miércoles, 20 de junio de 2018

ESTA NOCHE miércoles 20 junio 2018


ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.



MEDIA COLUMNA
El vergonzoso secreto de
la educación pública peruana


Jorge Morelli
@jorgemorelli1 
jorgemorelli.blogspot.com


La huelga que nuevamente este año busca protagonizar Pedro Castillo tiene el propósito político de arrebatarle a la dirigencia oficial el control del Sindicato Unico de Trabajadores de la Educación Pùblica, el Sutep, el único reconocido por el gobierno, y  el control también de la Derrama Magisterial, un poder económico de magnitud masiva con un inmenso impacto en la vida de los maestros. Hoy por hoy, quien controla la Derrama y el Sutep, tiene a los maestros peruanos bajo el control de un poder polìtico y económico casi absoluto.

La legititimidad polìtica del Sutep reposa en su supuesta lucha por los derechos laborales y salariales de los maestros. Esto es un engaño. La prueba se encuentra delante de los ojos de todos.

Los maestros de la educación pùblica peruana son unos 350 mil. Dos tercios de todos ellos son maestros nombrados dentro de la Carrera Pública Magisterial. Esta tiene ocho escalas. El maestro nombrado que menos gana, el del primer nivel, percibe menos de dos mil soles mensuales.

Pero solo dos tercios de los maestros peruanos son nombrados. El tercio restante es el los maestros contratados. Son màs de cien  mil docentes. No tienen los mismos derechos ni perciben el mismo ingreso que los nombrados. Es un caso escandaloso de exclusión y discriminación a vista y paciencia del Estado peruano.

Un maestro contratado de la educación pública peruana no tiene derecho a entrar a la Carrera Magisterial, a la que acceden solamente los maestros graduados de la especialidad de Pedagogía. Si el maestro es graduado en alguna otra especialidad profesional -ya sea la de ingeniero, matemático, filòsofo, psicólogo o literato- no puede ingresar a la Carrera Magisterial. No puede ser nombrado. Solo puede ser contratado sobre una precaria base anual. Esta es una discriminación establecida en la ley. Es inconstitucional y algún día será objeto de la demanda respectiva ante el Tribunal Constitucional.

Lo mismo en cuanto a los ingresos: el maestro contratado solo puede percibir lo mismo que gana el maestro de la primera escala de la Carrera Magisterial, el que recién comienza, el peor pagado de los nombrados. He ahí el “privilegio” otorgado por el Congreso el año pasado. Antes de eso, el mestro contratado ganaba menos que el nombrado de la primera escala.

Es a través de este poder, consagrado por la ley de la carrera Magisterial y sus modificaciones , que el Sutep ejerce en la pràctica un virtual monopolio sobre las plazas magisteriales de la educación pùblica peruana, reservadas para los que egresan del sistema de formación magisterial igualmente controlado por él.

Basta derogar esa ley para terminar con esta injusticia intolerable.

La discriminación es lo que el Estado, el Congreso y el poder Ejecutivo han enegendrado mientras se llenan la boca hablando de inclusión. Y, desde luego, tanto al Sutep oficial como al retador de turno en el control del magisterio, esta situación no les merece una línea en sus inflamados discursos en defensa de los maestros. Hipócritamente, la vergüenza de este secreto todos la esconden.     


miércoles, 13 de junio de 2018

ESTA NOCHE miércoles 13 junio 2018



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MEDIA COLUMNA
Ocaso del G7,
esplendor del G2


Jorge Morelli
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Thomas Straubhaar, profesor de la Universidad de Hamburgo, y Brahma Chellaney, del Center for Policy Research de Nueva Delhi están físicamente en las antípodas del planeta, pero en el mismo lugar mental.

Ambos han advertido acerca de cómo será la política y la economía global en los próximos años.

El occidental Straubhaar sostiene que el grupo de las siete potencias económicas llamado G7, integrado por Estados Unidos y sus aliados tradicionales, ha terminado su ciclo. En adelante -lo sabemos gracias a Gestión-, lo que hay es un único nuevo grupo, el G2: Estados Unidos y China. Entre ellos se decidirán las cosas en adelante.

Por su parte, el profesor asiático Chellaney añade que Donald Trump y Xi Jinping “se basan en la misma idea: que las dos superpotencias tienen toda la libertad de actuar en función de sus propios intereses”.

De modo que aquí estamos de vuelta en la bipolaridad global. Un mundo, sin embargo, solo en apariencia similar al de la Guerra Fría. Primero, puede descartarse razonablemente todo verdadero peligro de amenaza nuclear. Las dos nuevas superpotencias forcejean en el terreno económico sin llegar a la guerra comercial. Pero no se amenzazan entre sí en el terreno militar e incluso colaboran exitosamente en el desarme nuclear de la península de Corea, con Trump liderando las negociaciones y Xi actuando muy eficazmente detrás del biombo chino.

Ahora bien, ¿es esto malo para las economías emergentes, como el Perú? Todo lo contrario. Podrán jugar sus opciones entreambos, dentro de límites desde luego.

Es Europa quien necesita entender esto. Aun no lo acepta. No quiere admitir su nuevo lugar. No le ha quedado hace poco sino colaborar con desgano en la advertencia a Irán de que Occidente no va a tolerar un portador más de armas nucleares en Oriente Medio-, y ha intentado con Canadá –que debió hacer caso a EEUU y no a Francia- fabricarle a Trump un corralito en la reunión del G7, echarle en cara sus quejas lastimeras de aliados ninguneados y tratar de arrancarle, por compasión, concesiones arancelarias. Trump los ha dejado boquiabiertos al proponer un G7 “sin aranceles y sin subsidios” y reincorporar a Rusia. Haciéndose los ofendidos, los aliados europeos no han atinado sino a fingir ignorar al presidente de Estados Unidos.

No sería una sorpresa que esta -la número 44- haya sido la última reunión del G7. A las siguientes puede que los aliados no sean invitados por no saber ubicar su lugar en la mesa.
   

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ESTA NOCHE sábado 9 junio 2018



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MEDIA COLUMNA
El Mago


Jorge Morelli
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Donald Trump ha hecho al fin el mayor acto de magia de su carrera. En el G7 de Canadá se sacó del sombrero un conejo asombroso.

Luego de meses de confrontaciones con China, con Europa y hasta con sus vecinos de Norteamerica por su férrea decisión de aplicarles aranceles, lo que le ha ganado la etiqueta de defensor del proteccionismo y puesto al mundo al borde de la mayor guerra comercial de l h istoria, Trump ha sorprendido a todos al proponer eliminar todo tipo de aranceles entre los miembros del G7.

Es de imaginar las caras de estupefacción que esto debe haber producido entre los presentes en la Cumbre del G7. Para íntimo regocijo del Mago, se han quedado todos con la boca abierta. 

Antes de eso, además, el mago ya se había sacado otro conejo de la chistera. No bien llegó a Canadá propuso también que Rusia regrese al G7. Los miembros del G7, por el tamaño de su PBI, son EEUU, Japón, Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia y Canadá. Como puede verse, China no es miembro del G7, a pesar de ser la segunda economía del mundo. Y Trump no ha propuesto invitarla.   

Lo verdaderamente extraordinario de la propuesta de Trump es que tiene otra cara. No sólo propone elminar todos los aranceles, sino eliminar igualmente todos los subsidios estatales a las actividades productivas. China subsidia su producción de muchas maneras escondidas. Tal vez Trump se propone aislarla, y que la presión de las mayores economías del mundo consiga que China renuncie voluntariamente a esos subsidios.

Son conocidos también los masivos subsidios agrícolas de EEUU al trigo, de Europa a la leche y de Japón al arroz, que han distorsionado por décadas el mercado mundial de alimentos solo para sostener contra viento y marea un modo de vida rural ya desaparecido y, con ello, un electorado cautivo con que prevalecer en la arena política mediante un clientelisimo disfrazado de política pública. 

Lo que Trump está proponiendo, entonces, es nada menos que una revolución, que pasa por un cambio del paradigma vigente desde la Segunda Guerra Mundial y que involucraría la renuncia de las mayores economías del planeta a sus respectivas políticas de seguridad alimentaria, una de las peores herencias del siglo XX.

Y no se trata solo de subsidios agrícolas. Incluye todos los subsidios, también a la industria y en general a toda forma disfrazada de abaratar las exportaciones artificialmente.

Un importante think tank berlinés, horas antes del comienzo de la Cumbre del G7, hizo pública la misma propuesta: eliminar los subsidios en todas las economías industrializadas. Y junto con eso propuso también la otra mitad de la misma moneda: la apertura de mercados en las economías emergentes.
  
Si ambas cosas fueran posibles, otra sería la economía global. Los intereses masivos en torno a los subsidios no serán fáciles de vencer. Pero, como dice el maestro zen, ya veremos. Nada es imposible cuando hay decisión política. Y ahora la libertad económica tiene de su lado al más insólto de todo los aliados: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, alias El Mago.
 


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ESTA NOCHE miércoles 6 junio 2018



MEDIA COLUMNA
¿De qué estabilidad
habla el gobierno?


Jorge Morelli


La renuncia del ministro de Economía, diga lo que diga el gobierno, es un baldazo de agua helada para la ciudadanía y la recuperación del crecimiento.

Las circunstancias hablan por sí solas. El paro de los camioneros, que iba a comenzar el martes, se suspendió porque el gobierno se echó -no hay otra forma de decirlo- al aceptar descontarles a los transportistas el 80% del ISC a los combustibles.

El Ministro, al parecer, ofrecía un descuento de 30%. Y esto en sí mismo ya era una claudicación ante la presión de un sector empoderado en una actividad que ocupa un espacio estratégico en la economía.

Estas son, pues, muy malas noticias. Significan que los sectores que se encuentran posicionados estratégicamente pueden imponerle a este gobierno sus demandas. Los demás se atienen a lo que puedan. Es la victoria de la fuerza, no de la ley y menos aun de la razón.

Esta decisión de hoy es un acto que a Martìn Vizcarra le va a costar en términos de imagen. La debilidad que ya venía mostrando en media docena de decisiones recientes en las que ha reculado visiblemente, queda confirmada con este nuevo retroceso. No se trata de si la decisión es correcta o no. Si el gobierno no estaba dispuesto a respaldar su decisión sobre los impuestos o no se hallaba en condiciones materiales de hacerlo, debió abstenerse de mover esa variable de tan masiva importancia en la relación, precaria, entre los peruanos y un Estado que no funciona.   

Ante esto, reafirmar los “ejes” que el Presidente anunció -inversión, descentralización y anticorrupción- en su mensaje inicial queda en el terreno declarativo de las intenciones vacías, sin respaldo de una decisión política.

"El cambio de la política económica no existe, hay una ratificación de la ya explicada el día de la asunción”, ha dicho Vizcarra. Pero a nadie se le escapa que la concesión hecha a los camioneros por miedo al paro no es un acto aislado, sino precisamente un cambio de política económica que en lo sucesivo puede reaparecer de manera sistemática. Los peruanos ya estamos prevenidos y en guardia contra eso.   

La declaración de que el horizonte del país se sustentará en "mayor inversión y mejor recaudación" y no en "modificar tasas impositivas", parece una frase de disculpa y un pedido vergonzoso de borrón y cuenta nueva. Y suena vacía la afirmación de que las recientes inversiones mineras se deban a la "confianza en la estabilidad política y económica del país".




domingo, 3 de junio de 2018

ESTA NOCHE sábado 2 junio 2018



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MEDIA COLUMNA
No el más barato,
sino el de menor riesgo


Jorge Morelli
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Hacer licitaciones anticorrupción es una lección que el Perú necesita aprender de la terrible tempestad que ha atravesado por causa del mercantilismo.

La primera lección es comprender que nada de esto hubiera pasado si el mercado latinoamericano no hubiera podido ser cerrado por los Estados para favorecer a las empresas constructoras del mercado más grande -el de Brasil- y sus socias subcontratadas para la obra pública en los demás páises, empezando por el nuestro.

En lo sucesivo veremos a las empresas globales participando en las licitaciones de obra pública en Latinoamérica. El colapso del “mecanismo” de la corrupción ha sido posible por una dolorosa pero necesaria cruzada de transparencia a la opinion pública y la prensa que ha demolido la argolla de poder.

En el Perú ya está germinando algo nuevo. Parece haber un progreso significativo en el modo -la palabra modelo se asoma- en que se está organizando la licitación de una parte fundamental de las obras para los Juegos Panamericanos, la que tiene que ver con las instalaciones no permanentes, cuyo presupuesto es masivo dentro del paquete total.

Mediante un convenio de gobierno a gobierno, primero, y el contrato luego de una entidad especializada se está logrando presentar los proyectos a ser licitados a las constructoras no solo peruanas sino de toda la region. El esfuerzo del Gremio de Infraestructura de la Cámara de Comercio de Lima para organizar esta presentación a la que han acudido empresas de muchos países ha sido crucial a estos efectos.

Hay un tema crucial en el que la Cámara de Comercio podría ayudar en lo sucesivo. Quizás la pregunta clave está en los criterios para elegir en una licitación entre los postores a ella. No debe ganar necesariamente el que hace la oferta más barata. Debe ganar quizás el que ofrece el menor riesgo. Si los riesgos son numerosos, las bases de cada licitación deben hacer espacio para sopesar cuidadosamente el peso relativo de esos riesgos en el caso particular. Pero la regla general en todos los casos es que los criterios necesitan debate público transparente.

Un punto de partida para esto es que el proceso esté vigilado de cerca por observadores no solo locales, públicos y privados, sino globales. Al reclutar imparcialidad por medio de entidades de prestigio y experiencia -avaladas por su gobierno- el nuevo modelo y la transparencia se vuelven un arma contra el mercantilismo y la corrupción.


miércoles, 30 de mayo de 2018

ESTA NOCHE miércoles 29 mayo 2018




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MEDIA COLUMNA

Jorge Morelli
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El gobierno proclama que ha transferido a las regiones cinco veces más dinero del que pidieron. El presidente Vizcarra precisa que, en la primera reunión que tuvieron las regiones con el gobierno, ellas pidieron 1,250 millones de soles y el gobierno les ha entregado 6,300.

El Presidente añade con orgullo que esta decisión se debe a la “mirada descentralista” de su gestión.

Esa "mirada", sin embargo, es producto de la ideología. No nace de una estimación seria de las probabilidades en la mente de un ingeniero, sino de una apuesta de fe política nacida de la desesperación.

Las regiones tienen un récord de ejecución del gasto similar al del gobierno central, que no suele alcanzar las tres cuartas partes de lo presupuestado. ¿Cómo puede el gobierno creer que las regiones van a ejecutar cinco veces más de la noche a la mañana?

Semejante suposición solo puede ser producto de una premisa ideológica: que el cuello de botella del desarrollo del país nace de la deliberada limitación de las partidas que el gobierno central transfiere al interior, cuyas potencialidades están maniatadas por una torpe decisión política fundada en intereses económicos.   

La experiencia histórica desmiente esa suposición, categóricamente. ¿Cómo cree el gobierno, si no, que se originó la mega corrupción en las regiones -recuérdese Ancash- cuando se transfirió a las regiones de un año a otro la enorme mayor parte del presupuesto durante el segundo gobierno de Alan García?

El motivo entonces fue el miedo y el motivo hoy sigue siendo el miedo. El temor en aquel entonces a que la economía se parara por el colapso de la burbuja global de 2008. El miedo, hoy, a que se responsabilice al gobierno de ser incapaz de destrabar lo que el gobierno anterior no pudo destrabar. Su “mirada” es tan corta de vista que no alcanza más allá del gobierno anterior.

El hecho es que una entidad -ya sea pública o privada- tiene una determinada capacidad de absorción y ejecución de inversión, y eso no se improvisa. Si se sobrepasa ese límite, habrá corrupción o malas inversiones o ambas.

De la “mirada descentralista” no va a salir lo que el gobierno espera. Desgraciadamente, la regionalización de Toledo y García es una descentralización fallida. Siempre lo fue. Este gobierno pareció proponerse al principio una reforma seria de la descentralización, que supone recuperar el equlibrio interno del poder Ejecutivo entre los tres niveles de gobierno: local, regional y nacional.

Esa idea, si acaso la hubo, quedó enterrada en la primera reunión con las regiones. La transferencia masiva a las regiones de recursos cinco veces mayores a los solicitados por ellas prueba que el gobierno tiró esa reforma al tacho y apuesta ahora por un milagro. A la luz de la experiencia, no es ya un acto de ingenuidad sino de negligencia.



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ESTA NOCHE sábado 26 mayo 2018


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Jorge Morelli
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Ya se ve lo que pasa con este gobierno. Carece de decisión política. No resuelve los problemas, los difiere, los posterga.

Con ello, le deja la iniciativa al Congreso. Y este es un rosario de desaciertos. Ha perdido contacto con la realidad y no hace falta siquiera enumerar sus últimos vistosos autogoles. El Parlamento se desprestigia cada día ante el pueblo.

Pero este estado de cosas no parece esta vez fruto de una estrategia de la oposición contra el gobierno y, por supuesto, menos aun a la inversa.

Lo que parece es que la nave está a la deriva. En la sala de máquinas el motor económico no arranca, todos están diagnosticando mal y remediando peor. Y no hay nadie en el puente de mando político que mire más allá. La marea lleva a la nave.

El gobierno cree que es su deber tomar distancia del anterior. Y no se da cuenta de que es más de lo mismo. No tiene de qué quejarse. Otro tanto fueron el humalismo, el segundo alanismo, el toledismo, el fujimorismo en sus primeros meses, el primer alanismo, el segundo belaundismo (y peor aun el primero), el segundo pradismo y los tres años de Bustamante y Rivero: setenta años de democracia de baja gobernabilidad.

La democracia de baja gobernabilidad es un desastre institucional, una tragedia permanente, incapaz de decisión política de largo plazo. No se sale de ella por el paso del tiempo. Requiere una reingeniería institucional que solo la decision política hace posible.  

Pero, desgraciadamente, nos empeñamos como una mula terca en insistir en el remedio fallido. Es lo que han hecho las tres constituciones vigentes a lo largo de todos esos años: las de 1933, 1979 y, apena decirlo, también la de 1993 en su capítulo político. Hay en las tres la misma falla en la arquitectura de la relación entre los poderes del Estado, que heredaron una de otra en el tiempo: no hay equilibrio de poderes.

No hay balance entre las atribuciones del poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Lo que hay es una jerarquía de poderes. Una jerarquía que se invierte cuando llega la crisis del sistema.

He aquí el ciclo. La democracia de baja gobernabilidad incuba la recaída en el autoritarismo. La “transición a la democracia”, luego, no termina nunca porque invierte de nuevo la jerarquía de poderes sin hallar el equilibrio. Y recomienza el ciclo.   

El equilibrio de poderes es el único remedio posible para la democracia de baja gobernabilidad. Lo propio de la mula, en cambio, es insistir en el diagnóstico errado y el remedio fallido.      

   

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