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MEDIA
COLUMNA
Te
tiro la hoz,
te
tiro el martillo
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
Las
discrepancias entre Vladimir Cerrón y Pedro Castillo parecen haber llegado a su
punto de saturación y la fractura entre el candidato y el secretario general
del partido puede ser inminente.
Hay
quien cree que eso es falso, que todo está fríamente planeado entre ambos–como
en la vieja teoría de las dos líneas del pensamiento Gonzalo- y que el
enfrentamiento es un montaje para engaño de tontos. No parece el caso, porque
los agravios han llegado ya al nivel personal para con los nuevos allegados a
Castillo.
El
acercamiento a Castillo de la caviarada de Verónika Mendoza es lo que ha provocado
este desenlace. Cerrón viene desautorizando a diestra a siniestra a la
caviarada de la Vero, que se sube por todas partes al carro del candidato
procurando hacerse del control. Pero no se trata solo ya de la continua reaparición
de Pedro Francke en cuanta presentación pública se ofrece -lo que ofende a
Cerrón y resulta ya deliberado-, sino ahora también de la reunión de Castillo con
el morado Julio, a quien recibe con los brazos abiertos.
Es que a
Castillo le ocurre tal vez como a esos aspirantes a estrella que un día la
pegan en el escenario y llaman la atención de un manager importante. Este le
hace ver que hasta ahí ha podido llegar con el amigo del pueblo, pero que en
las grandes ligas necesita a un profesional que le cambie la imagen y el
repertorio por otro más amplio.
De
inmediato, lo que ha causado el distanciamiento es quién decide la conformación
del gabinete si Castillo asume. En el Congreso, Cerrón tiene el control de la bancada,
pero quiere nombrar también al gabinete o parte de él y ve con desmayo que la
caviarada se está apoderando de las sillas. Esto, por lo mismo, ya augura el
nuevo conflicto de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo, que disparará
contra el gabinete caviar como a peces en un barril con el aplauso de la
oposición.
Desde
luego, a Cerrón no le faltan motivos para sentirse estafado. Años ha trabajado
el sueño del partido comunista ortodoxo, entrenándolo para embestir como toro
en la plaza, ¿para terminar viendo a unos advenedizos robárselo? El partido ya ha
sacado un comunicado cerrando filas con su secretario general.
Pero el
hecho es que los programas son cada vez más incompatibles. Mientras Castillo
parece hacer concesiones –acaso a medias de la boca para afuera- a la hoja de
ruta caviar, que promete respetar la Constitución, el Banco Central y todo lo
demás, Cerrón se mantiene incólume en la línea dura del programa original. Esta
incompatibilidad es imposible de resolver, la confrontación es inevitable por
lo tanto.
No solo en
el supuesto gobierno sino desde ahora mismo, Cerrón amenaza a Castillo con
tirarle la hoz y también el martillo.
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