martes, 14 de agosto de 2018

ESTA NOCHE sábado 11 agosto 2018




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MEDIA COLUMNA
Luego de 200 años, la
dictadura del Congreso sigue 


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Martín Vizcarra anda estos días con una sonrisa de yo sé algo que tú no, y bien puede que sea el caso, porque en las encuestas de opinión de esta semana ha subido diez puntos. Algo ha hecho bien y tiene mucho que ver con el Congreso y la caída de Fuerza Popular en la aprobación de la ciudadanía.

En efecto, la otra noticia de la semana, misteriosamente vinculada a la anterior, es que por primera vez la bicameralidad, que nunca ha sido popular, tiene ahora un respaldo de más del 50% del electorado.

Puede que la opinión pública solo quiera castigar al Congreso llevándole la contra. La no reelección apunta en el mismo sentido. Pero al parecer el pueblo intuye al mismo tiempo que de lo que se trata es de quitarle el poder al Congreso.

Intuye correctamente. En los últimos dos años, el Congreso -todavía para alguno el “primer poder del Estado”- ha vuelto a intentar encaramarse sobre el poder Ejecutivo y atarlo de manos, como tantas veces antes en la historia del Perú. Siempre se trató de eso, desde el comienzo de la República.

En su “Manifiesto a la Nación sobre su conducta pública”, su disclaimer mediático luego de la caída del gobierno de Simón Bolivar en el Perú, en enero de 1827, José María de Pando, su eterno ministro de Relaciones Exteriores, sostuvo visionariamente que con la Independencia “la mayoría de los pueblos pasaron sin transición intermediaria del despotismo del regimen colonial a la sumisión a la dictadura del Congreso”.

Se refería a las naciones sudamericanas nacidas del fin del Virreinato español. Más que defenderse de falsas acusaciones en su contra, Pando pasaba con esas palabras a la ofensiva política diciendo que la Constitución de 1823, la primera que tuvo el Perú, la misma que le acusaban de haber abolido, había establecido una “dictadura del Congreso”.

Hasta hoy mismo, 200 años después, en ninguna parte de América es el Congreso más poderoso que en el Perú ante el poder Ejecutivo. Esta es la raíz de los males de la fallida arquitectura institucional del Estado peruano y la causa primera de nuestra democracia de baja gobernabilidad.

La bicameralidad es indispensable no porque el Senado sea una cámara más reflexiva, sino porque equilibra el enorme poder de la otra cámara.

La unicameralidad tuvo en hace 20 años u razón de ser, pero ahora la seguridad jurídica es lo que hace falta. El Senado frenará la sobreproducción legislativa que ahoga a la economía. Y, más allá de eso, encapsulará el conflicto político dentro del Parlamento. Despejará el terreno, por primera vez, para el equilibrio de poderes que en 200 años nunca hemos tenido. 

Entonces habrá terminado la dictadura del Congreso.


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