domingo, 19 de agosto de 2018

ESTA NOCHE sábado 18 agosto 2018


ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Poder de veto
para el Senado


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Hay un modo en el que el Senado puede servir bien al Perú.

Las iniciativas de ley irán en adelante de Diputados al Senado, y no también en sentido contrario como fue en el pasado. Afortunadamente, en esto hay consenso.   

Ahora bien, cuando el Senado no aprueba un proyecto de ley enviado por la otra cámara, el Senado los devuelve a Diputados para una nueva votación.

Y aquí viene el quid del asunto: Diputados puede insistir en su proyecto original sin cambiarle una coma, pero para hacerlo requiere el votos dos tercios de sus miembros.

Esto le da al Senado un poder de veto que en el Perú el Ejecutivo no tiene y jamás ha tenido.

En todas las democracias de América, sin excepción, desde EEUU hasta la Argentina, el poder Ejecutivo tiene un veto sobre los proyectos de ley del Congreso. Y en todos los casos, sin excepción, el Congreso solo puede superar ese veto con dos tercios de sus votos. Es más, con dos tercios de los votos de cada cámara por separado.

En otras palabras, en todas las democracias americanas el Congreso puede insistir en una ley observada por el Ejecutivo, pero es bien raro que eso ocurra. Entre nosotros, en cambio, el Ejecutivo puede observar una ley con la que no está de acuerdo, pero no tiene realmente poder de veto, pprque el Congreso puede insistir en un proyecto de ley observado por el Ejecutivo con solo la mitad de los votos de la única cámara.

O sea, entre nosotros, el Congreso vence siempre. No hay equlibrio de poderes. Y esto es imposible de cambiar, porque el Congreso jamás va a recortar su propio poder.

Una solución provisional, entonces, es rodear el problema: darle al Senado poder de veto sobre la Cámara de Diputados.

Eso encapsula el conflicto político al interior del Congreso, que es donde debe estar. Lo saca del espacio de la relación entre el Congreso y el poder Ejecutivo. De esta manera se evita el conflicto de poderes permanente, que es el costo de nuestra democracia de baja gobernabilidad.

Este esquema no resuelve pero sí aligera la tensión entre el Congreso y el Ejecutivo y crea un espacio en el que es menos difícil manejar nuestra democracia de baja gobernabilidad.

No es una solución perfecta. Es una solución solo provisional, pero está a la mano.  

  
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miércoles, 15 de agosto de 2018

ESTA NOCHE miércoles 15 agosto 2018




ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Oye, la falla está en
el sistema de gobierno


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Con referéndum o sin él, las dos reformas propuestas por el gobierno de Martín Vizcarra -la del Congreso y la del Consejo Nacional de la Magistratura- son la piedra angular de la reforma del Estado.

Si tomamos distancía para tener persepectiva, veremos que la reforma del CNM es el inicio de un gran cambio en las relaciones del Congreso con el poder Judicial.

Veremos también que la bicameralidad es el comienzo de un gran cambio también en las relaciones entre el Congreso y el poder Ejecutivo.

Aquí es donde se halla la esencia de la gobernabilidad: la democracia de baja gobernabilidad es siempre el producto de un mal equlibrio de poderes. Las relaciones entre los poderes deben estar balanceadas, y ese equilibrio siempre es precario y puede perderse. Hay que recuperarlo permanentemente.

Pero el tipo de equilbrio puede ser distinto. No es lo mismo el presidencialismo que el parlamentarismo. Tienen su centro de gravedad en puntos opuestos. Mientras en el parlamentarismo el centro de gravedad debe ser el Congreso, en el presidencialismo debe ser el Ejecutivo.

Si en un sistema de gobierno presidencialista, en cambio, el centro de gravedad se halla colocado en el Congreso -y este  el caso nuestro-, hay una falla en el sistema de gobierno que producirá una democracia de baja gobernabilidad.

Toda esta ingeniería institucional de pesos y contrapesos pertenece, entonces, al sistema de gobierno y debe resolverse recuperando el equilibrio de poderes perdido.  

El sistema de gobierno, sin embat¿go, no es el único en una sociedad política compleja. Hay otros dos: el sistema de partidos y el sistema electoral. Los tres juntos forman lo que Dieter Nohlen llamó “Trilogía”.

El sentido común debería indicar que intentar corregir la falla del sistema de gobierno introduciendo cambios en el sistema electoral -no importa cuan ingeniosos sean- no va a recuperar el equilibrio de poderes. No va a superar la democracia de baja gobernabilidad.  

Desviar el debate de la reforma del sistema de gobierno hacia una discusión estéril sobre el sistema electoral no va a darnos una solución. Y, sin embargo, eso es exactamente lo que estamos haciendo.


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martes, 14 de agosto de 2018

ESTA NOCHE sábado 11 agosto 2018




ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
Luego de 200 años, la
dictadura del Congreso sigue 


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Martín Vizcarra anda estos días con una sonrisa de yo sé algo que tú no, y bien puede que sea el caso, porque en las encuestas de opinión de esta semana ha subido diez puntos. Algo ha hecho bien y tiene mucho que ver con el Congreso y la caída de Fuerza Popular en la aprobación de la ciudadanía.

En efecto, la otra noticia de la semana, misteriosamente vinculada a la anterior, es que por primera vez la bicameralidad, que nunca ha sido popular, tiene ahora un respaldo de más del 50% del electorado.

Puede que la opinión pública solo quiera castigar al Congreso llevándole la contra. La no reelección apunta en el mismo sentido. Pero al parecer el pueblo intuye al mismo tiempo que de lo que se trata es de quitarle el poder al Congreso.

Intuye correctamente. En los últimos dos años, el Congreso -todavía para alguno el “primer poder del Estado”- ha vuelto a intentar encaramarse sobre el poder Ejecutivo y atarlo de manos, como tantas veces antes en la historia del Perú. Siempre se trató de eso, desde el comienzo de la República.

En su “Manifiesto a la Nación sobre su conducta pública”, su disclaimer mediático luego de la caída del gobierno de Simón Bolivar en el Perú, en enero de 1827, José María de Pando, su eterno ministro de Relaciones Exteriores, sostuvo visionariamente que con la Independencia “la mayoría de los pueblos pasaron sin transición intermediaria del despotismo del regimen colonial a la sumisión a la dictadura del Congreso”.

Se refería a las naciones sudamericanas nacidas del fin del Virreinato español. Más que defenderse de falsas acusaciones en su contra, Pando pasaba con esas palabras a la ofensiva política diciendo que la Constitución de 1823, la primera que tuvo el Perú, la misma que le acusaban de haber abolido, había establecido una “dictadura del Congreso”.

Hasta hoy mismo, 200 años después, en ninguna parte de América es el Congreso más poderoso que en el Perú ante el poder Ejecutivo. Esta es la raíz de los males de la fallida arquitectura institucional del Estado peruano y la causa primera de nuestra democracia de baja gobernabilidad.

La bicameralidad es indispensable no porque el Senado sea una cámara más reflexiva, sino porque equilibra el enorme poder de la otra cámara.

La unicameralidad tuvo en hace 20 años u razón de ser, pero ahora la seguridad jurídica es lo que hace falta. El Senado frenará la sobreproducción legislativa que ahoga a la economía. Y, más allá de eso, encapsulará el conflicto político dentro del Parlamento. Despejará el terreno, por primera vez, para el equilibrio de poderes que en 200 años nunca hemos tenido. 

Entonces habrá terminado la dictadura del Congreso.


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miércoles, 8 de agosto de 2018

ESTA NOCHE sábado 4 agosto 2018




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MEDIA COLUMNA
Poniendo a Trump de cabeza


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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La FED, el banco central de EEUU, retomará sus implacables alzas de la tasa de interés en setiembre. El dólar, por lo tanto, va a subir en el mercado global. De hecho, ya he comenzado, adelantándose a lo que viene). La demanda de dólares aumentará.

En el Perú, el dólar subirá más aun, porque hay que agregar otro factor: el precio del cobre y el oro bajan en el mercado global, y habrá menor oferta de dólares en el mercado local. Menor oferta y mayor demanda harán subir el dólar. Es la primera ley de la economía.   

Ahora bien, ¿es inevitable que la FED siga subiendo su tasa de interés? Veamos. Estas alzas del precio del dinero están anulando el efecto de las políticas económicas de Donald Trump, que apuntan al crecimiento de su economía. Un dinero más caro frena el crecimiento y un dólar más fuerte abarata las importaciones chinas.
Uno se pregunta por qué hace esto la FED. La primera respuesta es que tiene un mandato constitucional de mantener la inflación bajo control. ¿Hay en la economía de EEUU peligro de inflación? Actualmente, la inflación está en 2 por ciento. Hace diez años, cuando colapsó la burbuja global, cayó desde un 6 por ciento. En su peor momento, en 1979, llegó a 14%. ¿No está la inflación hoy bajo control?

Tal parece que la FED actuara sobre premisas teóricas más que de la experiencia. Se dice que le preocupa que la inflación pueda dispararse si le economía norteamericana sigue creciendo muy rápido. Crece actualmente a 4.2%. ¿Es este un crecimiento excesivo? Esto alimenta la sospecha de que la FED presta menos atención de lo que debiera a la evidencia real y más de la debiera a temores fundados en escenarios teóricos que parecen teñidos de una opinión contraria a las políticas de la Casa Blanca y, más exactamente, a Donald Trump como gobernante.  

El hecho es que las políticas de la Casa Blanca y las de la FED , que estaban en curso de colisión, han chocado ya. No por gusto, por primera vez en la historia, un presidente norteamericano ha dicho públicamente que no está contento con la política monetaria de la FED.

¿Cómo nos afecta a nosotros este forcejeo? La política de la FED encarece el dólar, lo que podría ser bueno para el Perú cuando vende, pero mala cuando compra.

La política de la FED que produce la revaluación del dólar, induce al resto del mundo -a China especialmente- a competir devaluando sus monedas. La devaluación competitive es una mala idea: saca ventaja abaratando artificialmente las exportaciones con devaluación, para dejar atrás a los competidores en el mercado global. Pero es una trampa. No es una política sostenible en el tiempo. Es un alivio solo temporal y pronto hará falta devaluar otra vez. No hay mérito propio en una política que esconde la falta de progreso en la productividad, que es lo que realmente importa a un país.

La política de la FED que revalúa el dólar e induce al resto del planeta a devaluar es aun más dañina para la economía global que el proteccionismo de Trump. Menos aun cuando se advierte que ese supuesto proteccionismo es falso, que es solo una arma de negociaicón, y que lo que en verdad busca Trump es abolir los aranceles con la única condición de abolir también los subsidios a las exportaciones (como devaluar la moneda propia, precisamente). Es lo que le ofrece hoy a Europa y a China.

En suma, si las políticas de Trump buscan eso y la FED se opone, ¿quién entonces defiende el libre comercio global y quién lo obstaculiza?   



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ESTA NOCHE miércoles 8 agosto 2018




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MEDIA COLUMNA
Recogiendo las piezas


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Martín Vizcarra se ha consolidado en la Presidencia. El gobierno ya no caerá, aunque por un momento hubo un peligroso vacío. Tampoco habrá ya cambio de gabinete. No es indispensable. 

Fuerza Popular retuvo a duras penas la Mesa Directiva del Congreso, la diferencia de votos es engañosa. La mayoría absoluta ya no existe y no se recompondrá. El presidente de la Mesa no dispondrá de margen de maniobra. La sombra de una posible censura de la Mesa estará ahí acechando.  

El presidente de la Corte Suprema es un miembro del Tribunal que condenó a Alberto Fujimori por autoría mediata. Hoy declara que fue él el autor de la tesis con que se LE condenó. Én adelante, sus opiniones, actos y decisiones serán objeto de escrutinio microscópico. El paso de los años no ha hecho sino profundizar la imagen de una sentencia que judicializó la política.

El Fiscal de la Nación fue elegido contra viento y marea en una pugna resuelta por un voto. El premier y el ministro de Justicia están en desacuerdo con su nombramiento. Su gestión será objeto de marcación milimétrica. Cero margen de maniobra, igualmente. Esa es la garantía de su imparcialidad.  

En diez meses, en mayo de 2019 a más tardar, deberán jurar seis nuevos miembros de los siete magistrados del Tribunal Constitucional. Su nombramiento requiere dos tercios de los votos del Congreso. Fuerza Popular no podrá monopolizar su nombramiento, tendrá que negociar. Esa negociación puede fácilmente desembocar en el entrampamiento y la parálisis.

En todo caso, será el TC actual y no el próximo el que resuelva tres casos emblemáticos pendientes: la posible colisión con la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre la continuidad de la libertad de Alberto Fujimori; la inconstitucionalidad de la “Ley Mordaza”, que atenaza a los medios de comunicación; y el acatamiento por el Congreso de la sentencia del TC sobre la ley de “bancada mixta”. Los tres son cruciales para el futuro de Fuerza Popular en la vida política peruana.

Finalmente, el subproducto de todo el tsunami que ha barrido nuestra democracia de baja gobernabilidad -y el único modesto progreso en décadas en su institucionalidad fallida- es que el Consejo Nacional de la Magistratura dejará de existir en la forma en que lo hemos conocido. No será eliminado, como debería. Será reformado. En nueve meses será reconstituido. La propuesta de la comisión de notables caviares no dejará morir al organismo constitucional autónomo, pero lo despojará al menos de su nefasta autonomía dándole entrada finalmente, como debió ser desde un principio, al  Ejecutivo y al Legislativo en la designación de los jueces de la Corte Suprema. Aunque sea de manera indirecta, a través de un CNM inncesario.

Con todo, es un modesto paso, al fin, hacia la recuperación del equilibrio de poderes. Uno que, sin embargo, no lo restablece. 

Es lo que hay.


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miércoles, 1 de agosto de 2018

ESTA NOCHE miércoles 1 agosto 2018



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MEDIA COLUMNA
Cómo ponerse
en un disparadero


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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La oposición de Fuerza Popular al referendum del gobierno es "constructiva" solo mientras gana tiempo para ver qué se le ocurre para impedirlo sin echarse encima el toro de la indignación ciudadana. ¿Cómo ha podido colocarse en este disparadero?

FP no acepta el referéndum porque la no reelección parlamentaria ganaría abrumadoramente. Su estrategia apunta a eliminar al menos esa pregunta -si es que no el referéndum entero- a como dé lugar. Pero hasta ahora lo único que se le ocurre para impedirlo es echarle agua al caldo de la consulta popular agregándole preguntas inconstitucionales, como la pena de muerte, para marear al electorado.

No podrá imponer su criterio. Por primera vez va a tener que negociar. A lo largo de 23 cuadras del recorrido presidencial, los medios y toda la audiencia han podido escuchar el clamor popular por el cierre del Congreso. El descrédito parlamentario ha llegado a niveles nunca antes vistos y el gobierno cuenta, ahora sí, con el arma de la cuestión de confianza. Si FP no hace suya la reforma judicial, obstaculiza el referéndum, y encima niega la confianza al gabinete, el gobierno podrá disolver constitucionalmente el Congreso, y esta vez con el aplauso de la opinión publica.

Iríamos a elecciones en seis meses por mandato constitucional. Mientras en ellas el gobierno puede mejorar, ya que nada tiene, FP tiene todo que perder: puede no obtener siquiera la mayoría relativa de la que todavia dispone. Aun si no hubiera referéndum, ni cuestión de confianza, ni disolución del Congreso, FP cargaría igual con el sambenito de haberse negado a consultarle al pueblo. Eso es letal.

Desde el Mensaje presidencial, el escenario ha dado un vuelco. El gobierno se ha apoderado de la agenda política, ha pasado a la ofensiva y arrinconado a FP en una posición imposible. 

FP puso a este gobierno, y no puede ya derribar otro. Es una situación peor si cabe que la que tenia en la oposición “constructiva” al gobierno anterior. Ha empoderado al gobierno que se ve obligada a sostener. Nadie sabe para quién trabaja.


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miércoles, 25 de julio de 2018

ESTA NOCHE miércoles 24 julio 2018




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MEDIA COLUMNA
La guerra monetaria
de Trump y la FED


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Las declaraciones de Donald Trump contra la política monetaria de la FED, que mantiene contra viento y marea dos alzas más de las tasas de interés este año, parece una decisión milimétricamente calculada para frenar en seco el alza del dólar producto del alza de la tasas de interés. Y ha tenido éxito.

Ha sido un golpe certero. El dólar no sólo dejó de subir sino invirtió su tendencia y comenzó a bajar.

Trump ha dicho que deja hacer a la FED lo que cree mejor. No hizo falta que agregara “por ahora”, eso está implícito. 

Todo esto estaba cantado. Desde el comienzo mismo del gobierno de Trump, en enero de 2017, era evidente –recuerdo haberlo escrito- que la Casa Blanca y la FED estaban en rumbo de colisión. Pues bien, la colisión se ha producido.

En efecto, el objetivo de Trump es el crecimiento de la economía de EEUU. Esto necesita: 1) dinero barato, para que las empresas tengan abundante crédito y 2) un dólar débil, para que disminuyan las importaciones chinas ya que, mientras más fuerte el dólar, más importa EEUU.

Y ocurre que la política de alza de las tasas de interés de la FED –que encarece el dinero y sube el dólar- atenta directamente contra ambos objetivos de la Casa Blanca. Era, pues, cuestión de tiempo que Trump expresara públicamente su descontento con la FED. Y su crítica durísima esta semana ha sido el punto de inflexión del dólar. Un tiro certero en el ala a la política de la FED.

Es el primer frente en la guerra monetaria.

Cmplementariamente, en sus declaraciones Trump acusa a China y a la Unión Europea de devaluar sus monedas para estimular sus exportaciones a EEUU. Pero China y la UE lo creen legítimo porque con ello neutralizan el efecto de los aranceles impuestos por EEUU. No obstante, las devaluaciones competitivas parecen una respuesta legítima, pero no lo son. Son una forma de subsidio que legitima la respuesta de los aranceles.  

Lo importantes es tomar nota de que esta no es solo una guerra comercial. Es una guerra monetaria cuya primera escaramuza enfrenta a Trump con la FED.