miércoles, 24 de marzo de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 24 marzo 2021."Ni mal menor ni voto perdido"

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MEDIA COLUMNA

Ni mal menor

ni voto perdido  

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

La mediación de De Soto en el paro a pedido de los transportistas ha obligado al gobierno a rebajar los precios de los combustibles mucho más de lo que venía regateando. Y ha puesto en evidencia también al oligopio publico-privado escondido tras el alza brutal de los últimos tres años.

 

Resulta que es masiva la deuda que el Estado ha generado con todos los peruanos que pagan su pasaje a diario y con los que les prestan el servicio.

 

Lo que ha conseguido De Soto es algo tan revolucionario que sus adversarios ni siquiera se dan cuenta aun de lo que significa, u optan por una fingida indiferencia. Es simple: desde el punto de vista del pueblo, mientras los demás están insultándose entre sí o vociferando sobre lo que harán si llegan al gobierno, De Soto está gobernando el país.

 

Ante la inoperancia del Estado, De Soto ha solucionado el paro y lo ha hecho pácificamente, mostrando al pueblo cómo se resuelve un problema en 24 horas en su extremo más urgente, y explicando al mismo tiempo en qué consiste el problema detrás -el oligopolio de la empresa estatal sobre los combustibles- y cómo derrotarlo en adelante.

 

El pueblo lo sabe, porque su pasaje será más barato. Los transportistas lo saben, porque sus costos ya son más bajos de inmediato.    

A estas alturas, sin embargo, el díscolo sector A/B, al que como a la gata Flora nada le gusta y nada le acomoda, y donde las afinidades políticas duran menos que la moda veraniega, son cada vez más los que admiten -luego de escanear a los candidatos, cada uno en su cuarto de hora- que en esta momento difícil el único que puede estabilizar la democracia y gobernar el Perú es De Soto. 

No obstante, no pocos se recalientan el cerebro dando media vuelta de tuerca más de lo necesario por miedo al fantasma del "voto perdido" o especulan frívolamente sobre cuál de los candidatos será el “mal menor”.

 

Esa es la trampa. En la última recta de la carrera, el resultado final siempre es una profecía que se realiza a sí misma. Y es fácil de manipular. Si los electores son inducidos a creer que no queda otro remedio que el “mal menor”, esa será su realidad.

 

Pero igualmente podrían, a la inversa, dejar de especular sobre el voto perdido y el mal menor, y apostar por lo que sienten y en el fondo saben que es mejor, y votar por lo que creen correcto sin cálculos ulteriores ni segundas adivinanzas.  



 

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