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MEDIA
COLUMNA
Cancha
marcada
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
Del resultado de la elección de la Mesa Directiva del Congreso se
deducen cinco consecuencias que marcan la cancha al conflicto de poderes en el
futuro inmediato.
En primer lugar, de los 130 votos del Congreso la oposición tiene
80 y el oficialismo 50. Es la primera vez que esta realidad maciza queda
plasmada en la pantalla electrónica del
hemiciclo.
En segundo lugar, los 80 votos de la oposición no son suficientes para declarar la vacancia de la Presidencia de la República ni para nombrar a los miembros del Tribunal Constitucional, lo cual requiere en ambos casos dos tercios del número legal de miembros, o sea 87 votos.
No obstante, tercero, los votos de la oposición sí bastan para
censurar ministros e insistir en leyes observadas por el Ejecutivo, lo cual
requiere solo de más de la mitad del Congreso, o sea 66 votos. (Dicho sea de
paso, el Perú es el único país de America donde decisiones tan duras como esas
pueden tomarse fácilmente con solo la mitad de los votos de un Congreso
unicameral. Esa es la causa formal del conflicto de poderes. Como se ve, el
equilibrio de poderes no consiste en que el Legislativo esté en manos de la
oposición -como se cree ingenuamente- sino en que exista una ingeniería constitucional
balanceada entre ambos poderes, lo que en el Perú jamás ha existido en 200 años de república).
La cuarta consecuencia es que el oficialismo carece igualmente de los votos necesarios para forzar, si fuera el caso, una disolución constitucional del Congreso negando la confianza a dos gabinetes sucesivos.
Finalmente, la quinta y última consecuencia de la elección de la Mesa -quizá la más
notoria en el contexto político actual- es que los 50 votos del oficialismo –el
partido de gobierno y sus aliados- no bastan para aprobar cambios constitucionales porque esto requiere de dos tercios de los votos en dos legislaturas sucesivas.
Y tampoco alcanzan siquiera para aprobar su reforma en una legislatura y un referéndum posterior, ya que eso requiere de la mitad de los
votos. Y el oficialismo no tiene 87 ni 66 votos, tiene 50. En suma, el cambio de Constitución que el partido de gobierno busca no va a ocurrir de
manera constitucional a menos que la oposición lo respalde.
Esta es la nueva realidad política. La cancha está marcada. Ahora,
que comience el juego.
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