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MEDIA COLUMNA
Despojos de la batalla
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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Hoy se presenta el presidente
del Consejo de Ministros ante el Congreso. César Villanueva va sobre terreno
seguro. La confianza de la mayoría parlamentaria al Gabinete está descontada.
El premier Villanueva debe
exponer la política de su gestión. El presidente Martín Vizcarra ha adelantado que
presentará medidas para generar crecimiento y trabajo para las que el gobierno
-cuándo no- pedirá al Congreso facultades para legislar. Se trata, anticipa el
Premier, de facultades puntuales -especiales, las llama- para la reconstrucción
del Norte y otros temas económicos. Se da por descontado que estas facultades
le serán otorgadas por la mayoría parlamentaria en “apoyo de la gobernabilidad”
que le negó al gobierno anterior.
La cercanía con el gobierno actual
no es para nada algo del agrado de la mayoría, pero no le queda mas remedio
luego del aparatoso defenestramiento del gobierno anterior. En realidad la idea
de que la impopularidad del gobierno contagia estuvo siempre en el primer plano
de la conciencia de la oposición mayoritaria. ¿Qué es lo ha cambiado ahora?
Nada. Solo que hoy es ya imposible explicarle a la opinión pública cuál podría
ser la justificación de negarle la colaboración también a este gobierno.
De manera que en lo sucesivo la
mayoría parlamentaria se agazapará a la espera de la oportunidad de tomar
distancia. Por ahora rumia su malestar.
No se sabe si por distracción o por diseño, sin embargo, el gobierno ha lanzado a la escena la reforma constitucional para retornar a la bicameralidad en el Congreso. El Premier dice que de la decisión depende tener "un país con institucionalidad débil o fuerte". O sea, de la decisión depende la gobernabilidad.
No se sabe si por distracción o por diseño, sin embargo, el gobierno ha lanzado a la escena la reforma constitucional para retornar a la bicameralidad en el Congreso. El Premier dice que de la decisión depende tener "un país con institucionalidad débil o fuerte". O sea, de la decisión depende la gobernabilidad.
Es una trapo rojo. La reforma del
Congreso es la bestia negra de la mayoría parlamentaria. La iniciativa puede prosperar
solo gracias a la confluencia de todas las demás bancadas. Lo que no es
inviable hoy, ahora que la mayoría absoluta está quebrada.
Antes de eso, sin embargo, habrá otra
batalla que dará la medida exacta de la nueva correlación de fuerzas en el
Congreso, posterior a la quiebra de la mayoría absoluta: la elección de la
tercera Mesa Directiva de este quinquenio.
¿Podría la mayoría parlamentaria seguir siéndolo si perdiera la
Presidencia del Congreso?