sábado, 15 de octubre de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 12 octubre 2022. "No más futuros truchos"

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MEDIA COLUMNA  

No más futuros falsos

 

Jorge Morelli 

jorgemorelli.blogspot.com  

@jorgemorelli1  

 

 

Frente a la pandemia, la decisión política en todas partes fue generar deliberadamente déficit fiscal y endeudarse para pagarlo.


Endeudarse es traer valor al presente tomándolo prestado de un futuro imaginario. Pero si ese es un futuro falso, trucho, en el que nadie cree, no habrá inversión. Habrá inflación.

 

El océano monetario puesto en circulación en todo el planeta desde la pandemia nos ha regresado a la inflación.

 

Veamos el círculo completo: se emite dinero para salir del paso sin sacrificar el crecimiento. Luego, no hay forma de parar la inflación sin causar una recesión. Y dspúes hay que seguir emitiendo falso valor con cargo a un futuro en el que nadie cree. Es un círculo vicioso.

 

Esto ocurre hoy, y lo mismo ocurrió luego del colapso de la burbuja global de 2008.    

 

Hoy, el banco central de EEUU, la Fed, sube la tasa de interés para frenar la inflación. Esto hace del dólar un dudoso refugio artificial para el capital global y EEUU se convierte en la aspiradora de los capitales de todo el planeta.

 

Sobre esto, el presidente de la Fed, Jerome Powell, argumenta que su mandato es detener la inflación y que el efecto devastador del dólar caro en el resto del mundo es muy lamentable, pero no es su problema. Es la confesióm de que el problema le queda grande.

 

El asunto se le va de las manos al poder político en todas partes. No se  puede hacer frente a este círculo vicioso pensando dentro de la caja, hay que pensar fuera de ella.

 

La única verdadera solución es crear nuevos activos, un nuevo futuro, más allá y por encima de los pasivos de la deuda global.

 

Hace muchos años, Henando de Soto dijo que el problema del siglo XXI son los papeles sin bienes en los mercados financieros de las economías desarrolladas, y los bienes sin papeles en el resto del mundo emergente.

 

Obviamente, son las dos caras de la misma moneda. 


Evidentemente, la solución es dotar de papeles a los bienes de las economías emergentes y llevar esos nuevos papeles a los mercados financieros de las economías desarrolladas en Nueva York, Toronto, Londres y Shanghai.    

 

Solo asi se podrá desbloquear el millón de millones de dólares de recursos naturales trabados bajo la tierra en todo el planeta por falta de un acuerdo equitativo entre las empresas que tienen la concesión legal de los recursos debajo y quienes tienen de facto el control de la tierra sobre ellos y no permiten extraerlos.

 

Ni la empresa, ni quien controla la superficie, ni mucho menos el Estado pueden decidir cuál es ese arreglo equitativo. Solo el mercado puede decidir cuánto valen esas tierras sobre los recursos naturales en todas partes.

 

Pero no el mercado local, donde la tierra puede no valer nada cuando no hay sino un único comprador, sino el mercado global en las bolsas de Nueva York, Toronto, Londres o Shanghai. 


En suma, hay que dotar a esas tierras de papeles que se puedan negociar en esos mercados globales. En el mismo acto, eso dotará de bienes con valor real a los papeles de esos mercados y al futuro de un nuevo y verdadero valor en el que la gente pueda creer.

 

Ahora bien, tenemos la posibilidad de que este proceso de sanación de una economía global enferma pueda comenzar el Perú. Porque por fortuna el Perú produce oro propio y somos, con Chile, los primeros proveedores de cobre para la economía global del siglo XXI, autos eléctricos incluidos.

 

Pero esta nueva acumulación de capital necesita un nuevo refugio para el valor. Eso es lo que hizo Keynes en 1944 al fijar el dólar al oro: crear un verdadero refugio para el valor. Desgraciadamente, el dólar ya no es ese refugio -aunque hoy lo parezca engañosamente- desde que en 1971 Richard Nixon rompió el vínculo del dólar con el oro.

 

Podemos  olver a tener un Sol de oro, una moneda que nos permita ser de los primeros en la nueva acumulación de capital y tener verdadera expectiva sobre el futuro.

 

Esto podría comenzar con una medida audaz y simple: decretar la libre comercialización de oro en todo el territorio nacional.

 

Acabaría de inmediato con el contrabando del oro peruano a Bolivia y sería un salto a la formalización para miles de mineros artesanales que lo producen en el Perú.

 

Solo sería algo similar a lo que hicimos cuando, luego de años de falso control cambiarlo en el Perú, decretamos la libre comercialización del dolar en todo el territorio nacional. Fue el punto de partida de 30 años de prosperidad. 

 

 

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sábado, 8 de octubre de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 5 octubre 2022 "Mala suerte de la izquierda"


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Mala suerte de la izquierda

 

Jorge Morelli 

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Esta extraña época en que la izquierda ha llegado al gobierno, pero no al poder, en casi toda América Latina tiene fecha de caducidad.

 

La razón de ser de su llegada no tiene que ver con sus méritos políticos, sino con el fracaso de Macri en Argentina, de Piñera en Chile, de Kuczynski en el Perú, de Duque en Colombia y, eventualmente, de Bolsonaro en Brasil.

 

Esos fracasos se deben, ante todo, a que ninguno tenía, en realidad, nada que proponer. Si tuvieron en mente la idea de relanzar la reforma liberal, no supieron potenciarla mediante una regulación eficaz para responder al clima político de insatisfacción con las “fallas de mercado” y los ajustes que el modelo económico necesitaba. No supieron rediseñar la reforma, como hacía falta.

 

Esa regulación del mercado pudo y debió ser público-privada, recoger la queja del hombre de a pie para asegurar la igualdad ante la ley y defender los derechos de los ciudadanos ante el atropello cotidiano no solo del Estado sino de las empresa privadas. Nada de eso ocurrió en la escala necesaria.  

 

Lo peor, sin embargo, es que, aun si hubieran tenido una propuesta clara a ese respecto, probablemente no la habrían podido llevar a cabo. Sencillamente, ninguno de nuestros países tiene la gobernabilidad necesaria para esa clase de reforma si carece de mayoría parlamentaria cuando inevitablemente pierde la legitimidad de entrada que le dieron las urnas. Las nuestras son democracias de baja gobernabilidad. Su diseño constitucional no permite gobernar si no se tiene esa mayoría cuando el apoyo popular se desvanece.

 

Bolívar lo sabía bien: si se quiere una república -dijo en Angostura- hay que darle al ejecutivo el poder suficiente para equilibrar el inmenso peso del Congreso, que representa al pueblo.

 

Esta grave falla en la arquitectura del sistema de gobierno condena a todos los partidos políicos a fracasar uno tras otro en el gobierno. Así, la izquierda aprovechó el descontento moral y emocional para llegar, pero fracasa igualmente en el gobierno hoy. Tampoco tiene una propuesta, es incapaz de reinventarla. El suyo sigue siendo un discurso populista rancio que sus líderes siguen blandiendo cínicamente ante el pueblo sin creérselo ni ellos mismos.

 

Pero la conclusión principal es que tanto la izquierda como la derecha fracasan en el gobierno en America Latina porque no se puede gobernar con unas reglas constitucionales mal diseñadas sin equilibrio de poderes. En el Perú, han fracasado todos sin excepción en los últimos 20 años. Si Fujimori tuvo éxito en el gobierno es precisamente porque cambió radicalmente esas malas reglas. La tragedia es que para hacer frente al terrorismo y la hiperinflación tuviera que interrumpir la democracia por ocho meses, desde el 5 de abril hasta diciembre de 1992, cuando se instaló el CCD. Fujimori y el Perú han pagado y siguen pagando injustamente por esos hechos. Y aun así no ha sido suficiente para impedir que el país recayera hasta hoy en el conflicto de poderes permanente. 

 

¿Qué tiene de extraño, entonces, que el pueblo descarte uno tras otro a partidos políticos a los que desprecia por su incompetencia y corrupción, y gire en busca del líder carismático en quien depositar su confianza? ¿En qué puede sorprender que lo haga no de una manera racional e informada sino por adhesión a circunstancias adjetivas, como el género, la edad, el color de la piel o el lugar de origen? 

 

Seguirán fracasando partidos y políticos carismáticos mientras no se cambien las reglas. Por eso la izquierda ha llegado hoy al gobierno en América Latina, pero no ha llegado al poder. La inflación será la causa de su fracaso. Letal, porque no se puede convivir con ella y no se la puede abatir sin gobernabilidad. Es lo que le ha tocado en suerte. Mala suerte.

 

 

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sábado, 1 de octubre de 2022

 

MEDIA COLUMNA miércoles 28 setiembre 2022

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Ventana de oportunidad

 

 

Jorge Morelli 

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La inflación americana no va a ceder hasta el 2025. Según la Fed, recién ese año podría volver a la meta del 2 %, que es el objetivo. Mientras tanto, las modestas metas anuales estarán bien por encima del 4 % y hasta el 5%.

 

Para volver a la meta del 2% el 2025, la Fed tendrá que perseverar en las alzas de la tasa de interés y mantenerlas altas hasta que la inflación ceda. La tasa de interés alta frenará la inflación, pero traerá recesión. No habrá “aterrizaje suave”, como no hubo la “inflación trasitoria” de que hablaron Biden y la Fed.

 


La tasa de interés alta tiene, además, otro efecto paralelo: el dólar caro. Hace un año, el Indice Dólar -que mide al dólar contra otras seis monedas globales- se hallaba en menos de 90 puntos. Hoy está en más de 114 puntos. Un alza de cerca de 25% en un año.

 

El Bank of America informa que el mercado ha invertido US$ 30,300 millones en efectivo. O sea, en comprar dólares. Para comprar dólares, el mercado vende todo lo demás: acciones, bonos, yuanes chinos, euros, libras esterlinas, y metales. Incluso oro, desplazado por el dólar como refugio del valor.

 

El precio de todos esos activos cae en Nueva York y solo el dólar sube. EEUU vuelve a ser la aspiradora de los capitales de todo el planeta.

 

Con un dólar caro, EEUU importa cada vez más y exporta cada vez menos. Pero esto no le preocupa porque cierra la brecha comercial con la entrada masiva de capitales del resto del mundo. Asi equilibra sus cuentas externas.

 

Podría parecer que ese fenómeno es inédito. No es así. Ha ocurrido antes, 40 años atrás, en tiempos de Ronald Reagan, cuando EEUU subía la tasa de interés para abatir la mega inflación que asoló el mundo en la década de los 70.

 

La buena noticia es que esa decisión abrió una ventana de oportunidad para nosotros. La de exportar al mercado de EEUU con tratados de libre comercio no solo recursos naturales, sino la nueva agroindustria que ha convertido al Perú incluso en el primer proveedor mundial de varios alimentos. Así lo vimos aparecer en el horizonte Jaime de Alhaus y el que habla en un ensayo que escribimos con Manuel Ulloa, publicado en abril de 1985. Lo importante es que esa misma ventana de oportunidad se abre hoy nuevamente, luego de 40 años, al menos hasta el 2025, el plazo que según la Fed, tomará abatir de nuevo la inflación.

 

La mala noticia es que el decaído poder adquisitivo de las monedas de los demás mercados a los que exportamos -del yuan chino y el euro versus el mega dólar- va a golpear en alguna medida nuestras exportaciones a China y Europa. Es un nuevo escenario, al que podemos adaptarnos.

 

 

 

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jueves, 22 de septiembre de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 21 setiembre 2022 "Solo el dólar sube hoy en Nueva York"

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Solo el dólar sube  

hoy en Nueva York  

 

 

Jorge Morelli 

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El dólar se ha convertido en el único refugio del valor. Solo que es un refugio artificial o, en palabras de hoy, virtual. 

 

Hace un año, el Indice Dólar -que mide al dólar respecto de otras monedas globales- sumaba algo menos de 90 puntos. Ayer batía nuevamente su propio récord llegando a más de 110 puntos. Es un alza de más de 20 por ciento en apenas un año. 

 

¿Cómo se hace algo así? La Fed, el banco central de EEUU, viene subiendo fuertemente la tasa de interés para apagar el incendio de la inflación. Y todos piensan que ahora habrá una recesión global.  

 

Corren entonces al refugio porque ha aparecido el lobo, el miedo, la “aversión al riesgo”. El capital es un animal asustadizo a mitad de camino en la cadena alimenticia. Cuando se espanta, corre al refugio. Tarde o temprano, tendrá hambre y asomará la cabeza desde su cueva para ver si es seguro salir a buscar comida. Pero eso no será hoy. Hoy está buscando refugio. 

 

La cuestión es cuál es el refugio. El oro es el último refugio, aunque no pague intereses. Es el respaldo del valor. Lo ha sido siempre en la historia. Lo sigue siendo aun hoy, aunque se diga que el respaldo del valor hoy es un intangible, como el consenso virtual. El consenso puede ser una fuente de valor, pero no es un refugio para el valor.   

 

Hoy el asustadizo mamífero del capital no está corriendo, sin embargo, al refugio seguro del oro. El oro no sube hoy de precio, incluso baja. Es que el capital en pánico ha sido distraido de pronto, entretenido en el camino, deslumbrado por la tentación de un refugio -el dolar- que paga intereses que, además, suben.    

 

¿Cómo es posible? Para comprar dólares (o bonos del Estado americano en dolates), el mercado global vende todo lo demás en su carrera al refugio -acciones de bolsa, cobre, crudo, plata, oro, yuanes, euros y hasta bitcoins-. Ayer, sin ir más lejos, en Nueva York todos esos activos bajaban de precio mientras subía el dólar. Y solo el dólar subía.    

 

Pero, ¿es el dólar un refugio sostenible? ¿O es una de las casas frágiles de los cerditos, que el lobo derribará de un estornudo?  

 

El dólar pagar interés y el mercado compra dólares (o bonos del Estado americano) y subie el dólar en todas partes. Y EEUU es de nuevo la aspiradora de los capitales de todo el planeta.


Con un dólar caro EEUU importa cada vez más y exporta cada vez menos, pero no le preocupa, porque compensa la brechs con la entrada de capitales. Asi ocurrió hace 40 años como entonces señalamos Althaus y yo en un ensayo escrito con Manuel Ulloa llamado "La viabilidad de América Latina".


De modo que el refugio de fantasía del dólar se retroalimenta a sí mismo. Tiene aire acondicionado y hasta paraísos artificiales. 

 

Pero es un refugio sin la menor duda, ya que el peso del Estado americano está detrás. “The buck stops here”, decía Harry Truman para expresar que hasta aquí llega el dólar que rueda, porque esa es la responsabilidad de la palabra dada.  

 

De modo que el respaldo del valor del dólar es la palabra del presidente de EEUU. 

 

Truman prometió a Keynes desde Breton Woods en 1944 que EEUU sostendría el valor del dólar fijado al oro. Empeñó su palabra. Restableció el “patrón-oro”. En 1971, ante el hoyo del gasto de la guerra de Vietnam, Richard Nixon rompió esa palabra y dejó al dólar flotar libremente en el mercado (con acuerdo de Milton Friedman, se dice). La onza de oro pasó de valer 35 dólares a 70 dólares en un día. Hoy vale 1,700 dólares. Es decir, el dólar vale hoy casi 50 veces menos.  

 

Lo que hemos tenido desde Nixon es un “patrón-dólar”. Los bancos centrales comprometidos deben guardar sus reservas en dólares. Arabia Saudita tiene que vender su petróleo en dólares.

 

Es la palabra empeñada a cambio de la protección del señor del castillo.   

 

El dólar es aun la reserva global del valor. Lo será mientras el mercado global lo acepte en calidad de tal. Pero el oro -la casa del cerdito mayor- sigue siendo el último refugio y la vara con que se mide el valor de las cosas.  

 

EEUU se las ha arreglado para blindar al dólar ante sus adversarios convirtiéndolo en un castillo medieval virtual. Se mantedrá incólume ante el asedio mientras la tasa de interés siga subiendo y permanezca alta.  

 

Pero esto costará caro a todas las economías en términos de crecimiento. El animal en su cueva pasará hambre porque el miedo será mayor. “Habrá dolor”, dice la jefa del FMI, ante el crecimiento frustrado y el retroceso de la tercera globalización planetaria, la pax americana.     

 

El dólar no será ya en el futuro la única moneda de reserva del valor en el mercado global. Tal como el dólar desplazó a la libra inglesa hace exactamente cien años, el yuan aspira hoy a competir en el mercado para ser una moneda de reserva del valor en el mercado.   Pero China tiene el oro para respaldar su yuan digital o así podrá creerlo el mercado global. Será entonces otro refugio virtual en competencia con el dólar.

 

La confianza en la palabra es lo que sostiene a los refugios virtuales de hoy. La palabra que hace confianza puede respaldar el valor. Porque Raquel y Vidas eligen creer en el Cid Campeador aceptan la falsa garantía del supuesto oro en el baúl sellado lleno de arena.  

 

La confianza en la palabra quebrada, en cambio, no tiene remedio. Allí sólo el oro es refugio. 

 

 

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viernes, 16 de septiembre de 2022

MEDIA COLUMNA martes 13 setiembre 2020 "Pregunta al Presidente del Congreso"

 


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Pregunta al presidente del Congreso

 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com 

@jorgemorelli1 

 

 

 

Que un general del Ejército, líder de los comandos Chavín de Huántar y un gran peruano haya llegado a la Presidencia del Congreso es un hecho político de primera importancia al margen de las circunstancias en que se haya producido.

 

José Williams no le debe su elección a los parlamentarios que en mayoría han votado por él en el Congreso. Le debe su elección al pueblo peruano, que lo respeta a él, a la gesta de Chavín de Huantar y al Ejército peruano. Su elección ha sido un acto de confianza en su persona, un mandato del pueblo que el Congreso ha hecho bien en reconocer y acatar.  

 

Su gestión, por lo tanto, no depende ni está atada en modo alguno a lo que prefiera la mayoría que lo ha elegido. Por el contrario, su éxito depende de leer correctamente lo que el pueblo peruano espera de su gestión al frente del Legislativo.

 

El presidente del Congreso tiene un importante margen de independencia y maniobra respecto de los portavoces. Uno que se ha visto venido a menos por la debilidad política de quienes han ocupado esa silla. Cierto es que en el día a día la Junta de Portavoces ha ido apoderándose de la decisión de corto plazo. Pero eso no convierte al presidente en un convidado de piedra. El presidente no está al servicio del corto plazo ni se halla obligado a obedecer. Es un mandatario, no un mandadero.

 

Del presidente depende la oportunidad en que se debaten los temas en la agenda parlamentaria, que suelen contener decenas de asuntos entre los cuales es preciso elegir, con prudencia y ponderación, el orden para su debate. Ese orden no debe responder solo a la coyuntura inmediata, sino también a una visión política de largo plazo mucho más allá de lo inmediato. Porque esto es lo que caracterizó a los mejores de esa larga galería de retratos en los corredores que rodean el hemiciclo del Congreso.

 

Por eso, la primera pregunta que el nuevo presidente del Congreso debe hacer no va dirigida solo a los congresistas, menos aun solamente a los que votaron por él. La pregunta debe ir más arriba y más allá, dirigida al pueblo que lo puso en esa silla. Esa pregunta es: ¿ha sido puesto ahí para realizar el plan de la oposición de adelantar las elecciones?  ¿Ha sido puesto por el pueblo a presidir sobre una tercera vacancia de la Presidencia de la República en este malhadado quinquenio?

 

 

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