miércoles, 9 de junio de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 9 junio 2021 "Montar guardia en el Congreso"

 


Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.

 

 

MEDIA COLUMNA

Montar guardia

en el Congreso 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

Se ha destapado la pieza que faltaba en el rompecabezas del plan de izquierda para conseguir una asamblea constituyente en caso llegara al gobierno. Al parecer, ha comprendido que convocar a un referéndum para ese fin por decreto supremo del poder Ejecutivo es inconstitucional. Ese gobierno se pondría, desde el primer día, al margen del Estado de Derecho. Para no salir de la cancha de la democracia, entonces, estaría optando por otro camino  para cambiar la Constitución.

 

Un camino previsto en la propia Constitución. El artículo 206 de la Carta dispone para esto dos alternativas.

 

La Constitución ofrece un primer camino: la aprobación por el Congreso en dos legislaturas sucesivas. Ya no hay referéndum en este caso. Pero la izquierda no tomará este camino porque la propia Constitución exige en el articulo 206 para esto una mayoría de dos tercios del número legal de congresistas en cada legislatura. La izquierda sabe que no alcanzará los dos tercios.

 

La segunda alternativa consta de dos pasos sucesivos: aprobación por el Congreso y luego ratificación por referéndum. Este es el camino elegido. Es por eso que la izquierda se propone, al parecer, debatir en una legislatura antes de 28 de julio el referéndum para modificar la Constitución. Con ello, el reférendum posterior ya no sería inconstitucional.   

 

Pero este camino tampoco está exento de obstáculos. El primero es que la Carta señala expresamente que la aprobación del Congreso en este caso debe hacerse con mayoría de más de la mitad del número legal de sus miembros.

 

¿Existe hoy en el Congreso una mitad de congresistas dispuestos a aceptar ahora que aprobar la modificación de la Constitución, en medio de la trifulca electoral, para servir la mesa al referéndum posterior?

 

Hay al respecto un proyecto en la Comisión de Constitución que aun no tiene dictamen. Luego de reciente visita del presidente de la comisión a Francisco Sagasti, el congresista informó que su comisión dejaría de lado algunos temas de reforma, pero nada dijo de este.  

 

El hecho es que no puede descartarse. De manera que ahora hay que montar guardia también en el Congreso. Estamos prevenidos.  

 

 

La opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de este correo o de

 

jorgemorelli.blogspot.com


sábado, 5 de junio de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 6 junio 2021 "El fantasma de Túpac Amaru"

 

MEDIA COLUMNA

El fantasma de

Túpac Amaru

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

Ha reaparecido en estas elecciones nuestro más antiguo conflicto: el que separa a la Sierra del Sur de la Costa Norte del Perú. Las encuestas están mostrando preferencias del orden del 70% de uno y otro lado en una encrucijada que es mucho más que un mera contienda política de izquierda y derecha. La feroz polarización actual tiene poco de debate político. Echa sus raíces emocionales en graves cuestiones históricas y étnicas. Inocultable, el fantasma de Túpac Amaru se ha hecho presente.

 

El Perú nunca fue una colonia, fue un virreinato. Eso no es un hecho banal. No hubo genocidio en la Conquista. Es parte de la leyenda negra. Murieron millones por enfermedades a las que la población no era inmune. No tenía anticuerpos, pero eso no se sabía entonces. Murieron sin que nadie supiera de qué. Fue una tragedia, no una política genocida. La nobleza heredera de los curacas indígenas llegó con sus tierras y títulos hasta fines del siglo XVIII. La muerte ignominiosa de Tupác Amaru en 1780 a manos de los borbones del trono español habría sido impensable cien años antes. La respuesta a la sublevación, en cambio, fue brutal: arrebató a la nobleza indígena el derecho de mayorazgo -según el cual la tierra quedaba en manos del hermano mayor- obligando a repartir la tierra entre todos los hijos. Les quitó la propiedad, según se entendía entonces. Esto quebró la columna vertebral de la economía del Sur del Perú. Ese fue el verdadero genocidio, sumado a la creación del Virreinato del Río de la Plata, otra decisión política borbónica, que quebró el negocio de arriero de mulas a Tucumán y Buenos Aires de José Gabriel Condorcanqui, curaca de Tungasuca, que entonces tomaría el nombre del último inca, Túpac Amaru.

 

No somos el ombligo del mundo, pero estamos hoy en la primera línea de combate entre la tradición y la modernidad.

 

La noticia global hoy es que el grupo de las siete naciones con mayor peso en la economía global –conocido como el G7- aprobó el viernes crear un impuesto global a las grandes empresas. Deberá ser ratificado pronto por el G20, el G7 ampliado a otros.  El gatillo de la decisión es, desde luego, el gasto ilimitado hecho por todos los Estados a causa de la pandemia. El impuesto será como mínimo del 15% o mayor. Eso es lo que se discute. El debate económico de nuestra era gira, igual que hace más de 200 años, en torno a más Estado o menos Estado. El liberalismo del consenso de Washington llegó en este sentido tan lejos como se puede en política real, en dirección de la desregulación y el menor Estado posible. Los republicanos estadounidenses han sido sus defensores siempre. Margaret Thatcher y Ronald Reagan fueron sus abanderados desde 1980. La drástica reducción del impuesto a la renta en EEUU hecha por Donald Trump en los últimos años ha sido su última gran ofensiva. Los demócratas, en cambio, han sido partidarios siempre de que el Estado intermedie la tajada más grande posible de la economía de la primera potencia global. Joe Biden volverá a subir el impuesto a la renta en EEUU: han ganado las últimas elecciones. La pandemia ha traido en todas partes un reverdecimiento del gasto público. La decisión política prevalece hoy sobre la economía. Pero no es una cuestión de doctrina ya, sino de oportunidad. Hicieron bien Thatcher y Reagan en actuar drásticamente contra la inflación siguiendo el pensamiento de Hayek. Hizo bien también Franklin Roosevelt en atacar la Gran Depresión con gasto público masivo, lo que Keynes convirtió luego en doctrina (no sin advertir que en ausencia de expectativas el gasto público solo genera inflación), como hizo bien en liderar al mundo libre contra el estatismo nazi en el Día D un 6 de junio, como hoy, hace 77 años. ¿Hace bien hoy el G7 en gravar a las grandes empresas globales en nombre del pueblo abatido de todo el planeta? 


Es el mismo antiguo dilema el que estamos viendo. Pero, en nuestro caso, la pandemia no ha significado solamente un resurgimiento del estatismo que se cree por encima de las libertades ciudadanas. Ha traido a la memoria de los peruanos del Sur el doloroso recuerdo de su último inca.

    

 

viernes, 4 de junio de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 2 junio 2021. "Los dos escenarios"


 

 

Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.

 

 

MEDIA COLUMNA

Los dos escenarios

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

Si Castillo ganara el domingo, la primera batalla será en torno a la convocatoria inconstitucional a un referéndum para elegir una Asamblea Constituyente. No hay modificación constitucional por referéndum. Eso no lo decide el poder Ejecutivo de facto por decreto supremo. Esa convocatoria, entonces, será objeto de una demanda de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional y el tema quedará pendiente hasta que este se pronuncie. Si el gobierno de Castillo insiste en convocar por derecto supremo al caballazo, como de seguro intentará, inevitablemente el conflicto de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo quedará instalado desde el primer día.

 

La guerra abierta entre Castillo y Cerrón, que ya arreció en toda la campaña, se convertirá en un segundo nivel de conflicto de poderes entre el Ejecutivo controlado por Castillo y la bancada de Perú Libre dominada por Cerrón.

 

Esos dos niveles de conflicto de poderes serán el escenario permanente que la oposición tendrá que manejar. 

En el escenario alternativo, si ganara Keiko Sofía, estaremos ante una situación aguda de inmediato por acusaciones de fraude que tomarán la calle en el intento de marcar la cancha y desestabilizar al gobierno entrante.  Acá hay un problema de fondo.

 

Propongo la siguiente pregunta: ¿por qué fracasó Macri en Argentina, por qué fracasó Piñera en Chile, por qué Duque está fracasando en Colombia y Bolsonaro en Brasil? Esas no son victorias de la izquierda en mi opinión, sino fracasos de la derecha. Y se deben a dos razones. 


Primero, ha habido una falla en la aplicación del modelo económico. Los organismos reguladores no han asegurado la defensa de los derechos de la persona a la libre competencia en el mercado y contra el abuso de la posición de dominio de los oligopolios público-privados. Y menos aun han defendido el derecho ciudadano a la propiedad. 


Hernando de Soto está convocando a una conferencia internacional auspíciada por los partidos republicano y demócrata en EEUU y también en Europa, para señalar el peligro que hoy amenaza al Perú, mal conocido en el exterior donde la prensa asume que la dupla Castillo-Cerrón es una especie de versión local del mexicano López Obrador o de los comediantes Fernandez & Fernández en Argentina, cuando lo que aquí ocurre es algo tanto o más peligroso que Maduro en Venezuela. De Soto presentará en esa conferencia su propuesta para corregir la inequidad, la falta de inclusión en el acceso a la propiedad y al capital que se halla en el origen de la desigualdad en Sudamérica y en el centro de la falla en el modelo económico.    

 

Eso no es todo. El fracaso de la derecha sudamericana se debe, además, a algo que amenaza también desde el primer día el posible gobierno de Keiko Fujimori. La he llamado muchas veces “democracia de baja gobernabilidad” (o DBG). Es una falla en la arquitectura del sistema de gobierno, un equilibrio de poderes mal diseñado que genera el permanente conflicto de poderes que no se puede resolver a menos que el oficialismo tenga mayoría parlamentaria. La democracia, sin embargo, debería ser el sistema que  la garantíxa la gobernabilidad especialmente cuando el gobierno no tiene mayoría en el Parlamento.

 

La DBG es una enfermedad crónica con la que no es imposible convivir, pero que debilita y desestabiliza la democracia, reduce sus defensas y trastorna su equilibrio hasta hacerla incapaz de resolver los problemas del pueblo. Es de aquí que nace esa falsa tolerancia con el autoritarismo que aparece todos los años en las encuestas de Latinobarómetro. No es descontento con la democracia sino con su forma ilegítima, la DBG. La trampa lleva del fracaso de la DBG al fracaso del autoritarismo, su antítesis, una falsa solución que conduce luego a una nueva transición a la democracia de baja gobernabilidad.         

La mayoría de las naciones sudamericanas instalaron ellas mismas desde su nacimiento hace 200 años ese desequilibrio que genera el conflicto de poderes permanente. Desoyeron el consejo de Bolívar en el discurso de Angostura. Decidieron ser repúblicas sin darle al Ejecutivo un poder suficiente para equilibrar el enorme peso del Congreso, que representa al pueblo.

 

El caso del Perú es probablemente el peor de todos. Pudo corregirse la falla del sistema de gobierno en el Congreso elegido el 2016, pero se perdió la oportunidad. Hoy hay que retomar el camino con pasos prudentes. El primero es volver a la bicameralidad, que permite encapsular el conflicto de poderes dentro del Congreso y sacarlo del ámbito de la relación con el Ejecutivo, donde pone en peligro a la democracia. 


Sucesivas vacancias de la Presidencia y disoluciones del Congreso han puesto a nuestra democracia al borde del abismo hoy. Pero saldremos a salvo de esto.

 

 

La opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de este correo o de

 

jorgemorelli.blogspot.com

domingo, 30 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 30 mayo 2021. "Hasta ahí nada más llegó la globalización"

 Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


 

 

MEDIA COLUMNA

Hasta ahí nada más 

llegó la globalización 


 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

Somos una nación en la frontera de un imperio que ha perdido la fe en sí mismo. Hace ya 50 años que Estados Unidos perdió la guerra de Viet Nam. El pueblo americano no entendió por qué debía enviar a sus hijos a morir al otro lado del Océano por una causa ya sin legitimidad. Injustamente, mientras los soldados que retornaron de las dos guerras mundiales fueron recibidos como héroes, a los que volvieron de Viet Nam les escupieron en la cara.   

 

El pueblo norteamericano asume hoy que es ilegítimo apuntalar intereses económicos con fuerzas militares. Y tampoco tiene claro ya si debe hacerlo por la democracia en el mundo.

 

Estados Unidos lanzó la tercera globalización hace 30 años. El “deal” era que trasladaría su industria y su empleo a países emergentes e importaría de ellos los productos terminados. La apuesta era que lograría mantener, a cambio, el liderazgo tecnológico global en lo financiero y en lo militar. 


Si bien las economías emergentes estaban listas para la división del trabajo que se les proponía -exportar a EEUU toda clase de bienes y servicios, el pueblo norteamericano no pudo o no estuvo dispuesto a renunciar a esos empleos para especializarse migrando hacia los servicios en la tecnología y las finanzas, que solo dieron empleo e ingresos a los menos. Qqqqqq+@@@@@+


Hasta ahí llegó la tercera globalización. Y los países emergentes nos hemos quedado con dos tercios de la población del lado informal del muro. Lo vemos hoy en todo el planeta. También cumplieron su ciclo las dos globalizaciones anteriores de la Era Moderna: la del Imperio Británico en el siglo XIX -que duró cien años entre Waterloo y la Primera Guerra Mundial-; y la del Imperio Español en el siglo XVI, el “defensor fidei”, el brazo de la Iglesia Católica, del que fue parte el Virreinato del Perú, cuyo oro pagó por las guerras de Carlos V contra los protestantes alemanes, los turcos musulmanes y su imposible aliado cristiano, el rey de Francia.

 

Fracasada la tercera globalización, Estados Unidos dejaría ya de invertir en Asia, por su creciente rivalidad con China. Y al parecer anunciaría que vuelve a Sudamérica con un plan llamado “Near Neighbor”, vecino cercano, que trasladaría a este continente la producción industrial que ya no tendría garantías en Asia. Colombia –con salida al Pacífico y al Atlántico y al lado del Canal de Panamá- ya estaría conversando sobre una inversión de 40 mil millones de dólares.

 

Es que, en efecto, el imperio en expansión, el de la cuarta globalización quizá, es China. Se halla en nuetras costas desde hace décadas con inversiones masivas en recursos naturales: pesca, minas y energía. Y, ciertamente, ha llenado un vacío.

 

Nosotros somos pueblos de frontera de esos imperios globales, siempre lo hemos sido. Estamos habituados a vivir de ambos lados de la muralla entre la ciudadanía y el anonimato, entre la formalidad y la informalidad. No es una muralla física, sino una que permite un acceso relativamente fluido de ambos lados, pero nunca en condiciones de igualdad. No estaremos en condiciones, sin embargo, de negociar nuestros recursos de manera soberana e independiente con ambos contendores mientras no pongamos fin a esa exclusión.

 

Lo que esta semana decidiremos es si estamos listos para hacerlo.

 

 

La opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de este correo o de

 

jorgemorelli.blogspot.com

jueves, 27 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 26 mayo 2021 "Nadie sabe qué cosa es el comunismo"


 

Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.

 


MEDIA COLUMNA

Nadie sabe qué cosa

es el comunismo

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

Sendero Luminoso de la línea más dura es autor de la brutal matanza el domingo de 16 personas en Vizcatán en el Valle del Río Apurímac-Ene.

 

Declara su sumision ideológica a lo que llama el "marxismo-leninismo-maoismo, principalmente maoismo". Lo hace recitar a los niños como una letanía. Lo que busca con este acto terrorista lo deja escrito al lado de los cadáveres: amedrentar a la población local para que no vote por el fujimorismo, que lo venció hace 30 años. Y, en el ámbito nacional, pide el "boicot de las elecciones burguesas".

 

El “entrismo” de izquierda de línea blanda de Perú Libre pretende, precisamente, llegar al gobierno instrumentando las “elecciones burguesas”. Y proclama su filiación a lo que llama el "marxismo-leninismo-mariateguismo", no a la línea dura del “marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente maoísmo".

 

Debemos tomar en serio este juego de palabras. Para todas las facciones de la izquierda esta es una cuestión de doctrina. Y eso, entre comunistas, es asunto de vida o muerte.

Pero eso no es todo. Hay faccionalismo también dentro del “marxismo-leninismo-mariategusmo” de Perú Libre. Mientras la línea semi dura de Cerrón se remonta al comunismo bolchevique ruso de la Revolución de Octubre de Trotsky y Lenin (al que el mariateguismo peruano dio matices andinos en los “Siete Ensayos”) y a la Cuba de la revolución castrista de los 60, la facción de línea blanda de Castillo parece cómoda con La Habana de hoy, cuya cúpula de infinitos matices está más cerca del Tropicana que de la Sierra Maestra. 

 

Pero lo que importa es lo que hacen estas facciones en la práctica: subordinar unas la libertad individual al Estado -algo que Europa abandonó en el siglo XVII- y destruir las economías de los pueblos emergentes del mundo o perpetrar, otras, brutales matanzas para tratar de controlar pueblos enteros por el terror. Porque, como dice el cantautor cubano Silvio Rodriguez, nadie sabe qué cosa es el comunismo. 

 

 

La opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de este correo o de

 

jorgemorelli.blogspot.com

domingo, 23 de mayo de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 23 mayo 2021 "Crítica de la democracia"


 

Donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.

 

 

MEDIA COLUMNA

Crítica de la democracia

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 


De más de 25 millones de electores hábiles en la primera vuelta, el 30 por ciento sencillamente no fue a votar. Y los votos blancos y viciados sumaron otro 19 por ciento. El 49 por ciento, casi la mitad de los electores peruanos, no pudo, no supo o no quiso elegir.


Qué es lo que esto significa.

 

Los peruanos están furiosos con razón. La clase media llegó a incluir al 46 por ciento de la población e incluye hoy al 34 por ciento. Más de tres y medio millones de peruanos han recaido ya en la pobreza. Quienes alcanzaron con gran esfuerzo a comprar algo a plazos pierden hoy su esfuerzo porque no pueden seguir pagando. La brutal desigualdad de oportunidades y la pobreza han sido expuestas por la pandemia.

 

Por eso la pregunta no es ya si el resultado de la votación expresa solo una crítica a la clase política -como ha sido habitual por 30 años-, sino si esconde una pérdida de credibilidad de la democracia como tal.

 

Esto no debería sorprender a nadie. Hace ya más de una década que lo advierte la mega encuesta Latinobarómetro en toda Sudamérica. Cifras alarmantemente bajas de apoyo a la democracia y sorprendentemente altas a favor de alguna forma de autoritarismo –de izquierda o de derecha- hablan por sí solas año tras año sin que nadie escuche. 


Algún politólogo chino, incluso, argumenta

fluidamente en Ted Talks  que la verdadera democracia no consiste en tener elecciones periódicamente, sino en una meritocracia en el ejercicio de la función pública organizada por el gobierno de partido único. Tal es la parálisis de silencio al respecto que, en Occidente, el debate ni siquiera adquiere estado público.

 

Si la democracia pierde piso en Sudamérica, sin embargo, la defensa de la democracia actual en las elecciones es un discurso político vacío e ineficaz. De nada sirve denunciar que el radicalismo de izquierda esconde un proyecto autoritario y pretende quedarse en el poder si eso es exactamente lo que los electores implícitamente expresan, aunque no se atrevan a decirlo.    

 

Afortunadamente, esa lectura es falsa. Lo que hay, en realidad, es un monstruoso malentendido.

 

El pueblo ha sido llevado al límite de la exasperación por la exclusión que la pandemia mostró por primera vez no ya como un asunto de riqueza o pobreza, sino de vida o muerte. Qué clase de farsa es esta, preguntan los peruanos.

 

Lo que el voto indignado esconde y los pueblos de Sudamérica expresan hoy con el ausentismo o el voto antisistema desde México hasta la Argentina, no es una crítica a la democracia como tal, sino un hartazgo ya insoportable ante la parálisis de la democracia de baja gobernabilidad incapaz de resolver los problemas.

 

Pero la falacia política interesada toma al todo por la parte.

 

Y así lo confiesa estos días la izquierda que aspira al gobierno al no deslindar de la intención de quedarse en el poder.

 

 

 

La opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de este correo o de

 

jorgemorelli.blogspot.com