miércoles, 20 de mayo de 2020

MEDIA COLUMNA miércoles 20 mayo 2020



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Tontos


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


El virus es un fenómeno natural y obedece a leyes naturales. Por lo tanto,  es predecible. No cambia de “estrategia” como si fuera un inteligente invasor extraterrestre.

Al virus se le aplica la segunda ley de la termodinámica: es un proceso que va perdiendo energía. En palabras más simples es una cuestión de gravedad: puede tardar un poco, pero baja por sí mismo, como una piedra arrojada al aire o un satélite al espacio.

El virus es un proceso, entonces, y dura entre 70 y 90 días. Así ha sido en Asia, que manejó las cosas bien, pero también en Europa, que las desmanejó mal. Primera sospecha: el proceso del virus puede ser marginalmente intervenido por una política pública inteligente, pero básicamente sigue su propia dinámica. Como todo proceso gripal, se puede aliviar, pero solo se cura generando anticuerpos, su propia reacción inmunológica.    

Es necesario tener perspectiva. Tristemente, tenemos cerca de tres mil muertos, de una población de 32 millones de peruanos (es el 0.009 por ciento). El Reino Unido, con el doble de habitantes que el Perú y el mejor servicio de salud pública del mundo, tiene 40 mil muertos (el 0.06 por ciento). Así como suena: ¡40 mil muertos! Más de diez veces más que el Perú con solo el doble de población.   

Pero supongamos un momento que el gobierno en su perversa estrategia política trata de ocultar los hechos para evitar ser políticamente responsabilizado por ellos, o que por no minar-la-moral-de-la-tropa esconde maliciosamente que los números son en realidad diez veces más grandes. En tal caso el Perú, con su pobre pero valiente servicio de salud pública, tendría más o menos la misma proporción de muertes que el Reino Unido.   

No importan los motivos del gobierno. Lo que importa es la tendencia de la curva. Esa tendencia obedece a un proceso natural que dura unos tres meses. Estamos por encima de los dos meses ya. A mediados de junio estamos fuera de esto. Como lo están ya Korea e Italia independientemente de su manejo –excelente o desastroso- de la pandemia.

Pero los tontos andan por ahí lloriqueando porque nos vamos a morir todos, porque el gobierno nos miente, nos engaña. ¡Nadie sabe cuál es la verdad, tontos! El gobierno tampoco. Es más, nunca sabremos cuál fue la verdad, ni siquiera el número exacto de muertos, mucho menos el de contagiados.

¡No importa lo que el gobierno haga o diga! Lo único que está a su alcance es concentrar su acción en las zonas de contagio de hoy y respetar el undécimo mandamiento de no estorbar la recuperación de la economía. Lo que las familias y las empresas pueden hacer es seguir precauciones elementales para cuidar de sus miembros, mantener la cabeza fría y no perder de vista la tendencia hasta que la curva baje, como lo hará, porque es lo que hacen los fenómenos naturales. 

Y en el mejor de los casos quizá logremos sacar algo útil de la experiencia.


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