jueves, 10 de diciembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 9 diciembre 2020. "El síndrome del cerco"


 

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MEDIA COLUMNA

El síndrome del cerco

 

 

Jorge Morelli

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Más que los hechos de los últimos días es peligroso el desánimo del sector A/B de la clase limeña, que se siente atrapada sin salida.

 

El olfato le dice que está en marcha el viejo plan para la caída de Lima: cortar las carreteras al Centro, al Norte y al Sur, crear desabastecimiento en la ciudad, generar un alza brutal de precios, sacar a la gente más vulnerable con cacerolas a la calle, derrumbar el triste remedo de gobierno que aun queda en pie, imposibilitar las elecciones y capturar el poder para quedarse, con la excusa del viejo Comité de Salvación Pública de la gRevolución y la ayuda de sus tontos útiles, hoy en el gobierno.  

 

Ese era el plan de Sendero 30 años atrás. Solo que entonces el enemigo tenía un ejército listo para tomar la ciudad bajando desde la Sierra no por el Rímac sino por los ríos Chillón y Lurín hasta ocupar el nudo que ata los tres accesos a Lima al pie del cerro El Pino y tomar, ante todo, los grandes mercados de alimentos de La Victoria para controlar el abastecimiento. EXPRESO incluso publicó ese plan.  

 

Hoy esa fuerza militar armada del enemigo no existe. Es lo primero que tienen que saber los jóvenes de hoy, que no conocen los hechos de 30 años atrás.

 

El peligro hoy día es el pánico de la élite. Se siente cercada. Comienza a fantasear con dejar el país mientras pueda y tonterías similares, porque no sabe lo que es realmente el peligro. Nunca lo ha visto cara a cara. Su experiencia se limita a décadas de prosperidad económica que la victoria sobre el enemigo hizo posibles.     

    

Ahora bien, nada más peligroso que una clase dominante que pierde la calma. Pero su problema es solo el síndrome del cerco.

 

Para escapar del síndrome hay que tomar perspectiva. La sensación de encierro que produce a los sectores A/B el bloqueo de las carreteras hacia Lima es en gran medida una alucinación producto de su desconocimiento de la posibilidad de destrabar las minas y permitir la inversión de 60 mil millones de dólares en espera con una propuesta equitativa para los comuneros y los mineros informales.

 

El síndrome del cerco es también producto de la falta de visión de lo que será el Perú de mañana, cuyo corazón no estará ya tampoco solo en las minas altoandinas sino en el centro de comunicaciones físicas del país, que en el futuro no estará ya en el cuello de botella de La Oroya, sino en los grandes ríos, en Pucallpa, en Tarapoto y Yurimaguas, donde se cruzarán las vías que vendrán de Sao Paulo y Manaos hacia el megapuerto de Chancay, la salida de America del Sur hacia China.

 

Esa es la luz al final del túnel, esa es la Tierra Prometida al otro lado del desierto. Por dura que sea la travesía, llegaremos. No hay tener miedo sino del miedo. Nada nos impide derrotar el síndrome del cerco. 

 

            

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lunes, 7 de diciembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 6 diciembre 2020 "Abre los ojos"


  

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Abre los ojos

 

Jorge Morelli

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Hemos visto al Congreso vacar la Presidencia dos veces en este quinquenio. Y aprobar luego la devolución a los pensionistas de 16 mil millones de soles que no existen. Y derogar al día siguiente la ley que hizo posible el éxito mundial del Perú en la agroexportacion.

La izquierda está en el gobierno sin ningún poder. El poder lo tiene el Congreso. 

Paralizado por el miedo, el gobierno ya no atina a nada, no puede controlar los espacios clave del territorio nacional. Las carreteras principales están bloqueadas. No está claro si la Polícía le obedece.

Y al Congreso lo domina la demagogia. No el pueblo, sino la turba. El Congreso no sabe lo que hace. Sigue al pie de la letra la agenda de la calle, a la que teme, que es dictada por percepciones inducidas, ajenas a la realidad, cuyo objetivo es causar el caos y la confusión, las condiciones objetivas para la toma del poder.

 

Este libreto es más viejo que la Revolución Francesa. Desde la Revolución Francesa se llama el Terror. Entonces duro diez años hasta devorarse a sí mismo. Aquí vamos llegando al final del primer quinquenio.

Todo gira en torno a la idea-fuerza de la igualdad, que fue y sigue siendo el paradigma del Estado desde hace 200 años. En la versión de las republicas europeas, condujo al marxismo y a la violencia, según Marx la “partera de la historia”. En la versión norteamericana condujo al “sueño americano”. Ambos han venido a terminar juntos.

 

El ataque es hoy contra las dos columnas que sostienen la economía del Perú: la minería y la nueva agroindustria exportadora. Eso es lo que para la olla del país, Y el enemigo lo sabe. Quiere tomar el control de los recursos naturales –el cobre, el litio, las tierras raras, el oro, el agua-, todos los cuales tiene el Perú. Por eso la batalla final, como hace 200 años, será en nuestro país y especialmente en el Sur.  

 

Tengamos la seguridad de que el Terror no duará y prevalecerá el equilibrio entre la igualdad de oportunidades, la libertad de la economía y la gobernabilidad democratica, los tres componentes del Estado del futuro.

 

Pero no sin que la noche se haga aún mas oscura. Estemos preparados. El enemigo no pasará.

 

            

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jueves, 3 de diciembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 2 diciembre 2020. "El trapo rojo"


 

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El trapo rojo

 

 

Jorge Morelli

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La Constitución del 93 es la matriz del modelo económico que ha hecho posible 30 años de crecimiento del Perú, que ha creado por primera vez una clase media y reducido la pobreza como nunca antes en 200 años de República.

 

Pero la mayoría de los peruanos no lo sabe. No tiene como saberlo. En su experiencia, cada día que se levanta a trabajar ve las fallas por todas partes. Y estas son brutalmente reales.

 

Se debe a que el modelo dejó de avanzar hace 20 años por malas decisiones, y el crecimiento siguió adelante solo por inercia.

 

Hemos elegido creer que la causa es la corrupción, pero esa no es sino otra consecuencia. Queremos pensar que los políticos tienen la culpa, pero la corrupción de la política no es sino otro resultado.

 

La causa es que el modelo se detuvo. Las consecuencias son visibles por todos lados. La justicia y la seguridad no existen, la informalidad ha avanzado hasta las tres cuartas partes de la economía, la salud y la educación públicas están colapsadas.

 

No hay igualdad de oportunidades, ni libertad económica, ni gobernabilidad democrática.

 

Por eso prospera el plan de La Habana y de Caracas –caimanes del mismo pozo, como dijo Chávez alguna vez- de culpar a la Constitución que hizo posible el crecimiento del Perú, exigir su cambio y lanzar al país al mismo hoyo negro de Cuba, de Venezuela, de Argentina y de Bolivia, donde Chile va camino de caer ahora, donde es posible paralizar la economía, capturar el poder y hacerse de los recursos clave para la economía del siglo XXI, que están todos en el Perú y en Chile: el cobre, el litio, las tierras raras, el oro, el agua y el alimento.   

 

Por eso se halla bloqueada la inversión de miles de millones de dólares en minería y agroexportación, que hoy no por casualidad son objeto de ataque directo en Ica, en Cotabambas, en Espinar, en el Valle del Tambo. Porque esa es la clave del futuro y el enemigo lo sabe. 

 

Pero el diagnóstico no está aún completo. Hay una falla que ha debilitado el modelo económico, que lo ha minado hasta el punto de impedirle repararse a sí mismo.

 

Esta falla es la tara del mercantilismo y el oligopolio privado. Décadas tomó deshacernos del monopolio estatal solo para caer luego en el abuso de la posición de dominio del oligopolio privado -o, más bien, público-privado- en la energía, en las finanzas, en la salud, en las comunicaciones, directamente subsidiados por el Estado incluso en varios de esos casos.

 

La tara, sin embargo, no está en la Constitución, ni proviene del modelo económico. Proviene de la falla de la regulación por el Estado de todas esas actividades económicas. Han fallado los organismos reguladores. No han querido o no han podido, da lo mismo, hacer su trabajo e impedir el abuso público-privado de la posición de dominio en el mercado.

 

Eso es lo que ha ocurrido en Chile y en el Perú. De allí el malestar. Pero para corregir esto es una torpeza más encerrarse a debatir sobre otra constitución.

 

Las guerras se pierden por luchar con el enemigo equivocado. Ya sabemos ahora quién es el enemigo. Lo que reclama es un engaño, un trapo rojo, una muleta para que el toro embista. 

 

 

            

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domingo, 29 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 29 noviembre 2020 "La izquierda en el gobierno sin poder"


 

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La izquierda está en

el gobierno sin poder

 

Jorge Morelli

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La  izquierda ha llegado al gobierno, pero no al poder. Carece de legitimidad de origen. No está en el gobierno por el voto del pueblo. La marcha que la colocó en el gobierno no la legitima.  

 

Los jóvenes marcharon contra Merino, no a favor de Vizcarra y menos por Sagasti. Este es producto del azar. Marcharon sin hallar las palabras con qué expresar lo que sienten. No saben cómo decir lo que quieren. El suyo es un grito en silencio. Significa: ¡quíén manda acá! ¡Quién tiene legitimidad!

 

La respuesta es nadie.
Se ha derrumbado el poder como tal. No el de este o aquel gobierno o su oposición, sino el poder como tal. Esa es la obra política de este quinquenio.

 

Por eso la izquierda descubre hoy que se puede llegar al gobierno y no tener ningún poder. No logra ni reordenar la Policía sin provocar una reacción violenta. Cree que el poder nace de la fuerza, cuando es a la inversa.    

 

Esto no es realmente una novedad. En los 200 años de historia de la República la mayoria de los gobiernos considerados democráticos han estado en el gobierno pero no en el poder. Los golpes de Estado siempre han sido una reacción contra eso.

 

La nuestra es una democracia de baja gobernabilidad, incapaz de resolver los problemas de la gente e incapaz de repararse a sí misma, de entender siquiera la falla en su sistema de gobierno, que es la matriz.

 

Esto lleva al grito silencioso de la marcha: no saber dónde exactamente está la falla. Se encuentra en unos pocos artículos del capítulo político de la Constitución que regulan las relaciones entre los poderes del Estado.

 

Pero es fácil manipular para hacer creer que hay que tirar la Constitución entera, refundar el país y comenzar de nuevo con un papel en blanco sobre una mesa vacía. Lo que buscan en realidad es derogar el capítulo económico de la Constitución, que se resume en esta luminosa y formidable sentencia: “la iniciativa privada es libre”.

 

Comenzar de nuevo es un pretexto imposible. Derribar la casa para reiniciarla desde un origen prístino con un debate parlamentario estéril sobre cómo deben ser los cimientos e un imposible. Es tirar al niño con el agua del baño. Es servir a la agenda oculta para la captura del poder con una confusión descerebrada que le permita acabar con la democracia, como en Venezuela, como en Cuba hace 60 años. Como puede ocurrir ahora en Argentina, en Bolivia, en Ecuador, en Colombia, en Brasil mañana. Ese es el error craso de los chilenos. Lo pagarán cuando la inversión se detenga en su páis que fue el modelo para todos de cómo salir del subdesarrollo. Chile ha sido llevado a recaer en la enfermedad. Estamos solos en esto. Pero lo hemos estado en el pasado, y salimos vencedores. 

 

Pero decir con Sagasti que su gobierno sienta las bases para que el próximo haga una constitución nueva no es sino una frase hueca destinada al fracaso, incluso en acallar el grito de la calle. No expresa lo que el pueblo peruano quiere porque no entiende dónde está la falla en la matriz de la que el grito nace.     

            

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viernes, 27 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 24 noviembre 2020 "Salvo el poder, todo es ilusión"


 

 

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Salvo el poder,

todo es ilusión

 

Jorge Morelli

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No hemos olvidado la confesión sincera de Abimael Guzmán sobre la motivación que lo llevó al terrorismo para la captura del poder.

Socavó por décadas los cimientos de la sociedad peruana infiltrando el magisterio y la magistratura. Sin justicia y sin educación, era previsible el odio del pueblo contra los políticos, contra los poderes, contra el Estado.     

 

Años más tarde, las motivaciones del neo estatismo caviar y sus tontos útiles es hoy la misma: la captura del poder. Solo que por otros medios. La violencia ya no es física, es mental. No asesina a personas, suprime la verdad para una generación equivocada. Su genocidio virtual sustituye la realidad por una narrativa que lleva a la captura del poder. Sus declaraciones de intención, sus programas de ayuda social no son sino tiendas de oxígeno incapaces de reemplazar una atmósfera económica que respirar, su necio empecinamiento en el cambio constitucional no es sino encubrimiento. Lo que tenemos ante los ojos es la fría ejecución de una agenda para la captura del poder.

 

La torpeza increíble del Congreso de vacar la Presidencia por segunda vez en este quinquenio, sin embargo, no estaba en sus planes. Ante el hecho, perdieron los papeles y mostraron todas sus cartas ocultas. Se volvieron locos de miedo.

 

Salieron a las calles a agitar con la cobertura de sus medios adictos. Nada pasó el primer día. Al segundo, perdida ya toda compostura, fueron por una víctima para el sacrificio al ídolo del poder, una cabeza de turco, un chivo expiatorio. Y lo hallaron. Su víctima propiciatoria fue el presidente improvisado por la infinita ceguera del Congreso. Lo derribaron. Y habrían incendiado el Congreso si la Polícía no los hubiera detenido en la batalla campal de Abancay en que fallecieron esos dos muchachos cuya muerte hoy no pocos lamentan hipócritamente.

 

No obstante, la izquierda ha caído en su propia trampa. No estaba en absoluto en su agenda que su llegada por primera vez al poder fuera provisional, solo por ocho meses. Es una migaja. Querían el poder.

 

Y menos pensaron tener que llevar adelante un proceso electoral lleno de trampas. Las circunstancias los han obligado a asumir la responsabilidad política de las elecciones. Y sus medios serviles no podrán manosearlas ni ayudar a sus candidatos sin ponerse en evidencia. Con una vigilancia de 24 horas siete días por semana, y un mandatario provisional que no ensuciará sus pergaminos, no habrá forma de disimular no ya un fraude sino el intento siquiera de una manipulación mediática del voto.


La izquierda comienza a sospechar que se ha metido donde no debía y acabado donde no quería. Acostumbrada a la intriga, carcomida por la corrupción de las migajas del poder en todos los gobiernos que infiltró, ahora tendrá que dar a una batalla abierta en terreno ajeno. 


            

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jueves, 19 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 18 noviembre 2020 "No lo que diga sino lo que haga"

 

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No lo que diga
sino lo que haga

Jorge Morelli

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El Congreso está presidido ahora por un miembro de la bancada del Frente Amplio, que encabeza Marco Arana.

El Frente Amplio empujará ahora su agenda política usando todas las prerrogativas de la Presidencia de la Mesa Directiva, que no son pocas. Incluyen el control de la agenda del Pleno. En efecto, la Presidencia define en qué orden se debaten los temas de la agenda que los portavoces de las bancadas proponen. Y el orden de los factores decide el destino de las cosas.

Las numerosas iniciativas demagógicas de este Congreso -que son aún peores que las del anterior- lejos de disminuir con la Mesa actual probablemente van a aumentar. Y el poder Ejecutivo encabezado ahora por Sagasti es el que va a tener que pararlas.

Como sabemos ya de sobra, el Congreso en el Perú prevalece siempre en el conflicto de poderes porque puede insistir en una  ley observada por el Ejecutivo con solo la mitad de los votos de la única cámara exonerando incluso su decisión de una segunda votación. Esta es un arma letal contra la que el Ejecutivo ndo tiene defensa. 

Ahora bien, ¿va a tener Sagasti la presencia y la voluntad de hierro que hacen falta para sobreponerse y prevalecer sobre la demagogia del Congreso, que va a recrudecer ahora?

¿Cómo podría? Porque sus discursos en defensa de la responsabilidad fiscal no lograron detener al Congreso en ninguna de sus iniciativas demagógicas. Es decir, Sagasti ya ha sido categorizado como intelectual no como político. Y ya sabemos de sobra el desprecio en que la clase política tiene a los intelectuales.

El Congreso va a poner a prueba el carácter de Sagasti a diario. Al principio tantearán un rato y luego, si no responde de manera firme, le perderán el respeto y se le irán encima. Como las reglas del equlibrio de poderes son fallidas, aquí prevalece la fuerza. 

Vizcarra frenó algunas de las iniciativas demagógicas del Congreso recurriendo en casos al Tribunal Constitucional, o toreándolas en otros compitiendo incluso en demagogia con los parlamentarios. Estableció una especie de modus operandi.

Es temprano para conocer las consecuencias fiscales de eso. Pero Sagasti ya nos ha adelantado que el Perú tendrá que endeudarse adicional y masivamente para financiar el Presupuesto 2021. La deuda ya era de 27% del PBI antes de la pandemia y es de 39% por ciento después de ella. ¿Cuánto más puede endeudarse el Perú?

¿Está dispuesto Sagasti a responsabilizarse por el déficit fiscal, a recortar el gasto, a aumentar los impuestos? ¿O va a asumir simplemente la responsabilidad del déficit más grande de la historia y dejarle el ajuste al próximo presidente?

Francamente, yo no prestaré atención a lo que diga al respecto. Esperaré a ver lo que haga, diga lo que diga. 


             

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domingo, 15 de noviembre de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 15 noviembre 2020 "Luz al final del túnel"


 

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Luz al final del túnel



Jorge Morelli

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@jorgemorelli1

Ahora sabemos que entrar a un hoyo negro solo puede conducir a otro hoyo negro.


La cadena causal es esta: el conflicto de poderes produjo la primera vacancia de la Presidencia, que  condujo a la disolución del Congreso, que llevó a la segunda vacancia de la Presidencia.

Fuerza Popular fue la causa eficiente. Estuvo en el origen del proceso y cargará con la responsabilidad politica de lo ocurrido en este malhadado quinquenio.

Irónicamente, estaba cantado hace 30 años, cuando el conflicto de poderes llevó a la disolución del Congreso del 5 de abril, para terminar nueve años después en la vacancia de la Presidencia en 2001. El ciclo se ha vuelto más corto.

No se trata de un péndulo de retaliación, de una mera mecánica de la venganza. Es un proceso político al que Samuel Huntington llamo "modelo dialéctico". Solo que el nuestro está trabado. 

Un proceso dialéctico va de la tesis a su antítesis y de allí a una síntesis que supera el conflicto. Pero ¿qué pasa cuando el proceso es fallido y, en vez de una síntesis, recae una y otra vez en el punto de partida? Nuestra democracia de baja gobernabilidad es la tesis que desemboca una y otra vez en su antitesis, el autoritarismo, solo para recaer en la democracia de baja gobernabilidad.

Y luego se instala la discusión bizantina sobre si el golpe de Estado contra la Constitución lo dio el presidente al disolver el Congreso o lo dio el Congreso al vacar la Presidencia.

¡Es la propia Constitución la que contiene la falla! Lo que caracteriza a la democracia de baja gobernabilidad es el conflicto de poderes permanente por causa de un equlibrio de poderes fallido, mal diseñado en la Constitución misma.

Estamos en esto desde la fundación de la República, hace 200 años. El propio Simón Bolívar lo advirtió claramente: si quieres tener una república, el inmenso poder del Congreso que representa al pueblo tiene que ser contrapesado dándole al ejecutivo un poder suficiente para equilibrar el del Congreo.

 

Pero, desoyendo el buen consejo de Bolívar, elegimos ser una república y darle el poder al Congreso: la combinación imposible.

 

Por eso no hay gobernabilidad en el Perú y no la habrá mientras no se rediseñe las relaciones entre los poderes para que haya un equlibrio entre ellos. En el Bicentenario de la República es indispensable resolver esta falla para escapar de la prisión.

 

             

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