viernes, 4 de junio de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 2 junio 2021. "Los dos escenarios"


 

 

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MEDIA COLUMNA

Los dos escenarios

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

Si Castillo ganara el domingo, la primera batalla será en torno a la convocatoria inconstitucional a un referéndum para elegir una Asamblea Constituyente. No hay modificación constitucional por referéndum. Eso no lo decide el poder Ejecutivo de facto por decreto supremo. Esa convocatoria, entonces, será objeto de una demanda de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional y el tema quedará pendiente hasta que este se pronuncie. Si el gobierno de Castillo insiste en convocar por derecto supremo al caballazo, como de seguro intentará, inevitablemente el conflicto de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo quedará instalado desde el primer día.

 

La guerra abierta entre Castillo y Cerrón, que ya arreció en toda la campaña, se convertirá en un segundo nivel de conflicto de poderes entre el Ejecutivo controlado por Castillo y la bancada de Perú Libre dominada por Cerrón.

 

Esos dos niveles de conflicto de poderes serán el escenario permanente que la oposición tendrá que manejar. 

En el escenario alternativo, si ganara Keiko Sofía, estaremos ante una situación aguda de inmediato por acusaciones de fraude que tomarán la calle en el intento de marcar la cancha y desestabilizar al gobierno entrante.  Acá hay un problema de fondo.

 

Propongo la siguiente pregunta: ¿por qué fracasó Macri en Argentina, por qué fracasó Piñera en Chile, por qué Duque está fracasando en Colombia y Bolsonaro en Brasil? Esas no son victorias de la izquierda en mi opinión, sino fracasos de la derecha. Y se deben a dos razones. 


Primero, ha habido una falla en la aplicación del modelo económico. Los organismos reguladores no han asegurado la defensa de los derechos de la persona a la libre competencia en el mercado y contra el abuso de la posición de dominio de los oligopolios público-privados. Y menos aun han defendido el derecho ciudadano a la propiedad. 


Hernando de Soto está convocando a una conferencia internacional auspíciada por los partidos republicano y demócrata en EEUU y también en Europa, para señalar el peligro que hoy amenaza al Perú, mal conocido en el exterior donde la prensa asume que la dupla Castillo-Cerrón es una especie de versión local del mexicano López Obrador o de los comediantes Fernandez & Fernández en Argentina, cuando lo que aquí ocurre es algo tanto o más peligroso que Maduro en Venezuela. De Soto presentará en esa conferencia su propuesta para corregir la inequidad, la falta de inclusión en el acceso a la propiedad y al capital que se halla en el origen de la desigualdad en Sudamérica y en el centro de la falla en el modelo económico.    

 

Eso no es todo. El fracaso de la derecha sudamericana se debe, además, a algo que amenaza también desde el primer día el posible gobierno de Keiko Fujimori. La he llamado muchas veces “democracia de baja gobernabilidad” (o DBG). Es una falla en la arquitectura del sistema de gobierno, un equilibrio de poderes mal diseñado que genera el permanente conflicto de poderes que no se puede resolver a menos que el oficialismo tenga mayoría parlamentaria. La democracia, sin embargo, debería ser el sistema que  la garantíxa la gobernabilidad especialmente cuando el gobierno no tiene mayoría en el Parlamento.

 

La DBG es una enfermedad crónica con la que no es imposible convivir, pero que debilita y desestabiliza la democracia, reduce sus defensas y trastorna su equilibrio hasta hacerla incapaz de resolver los problemas del pueblo. Es de aquí que nace esa falsa tolerancia con el autoritarismo que aparece todos los años en las encuestas de Latinobarómetro. No es descontento con la democracia sino con su forma ilegítima, la DBG. La trampa lleva del fracaso de la DBG al fracaso del autoritarismo, su antítesis, una falsa solución que conduce luego a una nueva transición a la democracia de baja gobernabilidad.         

La mayoría de las naciones sudamericanas instalaron ellas mismas desde su nacimiento hace 200 años ese desequilibrio que genera el conflicto de poderes permanente. Desoyeron el consejo de Bolívar en el discurso de Angostura. Decidieron ser repúblicas sin darle al Ejecutivo un poder suficiente para equilibrar el enorme peso del Congreso, que representa al pueblo.

 

El caso del Perú es probablemente el peor de todos. Pudo corregirse la falla del sistema de gobierno en el Congreso elegido el 2016, pero se perdió la oportunidad. Hoy hay que retomar el camino con pasos prudentes. El primero es volver a la bicameralidad, que permite encapsular el conflicto de poderes dentro del Congreso y sacarlo del ámbito de la relación con el Ejecutivo, donde pone en peligro a la democracia. 


Sucesivas vacancias de la Presidencia y disoluciones del Congreso han puesto a nuestra democracia al borde del abismo hoy. Pero saldremos a salvo de esto.

 

 

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