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MEDIA
COLUMNA
El
momento Weimar
Jorge
Morelli
Un reciente artículo del The New York Times
se plantea la pregunta de si no será este el “momento Weimar” de Occidente.
Weimar es el nombre de la república alemana creada
por la Constitución de 1919, posterior a la Primera Guerra Mundial, caracterizada
por la ingobernabilidad y el desequilibrio de poderes, que trajo a Alemania la
hiperinflación e incubó posteriormente el surgimiento del nazismo como la
reacción que el pueblo alemán se resignó a aceptar como el mal menor ante la
demagogia y el caos .
El artículo desliza la posibilidad de que esa
sea exactamente la situación hoy tanto en Norteamérica como en Europa, y que
Donald Trump sea en Estados Unidos precisamente expresión de la reacción hacia
el autoritarismo. Esto, contra la aguda percepción de la opinión pública de los
peligros de la demagogia, la crisis de la economía, la culpabilidad de los
bancos en ella y la política de los gobiernos demócratas ante la migración.
No hay que exagerar las coincidencias históricas,
por supuesto. No existe un destino escrito para los pueblos. Pero la pregunta del
NYT contiene una hipótesis digna de examen.
La democracia de baja gobernabilidad sin
equilibrio de poderes –de la que Weimar es emblemática- nunca ha sido una buena
receta en ninguna parte.
El deslizamiento hacia la derecha del partido
republicano -el Tea Party- y el surgimiento de la ultraderecha radical en
Europa –Marine Le Pen en Francia o Norbert Hofer en Austria- indica que la
crisis de la economía global y las oleadas migratorias están incubando una
reacción política radical en Europa, más fuertemente aun que en América.
Mientras tanto, algunos países se encuentran
en medio mismo de la tormenta política. España, por ejemplo, está yendo a una
nueva votación el 26 de julio porque los partidos elegidos al Congreso hace
poco han fracasado en formar gobierno y no queda otra cosa que votar nuevamente.
España se halla en el centro de su “momento Weimar”.
Si el partido de PPK ganara las elecciones de
hoy, el Perú tendrá un gobierno dividido, donde el Legislativo estará en unas
manos y el Ejecutivo en otras.
Si algo amenaza al Perú hoy no es el peligro
del autoritarismo, como se ha machacado hasta la náusea en esta campaña
electoral, sino el peligro del “momento Weimar”, esto es el deterioro y el agravamiento
de nuestra democracia de baja gobernabilidad sin un verdadero equilibrio de poderes.
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