miércoles, 8 de agosto de 2018

ESTA NOCHE miércoles 8 agosto 2018




ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Recogiendo las piezas


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Martín Vizcarra se ha consolidado en la Presidencia. El gobierno ya no caerá, aunque por un momento hubo un peligroso vacío. Tampoco habrá ya cambio de gabinete. No es indispensable. 

Fuerza Popular retuvo a duras penas la Mesa Directiva del Congreso, la diferencia de votos es engañosa. La mayoría absoluta ya no existe y no se recompondrá. El presidente de la Mesa no dispondrá de margen de maniobra. La sombra de una posible censura de la Mesa estará ahí acechando.  

El presidente de la Corte Suprema es un miembro del Tribunal que condenó a Alberto Fujimori por autoría mediata. Hoy declara que fue él el autor de la tesis con que se LE condenó. Én adelante, sus opiniones, actos y decisiones serán objeto de escrutinio microscópico. El paso de los años no ha hecho sino profundizar la imagen de una sentencia que judicializó la política.

El Fiscal de la Nación fue elegido contra viento y marea en una pugna resuelta por un voto. El premier y el ministro de Justicia están en desacuerdo con su nombramiento. Su gestión será objeto de marcación milimétrica. Cero margen de maniobra, igualmente. Esa es la garantía de su imparcialidad.  

En diez meses, en mayo de 2019 a más tardar, deberán jurar seis nuevos miembros de los siete magistrados del Tribunal Constitucional. Su nombramiento requiere dos tercios de los votos del Congreso. Fuerza Popular no podrá monopolizar su nombramiento, tendrá que negociar. Esa negociación puede fácilmente desembocar en el entrampamiento y la parálisis.

En todo caso, será el TC actual y no el próximo el que resuelva tres casos emblemáticos pendientes: la posible colisión con la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre la continuidad de la libertad de Alberto Fujimori; la inconstitucionalidad de la “Ley Mordaza”, que atenaza a los medios de comunicación; y el acatamiento por el Congreso de la sentencia del TC sobre la ley de “bancada mixta”. Los tres son cruciales para el futuro de Fuerza Popular en la vida política peruana.

Finalmente, el subproducto de todo el tsunami que ha barrido nuestra democracia de baja gobernabilidad -y el único modesto progreso en décadas en su institucionalidad fallida- es que el Consejo Nacional de la Magistratura dejará de existir en la forma en que lo hemos conocido. No será eliminado, como debería. Será reformado. En nueve meses será reconstituido. La propuesta de la comisión de notables caviares no dejará morir al organismo constitucional autónomo, pero lo despojará al menos de su nefasta autonomía dándole entrada finalmente, como debió ser desde un principio, al  Ejecutivo y al Legislativo en la designación de los jueces de la Corte Suprema. Aunque sea de manera indirecta, a través de un CNM inncesario.

Con todo, es un modesto paso, al fin, hacia la recuperación del equilibrio de poderes. Uno que, sin embargo, no lo restablece. 

Es lo que hay.


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miércoles, 1 de agosto de 2018

ESTA NOCHE miércoles 1 agosto 2018



ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Cómo ponerse
en un disparadero


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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La oposición de Fuerza Popular al referendum del gobierno es "constructiva" solo mientras gana tiempo para ver qué se le ocurre para impedirlo sin echarse encima el toro de la indignación ciudadana. ¿Cómo ha podido colocarse en este disparadero?

FP no acepta el referéndum porque la no reelección parlamentaria ganaría abrumadoramente. Su estrategia apunta a eliminar al menos esa pregunta -si es que no el referéndum entero- a como dé lugar. Pero hasta ahora lo único que se le ocurre para impedirlo es echarle agua al caldo de la consulta popular agregándole preguntas inconstitucionales, como la pena de muerte, para marear al electorado.

No podrá imponer su criterio. Por primera vez va a tener que negociar. A lo largo de 23 cuadras del recorrido presidencial, los medios y toda la audiencia han podido escuchar el clamor popular por el cierre del Congreso. El descrédito parlamentario ha llegado a niveles nunca antes vistos y el gobierno cuenta, ahora sí, con el arma de la cuestión de confianza. Si FP no hace suya la reforma judicial, obstaculiza el referéndum, y encima niega la confianza al gabinete, el gobierno podrá disolver constitucionalmente el Congreso, y esta vez con el aplauso de la opinión publica.

Iríamos a elecciones en seis meses por mandato constitucional. Mientras en ellas el gobierno puede mejorar, ya que nada tiene, FP tiene todo que perder: puede no obtener siquiera la mayoría relativa de la que todavia dispone. Aun si no hubiera referéndum, ni cuestión de confianza, ni disolución del Congreso, FP cargaría igual con el sambenito de haberse negado a consultarle al pueblo. Eso es letal.

Desde el Mensaje presidencial, el escenario ha dado un vuelco. El gobierno se ha apoderado de la agenda política, ha pasado a la ofensiva y arrinconado a FP en una posición imposible. 

FP puso a este gobierno, y no puede ya derribar otro. Es una situación peor si cabe que la que tenia en la oposición “constructiva” al gobierno anterior. Ha empoderado al gobierno que se ve obligada a sostener. Nadie sabe para quién trabaja.


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miércoles, 25 de julio de 2018

ESTA NOCHE miércoles 24 julio 2018




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MEDIA COLUMNA
La guerra monetaria
de Trump y la FED


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Las declaraciones de Donald Trump contra la política monetaria de la FED, que mantiene contra viento y marea dos alzas más de las tasas de interés este año, parece una decisión milimétricamente calculada para frenar en seco el alza del dólar producto del alza de la tasas de interés. Y ha tenido éxito.

Ha sido un golpe certero. El dólar no sólo dejó de subir sino invirtió su tendencia y comenzó a bajar.

Trump ha dicho que deja hacer a la FED lo que cree mejor. No hizo falta que agregara “por ahora”, eso está implícito. 

Todo esto estaba cantado. Desde el comienzo mismo del gobierno de Trump, en enero de 2017, era evidente –recuerdo haberlo escrito- que la Casa Blanca y la FED estaban en rumbo de colisión. Pues bien, la colisión se ha producido.

En efecto, el objetivo de Trump es el crecimiento de la economía de EEUU. Esto necesita: 1) dinero barato, para que las empresas tengan abundante crédito y 2) un dólar débil, para que disminuyan las importaciones chinas ya que, mientras más fuerte el dólar, más importa EEUU.

Y ocurre que la política de alza de las tasas de interés de la FED –que encarece el dinero y sube el dólar- atenta directamente contra ambos objetivos de la Casa Blanca. Era, pues, cuestión de tiempo que Trump expresara públicamente su descontento con la FED. Y su crítica durísima esta semana ha sido el punto de inflexión del dólar. Un tiro certero en el ala a la política de la FED.

Es el primer frente en la guerra monetaria.

Cmplementariamente, en sus declaraciones Trump acusa a China y a la Unión Europea de devaluar sus monedas para estimular sus exportaciones a EEUU. Pero China y la UE lo creen legítimo porque con ello neutralizan el efecto de los aranceles impuestos por EEUU. No obstante, las devaluaciones competitivas parecen una respuesta legítima, pero no lo son. Son una forma de subsidio que legitima la respuesta de los aranceles.  

Lo importantes es tomar nota de que esta no es solo una guerra comercial. Es una guerra monetaria cuya primera escaramuza enfrenta a Trump con la FED.


domingo, 22 de julio de 2018

ESTA NOCHE sábado 21 julio 2018


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MEDIA COLUMNA
La deuda del fujimorismo


Jorge Morelli
@jorgemorelli1 
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No me cansaré de repetirlo. El Consejo Nacional de la Magistratura no debe ser reformado, debe desaparecer.  

Lourdes Flores, Francisco Tudela y Pedro Olaechea han planteado correctamente el debate al haber comprendido la verdadera naturaleza  del problema y la dimensión exacta de su solución.  

El problema es que la autonomía del desdichado organismo excluye a los otros poderes del Estado del nombramiento de los jueces y fiscales supremos. Y con ello destruye el equlibrio de poderes. Lo destruye porque el equlibrio de poderes se basa en que cada poder del Estado  tenga cierta entrada en los otros dos.

La independencia y autonomía de los poderes no basta. Así, el balance entre el Legislativo y el Ejecutivo supone, por ejemplo, que el Congreso puede vacar la Presidencia, censurar ministros e insistir en las leyes observadas por el Ejecutivo. Y el Ejecutivo puede a cambio disolver constitucionalmente el Congreso.

Igualmente, el balance entre el poder Judicial y el Legislativo radica, en una mano, en  el control constitucional de las leyes y, en la otra, en que el Congreso nombra al Tribunal Constitucional. 

Pero el poder Ejecutivo en el Perú, a diferencia de todas las demás democracias de América, no cumple función alguna en el nombramiento de los jueces y fiscales supremos. Esas funciones le fueron despojadas para entregarlas a un organismo corporativo ajeno a los poderes, un organismo autónomo “elegido” a su vez por “representantes” de colegios profesionales y universidades públicas y privadas: el Consejo Nacional de la Magistratura. Fue creado para acabar con la corrupción y terminó como hoy sabemos.

Por una década he tratado sin éxito de hacer ver por todos los medios a Fuerza Popular especialmente, que corregir este despropósito es parte de la deuda de institucionalidad que tiene el fujimorismo con el Perú. 

Hacía flata, sin embargo, el milagro de una mayoría parlamentaria absoluta. Cuando el Perú se la dio al fujimorismo, Fuerza Popular pudo llevar a cabo esta reforma. Tuvo los medios y la oportunidad irrepetible de adelantarse a impedir una crisis de gobernabilidad que de todos modos llegaría. 

Hoy, en medio de la crisis que no supo prevenir, se adueña del protagonismo de la reforma anunciando que la hará el Congreso con los insumos que le alcance el gobierno con su comisión y su nuevo ministro.   

Hoy, en plena crisis, sin entender aun y sin saber qué hacer, solo atina a que todo cambie lo menos posible.


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viernes, 20 de julio de 2018

ESTA NOCHE miércoles 18 julio 2018


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MEDIA COLUMNA
Devolverle el poder
a la Corte Suprema


Jorge Morelli
@jorgemorelli1 
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El presidente ha convocado al Congreso a una legislatura extraoridinaria para decapitar a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura. Podría igualmente decapitar a la Corte Suprema y eso no acabaría con el monstruo.

Ya lo hemos hecho antes, además. Este no es básicamente un problema de personas probas sino de una arquitectura institucional fallida que hay que rediseñar. Decapitar no basta. Como sabían los griegos, cuando se le corta una cabeza a la Hidra, esta sale de nuevo.

En este sentido, la comisión de “notables” que ha nombrado el gobierno para reformar la justicia no tiene los que necesita para cumplir con su encargo.

En primer lugar porque el ámbito del encargo es demasiado pequeño. No cubre todo el problema.  

Su cometido debió ser la reforma del equilibrio de poderes. Lo que está mal es la relación entre los tres poderes del Estado y no el poder Judicial unicamente. Si no se aborda la relación entre los poderes, reformar la justicia por sí sola terminará de nuevo en el fracaso. Porque precisamente por eso es que ha fallado en el pasado.

No obstante, el encargo a los “notables” ni siquiera cubre la reforma completa del sistema de justicia, como se proclama .  

Veamos. A lo largo de los años, la Corte Suprema fue despojada de sus funciones para entregárselas a organismos autónomos: el nombramiento de los jueces y los fiscales, el control constitucional. Así es como se creó la Hidra de siete cabezas –además de la Corte Suprema, el Tribunal Constitucional, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Ministerio Público, etc.-, donde ninguna prevalece y todas se devoran entre sí.

La solución es evidente: devolverle a la Corte Suprema las funciones que le son propias como cabeza del sistema de Justicia. Con la Corte Suprema a la cabeza, podrá incluirse en el sistema el nombramiento de los jueces y fiscales a cargo de un organismo que reemplace al CNM y que sea una puerta de entrada y salida del poder Judicial, bajo la responsabilidad política de la Corte Suprema.

Devolverle el poder a la Corte Suprema es la forma de acabar con la autonomía de las cabezas de la Hidra.

Y entonces quedará solo un último paso: devolverles igualmente a los otros dos poderes –el ejecutivo y el legislativo- la función de la que también fueron despojados: la del nombramiento de los jueces y fiscales supremos.

Restablecido el equilibrio de poderes, podremos dejar atrás por fin nuestra democracia de baja gobernabilidad.
    

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domingo, 15 de julio de 2018

ESTA NOCHE sábado 14 julio 2018


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MEDIA COLUMNA
No hace falta el CNM (II)"


Jorge Morelli
@jorgemorelli1 
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El Consejo Nacional de la Magistratura no debe ser reformado, debe desaparecer. En ninguna democracia de América existe una entidad semejante, que nombre a todos los jueces de la República incluyendo a los de la Corte Suprema.

Lo que existe en todas las democracias americanas sin excepción es que a los jueces supremos los nombra el poder Ejecutivo a propuesta del Congreso (y, en algunos pocos casos, a la inversa). Ellos luego nombran a todos los demás jueces.

Esto, porque el mecanismo por el cual el Ejecutivo nombra a los jueces supremos es uno de los componentes fundamentales del equilibrio de poderes en todas partes. Pero entre nosotros el equilibrio de poderes está quebrado porque los jueces supremos son nombrados por un organismo ajeno a todos los poderes del Estado.

El equilibrio de los tres poderes es como el del juego infantil donde, no obstante, si el papel ya no envuelve a la piedra, ya no es posible el juego. La pérdida del equilibrio de poderes ha condenado a nuestra democracia a ser una de baja gobernabilidad.

En ningún sitio existe un organismo autónomo ajeno a los poderes del Estado que nombre a los jueces supremos. Menos aun uno donde la mayoría de sus miembros  provenga de la sociedad civil y no del Estado.

Y aun menos uno en el que esos supuestos representantes de la sociedad civil son elegidos por colegios profesionales y universidades. Esto recibe en la historia política el nombre de corporativismo.

El mejor sistema de justicia del mundo, según consenso, es el del Reino Unido. Reza un dicho inglés que para ser juez hay que ser, ante todo, un caballero y, si se sabe algo de Derecho, mejor.Hasta el gobierno de Tony Blair, los jueces supremos ingleses fueron designados por el Lord Chancelllor de entre quienes él creía adecuados para ser propuestos a Su Majestad, la reina Isabel II. Convencido Blair de la necesidad de reformar esta institución medieval, propuso que los jueces supremos fueran nombrados por una comisión cuyos miembros serían designados por… el poder Ejecutivo.

En la cándida idea de erradicar la corrupción de la justicia con gente de “fuera” de la justicia, sin embargo, en el Perú se entregó el nombramiento de los jueces supremos a unos presuntos representantes de gremios corporativistas. Inevitablemente, el mecanismo se corrompió. De allí la corrupción que hoy toma estado público.

Entre nosotros existe la noción arraigada de que la corrupción es un problema de personas. Este es el peligro. Ya antes se ha intentado reformar la justicia decapitando cortes supremas enteras. No es que sea innecesario, es que no basta. Ya antes hemos tenido también una comisiòn de “notables”. El problema está en la arquitectura institucional fallida, que corrompe a las personas y corromperá  los que se nombre.

Esa fallida arquitectura institucional no se limita a la justicia. El problema nace de la  relación disfuncional entre el poder Judicial y los otros dos poderes –Legislativo y Ejecutivo- y en la relación de estos entre sì. El problema está en el equilibrio de poderes. Este necesita ser rediseñado para devolverle al Ejecutivo y al Legislativo su función respecto del poder Judicial: un papel en el nombramiento de los jueces supremos.

Y también hace falta recuperar el equilibrio interno del poder Ejecutivo entre los tres niveles del gobierno. Y el del Legislativo volviendo a la bicameralidad. 

Si no se aborda el asunto desde eete punto de vista macro, tomando distancia y con perspectiva, la reforma que otra vez intentan estos nuevos “notables” seguirá tomado el rábano por las hojas.      

  
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miércoles, 11 de julio de 2018

ESTA NOCHE miércoles 11 julio 2018

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MEDIA COLUMNA
No hace falta el CNM


Jorge Morelli
@jorgemorelli1 
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El Consejo Nacional de la Magistratura no debe ser reformado, debe desaparecer.

En ninguna democracia de América existe una entidad semejante, que nombre a todos los jueces de la República incluyendo a los jueces de la Corte Suprema.

Lo que existe en todas las democracias americanas sin excepción es que a los jueces supremos los nombra el poder Ejecutivo a propuesta del Congreso (y, en algunos pocos casos, a la inversa). Ellos luego nombran a todos los demás jueces.

Esto se debe a que el mecanismo por el cual el Ejecutivo nombra a los jueces supremos es uno de los componentes fundamentales del equilibrio de poderes en todas partes.

Pero entre nosotros el equilibrio de poderes está quebrado desde el momento mismo en que los jueces supremos son nombrados por un organismo ajeno a todos los poderes del Estado.

El equilibrio de los tres poderes es como el del juego infantil donde, no obstante, si el papel ya no envuelve a la piedra, ya no es posible el juego. La pérdida del equilibrio de poderes ha condenado a nuestra democracia a ser una de baja gobernabilidad.

En ningún sitio existe un organismo autónomo ajeno a los poderes del Estado que nombre a los jueces supremos. Menos aun uno donde la mayoría de sus miembros  provenga de la sociedad civil y no del Estado.

Y aun menos uno en el que esos supuestos representantes de la sociedad civil son elegidos por colegios profesionales y universidades. Eso recibe en la historia política el nombre de corporativismo.

El mejor sistema de justicia del mundo, según consenso, es el del Reino Unido. Hasta el gobierno de Tony Blair, los jueces supremos ingleses fueron designados por el Lord Chancelllor de entre quienes él creía adecuados para ser propuestos a Su Majestad, la reina Isabel II. Convencido Blair de la necesidad de reformar esta institución medieval, propuso que los jueces supremos fueran nombrados por una comisión cuyos miembros serían designados por… el poder Ejecutivo. En el año 2005, por Acta de Reforma Constitucional, las funciones del Lord Chancellor las ejerce ahora el Lord Jefe de Justicia. Reza un dicho inglés que para ser juez hay que ser, ante todo, un caballero y, si se sabe algo de Derecho, mejor.

En la cándida idea de erradicar la corrupción en la justicia, en el Perú se ha entregado el nombramiento de los jueces supremos a unos representantes de actividades profesionales sin ningún conocimiento de quién es quién entre los jueces. Ese remedio es peor que la enfermedad. Por eso la corrupción que hoy ya es de conocimiento público.   

  
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