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jueves, 29 de abril de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 28 abril 2021 "La revolución pacífica de De Soto"

 

Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.

 

 

MEDIA COLUMNA

La revolución pacífica de De Soto

 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 


Pedro Castlilo ha alcanzado la segunda vuelta no por ser de izquierda, sino a pesar de ser de izquierda. La ideología ha pasado de contrabando.

 

Los sectores CDE no han votado ni remotamente por eso -mucho menos por el terrorismo-, sino por el lápiz, por el maestro, por la educación de sus hijos, que es el sueño y el desvelo de los padres de toda condición económica. En añadidura a la protesta por el desmanejo de la economía en la pandemia.  

Hay que saber lo siguiente, que es un secreto a gritos en la educación peruana. Un tercio entero de los padres de familia migró en los últimos años con sus hijos de la educación pública a la privada y, a causa del desplome de la economía, ha tenido que volver a la educación pública. Aquella migración al sector privado fue masiva, producto del crecimiento de la clase media que abarcó al 40% de los peruanos. Pero ocurrió no porque la educación privada fuera mejor, sino por efecto de la competencia en el mercado: en la educción privada alguien está obligado a dar razón del alumno o lo pierde. En la educación privada, aun en la más modesta –la que el Ministerio califica de ”basura” porque se avergüenza de perder ante ella-, comenzaba a surgir -aun si por el solo interés particular- una forma rudimentaria de tutoría, que es por donde la educación comienza. Hoy al menos la mitad de esa clase media ha vuelto a la pobreza y, frustrado, el padre de familia debe llevar a su hijo de vuelta a la educación pública porque no tiene cómo seguir pagando la privada. El retorno es masivo desde el año pasado. Pienso que estos hechos han tenido impacto en la decisión del voto por el maestro y su lápiz.      

Pero de este drama nada dicen los candidatos. Ni Castillo que, como dirigente del magisterio, lo sabe perfectamente. Menos aun habla del escándaloso monopolio del sindicato magisterial del Sutep sobre las plazas magisteriales de la educación pública. Y nada tampoco aobre la injusta exclusión de la carrera pública magisterial de los maestros contratados, que son un tercio del total. Esto, por la misma razón que durante un año entero cayó en el vacío la protesta contra el grotesco monopolio del Estado sobre la importación de las vacunas en la pandemia.

 

Esta es la tragedia detrás de nuestro sistema de educación y de salud. No es principalmente la limitación de recursos materiales. Es la exclusión de la mayoría de los peruanos por su propio Estado. 

 

Quien hizo una bandera de la denuncia del mercantilismo en estas elecciones fue De Soto. Por décadas ha señalado la exclusión de la informalidad a causa de negocios basados en el privilegio otorgado por el Estado. Esto es lo propio de una economía anacrónica completamente ajena al capitalismo. Y así lo dijo claramente en su programa, redactado por él mismo. La magnitud de la revolución que propone es la revolución burguesa que el Perú debió tener hace un siglo con Leguía, y se frustró; la misma que comenzó con retraso con Fujimori hace 30 años y se quedó a medio hacer.  Algunos, no obstante, se han dedicado hoy a agredir a De Soto verbalmente con una extraña violencia y a exigirle una definición entre opciones insatisfactorias. Una que pretende volver atrás en la historia y la otra ir hacia un futuro que ya no existe.

 

Ninguna explica al pueblo qué es lo que falla en el modelo económico. Pero es simple: la falla está en que modelo no supo o no pudo impedir el monopolio del Estado. Sin ningún poder real, los organismos reguladores que debieron vigilar fueron doblegados por el mercantilismo del oligopolio público-privado.

 

Muchos que no han querido escuchar recién comprenderán mañana que la revolución pacífica de De Soto –que comienza por pagar un precio de mercado global justo y equitativo por la tierra sobre los recursos naturales- es la salida posible del abismo en que el país ha caído. 

 

 

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