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miércoles, 14 de marzo de 2018

ESTA NOCHE miércoles 14 marzo 2018


ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.



MEDIA COLUMNA
Mirarse el ombligo
y hallarlo refulgente


Jorge Morelli
@jorgemorelli1 
jorgemorelli.blogspot.com


Si dibujáramos una escala que vaya desde la mayor seguridad hasta la mayor audacia en el mercado global del valor económico, habría que poner en primer lugar al oro, que es el refugio más seguro. Es la casa de ladrillos del cerdito Práctico. Los bonos del Tesoro americano y el dólar son la segunda casa, de mayor riesgo. La casa  de paja es la bolsade , la apuesta más frágil. De allí y de los bonos huyen los capitales al refugio seguro del oro cuando llega el lobo al mercado de valores. Este es el orden tradicional de las cosas.

Ahora bien, este orden se encuentra hoy trastocado. Por ejemplo, el Dow Jones, los bonos, el dólar y el oro suben y bajan sin una tendencia clara. Un día huyen todos al oro, el siguiente corren a la bolsa. El término técnico de moda para esto es volatilidad. En el newspeak financiero el eufemismo significa inseguridad.

La inseguridad es producto de una desinformación que parece deliberadamente generada, a  la que se suman reacciones fuera de control dispuestas mecánicamente de manera masiva por supercomputadoras cuyos parámetros son ya obsoletos. Hacen falta nuevos parámetros. Pero los políticos no los están procurando. Lo que están haciendo es producir incertidumbre.

La incertidumbre es introducida en la economía global por la política local.

Es por eso que el proteccionismo, producto de la inseguridad, ocupa de nuevo el centro de la escena global. La naturaleza cíclica del fenómeno es evidente. Cuando hay una globalización en marcha, la incertidumbre amaina y la inseguridad desaparece. El comercio y el capítal se expanden entonces en todas las direcciones simultáneamente.

Cuando la globalización se agota y retrocede, en cambio, la torta global se empequeñece para un número mayor de comensales. Avanza entonces la reivindicación localista que, en ausencia de un gobierno fuerte, se expresa como frustración de expectativas. Lo decía Samuel Huntington: el crecimiento económico en ausencia de instituciones genera violencia. Entonces hay que culpar al otro, al extranjero, y el proteccionismo prevalece.

El fenómeno global se reproduce a escala local, pero con creciente pequeñez. En el Perú de hoy, por ejemplo, el debate político se ha convertido en una disputa política menor que genera sistemáticamente inseguridad jurídica e incertidumbre a la población y a las decisiones de inversión. 

La responsabilidad de esto es del Congreso. Especialmente de quien tiene el deber de conducirlo como primera bancada parlamentaria. En lugar de transmitir firmeza en la conducción, liquidar la incertidumbre y dar al Peru la seguridad que necesita, Fuerza Popular se dedica al deporte de cambiar al capitán del navío en medio de la tormenta global.

La clase política tradicional ha devorado al partido que estaba llamado a reformarla. Como dijo una vez Ricardo Letts, no deja de mirarse el ombligo y hallarlo refulgente. 

 

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