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MEDIA COLUMNA
El Perú puede ser un
refugio para el valor
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Calculan en el Archivo de Indias que, hasta el año 1600 fueron del Perú
a España unos 185 mil kilos de oro a pagar las guerras de Carlos V y Felipe II contra
los protestantes alemanes, los musulmanes turcos de Solimán, y su aliado el rey
de Francia, para escándalo de la Cristiandad.
Son casi seis millones de onzas de oro que, a precios de hoy, valdrían unos
12 mil millones de dólares. Nominalmente, no más del 5% del PBI del Perú de hoy.
Su valor real, sin embargo, y su peso proporcional en la economía del siglo XVI
-la primera globalización- es, en cambio, incalculable.
El hecho hoy es que la onza de oro pasó
la semana pasada la barrera histórica de los dos mil dólares para situarse
luego ligeramente por debajo de ella. El lunes subía nuevamente, camino de sobrepasar
por tercera vez la valla de los US$ 2,000 en las últimas dos semanas.
La otra cara del resurgimiento del oro es la caída del dólar.
El pasado 28 de agosto el presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo que la
entidad tolerará una mayor inflación para generar empleo. Un día después los funcionarios
de la Fed discrepaban sobre cuánta inflación podrá tolerar la Fed. Se entiende que
el objetivo de inflación se basará en adelante en un promedio en el tiempo y no
ya en un objetivo anual fijo. O sea, no en una cifra, sino en el ritmo de su cambio.
Pero nadie sabe cuál puede ser ese ritmo. El mercado ha leído esto como otra
inundación de dólares en la economía global y se deshace de los dólares para
comprar oro.
El Perú, no obstante, vive de espaldas a todo
esto. Desdeñoso, semejante a los dioses, el dólar en Lima llegaba ese mismo día
a 3.59 soles mientras el Indice Dólar caía en el mundo el lunes a
92 puntos y el rendimiento del bono del Tesoro americano a 10 años bajaba a 0.7%.
Ni el dólar ni el bono del Tesoro son ya refugios sólidos para el valor. Pero
los peruanos creen que el refugio sigue siendo el dólar. Es a lo que están acostumbrados,
porque lo ha sido por décadas.
El Perú siempre ha sido sinónimo de oro en el mundo, en cambio, y el oro
es hoy el refugio del valor en el mercado global. No es difícil volver a vender
el nombre del Perú asociado al oro en el mercado. Pero hoy hay que prever para hacer
del Perú un refugio más estable y sólido para la economía global. No solo el
oro, entonces, sino todos los minerales -el cobre, el litio o las tierras raras- que necesitará y demandará masivamente la
economía global del siglo XXI.
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