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MEDIA
COLUMNA
La salida
está delante,
pero no
la vemos
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
No va a haber negación de confianza, ni disolución “fáctica” del
Congreso, ni vacancia de la Presidencia, ni constituyente. Ninguna de esas
cosas puede ya ocurrir dentro de la ley, cuando menos. En adelante, el único
modo de que esos eventos podrían tener lugar es fuera de la Constitución, del
Estado de Derecho y de la democracia.
En lo inmediato, tampoco habrá ya gabinete cerronista, ni caviar.
Ambos tuvieron su oportunidad: los primeros con Guido puka, los segundos con
Mirtha. Ambos fracasaron. Castillo ha decidido que es su turno y ha puesto a sus
paisanos, los únicos en quienes confía, en Interior y Defensa -Policia y FFAA-,
donde caviares y cerronistas venían disputándose el monopolio de la fuerza. Ahora
lo tiene Castillo.
En la economía, respecto de la cual afortunadamente a la izquierda
ya no le quedan doctrinas, Castillo ha puesto a un tecnócrata del MEF, y a un
constitucionalista en la Cancillería para apaciguar el frente externo.
Sin embargo, el tema crucial del Perú hoy es el de las comunidades
y las minas. Las Bambas, que se halla en Apurímac, sigue bloqueada por
comunidades del Cusco, lo que está causando, con razón, creciente irritación del
gobierno regional de Apurímac. Aquí están involucrados Energía y Minas y
Ambiente. En el primero, Castillo había puesto a una abogada cuya posición
sobre la inversión minera, sin embargo, no se pudo conocer aes de que fuera
cambiada. En Ambiente, en cambio, había colocado a un radical antiminero que se
proponía bloquear la inversión en recursos naturales y expulsar del Perú a las empresas
extranjeras, comenzando por Repsol, aunque el país se quedara sin inversión y
sin combustible. Ambos no van más. En Ambiente se halla ahora por primer a vez un respetado miembro de la comunidad
científica. Es de esperar que se resuelva ahora la guerra que, luego de años, no
ha logra aún
decidir entre Ambiente y Energía y Minas quién es Napoleón y quién
es Josefina.
La paradoja es que el enfrentamiento entre las comunidades y las
minas, el problema crucial del Perú de
hoy, es un falso problema. La solución es consolidar una verdadera propiedad del
suelo y formalizarla para convertir ese inmenso activo en capital y negociar
esas acciones en las bolsas de Nueva York, Shanghai, Londres o Toronto. Es lo
que ha propuesto De Soto al Perú y al mundo. Es el silencioso clamor de los
humildes del planeta.Pero es una propuesta capaz de contentar a todos, sin
excepción: comunidades y empresas, derecha e izquierda, caviares y camaradas. Porque
ataca el problema en la raíz para liberar al árbol hasta sus hojas. Si esa
propuesta es aplicada hoy y tiene éxito, el Perú saldrá adelante.
Para ese fin, la constituyente no solo es innecesaria, sino contraproducente.
Las asustadizas aves de la inversión no volverán al Perú mientras ese
espantapájaros siga allí. Despejar esa tonta amenaza permitirá, por el
contrario, Delaney nosotros mismos -como un país soberano e independiente, y
no con parásitos advenedizos de por medio- nuestros recursos naturales con China,
Rusia, Estados Unidos o Europa, las grandes potencias globales que los
requieren para la economía del siglo XXI.
La salida está delante de nosotros, pero no la vemos.
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