ESTA NOCHE,
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MEDIA COLUMNA
Mirarse el ombligo
y hallarlo refulgente
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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Si dibujáramos una escala que vaya desde la mayor
seguridad hasta la mayor audacia en el mercado global del valor económico,
habría que poner en primer lugar al oro, que es el refugio más seguro. Es la
casa de ladrillos del cerdito Práctico. Los bonos del Tesoro americano y el
dólar son la segunda casa, de mayor riesgo. La casa de paja es la bolsade , la apuesta más frágil. De allí y de los bonos huyen los capitales al refugio seguro del oro cuando llega el lobo al mercado de valores. Este
es el orden tradicional de las cosas.
Ahora bien, este orden se encuentra hoy trastocado.
Por ejemplo, el Dow
Jones, los bonos, el dólar y el oro suben y bajan sin una tendencia clara. Un día
huyen todos al oro, el siguiente corren a la bolsa. El término
técnico de moda para esto es volatilidad. En el newspeak financiero el eufemismo significa inseguridad.
La inseguridad es producto de una desinformación
que parece deliberadamente generada, a la que se suman reacciones fuera de
control dispuestas mecánicamente de manera masiva por supercomputadoras cuyos
parámetros son ya obsoletos. Hacen falta nuevos parámetros. Pero los políticos
no los están procurando. Lo que están haciendo es producir incertidumbre.
La incertidumbre es introducida en la economía global
por la política local.
Es por eso que el proteccionismo, producto de la
inseguridad, ocupa de nuevo el centro de la escena global. La naturaleza cíclica
del fenómeno es evidente. Cuando hay una globalización en marcha, la
incertidumbre amaina y la inseguridad desaparece. El comercio y el capítal se expanden
entonces en todas las direcciones simultáneamente.
Cuando la globalización se agota y retrocede, en
cambio, la torta global se empequeñece para un número mayor de comensales. Avanza
entonces la reivindicación localista que, en ausencia de un gobierno fuerte, se
expresa como frustración de expectativas. Lo decía Samuel
Huntington: el crecimiento económico en ausencia de instituciones genera violencia. Entonces
hay que culpar al otro, al extranjero, y el proteccionismo prevalece.
El fenómeno global se reproduce a escala local,
pero con creciente pequeñez. En el Perú de hoy, por ejemplo, el debate político
se ha convertido en una disputa política menor que genera sistemáticamente inseguridad
jurídica e incertidumbre a la población y a las decisiones de inversión.
La responsabilidad de esto es del Congreso. Especialmente de quien tiene el deber de conducirlo como primera bancada parlamentaria. En lugar de transmitir firmeza en la conducción, liquidar la incertidumbre y dar al Peru la seguridad que necesita, Fuerza Popular se dedica al deporte de cambiar al capitán del navío en medio de la tormenta global.
La responsabilidad de esto es del Congreso. Especialmente de quien tiene el deber de conducirlo como primera bancada parlamentaria. En lugar de transmitir firmeza en la conducción, liquidar la incertidumbre y dar al Peru la seguridad que necesita, Fuerza Popular se dedica al deporte de cambiar al capitán del navío en medio de la tormenta global.
La clase política tradicional ha devorado al
partido que estaba llamado a reformarla. Como dijo una vez Ricardo Letts, no
deja de mirarse el ombligo y hallarlo refulgente.
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