria.

 

 

 

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domingo, 17 de abril de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 13 abril 2022 "Castillo caerá si no completa su transición"

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Castillo caerá si no

completa su transición

 

 

Jorge Morelli

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La falta de credibilidad de Pedro Castillo tiene su origen en la omnipresencia fantasmal de La Habana y Caracas en el gobierno. Mientras esta dependencia no sea cancelada, el régimen no tiene posibilidad alguna de un segundo aire.  

 

Castillo está pensando en un nuevo gabinete, pero en las actuales condiciones no hay forma de reclutarlo. Nadie que tenga conocimiento y experiencia aceptará, porque ese gabinete podría durar horas. Eso no es irremediable, pero requiere madurez política. Para que un nuevo gabinete sea viable hace falta un nuevo cimiento político que lo sostenga. Y este consiste en que Castillo complete la transición que inició el día en que rechazó públicamente la idea de una asamblea constituyente.

 

Fue su primer paso en la dirección correcta, pero luego faltan los dos siguientes: romper la dependencia de Cuba y nombrar un gabinete serio, no uno de “ancha base” ni de “coalición”. Esos son términos gastados, que resultan sospechosos para la gente. Solo hay que nombrar a los que saben lo que hacen.  

 

Pero Castillo ha perdido tiempo en completar su giro y, desde entonces, se le ha cerrado cada día más el espacio de maniobra. En el escenario de una transición completa, sin embargo, un segundo aire sí es posible.

 

De otra parte, convocar a elecciones presidenciales y parlamentarias de modo que “se vayan todos”, no es sino una variante del escenario anterior, no algo esencialmente distinto. E igualmente solo es viable si parte del rompimiento de la dependencia del castrochavismo.

 

En ese escenario, un gobierno de transición con un gabinete de quince meses, hasta el 28 de julio de 2023, podría permitirle a Castillo una salida: la oportunidad de entregar la banda presidencial luego de haber corregido sus propios planes iniciales. Así lo hicieron Fujimori, muy ágilmente al inicio de su gobierno; Alan García en su segundo período; Humala, en cambio, no es referente, porque su “hoja de ruta” anterior a las elecciones fue solo una astuta maniobra electoral. Aun así, en ninguno de esos actos hubo traición ni vergüenza ni deshonra alguna. Fueron actos de madurez política.  

 

Hay que entender que evitar el desplome final del país y la caída en un caos peor aun que el actual pasa por la decisión de Castillo de poner fin ahora mismo a la dependencia, complear su transición y procurar una salida, en lugar de una fuga y una prisión en medio del caos.

 

El Perú no es la Cuba de Fidel, ni la Venezuela de Chávez, ni la Bolivia de Evo. Aquí hemos vivido todo esto hace treinta años y pagamos por ello un alto precio. Pero pudimos encerrar a la bestia de la inflación, reconstruir la economía y vencer al terrorismo.

 

Acá hemos aprendido que la fuente de la energía económica es el mercado, no el Estado, y que este es el arnés que pone la energía del mercado al servicio del hombre y no a la inversa.

 

Hemos llegado a la crisis final de nuestra democracia de baja gobernabilidad. Quizá es lo que ha hecho falta para comenzar de nuevo.   


 

  

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viernes, 15 de abril de 2022

MEDIA COLUMNA domingo 9 abril 2022. "Soltaron a la bestia de su cueva".

 

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Soltaron a la

bestia de su cueva

 

Jorge Morelli

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Desde que Fujimori encerró a la bestia de la inflación en su cueva y puso candados constitucionales a su encierro, nadie menor de 40 años en el Perú ha tenido experiencia real  de lo que la bestia es. La tendrán ahora porque  está libre y fuera de control.

 

Es difícil para los jóvenes imaginar lo que significa el universo impredecible de la inflación. La señora que vende sus caramelos en la calle, ¿a qué precio vende si no sabe cuánto le costará reponerlos para vender al día siguiente? Multipliquemos esa misma incógnita en una empresa compleja con cientos de insumos. Es imposible costear, eso es la inflación. Lo que ambos harán -la empresa y la señora- es ponerse a recaudo con el precio más alto posible. Como todos harán lo mismo, la inflación aumentará exponencialmente. Al principio, cada uno fijará nuevos precios cada semana, pero llegará el momento en que tendrá que hacerlo todos los días y luego aun varias veces al día.

 

Eso es lo que toca a los afortunados que tienen la suerte de vender algo de lo que no se puede prescindir, como el alimento. La mayoría no puede mantenerse en esa carrera y queda rezagada, sus ingresos devorados por la inflación, hasta caer en la pobreza extrema donde depende de un comedor popular o una olla común a la que cada vez más gente acude y cuyos recursos no aumentan. Es imposible detenerse sin caer, eso es la inflación.   

 

¿Quién soltó a la bestia de su cueva? La pandemia mundial en parte, que hizo que la oferta no pudiera responder rápidamente a la recuperación de la demanda global. Pero, localmente, la izquierda, en el Ejecutivo desde 2018. Es responsable de no haber sabido o querido prever que la marea de bonos y subsidios y crédito que tan  generosamente otorgó para paliar apenas el daño de la pandemia, traería la resaca de una enorme ola inflacionaria.

 

Era evidente, pero la izquierda no lo quiso ver. A Vizcarra le siguieron la defenestración de Merino, la tardía reacción de Sagasti, el demencial proceso electoral del 2021, que terminó con Castillo en el gobierno; y luego, aun, el fracaso del cerronismo en el premierato al que siguió el fracaso de la caviarada en el premierato, y ahora la pugna sorda entre unos por arrastrar a Castillo de regreso a la torpe idea de una constituyente, y otros que lo quieren botar para poner a la vicepresidenta caviar en su lugar.

 

Mientras tanto, el incendio de la inflación aumenta y solo los bomberos del BCR y el MEF apagan lo que gobierno y oposición alimentan con su estupidez. La indignación en las calles de Huancayo o de Lima,  el bloqueo de carreteras en todo el territorio son la protesta contra la bestia de la inflación. El pueblo hace responsable a quien está en el gobierno de haberla soltado de su cueva. Culpa a Castillo por ser  el presidente y, como tal, responsable, aunque el mal venga de antes o de fuera. Al pueblo, sin embargo, le indigna aun más la sórdida disputa por el poder en medio del incendio. Asume que la oposición comparte la culpa y, harto de ambos, grita  que se vayan todos, gobierno y oposición.

 

En efecto, la oposición tiene responsabilidad en esto, ocupada irresponsablemente en el frívolo juego de vacar la Presidencia y sortear la disolución del Congreso. Hasta hoy, no tiene otro plan que volver a vacar la Presidencia, dos veces sucesivas ahora, con el objeto de llevar a Palacio al presidente del Congreso para ir a elecciones nuevamente. Ni siquiera sabe para quién trabaja, ya que, para cuando haya alistado su astuto plan, habrá otro presidente en el Congreso y no tiene cómo saber quién será.


Ambos -gobierno y oposición- son responsables no solo de haber soltado de su cueva  a la bestia de la inflación, sino de atarle las manos al Perú e impedirle defenderse de ella. 

 

 

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sábado, 9 de abril de 2022

MEDIA COLUMNA miercoles 6 abril 2022. "Ambos sacaron de su cueva a la bestia"

 MEDIA COLUMNA  

Ambos sacaron de su cueva 

a la bestia de la inflación   


 

Jorge Morelli 

jorgemorelli.blogspot.com 

@jorgemorelli1 

 

 

Desde que Fujimori encerró a la bestia de la inflación en su cueva y puso candados constitucionales a su encierro, nadie menor de 40 años hoy en el Perú -es decir, la mayoría- no ha conocido ese monstruo. Ahora está fuera de control, ahora lo están experimentando. 

 

Desde la primera vacancia de la Presidencia, en 2017, la izquierda está en el gobierno, no en el poder. Y hoy la fiebre de la inflación es el síntoma de la desestabilización del país. La indignación de los peruanos hoy en las calles de Huancayo y de Lima y en los bloqueos de carreteras en todo el territorio, es la protesta contra la fiera de la inflación, que luego de 30 años vuelve a atormentar al pueblo, que expresa su furia haciendo responsable a quien está en el gobierno de haber soltado a la bestia de su cueva.  

 

Sin duda la izquierda en el gobierno desde 2018 es responsable, por no haber sabido o querido prever que la marea de bonos y subsidios para paliar -apenas- el daño de la pandemia traería de vuelta una ola inflacionaria que era previsible y que no quiso ver.  

 

Tampoco la oposición, que tiene gran responsabilidad en todo esto, ocupada irresponsable, ciegamente en el frívolo juego político de la vacancia de la Presidencia y la disolución del Congreso. Esta es también la obra de una oposicion que creía obedecer principios. Hasta hoy, no tiene otro plan que volver a vacar la Presidencia, dos veces sucesivas ahora, con el objeto de llevar a Palacio al presidente del Congreso para ir a elecciones nuevamente. Ni siquiera advierte que no sabe para quién trabaja ya que, para cuando haya alistado su astuto plan, habrá otro presidente en el Congreso y no sabe quién será.  

 

Ambos son responsables no solo de haber soltado a la inflación sino de haberle atado las manos del Perú hasta impedirle defenderse de ella.  

 

Los falsos escrúpulos en política son de espectro limitado. Es lo que suele suceder con quienes nunca han tenido que salir de su zona de confort para conseguir algo qué comer. La descalificación moral del adversario es su pobre arma. Se enfrentan a quienes no están limitados por las mismas barreras y pasan por encima de ellas sin advertirlas siquiera. Para un cuadro politico profesional, esa arma no es más que una debilidad de carácter. 

 

Por 20 años los jóvenes fueron llevados a luchar contra el enemigo equivocado. Se inventó una narrativa falsa para reescribir la historia en las universidades y colegios. Se creo un falso enemigo. Les hicieron repetir que la política es una cloaca. Les hicieron sentir verguenza de su patria. Los sumieron en la hipocresía primero y en el cinismo después, llevados a creer que solo la ironía amarga tiene sentido, en la musica en serie, en el teatro, en la griteria de la calle. Los llevaron a la fuga de la droga, el relámpago del instante. Y entre bambalinas, detrás de todo eso, había un plan friamente tramado para la captura del poder. Un plan de tres etapas para 20 años: desmoralización, desestabilizacion, terror.  

 

Las guerras se pierden por luchar contra el enemigo equivocado. Por fin estamos mirando la realidad tal cual es. Al fin nos vemos las caras, como el primer dia.