domingo, 17 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 17 mayo 2020


 


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MEDIA COLUMNA
Soltar las amarras
y dejar partir  


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


La solución es permitir a todas las empresas formales del Perú reabrir sus puertas y que ellas se encarguen de cuidar a sus trabajadores. Y permitir igualmente a las empresas informales reabrir. Son clientes o proveedores de las empresas formales y no pueden ser separadas unas de otras. El gobierno debe delegar esa responsabilidad ahora ya en las empresas y en las familias.

El gobierno se siente política y moralmente responsable de los peruanos. Por eso cree su deber ampliar y extender su liderazgo –indispensable en la respuesta al reto descomunal de la salud- al campo de la reapertura de la economía. 

Es aquí donde se equivoca. Hizo muy bien en dictar oportunamente la cuarentena. Pero no es su deber ni su derecho prolongar ese estado excepcional hasta ejercer una tutoría en la economía que en este momento ya es clamorosamente dañina para los ciudadanos,.

Una vez alcanzada la meseta en que los casos nuevos de contagio se mantienen relativamente constantes y se inicia el descenso –por largo que pueda ser- en lo que resta el deber y la responsabilidad del gobierno es concentrar su capacidad de respuesta en salud en los focos donde el contagio es más grave en el país: la costa Norte, la Selva y los distritos ya identificados de Lima y el Callao.

Y es su deber también mantener en el resto del territorio una vigilancia con seguimiento diario de la información sobre los casos nuevos. Y publicarla prolijamente. En el resto del país ya no puede ni debe hacer más de lo que ha hecho. Ha llegado el momento de soltar.  

El plan de una reapertura en cuatro fases por cuatro meses y los protocolos sectoriales dictados hasta el momento, de aplicarse, quebrarían a las empresas peruanas.

Y la idea de aprovechar la reapertura para abatir la informalidad de la economía es un espejismo peligroso. Se convierte fácilmente en el pretexto para que el Estado intente recobrar en el Perú el control de la economía que perdió hace ya muchas décadas, que nunca debió buscar y que no podrá recuperar.

Exigir a las empresas formalizarse como condición para volver a la actividad productiva no es solo un imposible material, es un error. Lo que va a conseguir el gobierno es la pérdida total de su autoridad política y su legitimidad moral cuando el pueblo tome la solución en sus manos, ignore reglas absurdas y vuelva a la actividad resuelto una vez más a permanecer en la informalidad.

Para conseguir la formalización de la economía y la sociedad peruanas es el Estado el que debe ser reformado en primer lugar. La digitalización es necesaria, pero pero no suficiente. Porque la formalización tiene que ser primero un acto libre y voluntario de los peruanos, no puede ser impuesto.

Tiene como requisito previo el reconocimiento por el Estado del derecho irrestricto de los peruanos a la propiedad –desde la tierra hasta las ideas-. Y de su derecho también a la libertad incluidos los riesgos que inevitablemente supone, porque la libertad y la propiedad son la primera y última garantías de su derecho a la vida.


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sábado, 16 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA viernes 15 mayo 2020



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MEDIA COLUMNA
El Estado intenta retomar
el control de la economía 

Jorge Morelli
@jorgemorelli1


El Estado ha resuelto ahora convertirse en el Gran Hermano. Pretende decirle a las empresas lo que tienen que hacer para reabrir, con planes irrealizables y protocolos ridículos. Y está estorbando gravemente la reapertura de la economía.

El conflicto en el Gabinete ha llegado a un punto muerto y las transacciones a las que llega producen cosas como el plan de reapertura de cuatro fases en cuatro meses, que quebraría a la mayoría de las empresas, o protocolos sectoriales que parecen de humor negro. 

Hay incompetencia o agenda política detrás de esto. Lo que el Estado está haciendo es poner a las empresas en una situación imposible. Las obliga a elegir entre quebrar o incumplir su reglas absurdas. Quiere poner a las empresas del país de rodillas delante suyo para luego decidir cuáles deben sobrevivir y cuáles no por ser nocivas para el “interés público”.






En suma, el Estado está tratando de retomar el control de la economía. 

Lo está haciendo con el pretexto de que es una magnífica idea matar dos pájaros de un tiro. O sea, aprovechar la reapertura para reducir la informalidad. Pero las políticas públicas jamás deben intentar matar dos pájaros de un tiro. Cuando lo hacen, irremediablemente terminan por no matar ninguno.

Exigir la formalización como condición para reabrir y volver a la actividad productiva  es un error craso. Lo que va a conseguir es la pérdida de toda autoridad cuando el pueblo tome la solución en sus manos, ignore las reglas absurdas y vuelva a la actividad resuelto una vez más a permanecer en la informalidad.

La única solución aquí es permitir a todas las empresas formales del Perú abrir sus puertas y que ellas se encarguen de cuidar a sus trabajadores. El Estado debe delegar esa responsabilidad en las empresas. Y delegar también en las familias la responsabilidad de cuidar a los trabajadores informales -que también necesitan reabrir y son clientes o proveedores de las empresas formales-. Así el Estado podrá concentrar su capacidad de acción en los focos donde el contagio es más grave en todo el país.

O esta será otra oportunidad perdida.


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miércoles, 13 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 13 mayo 2020



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MEDIA COLUMNA
Echar a la caviarada

Jorge Morelli
@jorgemorelli1

Fracasó la captura del MEF, la maniobra contra la colocación de los bonos, el impuesto a la riqueza. Todo fue un fiasco.

Comenzó con una nota periodística que intentaba desacreditar la colocación fuera de bonos peruanos para financiar el gasto público extraordinario ante la pandemia. Los bonos se vendieron como pan caliente, sin embargo, porque la imagen del Perú destaca en este vecindario mediocre.

Una semana después, se vio con claridad que la maniobra había sido la punta de lanza de un operativo político que instrumentaba a varios tontos útiles para sacar del puesto a la ministra y colocar en su lugar a otro que cargara sobre los peruanos un impuesto a los ingresos disfrazado de contribución de la “riqueza” .

Sin embargo, cuando la caviarada desempolvaba ya el terno y se preparaba para saludar a uno de los suyos en Economía se quedó con los crespos hechos y sin baile de Palacio. Su vocación no es la de una cenicienta, sino la de hermanastra.

Una y otra vez en cada gobierno la caviarada termina expulsada de Palacio por la puerta falsa. Y siempre por la misma razón: sobreestimar su capacidad. Cree usar al gobierno de turno para sus fines, cuando es el gobierno de turno el que la usa para los suyos. Luego, cuando resulta una compañía pesada, la echan del baile por no tener maneras y no poder ya fingirlas.

El sainete lo hemos visto hasta la náusea a lo largo de décadas. Hoy, una vez más, todo indica que el gobierno al que servilmente ha atendido ya ve el modo de despedirla. Su presencia se ha vuelto innecesaria además de odiosa. Es que los invitados, como el pescado, huelen mal después de tres días.

No es cuestión ya de la salida del ministro de Salud, que todos reclaman. Es que el conflicto en el Gabinete ha llegado a un punto muerto. No va ni para atrás ni para adelante y las transacciones a las que llega después de extenuantes sesiones producen esperpentos como el plan de reapertura de cuatro fases en cuatro meses, que quebraría a la mayoría de las empresas peruanas, o los protocolos sectoriales que son un obra maestra del despropósito. Basta echarle una lectura a cualquiera de ellos. Parecen el producto de un maestro de la comedia sarcástica.  

Aquí la única solución viable es permitir a todas las empresas formales del Perú abrir sus puertas y que ellas se encarguen de cuidar a sus trabajadores. Ha llegado el momento de que el Estado delegue esa responsabilidad en las empresas y las familias. Debe delegar en las familias la responsabilidad de cuidar de los trabajadores informales. El Estado debe concentrar toda su capacidad de acción en los focos de contagio principales en todo el país. Esa es su responsabilidad hoy.

Es indeseable que el Estado peruano lleve adelante la tarea de cuidar de los ciudadanos como a sus hijos menores de edad. Los peruanos no son menores de edad y no debe crearse la falsa ilusión de que todos pueden depender de él. La verdad es que no puede hacerlo.

Su patético intento -producto de la majadería caviar en el Gabinete- está estorbando ya gravemente la reapertura de la economía peruana. Si se insiste en ese camino inviable, lo que se va a conseguir es la pérdida de toda autoridad del Estado peruano que será el hazmerreir cuando el pueblo ignore sus disposiciones y tome el asunto en sus manos.

Ha llegado la hora de de sacar del Gabinete no a este o aquel ministros sino a toda la caviarada. De cualquier modo ya está acostumbrada a ese trato.


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domingo, 10 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 10 mayo 2020




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MEDIA COLUMNA
Los números fríos

Jorge Morelli
@jorgemorelli1

A la fecha, más de 1,800 peruanos han fallecido de coronavirus. Y los peruanos somos 32 millones.

El Reino Unido tiene unos 63 millones de habitantes y el número de los fallecidos es 30 mil. El porcentaje de sus muertos sobre la población total es de 0.05 por ciento.

Francia tiene igualmente unos 63 millones de habitantes y sus muertos son 25 mil. Es el 0.05 por ciento, igual que el Reino Unido.

España tiene 47 millones de habitantes. Sus muertos son 26 mil. Es el 0.06 por ciento.

Estados Unidos tiene una población bastante mayor que la suma de todos los anteriores. Son 328 millones. Y sus muertos son 72 mil, más del doble que cualquiera de los europeos en números absolutos. Pero relativamente a la población es 0.02 por ciento, menos de la mitad que cualquiera de ellos, la tercera parte que España.

Nuestros muertos,repito, son ya más de 1,800. Y los peruanos somos 32 millones. El número absoluto es tristemente grande. Sin que sea consuelo para tontos, sin embargo, el hecho frío es qqe proporcionalmente nuestro porcentaje es de 0.005%, diez veces menor que el Reino Unido, diez veces menos que Francia, más de diez veces menos que España, unas cinco veces menos que Estados Unidos.

Los países más desarrollados del mundo, con las mejores infraestructuras sanitarias del planeta, tienen entre cinco y diez veces más muertos en proporción a su población que el Perú con todas sus limitaciones y su desastroso servicio de salud. Esta es la evidencia.

El caso de Brasil es similar. Con 210 millones de habitantes, sus muertos son 9 mil. Más de cinco veces que los del Perú en números absolutos, pero en proporción a su población el 0.004 por ciento, un porcentaje similar al del Perú.

¿Cómo se explica esto? Hay hechos en los que es imposible no reparar. El coronavirus se expandió desde China a Europa como lo hace una onda al arrojar una piedra al agua. Llegó a Norteamérica y devastó Nueva York, pero golpeó con menos fuerza al resto de Estados Unidos, Canadá y México. A Sudamérica la ola llegó aún más débil. Por eso quizá la proporción de muertes es diez veces menor en Brasil y el Perú, que son los dos casos más serios en toda la región.

¿Por qué Brasil y el Perú? Tomará años una respuesta científica. Pero sabemos ya dónde están los focos del contagio: Lima y Callao, la Costa norte –Piura y Lambayeque- y la Amazonía –Iquitos-.

Es una hipótesis razonable que el factor clave sea entonces la densidad poblacional urbana pero multiplicada exponencialmente por la inmundicia –disculpen, no hay otro término- de los mercados populares en todas esas regiones, especialmente en la Costa norte. Esto lo sabe cualquiera que los haya recorrido alguna vez y ciertamente no lo ignoran los políticos que los vlsitan en busca de votos.

Hemos tolerado esta situación por décadas. Por eso sabíamos desde el principio que, dadas las limitaciones del Estado, todo iba a depender de lo que las familias pudiran hacer casi por sí mismas. Así las cosas, la cuestión manida por la prensa de si la cuarentena es un fracaso o no y cuál sea la responsabilidad del Estado en todo esto, no es sino una ridícula discusión bizantina y un penoso ruido que entorpece el camino de los que hoy hacen algo por los demás.


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sábado, 9 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA viernes 8 mayo 2020



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MEDIA COLUMNA
El caballazo


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


El BCR va a comprar los dólares que produzca la venta de los activos del fondo de los pensionistas del Perú, que el Congreso ha impuesto al caballazo.

El BCR neutralizará así el impacto demoledor de la venta de esos dólares en el mercado local, que causaría una devaluación artificial del dólar en Lima.

Mejor aún, el BCR ha anunciado que va a adelantar a las AFP el dinero necesario para entregarlo a los pensionistas sin tener que vender a vil precio los activos del fondo en una semana, según ha impuesto el Congreso en su caballazo.

Tanto mejor si compra a las AFP esos activos a un precio razonable, para que no tengan que ser vendidos a mal precio. Al menos no hoy.  

El fondo de los pensionistas del Perú es de unos 160 mil millones de soles. Vender el 25 por ciento –40 mil millones- de todos los activos en una semana no es malbaratear solo esa cuarta parte, sino desvalorizar también las tres cuartas partes restantes.

El caballazo del Congreso no trae consigo solo la venta subvaluada de esos activos, sino la devaluación de todos los demás a causa de la desconfianza natural de los inversionistas en el verdadero valor de las tres cuartas partes restantes.

De manera que el daño no es de 40 mil millones, sino mucho más. Una cifra incalculable por el momento, pero que pronto nos golpeará en la cara.

El BCR ha sido un gran bombero hoy. Ha apagado el incendio causado por el Congreso. El control de daños ha impedido por ahora el peor escenario. Pero es solo control de daños. El daño como tal ya es irremediable. Y no podemos contar con que el BCR pueda corregir los caballazos de la demagogia y la frivolidad del Congreso.

Si ha sido capaz de semejante atropello, ¿por qué no podría cometer mañana uno aun más perfecto e imponer de una vez por todas la venta del cien por ciento del fondo de los pensionistas del Perú?

Eso no es una suposición. Es exactamente lo que se propone la bancada que logró venderles el caballazo a las demás. Con seguridad aplaudirán el nuevo caballazo también. Incluido Fuerza Popular, que no recuerda siquiera que fue Alberto Fujimori quien creó el sistema privado de pensiones en el Perú.

Cuando los pensionistas peruanos sepan lo que se les ha hecho, cómo se los ha engañado para conseguir sus votos haciéndoles creer que es un acto de justicia este  daño irreparable a los pensionistas y al Perú, lo pagarán caro los responsables.   

Por el momento, sin embargo, he aquí en todo su esplendor al nuevo Congreso del Perú, hijo de la democracia de baja gobernabilidad.

Recién instalado, durará otros 15 meses todavía. Más que el coronavirus.



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miércoles, 6 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 6 mayo 2020




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MEDIA COLUMNA
Que sigan el Ejército y
la Policía en las calles

Jorge Morelli
@jorgemorelli1

La vigilancia militar y policial debe continuar en las calles de manera indefinida o incluso permanente en adelante. Es la oportunidad de poner bajo control la seguridad ciudadana y aplastar la delincuencia.

Durante la cuarentena, la delincuencia en las calles se ha reducido en un 80 por ciento, lo que la experiencia cotidiana confirma. Pero podemos estar seguros de que, si la vigilancia policial y militar no continúa al término de la cuarentena luego del 10 de mayo, en una semana estará de regreso en los mismos niveles en que se hallaba antes de la pandemia.

Ahora o nunca, entonces. Este es el momento en que es posible dar un golpe decisivo. No faltarán, seguramente, los que salgan a reclamar por los derechos humanos de los choros, o los pequeños intereses que denuncien un plan maligno del gobierno para instaurar la dictadura. No hagamos caso de los tontos.

Por primera vez en la historia el costo no es un problema hoy. El déficit fiscal nadie nos lo va reclamar y tampoco el endeudamiento. Todos los países del mundo están igual o peor. Estados Unidos tendrá un déficit fiscal de 15 por ciento del PBI este año, y el Perú llegará a uno de seis por ciento. El Perú está recibiendo la bendición de las calificadoras de riesgo y se apresta a colocar otros cuatro mil millones de dólares en bonos en el mercado global. Y los mercados los van a comprar. Tampoco faltarán llorones. Pero Italia tendrá una deuda de 117  por ciento del PBI y nosotros llegaremos a 34 por ciento.

Ojo, sin embargo, a lo siguiente que hay que tener perfectamente claro. No se trata necesariamente de prolongar el toque de queda, sino de mantener los retenes nocturnos desde y hasta cierta hora. Si esto requiere o no de un estado de emergencia es harina de otro costal, que puede además regularse según sea necesario.

¿Supone esto retribuir con un bono especial a los miembros del Ejército y la Policía que deban hacer la guardia? Claro que sí. Su esfuerzo enorme debe ser generosamente retribuído, lo que será seguramente aplaudido por todos, como lo ha sido su presencia a lo largo de 50 días de aislamiento.

El seguimiento estadístico diario de la delincuencia en todas las grandes ciudades del Perú permitirá aprender a regular la presencia vigilante progresivamente, hasta que los índices del delito en las ciudades del país sean puestos bajo control y devueltos a niveles manejables con los medios de la tecnología actual.

No perdamos la oportunidad. Estoy seguro de que la opinión pública no dejará caer la iniciativa si los medios de comunicación la recogen y la hacen suya. Es un clamor de la ciudadanía. Escuchémosla.
  


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lunes, 4 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA domingo 3 mayo 2020


MEDIA COLUMNA
Bullying del Congreso


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


Los grandes fondos de pensiones globales –que manejan más de 2.5 millones de millones de dólares- están comprando bonos, no vendiéndolos.


No obstante, el Congreso obliga a vender en diez días el 25% de los activos del fondo de los pensionistas del Perú.

 

Mientras otros fondos compran bonos, el fondo de los pensionistas del Perú vende los suyos. Hecha de la noche a la mañana, como ha ordenado el Congreso, la venta no puede hacerse sin pérdida para todos los pensionistas, sea que retiren o no su dinero del fondo.


Los que venden bonos son los Estados. Los fondos de pensiones de la economía global compran bonos porque buscan hoy en los Estados un refugio para el valor que es de propiedad de sus pensionistas. La demanda de bonos hoy se halla en su mayor nivel en siete años. Salen como pan caliente.

Los fondos de pensiones compran incluso bonos del Estado peruano y por eso el gobierno ha podido colocar exitosamente tres mil millones de dólares en bonos en el mercado global. Y acaba de anunciar que colocará cuatro mil millones más.

Es para financiar el gasto necesario para salir de esta pesadilla. Evidentemente, eso disparará la deuda y el déficit fiscal. Pero España tendrá este año un déficit fiscal de 10%, Italia uno de 12% y Estados Unidos uno de 15%. El nuestro llegará a 6%. La deuda española es de 115% del PBI, mientras la nuestra pasará la barrera prohibida del 30% para llegar a 34%. El déficit y la deuda es el único modo de salir de esto. Es la nueva ”normalidad”. Rojo es el nuevo azul en todas partes.

No hay que tenerle miedo. No habrá inflación porque la economía está parada. Pero es un escenario que hay que manejar con mucho cuidado. Y este es el escenario que el Congreso ha elegido para interferir en el proceso de la economía con una decisión demagógica, disputándole el timón de la nave a quien la dirige para sabotear la decisión política que –mejor o peor- tiene que ser forzosamente una sola en medio de la tormenta.

La actitud del Congreso demuestra que no es nada nuevo, sino más de lo mismo. No ha olvidado nada y no ha aprendido nada, como la aristocracia restaurada de Francia. Y a esto se prestan todas las bancadas. Vergonzosamente, también la de Fuerza Popular, heredera del gobierno que creó el fondo privado de los pensionistas del Perú.  


Este no es un conflicto más entre poderes propio de tiempos normales. Estos no son tiempos normales. El Congreso ha atravesado la delgada línea roja esta vez. Lo que esta haciendo el Legislativo es usurpar la conducción de la economía, despojar al Ejecutivo de una atribución constitucional. Y amedrentado, este no reacciona aun ante el bullying parlamentario.