Mostrando entradas con la etiqueta "Sobrerrepresentación". El sistema que convierte votos en escaños está sesgado. El propósito es darle al país gobernabilidad. Pero no se consigue sobrerrepresentando a los partidos en el Congreso. Mostrar todas las entradas
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miércoles, 29 de enero de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 29 enero 2020



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MEDIA COLUMNA
Sobrerrepresentación

Jorge Morelli
@jorgemorelli1


El pueblo peruano ha castigado al Congreso. No tendrá ningún poder. No habrá mayoría para nada importante. Es una bendición.

¿Por qué el pueblo peruano decidió sabiamente atomizar la representación parlamentaria poniendo a diez bancadas en el Congreso? Porque se lo ha merecido. El Congreso ha hecho méritos de sobra en este penoso quinquenio para fatigar la paciencia de los peruanos hasta el punto del hartazgo. Y ahí está el resultado. Es todo. Pasemos la página.   

De lo que hay que tomar nota ahora es de la sobrerepresentación que nuevamente han producido las reglas electorales.

¿A qué me refiero? Veamos los resultados del domingo. Tomemos el caso del primero de la lista en la jornada, Acción Popular. Obtuvo 10.1% de los votos válidos y consigue 24 o 25 congresistas, cerca de la quinta parte del Congreso. ¿Es esa una representación proporcional al número de votos obtenido? ¿Cómo es que el 10% de los votos se convierte en el 20% del Congreso? No es una representación proporcional. Es una sobrerrepresentación.

Esto puede ocurrir porque el sistema que convierte votos en escaños está sesgado para favorecer a los que obtienen más votos, incluso  si son pocos. El propósito de este sesgo es altruista en apariencia. Es darle al país alguna gobernabilidad -aunque sea bajísima, precaria, volátil- por medio del sistema electoral. Este es el error.

No se puede dar gobernabilidad al país sobrerrepresentando a los partidos en el Congreso mientras se sabotea la gobernabilidad desde el sistema de gobierno con un equilibrio de poderes fallido.      

No habríamos advertido la sobrerrepresentación, sin embargo, si no fuera porque los votos blancos y viciados, que no se contabilizan, han sido más del doble de los que obtuvo el primer partido en el Congreso. Y el ausentismo importante ha agravado el fenómeno. 

Pero de todo esto, que es un secreto a voces, no se dice una palabra. No se informa con claridad sobre la proporción de votos blancos y viciados sobre los votos emitidos, ni sobre el porcentaje de ausentes respecto de la población electoral total. Todos tienen miedo de deslegitimar la elección. Incluso los medios. Así vivimos.

Esta no es una argumentación destinada a restarle legalidad a la elección. A las bancadas les toca lo que les corresponde según las reglas. Son las reglas las que están falladas. La falta de legitimidad es del sistema electoral como tal. Produce sobrerrepresentación para tratar inútilmente de compensar por el espantoso déficit de gobernabilidad.

Es a pesar de esa sobrerrepresentación que el pueblo peruano se las ha arreglado para castigar al Congreso atomizándolo. No cabe duda de que sabe lo que hace.  


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